quarta-feira, 9 de setembro de 2020

LUIS FERNANDO CUARTAS | Fernando Arrabal, un Sátrapa de un gobierno sin coronas



I | Hoy les entrego mi mirada sobre mi pesadilla y mi agujero de alma, un poeta nacido bajo el extrovertido signo Leo. Vio la luz un 11 de agosto de 1932, un ser que iría a perdurar como las conchas arrojadas a las costas. Siempre ha dejado huella, considerado por Mel Gussow, como un sobreviviente de cuatro avatares del siglo XX, el Dadaísmo, el surrealismo, el grupo Pánico y la patafisica. Es considerado unos de los sátrapas del colegio Patafísico, distinción que lo acredita como un provocador, incitante a las salidas delirantes y a los juegos donde ciencia, magia, intuición y sueños se combinan y aparecen como respuestas a problemas inverosímiles y complejos.

Hijo de un teniente de sangre republicana, Fernando Arrabal Ruiz, un verdadero héroe contrahecho y extraño, perseguido, condenado a muerte, conmutada por prisión y encarcelado, prófugo de un hospital y desaparecido entre costras de nieve vistiendo un liviano pijama. Su madre, severa y adusta, súper católica, franquista para más señas, Carmen Terán González, le escondió por mucho tiempo la suerte de su padre. Con la posible muerte del padre, la madre se hace cargo de una educación carmelitana, ortodoxa, severa, con los escolapios gana un premio de niño precoz e inteligente. Ya, desde muy niño, se había convertido en un lector voraz, una esponja de saberes. Mucho antes de la escolaridad ya mostraba sus garras de extroversión y acciones delirantes, entre sus lecturas y sus actividades con sus gentes más cercanas.

A los 22 años se empeña en un viaje en auto stop hasta Francia, sólo con la idea de ver el montaje de Madre Coraje y sus hijos de Bertolt Brecnt, montada por el Teatro Ensamble de Berlín, realizado en el renombrado teatro Sarah Bernhart de Paris. Osadía para su época y más en medio de conflictos generados por las guerras internacionales. De regreso, en Madrid conoció a una traductora, como llamamos hoy en día, una gestora cultural, Luce Moreau, se convirtió en un hechizo múltiple, la hizo su esposa. En París, Arrabal se enfermó de tuberculosis, enfermedad que era considerada la marca del bohemio, un maladitismo o estigma de lo que él llamo una “desgraciada suerte”. Llegó a Paris con una beca para estudiar en el Colegio de España de la Cité Universitarire y la enfermedad lo dejó anclado en Francia, donde ha vivido casi siempre. En París conoció a cineastas, poetas, filósofos, músicos, pintores, estuvo por tres años muy cerca del surrealismo Bretoniano, con él se hacían tertulias y reuniones frecuentes en un bar de nombre paradisiaco: café La Promenade de Venus, un prometedor paseo con Venus, donde Bretón activaba a un grupo tardío de surrealistas que se reunían en un ritual no siempre entendible para las nuevas generaciones: Pasión y severidad, una amabilidad con exclusiones y una aceptación con prevenciones.

Esto hizo que dos nuevos participantes, Alejandro Jodorowsky y Fernando Arrabal, buscaran otras toldas, y se unieron con un misterioso dibujante, pintor y diseñador gráfico, Roland Topor, de un exquisito humor negro, dado a dibujos bizarros y de una violencia entre la ternura y la sangre. Entre los tres inician el movimiento Pánico, donde predominaba el terror como una estética de las conmociones, el humor como acto desencajante de la realidad, la simultaneidad, una mirada múltiple sobre cada proceso, el acceso a la locura como provocación imaginaria, una dura crítica a la razón, sin abandonar búsquedas científicas que revienten la lógica cartesiana y la rigurosidad del matemático formal. Amaban lo ambiguo, lo insólito, una cierta ingenuidad entre lo perverso y lo cándido, como si no existiera la picardía mórbida, ni las trampas de ocultamiento, eran abiertos, descarnados, no manejaban un discurso encapsulado entre sus actos, se dirigían escueta y cruelmente, directos y mordaces.

