19/05/1981 | El año del centenario de Picasso continúa
enriqueciéndose, tanto dentro como fuera de España, con nuevas celebraciones,
actos culturales, creaciones e incluso con especulaciones económicas en tomo a
su obra. Así lo demuestra la presentación ayer del libro Picasso: su vida y su obra, de sir Roland Penrose. Para hoy está
prevista la presentación de otro libro: Picasso
1881-1981, que recoge la visión más vanguardista de críticos españoles
sobre el pintor. Y mientras en Málaga se presentaba la medalla conmemorativa
del centenario del nacimiento de Picasso, la firma de subastas Sothebys, ha
anunciado que el jueves se subastará en Nueva York un autorretrato de Picasso
titulado Yo, Picasso, de 1901.
Ayer
tarde, en la madrileña galería Juana Mordó, sir Roland Penrose asistió a la
presentación del libro Picasso: su vida y su obra, del que es autor, editado en
España por Argos Vergara. Actuó como presentador el catedrático Antonio Bonet
Correa. Penrose retrata en su obra a Picasso como el genio artístico más
sobresaliente de nuestro siglo: “En las medidas de mis posibilidades he
intentado esbozar concisamente, las características fundamentales de su vida y
sus amores, así como sus magistrales logros, sin pretender que mi relato sea
completo”. Amigo fiel del surrealismo, Roland Penrose matiza: “El surrealismo
de Pablo Picasso estuvo, más ligado a la poesía que a la pintura”. Sir Roland
Penrose no niega que el pretexto de su actual visita a Madrid es la
presentación de su biografía de Picasso. Pero hace más hincapié en otros dos
motivos: “Contemplar la exposición de Henry Moore y volver a recorrer el Museo
del Prado”. Subraya el gran cambio que ha observado en España durante los
últimos años: “La gente habla con mayor libertad y tiene más esperanzas en el
porvenir”. En una mesa cercana está Rafael Alberti, amigo de Penrose.
Este
hombre amable y sonriente, nacido en 1900, vivió en Francia de 1922 a 1934,
estrechamente unido al movimiento surrealista. De regreso en Londres, organiza
la célebre Exposición Internacional Surrealista (1936). Fue fundador del
Instituto of Contemporary Art. En el escalón ritual de divulgar el esqueleto de
su libro, Roland Penrose exhibe una educada resistencia.
JMU | ¿Puede acaso
desentrañar, cara al gran público, la manera de articular su biografía, el
método empleado, las obsesiones clavos?
RP | Mi libro ha de ser
visto en su conjunto. Soy un pésimo divulgador, porque ignoro las artes de
preguntar y responder a bocajarro. Recuerdo que una vez, estanto en Cannes,
Jaqueline me señaló que era el momento ideal para que interrogase a Picasso a
fondo, para que le planteara todo tipo de preguntas. Estábamos los tres sólos.
Yo, tras titubear un poco, le indiqué que esa disponibilidad repentina iba a
obligarme a plantear falsas preguntas. Picasso añadió: “En ese caso yo
respondería falsamente”.
JMU | A mí no me importa que
usted me dé respuestas falsas. No hay mentira colmada. Además, yo confío en su
manera de formularla.
RP | (Pausa). Picasso y yo nos
conocimos en 1935. Nos presentó el poeta Paul Eluard, que era amigo de ambos.
Después de esa fecha, nuestros encuentros fueron numerosos. Yo observaba a ese
artista extraordinario. Y nunca le planteaba preguntas directas. Así aprendí a
conocerle. Y de ese conocimiento fue surgiendo el libro.
JMU | Usted, surrealista
hasta la médula, ¿piensa que Picasso tuvo afinidad real con el surrealismo?
RP | Cuanto hizo Picasso no
estuvo jamás en la línea propugnada por los manifiestos surrealistas. Picasso
no era un hombre político. Pero, aunque ajeno a la moral surrealista y a las
técnicas pictóricas de ese movimiento, se hallaba próximo a los poetas
pertenecientes al surrealismo.
RP | Ese asunto les
corresponde a ustedes, los españoles. Yo jamás me atrevería a darles, consejo
alguno. Pero mi opinión particular es que se trata de una obra que debe
regresar a su origen, pues esa era la intención de su creador.
JMU | Usted la vio pintar,
¿no es así?
RP | En efecto. Un día fui
a verle en compañía de Henry Moore, mientras pintaba ese cuadro. Recuerdo que
estuvimos hablando de la realidad en la pintura. Picasso ensayaba colores,
dudaba de si debía incluirlos en el cuadro.
JMU | ¿Piensa que existe un
surrealismo específicamente español?
RP | No. Pero pienso que
algunos españoles han contribuido de manera esencial al esplendor del
surrealismo. Es el caso de Miró y Dalí. A Tápies también le otorgaría un
especial lugar, incluso a pesar suyo.
JMU | Ha citado a Dalí. ¿Por
qué aparece tan poco en lo que usted escribe?
RP | De joven era un pintor
extraordinario y un personaje formidable. Con el tiempo, ha buscado
desmedidamente la publicidad.
JMU | Pero mientras lo
escandaloso del surrealismo se ha marchitado, Dalí sigue causando escándalo.
RP | Sus escándalos son
triviales.
JMU | ¿Por qué anunciar chocolate
sería menos escandaloso que escupir sobre un escritor muerto?
RP | Ya vivimos en otra
época. Lo que hace Dalí me parece pueril. La libertad de que gozamos tiene ese
lado peligroso, que consiste en disminuir las posibilidades de rebelión. Eso no
significa que yo desprecie la libertad. Al revés.
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EDIÇÃO COMEMORATIVA | CENTENÁRIO
DO SURREALISMO 1919-2019
Artista convidado: Winsor
McCay (Estados Unidos, 1869-1934)
Agulha Revista de Cultura
20 ANOS O MUNDO CONOSCO
Número 142 | Setembro de 2019
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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