PD | Sr. Georges Bataille, Quisiera que examinásemos primero el título de
este libro antes de entrar en el libro mismo; su título permite ya de hacer un
número de preguntas: ¿Cuál es el “mal” del que habla?
GB | Existen, creo, dos formas de mal que se oponen principalmente: una que
tiene que ver con la necesidad de que las cosas humanamente pasen bien y logren
llegar al resultado deseado, y la otra que consiste en transgredir
positivamente ciertas prohibiciones fundamentales como, por ejemplo, la
prohibición del asesinato o la prohibición de ciertas posibilidades sexuales.
PD | si, existe el mal hacer y el mal actuar.
GB | Sí.
PD | ¿Quiere decir este título que el “mal” y la “literatura” son
inseparables, fundamentalmente?
GB | En mi sentimiento, sí. Evidentemente esto no aparece claramente en un
primer momento, pero me parece que si la literatura se distancia del mal, se
transforma rápido en aburrida. Esto puede sorprender.
Sin embargo, creo que se debe uno dar cuenta bastante rápido que la
literatura debe cuestionar la angustia y que la angustia está siembre basada en
algo que va mal, en algo que terminará gravemente mal, sin duda, y que es
poniendo al lector en la perspectiva, o por lo menos, frente a la posibilidad
de una historia que terminará mal, para aquello en que se interesa. Creo, para
simplificar la situación de la novela, que es poniendo al lector frente a esta
perspectiva desagradable que crea una tensión, que la literatura evita de
aburrir al lector.
PD | Por consiguiente, un escritor, o por lo menos, un buen escritor, es
siempre culpable de escribir.
GB | Eh. La mayoría de los escritores no son conscientes de ello pero, creo
que esta culpabilidad es profunda. Escribir es, a pesar de todo, hacer lo
contrario de trabajar. Esto no parece muy lógico, quizás, pero de cualquier
modo, todos los libros entretenidos son esfuerzos que son sustraídos al
trabajo.
PD | ¿Podría Ud. citarnos uno a dos autores que habrían justamente
experimentado la culpabilidad de escribir, que se hayan sentido culpables de
ser escritores?
GB | Bien, me parece que hay dos de ellos que he citado, además, en mi libro,
que se distinguen muy particularmente en este sentido. Son Beaudelaire y Kafka.
Ambos tuvieron conciencia de ponerse del lado del mal y que, por lo tanto, eran
culpables. En Beaudelaire esto es sensible por el hecho de haber escrito bajo
el título de “Las Flores del Mal”, su pensamiento más querido y, en cuanto a
Kafka, esto se expresó con aún más nitidez. Él consideró que al escribir
desobedecía a los suyos y que por consiguiente se ponía en una situación de
culpabilidad. Es cierto que su familia le hacía sentir que estaba “mal” dedicar
su vida a la escritura; que el “bien” era seguir el ejemplo, que había sido
siempre seguido en la familia, de tener una actividad comercial y, que
sustrayéndose a ese deber, se actuaba “mal”.
PD | Si, pero aquí, ser escritor es ser culpable, para Kafka o para
Beaudelaire porque ser escritor es ser algo no muy serio. En fin, ¿Era ese el
sentido de los padres de Kafka y Beaudelaire?
GB | Se puede pensar así.
PD | Pero esta culpabilidad es sentida por ellos como una niñería. Se
sintieron culpables de niñería porque escribían. ¿Cree Ud. realmente que Kafka
o Beaudelaire se sintieron culpables de niñería porque escribían?
GB | Creo que muy explícitamente, y de una manera a veces expresada, se
sintieron en la situación del niño frente a los padres, del niño que desobedece
y que por consiguiente se pone en una situación de sentirse culpable en
conciencia, porque recuerda a sus padres que ha amado y que le han dicho
constantemente que no debía hacer aquello, que estaba “mal” y esto en el
sentido más fuerte de la palabra.
PD | Pero, si la literatura es una niñería, o si se es culpable de escribir
porque la literatura es una niñería, ¿Debe Ud. creer en realidad que la
literatura es algo muy pueril, en realidad?
GB | Creo que hay algo esencialmente pueril en la literatura. Esto puede
parecer un poco irreconciliable con la admiración que uno puede tener, por otra
parte, por la literatura, admiración que creo compartir. Pero, creo que esto es
algo muy profundo, que es fundamental, que no se puede comprender completamente
lo que significa la literatura si no se la sitúa del lado del niño, lo que no
quiere decir que se la sitúa así en una posición inferior
PD | Sí. Ud. ha escrito un libro sobre el erotismo. ¿Cree que el erotismo en
literatura es una niñería?
GB | No sé si la literatura se distingue del erotismo en general, con
respecto a esto, pero me parece que es muy importante de percibir el carácter
infantil del erotismo en su totalidad. Es erótico quién se deja fascinar, como
un niño, por un juego y por un juego prohibido. Y, el hombre a quién el
erotismo fascina está totalmente en la situación del niño frente a sus padres.
Tiene miedo de lo que podría sucederle y va siempre bastante lejos para tener
miedo. No se contenta de aquello de lo cual los adultos verdaderamente sanos se
contentan; debe sentir miedo. Le es necesario volver a encontrarse en la
situación en que estuvo cuando niño, cuando estaba constantemente amenazado de
ser amonestado y aún de ser castigado severamente, de una manera insoportable,
intolerable.
PD | Podría yo haber dejado parecer o Ud. mismo ha podido dejar comprender
también, que esta niñería, que esta puerilidad, Ud. los condenaba, pero, en
realidad, creo que sería conveniente volver al título de su libro y una vez más
y a la literatura y el mal. No es una condena de la literatura y del mal.
Quisiera que nos indicara la dirección general de este libro.
GB | Es cierto que constituye una advertencia, es decir, que se debe advertir
contra un peligro, pero es posible que cuando se ha advertido de un peligro, se
dé al advertido razones de enfrentarlo. Y creo que es esencial para nosotros
enfrentar el peligro que representa la literatura. Creo que es un muy grande y
muy grave peligro, pero que no se es realmente hombre que enfrentando este
peligro. Y creo que es en la literatura que nos damos cuenta de las
perspectivas humanas restituidas bajo su aspecto más entero, porque la
literatura no nos hace, no nos deja vivir sin percibir las cosas humanas desde
su perspectiva más violenta. Basta pensar en la tragedia, en Shakespeare.
Existen una multitud de aspectos del mismo orden. Es a pesar de todo la
literatura la que nos permite ver lo peor y saber enfrentarlo, saber superarlo
y, finalmente, ese hombre que juega, encuentra en el juego la fuerza de superar
lo que el juego trae de horror.
NOTA
Entrevista a Georges Bataille, por Pierre Dumayet Lecture pour Tous, TV
francesa, 1958, Paris. Traducción de Eduardo Pizarro.
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EDIÇÃO COMEMORATIVA |
CENTENÁRIO DO SURREALISMO 1919-2019
Artista convidado: Winsor
McCay (Estados Unidos, 1869-1934)
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20 ANOS O MUNDO CONOSCO
Número 142 | Setembro de 2019
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