Esta actitud hizo que el grupo Pánico creara una gran expectativa, generó polémicas y una gran admiración de otros artistas. Una vez se atrevió, mucho antes de la muerte del general, en un régimen de miedo y decadencia, escribirle una Carta al general Franco, aún vivo el decrepito dictador. Causó gran repercusión, fue prohibida su distribución en España, perseguido y acusado de blasfemia y ultraje, se creó una solidaridad internacional en su nombre, personas como Francois Mauriac, Arthur Miller, Samuel Becket y personas cercanas al régimen franquista como Camilo José Cela, abogaron por él, imputándose la pena por considerar que el texto fue escrito sobre medicación y dosis de alcohol que le trastornaban la mete al escritor. Una campaña que lo impulsó más afuera de España, creando una figura múltiple entre el anarquismo y la poesía underground.

Un episodio entre bochornoso y contestatario fue la famosa entrevista en la televisión, en un programa El Mundo por Montonera, 5 de octubre de 1989, visiblemente ebrio, interrumpiendo a los tertuliantes, incoherente y confuso, trató de hablar del milenarismo; acto que causó revuelo, suspensión del programa, exclusión de la vida pública en este tipo de debates. Situación similar le pasó a Bukowski en 1979, pero en este caso, el poeta y novelista se emborracho en público, se tambaleaba e interrumpía a sus otros contertulios, había sido invitado al programa Apostrophes, como escritor marginal, y creo una leyenda sobre ese comportamiento. Lamentablemente son conocidos esos actos como provocaciones, pero su obra no se ha difundido con la misma fruición.

Es ahí donde aparece el personaje en mi existencia. Recuerdo que en Manizales, como bien lo decía Berta Lucía Estrada existió el festival de teatro. En una oportunidad invitaron a Pablo Neruda, Jerzy Grotowsky, Fernando Arrabal, Mario Vargas Llosa y Ernesto Sábato, para dar conferencias y apuntes sobre el teatro y la cultura. Eran tiempos duros, la mafia crecía por todas partes y en Medellín era propicio el sicariato. Jóvenes mataban por conseguirse una moto, o por ayudarle a la mamá a terminar la casa. En Medellín habían creado el Taller de Arte, Samuel Vásquez era como el mayor gestor, pero junto con él poetas, artistas plásticos, músicos, cineastas y actores dramáticos. Por ese entonces ya habían montado obras de gran resonancia. Pero la que más me impactó fue el Arquitecto y el emperador de Asiria, donde dos actores descollaron con gran profesionalismo: Jorge Iván Grisales y Rubén Darío Trejos, el primero como el arquitecto y el segundo como el emperador. Una obra audaz para su momento. Toda la sala estaba cubierta de aserrín, de un color rosado, con guaduas que bajaban del techo hasta el suelo en forma vertical. Todo el espacio era envolvente, los actores actuaban desnudos apenas cubiertos por un taparrabos, eran tres horas de heroica resistencia y memoria. Uno sentía que habitaba una selva extraña, no se notaban las esquinas de los muros, ni los rincones de la sala. Una atmosfera donde uno se sentía sumergido, se borraban los límites entre piso y paredes. El montaje fue realizado por Samuel Vásquez, con el Taller de Artes. Los actores hacían acrobacias, diálogos irreverentes, de una jocosidad espeluznante, con un público hipnotizado por las acciones que allí sucedían. Esto me hizo buscar textos Fernando Arrabal, y su mítica presencia como dramaturgo, novelista, cineasta y artista plástico. Siempre me pareció un enigma vivo, un ser que encara lo mordaz con el humor. Busqué obras, poco se tenía en Medellín sobre él. Pero si existía un ambiente creativo que pocas veces se ha dado en una ciudad sitiada por el miedo. Algo que nos emparentaba con su biografía y en parte con sus obras.


