El año pasado cumplió ochenta años, pero al descender por la escalinata
que da a la sala donde estuvo alojado mientras duró su estancia en Lima, su
aura llena inmediatamente toda la estancia. Este testigo privilegiado de varios
de los periodos más fecundos de la literatura y arte europeos continúa siendo
el iconoclasta de toda la vida. Frágil, delgado, pero con la memoria vivaz y
fidedigna, André Coyné es un hombre lúcido. Se sienta con presteza en un sillón
y en perfecto castellano relata sorprendentes confesiones acerca del vate de
Santiago de Chuco. Como amigo de Georgette de Vallejo, él puede dar fe de los
secretos de la vida de nuestro César Vallejo, lejos de las entelequias y más
próximo al hombre de carne y hueso que vivió en París con los húmeros puestos a
la mala.
ESH | Hay personas que, a partir de la poesía o las cartas de Vallejo, creen
que el poeta era taciturno, acongojado. ¿Vallejo era así?
AC | Yo conocí a Georgette Vallejo y nunca me dijo que su marido fue una
persona taciturna. Él se reunía mucho en París con sus amigos y hasta hacía
bromas un poco pesadas. Las hacía cuando empezó a vivir con Georgette, cuya
madre era una cocotte, que es toda una institución de principios de siglo
pasado; eran esas señoras que tenían alguien que las mantuviera durante años.
Ella tenían una casa como la describe la gran novelista francesa Sidonie
Gabrielle Colette; tenía dos cuadritos de un pintor contemporáneo junto a dos
jarrones chinos de la dinastía Ming, cosas que no tienen que ver una con la
otra, típico de las cocotte.
ESH | ¿Cómo llega Vallejo a Georgette?
AC | Ellas vivían en una calle que da a los Campos Eliseos y Georgette, desde
que tenía quince años, miraba a los extranjeros que le hacían grandes gestos, a
los que no están acostumbrados los franceses. Por eso la madre le prohibió a su
hija hablar con los métèque (extranjeros, en sentido xenofóbico. N. del E.) del
hotel de enfrente. Georgette creía que eran mudos. Pero un día, el principal de
los mudos, que era Vallejo, abrió la ventana y le dijo “Bonjour, madeimosille”.
Ella entonces gritó: “Madre, el mudo de enfrente no es mudo, acaba de hablar”
(risas). Cuando la madre murió, Vallejo pasó a vivir con Georgette en la casa
materna. De allí, con el dinero de la madre, hicieron un gran viaje europeo que
comenzó por Leningrado.
ESH | En ese periodo hay unas cartas de Vallejo fechadas en Niza, que siempre
fue un balneario para personas acomodadas. ¿Todo eso lo pagó Georgette?
AC | Todo, evidentemente, con la herencia de su madre.
ESH | Porque Vallejo no trabajaba en París, ¿no?
AC | Bueno, mandaba sus crónicas a Variedades y El Comercio. Por eso recibía
dinero.
ESH | Se lo pregunto porque hay personas que creen que Vallejo se aproximó a
Georgette no solo por una atracción sino pensando en su comodidad
económica.
AC | Claro que fue una comodidad para Vallejo. Si no, no hubiese hecho ese
viaje tan grande, porque conocieron toda Europa. Se fueron por Leningrado y
volvieron por Roma, Firenze, Niza y de allí a París. Eso debe de haber costado
bastante.
ESH | Hay la historia del Vallejo que cuando cobraba por sus crónicas se iba a
buscar a su amigo Alfonso Da Silva para irse de copetines. ¿Eso es
cierto?
AC | Sí, sí. Hay también la historia de que Vallejo fue a la casa de
Georgette en un momento en el cual ésta no estaba, para sacar los jarrones
chinos y empeñarlos en el Monte de Piedad. Pero Vallejo con sus amigos se
emborracharon antes y los perdieron en el metro, para furor de Georgette.
ESH | ¿Qué sabe usted de la vida que tenía Vallejo antes de conocer a
Georgette?
AC | Antes de conocer a Georgette, Vallejo vivía con una chica de nombre
Oriette, que no era nada intelectual ni tenía la instrucción de la primera.
Cuando Vallejo pasó a vivir a casa de Georgette, Oriette se enojó muchísimo.
Entonces Georgette le pagó un dinero para que desapareciese. Es decir, se
compró a Vallejo. Y desapareció la chica.
