• EDITORIAL – Fernando Arrabal y las voces que permanecen
He reunido
aquí tres textos de Fernando Arrabal que están poseídos por la claridad magnética,
al mismo tiempo que enigmática, que ha marcado su vida. Fernando consulta la eternidad
y trata de decirle que lo más importante – y aquí entro con esta idea brillante
de Milan Kundera, a quien él siempre lo recuerda – es mantener encendida la consciencia de la continuidad, así es, el
diálogo perene con la determinación de seguir viaje. El viaje sin fin de Fernando
Arrabal es una revolución permanente, el continuo desarrollo de visión de mundo
que ha destinado a la perpetuidad de la creación. Es un hombre que está constantemente
creando, este es un estado natural de su persona, como si fuera su misma respiración.
En verdad, el pulmón es el nido magnífico de la creación, la magia de la matemática
de funcionamiento de este órgano y su permanencia vital en la existencia humana.
Por eso a este inmenso poeta que ha dicho con inquieta convicción que el universo no es otra cosa que un confuso florilegio
de partículas elementales. Con la fuerza de una broma se deshace toda la realidad,
como una piedra que sangra o tal vez como los metales secretos de una nube. La realidad
alcanzada por Fernando Arrabal lo felicita por haber percibido que ella está hecha
de descubiertas, que no cesa, que es la misma diosa Maya que ha fecundado en los
hombres la espiritualidad de las dudas. Uno de los motivos de la grandeza de la
obra de Fernando Arrabal radica en la multiplicidad desbordada de sus sentidos,
que ha buscado la plástica de argumentos, el sonido de silencios bailarines, el
sabor de mil hambres que nos hacen permanecer vivos. Arrabal y sus personajes
bañados en las aguas de la paradoja, Arrabal y sus collages satíricos, Arrabal
y sus lentes con infinitos ojos, Arrabal y sus entrevistas cargadas de fuerza
demoledora… Ahí están los hilos de su imaginario, la fluctuación de sus verdades
inspiradas y que sabe no permanentes. Así que vamos temperando este editorial con
esos tres tiempos decifrados en la voz de Fernando Arrabal, tres modos suyos de
decir cuánto ama la vida. Aquí están reunidos amigos suyos – Berta Lucía
Estrada, Carlos Mayoral, Diego Moldes, Jefferson del Ríos, Raúl Herrero,
Reginaldo Nascimento, Samuel Vásquez, en especial el cariño entrañable de Wilson
Coêlho e Amália Pereira, esta última, actriz, que ha señalado unos puntos de
oro en la preparación de la edición –, todos ellos buscados con la ayuda del
azar objetivo. Y a todos ellos nuestros mejores agradecimientos. Sin olvidar un momento
que sea, la generosidad del mismo Fernando Arrabal, nuestras charlas virtuales,
sus envíos, todo lo que ha permitido llegar hasta aquí. [FM]
Os Editores
1. Bebiendo en calaveras
Cuando escribo, mi cuerpo planea como la gaviota que se
eleva con la brisa y tiembla de gusto... ¡o de susto! Durante el tiempo de un soplo
me imagino dios con los dioses del Olimpo y prisionero aterrado en su calabozo de
tinieblas.
Cuando la belleza o
el horror son las últimas expresiones de lo verdadero, las aventuras iconoclastas
me seducen. Incluso si delante de mí pasa la vida, como un arroyo en un anubarrado
atardecer sombrío.
Mi cuerpo me abruma.
Con gusto lo echaría a un vertedero de estiércol. Y, sin embargo, escribo al dictado
de su miseria y de su frenesí animal. Pero también a la escucha de mis recuerdos,
de mis congojas, de mi esperanza loca y de mi desesperanza cuerda. Si mi existencia
fuera tan hermosa como superflua el teatro se erguiría como testimonio espectacular
de la desgracia del ser humano y de la gracia de las cosas.
En el siglo de Pericles
el autor, para representar la realidad de la tragedia humana, no actuaba como Parrasio.