Una vez vi en el centro de la ciudad cuerpos yacientes envueltos en sábanas, tirados a la desventura, luego que los curiosos nos asomamos comprendimos que eran esculturas en yeso dejadas en diferentes direcciones. Bien, el teatro Taller de Artes, en medio de asesinatos por narcotraficantes y sus vendettas, habían hecho esa propuesta para poner un grito de angustia, no carente de lúdica, sobre los crímenes que en esta ciudad se cometían. También vi, en 1980, los poemas con luz de neón, expuestos en diferentes muros, con textos como este: “Los árboles no trabajan pero nunca pierden el tiempo”; “El pan ha partido al hombre en dos”; “Marchar es una forma desafiante de arrastrarse”; “No quiero estar en ninguno de los dos lados del fusil”; “Sueño, luego existes” . Época en que los Comarreres, un grupo anarquista poético de la Universidad Nacional, organizados por Pablo Jaramillo, habían construido un avión en guadua y lo paseaban por el centro de la ciudad. Época que la artista plástica Gloria Pérez, hizo el picnic, en la avenida oriental con la avenida la Playa, con mantel a cuadros, canasta con panes, pelota de números, vino y un grupo de artistas en traje de baño, tanto hombre como mujeres, en lo que llamaban un “encuentro en la playa”. Donde Clara Restrepo talló un oso en una enorme ceiba que bahía talado la administración municipal, en dicha avenida. Donde mi hermano Oscar y yo hicimos actos grotescos, como cortaros el cabello en medio de una procesión, o llevar con dos amigas un pesado mueble, con trajes de frailes y cantos gregorianos, descansado cada cuanto en una esquina o en algún parque. Actos como hacer recitales en los cementerios, visitar en las madrugadas algunas casas consideradas de lenocinio disfrazados con trajes de épocas pasadas, con guitarras, tiples, bandolas, togas, sotanas y espadas. Todo esto en medio de una ciudad azotada por los crímenes, bajo la zozobra de la muerte, cuando cada día sabíamos de uno o dos amigos muertos en trifulcas. Esto daba miedo y a la vez una extraña valentía, un acto pánico sin saberlo, que hacíamos como juego irreverente y algo atrevido.

Por esas décadas vimos UBU Rey de Alfred Jarry, por el teatro Ornitorrinco de Brasil, y los montajes de Teatro de ensamble teatro, el circo invisible, Memoria y olvido de Úrsula Iguarán, donde recordamos la figura de Misael Torres, personaje visible del teatro más audaz en el momento, junto con Juan Carlos Moyano, indiscutible figura del teatro, dramaturgo y poeta. En un tiempo muchos de los amigos montábamos en zancos largos y hacíamos comparsas, de esa leyenda quedò el Teatro Ambulante, de juan Guillermo Rúa y a Recreo Teatro, donde Fernando García siempre ha mostrado una capacidad de gestión y un espíritu de reconciliación entre las bandas de barrios en conflicto. La propuesta de Sol a Media Noche, de John Sosa y un grupo de amigos donde yo participé como actor, era irreverente, jugábamos con música y con pólvora, con cometas y con happenings, con videos y con danzas. De eso hay pocos registros, pero quedan algunas fotos, donde se da cuenta de esa fiesta armada en un carnaval contra la muerte.

Pero volvamos a nuestro personaje, Fernando Arrabal. Ya para el año 2002, junto con Charansonnet, en un colectivo hacen el montaje de Carta de Amor, que en cierta forma es un acto de reconciliación con su madre y con su país, después de exilio y una relación tirante entre gobierno franquista y una madre endurecida con sus gestos. Dicha obra se estrena en el teatro el Hermitage de san Petersburgo. También, Arrabal ha protagonizo películas y dirigió otras. Como en Regresion, dirigida por Joan Frank Charansonnet y algunas que él mismo escribía o que compartía con Jodorowsky. Una de sus mayores pasiones, igual que Duchamp, es el ajedrez, de hecho tiene novelas y poemas donde lo incluye. Ha escrito poemas, novela, prosa, dramaturgia, ensayos, libros arte con grabados y collages, en fin es una máquina de invenciones y una figura genial de nuestro tiempo.

Él mismo ha dicho que se considera “un pintor frustrado”, aunque ha expuesto sus trabajos en varias ciudades europeas y es considerado un aguijón punzante en sus propuestas estéticas.

Desde Baal Babilonia, una especie de auto confesión del sufrimiento de pérdida del padre, el señor Babilonia es el caos de la infancia, las secuelas de la posguerra, con un desgarro luminoso sobre un tiempo entre la crueldad y beatitud. El Entierro de la sardina, es el ritual carnavalesco entre la vida y la muerte, el goce y el ritual, la plenitud entre el erotismo y la descomposición, un “hayyy” doloroso, un grito de placer y de horror.