ESH | Las penurias de Vallejo seguro eran muchas, con lo poco que ganaba por
escribir para Lima…
AC | Sí, pero tenía el dinero de la madre de Georgette. Calcule usted solo
por ese viaje.
ESH | Ese tipo de vida, derrochando el dinero de la madre de Georgette,
¿cuánto les duró?
AC | Les dura hasta 1930-31 cuando tienen que pasar a España. Luego Georgette
volvió primero a París, después de acompañar a Vallejo en Madrid, para vender
el departamento de la madre. Y a partir de allí empezaron a vivir en hoteles.
ESH | Se cuenta también que Georgette era dominante y Vallejo un avasallado.
¿Es eso cierto?
AC | En cierta forma, al menos eso dicen los amigos. Los amigos siempre
querían hacer juergas con Vallejo. Por eso no les gustaba mucho Georgette, que
era de un temperamento más fuerte que el de Oriette. Los amigos preferían a
esta última. Esto fue utilizado por Ernesto More en su anecdotario. Con él se
iba Vallejo de juerga.
ESH | ¿La prisión en el Perú no modificó el carácter de Vallejo?
AC | Sin la cárcel a lo mejor jamás hubiéramos tenido Trilce, porque es allí
donde empezó a escribirlo. No hay nada más triste que la cárcel.
ESH | ¿Por esa época Vallejo ya estaba vinculado al Partido Comunista?
AC | Sí, es por eso que le dieron en Francia orden de salir de su territorio.
Cuando pudo volver a París, el gobierno se lo permitió siempre y cuando no participara
en manifestaciones políticas, lo que no le impidió que sí participase en ellas.
ESH | ¿Era Vallejo un gran activista del Partido Comunista?
AC | Sí, por eso fue forzado a salir. Cuando regresó tenía que presentarse
cada semana en la comisaría del barrio donde vivía. Pero eso nunca le impidió
participar en sus manifestaciones. Con el estallido de la guerra civil en
España había más libertad para manifestarse, porque el gobierno francés no tomó
partido por el gobierno español legítimo, porque respetó las reglas
internacionales de no intervención. Por eso no perseguía a los manifestantes.
AC | Sí. En España escribe Rusia 1931. También escribe Tungsteno, novela
proletaria. Para escribirla más rápido se sirvió de un texto anterior que había
publicado en Amauta, de donde extrae un personaje que incorpora a Tungsteno.
ESH | Algunos creen que Vallejo solo fue un pensador socialista, pero usted me
dice que sí fue gran activista.
AC | Mucho, por supuesto. Además, desde España, hizo un tercer viaje a la
Unión Soviética. En 15 días le mostraron las grandes realizaciones del régimen,
pero sólo lo que le quisieron mostrar, las obras realizadas, y no la miseria
que se vivía en el país.
ESH | ¿Vallejo discrepó con el surrealismo solo por razones políticas o
hubieron algunas personales?
AC | No, fueron políticas. Su poesía no tiene nada que ver con el
surrealismo.
AC | Poética y política, porque los surrealistas fueron los primeros, dentro
de los marxistas, en repudiar los crímenes de Stalin y se adhirieron a Trotsky.
ESH | ¿Cómo fue la vida de Vallejo en los tiempos anteriores a su
muerte?
AC | Vallejo continuaba escribiendo poemas pero no los mostraba ni a Larrea,
con el cual conservaba ya muy pocos lazos. Los escribía parece en un café
cercano del cementerio donde ahora él está enterrado. Los dejaba en casa de un
amigo. Este amigo (no se sabe quién) es quien le entrega a Georgette el fardo
luego de la muerte del poeta. El día del entierro, a pesar que se odiaban,
Larrea se vio obligado a acompañar a Georgette.
ESH | En el Perú hay personas que cada cierto tiempo claman por repatriar los
restos de Vallejo. ¿Qué le parece?
AC | Al contrario, hay que reintegrar a Georgette a París, porque en la tumba
perpetua de la madre de Georgette hay tres lugares, uno ocupado por la madre,
otro por Vallejo y lo natural sería que se repatriase a Georgette a la tercera
tumba. Aprovecho esta entrevista para hacer esa petición.
NOTA
Publicación original en el suplemento “El Dominical”, El Comercio, Lima, Perú, 22 de junio de 2008.
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Número 131 | Abril de 2019
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