El pintor griego torturaba hasta la muerte a sus esclavos para servirse de ellos
como modelos de la realidad de una agonía. Veinticuatro siglos después, Bouguereau
construyó un carrusel en su jardín para pintar el movimiento real de sus caballos.
Como si fondo y forma, espíritu y delirio se unieran teatralmente para formar una
única entidad.
El culto a los muertos
en el mundo latino creó los imagos, moldes de cera o de barro fabricados por escultores
para reproducir las cabezas de los desaparecidos. Se servían de ellos (encerrados
en armarios) como fuente de inspiración.
Otra fue la fuente de
inspiración de Pirandello. Cuenta el autor que una mujer de luto riguroso le visitaba
y le inspiraba cuando escribía teatro: la fantasía. A mí me viene a ver otra mujer
vestida con los colores de la ciencia, de la filosofía, de la rebelión, del humor,
del sufrimiento, del amor: es la imaginación, el arte de combinar recuerdos.
¿Tiene razón H. Wolf
cuando afirma que el anticonformismo ha colmado de gozo “el pozo de su vida”?
Sin embargo ¡con qué
desconcierto y descontento oigo (y oímos) las palabras provocación y escándalo engrudadas
a mi (a nuestro) teatro! El mismo asombro sintieron mis mayores: Beckett, Tzara,
A. Breton, Michima, Adamov, Terayama, Ionesco etc.
Todos sentamos al teatro en nuestras rodillas, aborrascados por el mismo anhelo
y el mismo pavor.
(Pero cuán indecente
y demagógico sería que aceptara el honroso título que me otorga precisamente H.
Wolf de dramaturgo perseguido: mis obras de teatro, a poco de escribirlas, se editan
y representan acá y acullá sin más excepciones que las conocidas).
Hasta 1975 el poder
cultural (como le llamó Calaferte) fue ¡tan enternecedoramente pedestre! Usó y abusó
de las dos palabras, provocación y escándalo. Fue coartada, ¡tan corta!, para vetar
o rematar. Hoy otros poderes (menos inciviles) se sirven, para sorpresa del cándido,
de los mismos vocablos. ¡Con qué fantasmagoría penetra la quimera en la voracidad
de la intolerancia!
La palabra griega skándalon significa trampa en la que se cae. Ni una línea, obviamente, he (o hemos) escrito
con tan pobre intención. La inspiración es un agujero negro hincado en el espacio, y también la savia que sube de
los pies a la copa del secoya.
Pero no solo de inspiración
vive el... autor. Hace treinta años, V. Aleixandre percibió que el conocimiento que aporta(o) está teñido de
una luz moral que está en la materia misma de su (mi) arte.
A veces los poderes
y sus instituciones reciben su (mi) teatro
como puñetazos en el estómago (dijo F. Guattari). Pero la cebra del Zaire muere
con sus rayas y la mariposa Vanesa con sus manchas. No me siento capaz de cambiar,
de mejorarme. Ni siquiera me lo propuse.
Aristóteles y Platón,
Confucio y Buda, compartieron ya la evidencia salomónica de que nada hay nuevo bajo las estrellas. Entre
tinieblas, creo vislumbrar, sin embargo, el renacimiento filosófico, poético, científico...
¡y teatral! ¿Es un espejismo?
La mecánica cuántica,
las matemáticas fractales, la teoría de motivos, la biología molecular… o el teatro
de hoy proponen un concepto del universo ¡formidable! Formidable en todos los sentidos
de la palabra: asombroso, muy grande, extraordinario… pero también como señala la raíz latina de la palabra
(formidabilis): muy temible, …que causa miedo.
Mis obras de teatro
me asustan al alterar el principio de causalidad. Hacen de mí mismo... su propia
creación, como en el albaricoque el hueso engendra vida.
Mi teatro es el reflejo
de las peripecias del minúsculo grupo que me rodea y de la historia de la Humanidad.