Arrabal celebrando la ceremonia de la confusión, es otro raro texto de Arrabal, un laberinto de imágenes, por este libro y por la carta al general Franco, le valió su condena moral en España, por los franquistas. Es algo entre metafísica y lenguaje de lo común. Un poeta, un alquimista ebrio, una esposa loca y coja, la mujer del poeta y la del alquimista una mujer rubia y bella, todo eso en un entramado de búsquedas de la piedra filosofal, mientras el poeta más frugal comía de su huerto y hacía ensaladas, el alquimista vivía entre las borracheras y la búsqueda de la sabiduría en la ebriedad. La gallina que se traga la piedra filosofal y la convierte en un huevo de oro. La bonanza para el escritor y la pobreza para el filósofo. Una metáfora devastadora de una España imperial en decadencia, una guerra fratricida entre vecinos, un amor ahogado entre sordidez y pretensiones de las avaricias.

La Torre herida por un rayo, título que nos recuerda uno de los arcanos del Tarot, es una novela con la que gano premio Nadal, 1983. Dos rivales que juegan ajedrez, mientras mueven fichas, va pasando la historia de sus vidas, tema que se desarrolla en un juego intrincado de miradas y de diálogos. La Piedra iluminada, junto con la piedra de la locura, son libros más pánicos, más profundos y cosmogónicos, hoy de difícil acceso en nuestro medio.

La virgen Roja, aunque está basada en hechos reales, no es crónica ni novela histórica, el personaje no es auténticamente Hildegart Rodríguez, aunque de esa mujer trata la obra. Aquí los libros esotéricos y la magia hacen un papel invisible, una chica enloquecida por esta literatura, con un ascetismo de monja, sin contacto carnal, busca tener una hija, sin el erotismo y sin el acceso sexual. Logra dar a luz, cosa extraña, y esta hija es iniciada en los misterios metafísicos, en la ascesis filosófica, rodeada de un artista postrado en una cama, artista de una gran espiritualidad y el otro personaje, un poeta bohemio, que influyen en la niña de Aurora. Esta niña que fue real, fue vista por Freud, cautivó a H. G. Wells, se llamaba Hildegart, un ser extrovertido y genial. Un libro laberíntico, lleno de diálogos extraños, juegos de palabras y acertijos, con un final nunca previsto, Aurora mata a Hildegar, de cuatro balazos, mientras dormía. Final donde se cierra y se culmina un libro que se había abierto como un tratado de magia.

En las obras de Arrabal todo es posible.

En La Hija de King Kong, hay una verdadera diatriba contra la injusticia, contra la manipulación sexual y contra esa falsa relación de espejo amor-odio. Es a groso modo la historia con constantes referencias a la biografía de Cervantes - de una muchacha que, tras escapar del hospicio donde vivió desde su nacimiento, se inicia en la prostitución, mata al proxeneta que la condujo a esta actividad y a un cómplice suyo; marcha a Nueva York para escapar de la banda dedicada a la trata de blancas que la explotaba, se une a un grupo de cineastas que planean hacer una versión moderna del Quijote y acaba por abocarse a la eternidad, identificada con el hidalgo manchego, en compañía del jefe de sus antiguos explotadores, metamorfoseado en Sancho Panza. Este final, se han reconciliado las fuerzas del explotador y la explotada en una pareja literaria llena de contratiempos y vicisitudes, con una finura de lenguaje y un deseo de reventar las antinomias que por tiempos han definido malo-bueno.

La extravagante cruzada de un castrado enamorado. Es una obra que se mueve en un hospital psiquiátrico, Hospital Hipócrates, en un delirante estado de diálogos cruzados, donde aparecen bacantes hechizadas, un asesino perdido hipersexuado, hasta el ratoncito Pérez aparece, en seres que entran y salen como si andarán errabundos por los pabellones.

Seguirían obras como La matarife en el invernadero, El Mono, Levitación, Ceremonia por un teniente abandonado, esta última obra que menciono es una clara alusión a su padre, una obra sembrada en la incertidumbre, en la búsqueda de señales de un posible padre aún vivo en medio de las contiendas republicanas; es a la vez una postura crítica sobre el trato de su madre con respecto al teniente republicano, mientras ella era del lado de los vencedores. Es una obra que escuetamente habla de los militares, la guerra, los procesos, montada sobre los contradictorios testimonios de su madre.


Como un paraíso de locos es una obra de profundas reflexiones sobre la genialidad, habla de un señor al que el Bosco le ha dedicado una obra maestra, La extracción de la piedra de la locura, un tal Lubbert Sas, un personaje lúcido a los 73 años, que parece estar bajo la presencia de desequilibrios mentales, con delirios de interpretación, un interés por la nada, desdoblamientos, contradicciones, vida fragmentada, poseído por dos Yoes que lo hacen ver la vida desde puntos opuestos y extraños. Novela que podría decirse que marca una relación con el surrealismo, lo pánico y la patafísica.