Solo puedo beber en calaveras. Pero cada vez que comienzo una obra retorno a la
tierra virgen y al momento prodigioso de la primera vez.
[Fernando Arrabal, Melilla,
septiembre 1997]
2. Ocupaciones parisienses en mayo
del 68
Durante aquel
inolvidable mes lo que realmente pasó en mayo del 68 ha entrado en la categoría
de leyenda o de gesta. Y, por si fuera
poco, sin gastos. Queríamos soñar tanto que nos despertábamos después.
Pero toda pasión ¿no supone un juego con la muerte? Por lo que en Moscú repitieron
(como auténticos especialistas; ¡a lo bestia!) mayo del 68 no es revolucionario: porque no hubo muertos.
Casi increíblemente, Mayo del 68
comenzó el 22 de Marzo de 1968. Por eso sus mandos se alzaron como el Mouvement du 22 mars. Pero más finamente
también se llamaron los enragés, palabra
que acarreó muchos problemas para encontrar su traducción hispánica e incluso pánica.
En realidad, el origen de les enragés
fue el recuerdo del pionero Coro de rabiosos
(que suplantó el título original de coro de
doctores) de la zarzuela El rey que rabió.
Por cierto, obra maestra desconocida en Francia. Como su jocoso autor. Que no quiso
llamarse, como todo el mundo, Roberto. Ni ser metrosexual. Puesto que se ocultó
una decena de años antes de la inauguración el 17 de octubre de 1919, por Alfonso
XIII, de la primera línea del metro entre la Puerta del Sol y Cuatro Caminos. Y
la tercera de Europa.
Era una época en tiempos de Celia Gámez donde el otoño caía en primavera.
Cualquiera podía decir que era mayoritario con los abstencionistas. Entre otras guapezas y hazañas un par de amigos
(nunca fuimos más de tres), actuando pluscuamperfectamente por libres, ocupamos,
por ejemplo, alegremente, el Colegio de España de la Ciudad Universitaria de París.
Que permaneció ocupado sin que los ocupantes nos enterarámos durante un cuarto de
siglo. Pero que paralelamente también permaneció tristemente desocupado para inquina
de los universitarios que deambulaban por la Cité sin cuarto donde dormir (ante
un colegio lleno, pero vacío).
Con ayuda del dibujante y dramaturgo Copi (exangüe como casi siempre pero
exacto) ocupamos también, por ejemplo, el Teatro de la Cité Universitaire. Temerariamente,
sin dejarnos asustar por los tiestos que se alzaron amenazantes a nuestro paso,
que hubiera debido ser marcial.
Al ocupar el teatro sin oposición ninguna nos miramos sorprendidos Copi y
yo. Era tan fácil jugar un papel en la Historia. No en balde a Copi se le conocía
por humorista más que como dramaturgo. Sin proponérnoslo, de chiripa, por pura coincidencia
ocupamos el Colegio de España o el de Argentina o el Odeón o la Maison du Brésil y tutti quanti. Era fácil:
todos estaban de acuerdo o, mejor dicho, nadie se atrevía a no estar de acuerdo.
Los más consecuentes fueron los universitarios de la suntuosa Maison du Brésil. Nos acogieron revolucionaria
y maravillosamente ¡a lo Lenin! Proclamaron que desde siempre habían deseado que su mansión fuera ocupada. Y uno añadió
y que nuestros cocodrilos sean rojos.
Colocaron toda clase de pasquines, hoces, banderas. y martillos. Inmediatamente,
al irnos, los descolgaron y continuaron sus quehaceres universitarios felices y
desocupados.
En el Colegio de España, tras muy generosas y altruistas promesas, los colegiales,
cambiando de parecer querían, nada menos, acto seguido, votar en asamblea general.
En el mismísimo Salón de Actos del colegio. El Mouvement (les enragés) nos
exigió por teléfono que, sin demora, se pospusiera dicho microscópico preámbulo
y plebiscito hasta que llegaran las masas laboriosas hispánicas.
En efecto a la mañana siguiente llegó una multitud de obreros de las fábricas
de coches con familias y niños. Los más decididos vinieron con una jofaina llena
de ácido sulfúrico que instalaron en una buhardilla para acoger al enemigo.
-Que obviamente iba a atacarnos. Pero desde allí arriba, bien armados, lo
mantendremos a raya.
A la mañana siguiente estaba invitado por la Universidad de Viena. Al llegar
me encontré con la sorpresa de que se me acogía, (a mí que, como Topor, ni hice
el servicio militar) como a un gran revolucionario
pánico. Y precisamente cuando entré en uno de los más hermosos anfiteatros de
la universidad, sonó un himno para mí desconocido pero precioso. Se me explicó que
era el himno nacional austríaco. Inmediatamente uno de mis anfitriones se subió
al pupitre. Se bajó los pantalones. Y con una precisión pasmosa se puso a defecar
como ayudado, en sintonía, por el himno. Terminadas la música y la acción el público
aplaudió a rabiar.
Cuando todo el mundo salió quedamos solos en el anfiteatro mi anfitrión y
yo. Con dexteridad admirable (y una bolsa de plástico) retiró el producto de su
acción y, por fin, a gatas, frotó el suelo hasta que desapareció la mancha.
Tras una semanita en Viena volví a París. Y a mi gran sorpresa no quedaba
en el Colegio ninguna jofaina, ningún ácido sulfúrico, ni ninguna masa laboriosa,
ni ningún ocupante. El Colegio estaba cerrado y cercado por una valla.
Para mayor sorpresa un cuarto de siglo después de esta desgraciada y frustrada
ocupación recibí (excepcionalmente) una llamada de la Embajada de España en París.
Una empleada me preguntó, en nombre del Señor Embajador, si de nuevo iba a ocupar
el Colegio de España.
Pero cómo ¿sigue cerrado?
En los albores del siglo XXI gracias a mi autorización (tan innecesaria como
abracadabrante) pudo ser reabierto con todos los honores y la plana mayor.
¡Qué pena que Copi (Raúl Damonte Taborda) se ocultara a finales del 1987!
Le echo de menos siempre ¿Qué hubiera pensado este dramaturgo tan discreto (sobre
todo en sus últimos hospitales) del novísimo anuncio en las redes sociales: Copi: cuando morir de sida puede ser tu gran obra de arte?
En ninguna de las ditirámbicas apologías de los excombatientes de mayo 68
figura Copi. No se lo hubiera merecido.
[Fernando Arrabal, Valladolid, Conferencia, mayo 2018]
3. Biografía de André Breton, poeta
El recién nacido lloró en su cuna, y dijo el padre: Me acuerdo de Babilonia. Luego la madre lo
acostó en el cochecito tirado por un león y una virgen desnuda. Fue el 18 de febrero
de 1896, y todos comprendieron que no hay que retroceder hasta el gesto confuso.
Mientras leía a Baudelaire,
Huymans, Mallarmé y Barrés, multitud de mujeres-tronco bellísimas, con un caracol
en la cabeza, lo contemplaban, con las manos unidas. Fue entonces, en 1913, cuando
conoció a Paul Valéry, porque el dominio del lenguaje exige el mayor debate.
A veces las serpientes
llevaban sombreros de copa, las cigarras gigantes se sentaban en sillones redondos,
un águila leía La Divina Comedia. El poeta,
movilizado en 1915, fue enviado a un centro de neuropsiquiatría. Pero las serpientes,
las cigarras y las águilas saben que el sueño es de una inocencia salvaje.
El inventor tiene dos
escaleras de hierro que comunican la garganta con el cerebro, Sarah Bernhardt tiene
el rosto cubierto de naturalezas muertas impresionistas, y el poeta (que, en 1919,
publica su primer libro, Mont de Piété)
tiene la palabra ESPERANZA inscrita en los dedos.
Freud, Aragon, Ernst,
Tzara, Soupault, Desnos, Picabia, los amigos del poeta bailaron en el Baile de los
Incoherentes con viudas blancas y negras, con las Preciosas de Abraham Bosse y las
lascivas sonámbulas, en tanto que la bella y la bestia jugaban a sodomizarse.
Y en 1924 estalla el
Manifiesto del Surrealismo, en la avenida
de Raymond Roussel, en el invierno de Arcimboldo, en las matemáticas de Lewis Carrol,
en los viajes fantásticos de Goya, en las imágenes de la confusión de Rimbaud, en
los senos erguidos de todas las mujeres y en los mañanas que cantan.
¿Quién no vio a Nadja,
en 1928, deslizándose sobre patines, con una antorcha en la mano, revelando a Drácula,
Don Quijote y Casanova el secreto del absurdo? Y en 1930 ¿quién no vio el Segundo Manifiesto del Surrealismo ilustrando
sueños y pesadillas, ciencias y anticiencias?
La mujer joven puesta
en compañía del hombre-cóndor se inició en los gestos eróticos de los sexos cubiertos
de escamas metálicas, en las prácticas desconocidas presididas por el ardor y las
lágrimas, mientras el poeta escribía L’Amour
fou y la Anthologie de l’humour noir.
Las Canarias, México,
Nueva York, Yale, VVV y Arcane 17; el poeta viajó y recorrió también
los mil meandros detrás del espejo, las locuras y los fantasmas, desnudo, llevando
por cabalgadura una vaca de cuernos dorados, y una paloma blanca sobre la cabeza.
A lo lejos, en la esfera, los enamorados se abrazaban, con la cabeza baja.
Desde el Ode à Charles Fourier hasta Le Surréalisme, même y La Breche, el poeta vio, entre otras innumerables
maravillas, la mujer que surgía, adulta, del corte hecho a golpes de hacha en el
cráneo de un viejo de barba blanca y enigmas en forma de automóviles rodando a toda
marcha.
Y en 1966 el poeta murió
sin morir.
[Fernando Arrabal, París, 1966, por ocasión de la muerte de André Breton]
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• ÍNDICE
BERTA LUCÍA ESTRADA | Fernando Arrabal: El poeta está en las catacumbas
CARLOS
MAYORAL | Diálogo con Fernando Arrabal
DIEGO MOLDES | Dos veces Fernando
Arrabal
FERNANDO ARRABAL
| Oração
FLORIANO MARTINS | Las horas que van passando y el tempo que no las cuenta
– Diálogo con Fernando Arrabal
JEFFERSON DEL RIOS | Fernando
Arrabal no cemitério de automóveis
RAÚL HERRERO | Fernando Arrabal y el mito
REGINALDO NASCIMENTO | Fernando Arrabal, um pequeno
notável!
SAMUEL VÁSQUEZ | ¿En qué dragones estamos creyendo? – Conversación con Fernando Arrabal
WILSON COÊLHO | Carta ao general Franco ou uma dramaturgia
do terror
SUGESTÃO DE VÍDEO
Fernando Arrabal - Cineasta y diretor https://www.youtube.com/watch?v=u1UNDNHnNAM
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Agulha Revista
de Cultura
UMA AGULHA NO
MUNDO INTEIRO
Número 154 |
Junho de 2020
Artista convidado:
Fernando Arrabal (Espanha, 1932)
editor geral
| FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente
| MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design
| FLORIANO MARTINS
revisão de textos
& difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
ARC Edições ©
2020
Dear friend
ResponderExcluirI bow before your abilities, knowledge and creative passion. I have enough information about the tragic health conditions in Brazil. However, even in that environment, you can create huge cultural values. Their spiritual value is enormous. You are an unrivaled example of diligence and tenacity for me. Your country should recognize your personality at the highest level. You are probably not interested in recognition. In my mind, however, belongs to you all the honors of the art world.
With a burning heart turned to you
Jan Docekal