El circunspecto, una obra notoria por sus metáforas y su estilo surrealista, es una denuncia sobre el machismo social en la vida de intelectuales y de artistas. Es aparentemente una novela de espionaje, donde aparece un espía noruego, vigilante desde cámaras privadas a los miembros del jurado del premio Nobel de Paz. Resulta ser un acosador sexual, que busca violar a tres mujeres que son pate del jurado de dicha distinción. Una novela donde hurga con dedos filosos el machismo, las truculentas vueltas de las premiaciones, el mundo subterráneo de ese mundo de los seres que florecen, son premiados y desaparecen.

Su obra poética también es notoria, así como ensayos, guiones y dirección de películas. Son famosos sus poemas pánicos, y sus poemas a España, que son entre exaltación, tristeza, amor y escepticismo. Y la serie de poemas, El Clítoris, que tiene una versión checa por Milan Kundera.

Su enorme relación con artistas le ha dado la posibilidad de hacer libros en común, o sobre artistas de sus afinidades, como Dalí, René Magritte, Rolan Topor, Antonio Saura, Enrico Baj, Alekos Fassianos, entre otros.

 

II | Es posible ir a un Picnic en triciclo, salir con Fando y Lis, en un estado místico, en profunda Oración, antes de entrar al Cementerio de automóviles. Pero debemos recordar que antes hay que hacer La primera comunión, junto a unos residuos de bombas dejadas en Guernica. Lejos quedó la cita para almorzar, algunos han preferido asistir en la bicicleta del condenado, de todas maneras es un gran ceremonial; dicen que asistirán El arquitecto y el emperador de Asiria, ya tienen las coordenadas para pasar por el laberinto. Todos los invitados tendrán que ser geniales en las prácticas de la bestialidad erótica, una manera de estar entre el cielo y la mierda, un acto glorioso que sublima la condición de muchos jóvenes barbaros de hoy. La libertad está en saber los múltiples caminos, la beatificación y el Clitoris, que da la entrada a la torre de Babel.

Asistid, asistid, es un acto contra la inquisición, ya que le pusieron esposas a las flores, vamos juntos. Mira y tengamos presentes, que las cartas de amor (son como un suplicio chino) Vamos juntos al picnic, recordemos que la noche también es un sol, y nos quedan las delicias de la carne, tal vez veamos a Dalí versus Picasso.

Regresamos ya agotados, bajo la dudosa luz del día, hemos visto palidecer al Greco, nadie quiso hoy de nuevo entregar la Carta al general Franco, ni la Carta a Fidel Castro, ni la Carta a Stalin. Hoy en día, a pesar de poetas e incendiarios, parece que nadie quiere ser un esclavo llamado Cervantes. Muchos prefieren estar con frialdad entre Goya y Dali, y saberse espasmos frenéticos. Ya hoy nos metimos de patas y de manos en tiempos confinados, es hora de otro Pánico, manifiesto para el tercer milenio, traducir toda esta incertidumbre a un nuevo diccionario Pánico, tal vez es el momento de volver a los Universos arrabalescos. Volved, volved, no hay que huir, ya hay demasiadas cárceles, demasiados crímenes, por toda la humanidad, hay que hacer la Defensa de Kundera, que es la representación del escritor, del artista, del que ha sido ninguneado por la historia. Buscamos hoy más que nunca El retorno de los sabios, Fernando Arrabal aún lana sus dardos. Venid, venid, esta fiesta aún no se ha acabado.

(Texto collage sobre obras de Arrabal, Fernando Cuartas Acosta)

Para mi sigue siendo Arrabal tan vital como antes, parece un leño indestructible, nunca habrá fogata con sus nervios. En Colombia, tuve la oportunidad de leer algunas de sus obras por un profesor que lo promovía y guardaba anécdotas, escritos y textos, con una fanática pasión. Era de baja estatura, con unas incipientes barbas blancas, y usaba dobles lentes, tal como hoy vemos a Arrabal. Es, creo que todavía vive, un “contaminado de Arrabal”, en sus opiniones públicas, en sus diálogos disparatados y en una figura medo bufa, que siempre ha tenido. Algo similar pasaba con Ramiro Tejada en Medellín, que hacia teatro de la vida en el teatro y la vida como un acto permanente, una vez me mencionó a Arrabal, creo que muchos quedamos seducidos por este personaje Pánico y patafísico.

Como bien lo dice Arrabal, “Yo juego a ser Dios y a veces lo consigo”, creo que el arte es algo así, unos demiurgos buscando hacer mundos. Acto que va entre la ingenuidad creativa, el más alto nivel de imaginación primigenia, y una madurez cognitiva surrealista, sin perder la jocosidad y un espíritu libertario. En Fernando Arrabal no existe un mundo coherente ni racional, la confusión es la vida. Hoy en día sabemos mucho más de ese pensamiento confuso, en tanto que creemos establecer claridades y diagnosticar resultados, aparece la mancha, lo extraterritorial, lo nuboso, la alteridad, no somos hijos del iluminismo, más bien de lo confuso, antes que una nueva edad media oscurantista, somos fuerza de los nubarrones y de los entretejidos grises, la vida no resplandece como una lámpara que lo ilumina todo, la vida es también un tormentoso movimiento entre búsquedas agónicas y éxtasis donde la sensualidad y la belleza se presenta de repente.


Arrabal nos deja esa gran lección, que es algo más que eso, una elección de vida. A la hora de elegir, mejor adoptar una postura nada lineal, al menos nada rectilínea, para seguir siendo consecuentes con el riesgo, lo atravesado, lo inesperado y lo nunca acabado. Un siempre reiniciarse.

Tal como lo plantea el movimiento Pánico: “El pánico es la crítica de la razón pura, es la pandilla sin leyes y sin mando, es la explosión de 'pan' (todo), es el respeto irrespetuoso al dios Pan, es el himno al talento loco, es el antimovimiento, es el rechazo a la 'seriedad', es el canto a la falta de ambigüedad... Es el arte de vivir (que tiene en cuenta la confusión y el azar), es el principio de indeterminación con la memoria de por medio... Y todo lo contrario… una manera de expresión presidida por la confusión, la memoria, la inteligencia, el humor y el terror

Yo diría no un terror acelerado entre las temibles gestas del despotismo, las guerras fratricidas y el holocausto como un pan herido a diario. Es lo terrorífico de la existencia, ese estado expuesto, la precariedad y el brutalismo con lo que han formado este mundo exangüe. Pese a todo el humor nos salva, lo ambiguo nos enfrenta con una realidad de situaciones inaprensibles, el azar nos da respuestas y el acto de vivir nos dice que no hay razones puras. Existimos bajo la egida de la mancha, lo corruptible y lo inestable. Arrabal nos regala una filosofía vital en un mundo enfermo y caótico.

Seremos siempre un Quimérico inquilino, como alguna vez lo planteó Roland Topor. Entre lo siniestro y lo ambiguo, viviendo en un destartalado edificio que se ha llamado nuestro planeta Tierra. Allí vivimos entre el ruido, lo maléfico, lo oscuro, la paranoia, pero a su vez, abrimos y cerramos puestas, descartamos la nefasta idea de los destinos prefabricados, la idea de una utopía de leche y miel. Aquí volvemos a la magia, a lo delirante, al hechizo de lo cotidiano, sobrepasando el pavor, tocar la divinidad de lo silvestre, acercarnos aun sea con la mano temblorosa al ruido original de las tormentas y al misterio insondable de los mares. Se trata de oír la furia del planeta, las grietas y las piedras agitadas en nuestro adentro, relación volcánica con la poesía.

Es bueno recordar que el sátiro Pan, no es solamente un dios de pastores, un habitante de los montes o un silvestre ser de flauta y músicas caóticas. Es a la vez la sexualidad desbordante, un hijo de Hermes, el gran simulador. Pan es un aliado feroz y tierno entre las Ninfas, un ángel que brota brincando como un cabro, un burlesco mito de la fertilidad y de la acción. En esto tanto Arrabal como Topor y Jodorowsky, hicieron y aun hacen en una perdurabilidad del movimiento, una exaltación de lo colectivo, una manera genial de intervenir el espacio y el tiempo, en acciones donde todos nos sentimos comprometidos. 

 

*****

Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO

Número 157 | Setembro de 2020

Artista convidado: Fernando Arrabal [dibujos] (Espanha, 1932)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2020

 


 

2 comentários: