Hijo de un
teniente de sangre republicana, Fernando Arrabal Ruiz, un verdadero héroe contrahecho
y extraño, perseguido, condenado a muerte, conmutada por prisión y encarcelado,
prófugo de un hospital y desaparecido entre costras de nieve vistiendo un liviano
pijama. Su madre, severa y adusta, súper católica, franquista para más señas, Carmen
Terán González, le escondió por mucho tiempo la suerte de su padre. Con la posible
muerte del padre, la madre se hace cargo de una educación carmelitana, ortodoxa,
severa, con los escolapios gana un premio de niño precoz e inteligente. Ya, desde
muy niño, se había convertido en un lector voraz, una esponja de saberes. Mucho
antes de la escolaridad ya mostraba sus garras de extroversión y acciones delirantes,
entre sus lecturas y sus actividades con sus gentes más cercanas.
A los 22 años
se empeña en un viaje en auto stop hasta Francia, sólo con la idea de ver el montaje
de Madre Coraje y sus hijos de Bertolt
Brecnt, montada por el Teatro Ensamble de Berlín, realizado en el renombrado teatro
Sarah Bernhart de Paris. Osadía para su época y más en medio de conflictos generados
por las guerras internacionales. De regreso, en Madrid conoció a una traductora,
como llamamos hoy en día, una gestora cultural, Luce Moreau, se convirtió en un
hechizo múltiple, la hizo su esposa. En París, Arrabal se enfermó de tuberculosis,
enfermedad que era considerada la marca del bohemio, un maladitismo o estigma de
lo que él llamo una “desgraciada suerte”. Llegó a Paris con una beca para estudiar
en el Colegio de España de la Cité Universitarire y la enfermedad lo dejó anclado
en Francia, donde ha vivido casi siempre. En París conoció a cineastas, poetas,
filósofos, músicos, pintores, estuvo por tres años muy cerca del surrealismo Bretoniano,
con él se hacían tertulias y reuniones frecuentes en un bar de nombre paradisiaco:
café La Promenade de Venus, un prometedor paseo con Venus, donde Bretón
activaba a un grupo tardío de surrealistas que se reunían en un ritual no siempre
entendible para las nuevas generaciones: Pasión y severidad, una amabilidad con
exclusiones y una aceptación con prevenciones.
Esto hizo que dos nuevos participantes,
Alejandro Jodorowsky y Fernando Arrabal, buscaran otras toldas, y se unieron con
un misterioso dibujante, pintor y diseñador gráfico, Roland Topor, de un exquisito
humor negro, dado a dibujos bizarros y de una violencia entre la ternura y la sangre.
Entre los tres inician el movimiento Pánico, donde predominaba el terror como una
estética de las conmociones, el humor como acto desencajante de la realidad, la
simultaneidad, una mirada múltiple sobre cada proceso, el acceso a la locura como
provocación imaginaria, una dura crítica a la razón, sin abandonar búsquedas científicas
que revienten la lógica cartesiana y la rigurosidad del matemático formal. Amaban
lo ambiguo, lo insólito, una cierta ingenuidad entre lo perverso y lo cándido, como
si no existiera la picardía mórbida, ni las trampas de ocultamiento, eran abiertos,
descarnados, no manejaban un discurso encapsulado entre sus actos, se dirigían escueta
y cruelmente, directos y mordaces.
Esta actitud hizo que el grupo Pánico
creara una gran expectativa, generó polémicas y una gran admiración de otros artistas.
Una vez se atrevió, mucho antes de la muerte del general, en un régimen de miedo
y decadencia, escribirle una Carta al general
Franco, aún vivo el decrepito dictador. Causó gran repercusión, fue prohibida
su distribución en España, perseguido y acusado de blasfemia y ultraje, se creó
una solidaridad internacional en su nombre, personas como Francois Mauriac, Arthur
Miller, Samuel Becket y personas cercanas al régimen franquista como Camilo José
Cela, abogaron por él, imputándose la pena por considerar que el texto fue escrito
sobre medicación y dosis de alcohol que le trastornaban la mete al escritor. Una
campaña que lo impulsó más afuera de España, creando una figura múltiple entre el
anarquismo y la poesía underground.
Un episodio entre bochornoso y contestatario
fue la famosa entrevista en la televisión, en un programa El Mundo por Montonera,
5 de octubre de 1989, visiblemente ebrio, interrumpiendo a los tertuliantes, incoherente
y confuso, trató de hablar del milenarismo; acto que causó revuelo, suspensión del
programa, exclusión de la vida pública en este tipo de debates. Situación similar
le pasó a Bukowski en 1979, pero en este caso, el poeta y novelista se emborracho
en público, se tambaleaba e interrumpía a sus otros contertulios, había sido invitado
al programa Apostrophes, como escritor marginal, y creo una leyenda sobre ese comportamiento.
Lamentablemente son conocidos esos actos como provocaciones, pero su obra no se
ha difundido con la misma fruición.
Es ahí donde aparece el personaje en
mi existencia. Recuerdo que en Manizales, como bien lo decía Berta Lucía Estrada
existió el festival de teatro. En una oportunidad invitaron a Pablo Neruda, Jerzy
Grotowsky, Fernando Arrabal, Mario Vargas Llosa y Ernesto Sábato, para dar conferencias
y apuntes sobre el teatro y la cultura. Eran tiempos duros, la mafia crecía por
todas partes y en Medellín era propicio el sicariato. Jóvenes mataban por conseguirse
una moto, o por ayudarle a la mamá a terminar la casa. En Medellín habían creado
el Taller de Arte, Samuel Vásquez era como el mayor gestor, pero junto con él poetas,
artistas plásticos, músicos, cineastas y actores dramáticos. Por ese entonces ya
habían montado obras de gran resonancia. Pero la que más me impactó fue el Arquitecto y el emperador de Asiria, donde
dos actores descollaron con gran profesionalismo: Jorge Iván Grisales y Rubén Darío
Trejos, el primero como el arquitecto y el segundo como el emperador. Una obra audaz
para su momento. Toda la sala estaba cubierta de aserrín, de un color rosado, con
guaduas que bajaban del techo hasta el suelo en forma vertical. Todo el espacio
era envolvente, los actores actuaban desnudos apenas cubiertos por un taparrabos,
eran tres horas de heroica resistencia y memoria. Uno sentía que habitaba una selva
extraña, no se notaban las esquinas de los muros, ni los rincones de la sala. Una
atmosfera donde uno se sentía sumergido, se borraban los límites entre piso y paredes.
El montaje fue realizado por Samuel Vásquez, con el Taller de Artes. Los actores
hacían acrobacias, diálogos irreverentes, de una jocosidad espeluznante, con un
público hipnotizado por las acciones que allí sucedían. Esto me hizo buscar textos
Fernando Arrabal, y su mítica presencia como dramaturgo, novelista, cineasta y artista
plástico. Siempre me pareció un enigma vivo, un ser que encara lo mordaz con el
humor. Busqué obras, poco se tenía en Medellín sobre él. Pero si existía un ambiente
creativo que pocas veces se ha dado en una ciudad sitiada por el miedo. Algo que
nos emparentaba con su biografía y en parte con sus obras.
Por esas décadas vimos UBU Rey de Alfred
Jarry, por el teatro Ornitorrinco de Brasil, y los montajes de Teatro de ensamble
teatro, el circo invisible, Memoria y olvido de Úrsula Iguarán, donde recordamos
la figura de Misael Torres, personaje visible del teatro más audaz en el momento,
junto con Juan Carlos Moyano, indiscutible figura del teatro, dramaturgo y poeta.
En un tiempo muchos de los amigos montábamos en zancos largos y hacíamos comparsas,
de esa leyenda quedò el Teatro Ambulante, de juan Guillermo Rúa y a Recreo Teatro,
donde Fernando García siempre ha mostrado una capacidad de gestión y un espíritu
de reconciliación entre las bandas de barrios en conflicto. La propuesta de Sol
a Media Noche, de John Sosa y un grupo de amigos donde yo participé como actor,
era irreverente, jugábamos con música y con pólvora, con cometas y con happenings,
con videos y con danzas. De eso hay pocos registros, pero quedan algunas fotos,
donde se da cuenta de esa fiesta armada en un carnaval contra la muerte.
Pero volvamos a nuestro personaje, Fernando
Arrabal. Ya para el año 2002, junto con Charansonnet, en un colectivo hacen el montaje
de Carta de Amor, que en cierta forma
es un acto de reconciliación con su madre y con su país, después de exilio y una
relación tirante entre gobierno franquista y una madre endurecida con sus gestos.
Dicha obra se estrena en el teatro el Hermitage de san Petersburgo. También, Arrabal
ha protagonizo películas y dirigió otras. Como en Regresion, dirigida por Joan Frank Charansonnet y algunas que él mismo
escribía o que compartía con Jodorowsky. Una de sus mayores pasiones, igual que
Duchamp, es el ajedrez, de hecho tiene novelas y poemas donde lo incluye. Ha escrito
poemas, novela, prosa, dramaturgia, ensayos, libros arte con grabados y collages,
en fin es una máquina de invenciones y una figura genial de nuestro tiempo.
Él mismo ha dicho que se considera “un
pintor frustrado”, aunque ha expuesto sus trabajos en varias ciudades europeas y
es considerado un aguijón punzante en sus propuestas estéticas.
Desde Baal Babilonia, una especie de auto confesión del sufrimiento de pérdida
del padre, el señor Babilonia es el caos de la infancia, las secuelas de la posguerra,
con un desgarro luminoso sobre un tiempo entre la crueldad y beatitud. El Entierro de la sardina, es el ritual carnavalesco
entre la vida y la muerte, el goce y el ritual, la plenitud entre el erotismo y
la descomposición, un “hayyy” doloroso, un grito de placer y de horror.
Arrabal celebrando la ceremonia
de la confusión, es otro raro texto de Arrabal,
un laberinto de imágenes, por este libro y por la carta al general Franco, le valió
su condena moral en España, por los franquistas. Es algo entre metafísica y lenguaje
de lo común. Un poeta, un alquimista ebrio, una esposa loca y coja, la mujer del
poeta y la del alquimista una mujer rubia y bella, todo eso en un entramado de búsquedas
de la piedra filosofal, mientras el poeta más frugal comía de su huerto y hacía
ensaladas, el alquimista vivía entre las borracheras y la búsqueda de la sabiduría
en la ebriedad. La gallina que se traga la piedra filosofal y la convierte en un
huevo de oro. La bonanza para el escritor y la pobreza para el filósofo. Una metáfora
devastadora de una España imperial en decadencia, una guerra fratricida entre vecinos,
un amor ahogado entre sordidez y pretensiones de las avaricias.
La Torre herida por un rayo,
título que nos recuerda uno de los arcanos del Tarot, es una novela con la que gano
premio Nadal, 1983. Dos rivales que juegan ajedrez, mientras mueven fichas, va pasando
la historia de sus vidas, tema que se desarrolla en un juego intrincado de miradas
y de diálogos. La Piedra iluminada, junto con la piedra de la locura,
son libros más pánicos, más profundos y cosmogónicos, hoy de difícil acceso
en nuestro medio.
La virgen Roja, aunque
está basada en hechos reales, no es crónica ni novela histórica, el personaje no
es auténticamente Hildegart Rodríguez, aunque de esa mujer trata la obra. Aquí los
libros esotéricos y la magia hacen un papel invisible, una chica enloquecida por
esta literatura, con un ascetismo de monja, sin contacto carnal, busca tener una
hija, sin el erotismo y sin el acceso sexual. Logra dar a luz, cosa extraña, y esta
hija es iniciada en los misterios metafísicos, en la ascesis filosófica, rodeada
de un artista postrado en una cama, artista de una gran espiritualidad y el otro
personaje, un poeta bohemio, que influyen en la niña de Aurora. Esta niña que fue
real, fue vista por Freud, cautivó a H. G. Wells, se llamaba Hildegart, un ser extrovertido
y genial. Un libro laberíntico, lleno de diálogos extraños, juegos de palabras y
acertijos, con un final nunca previsto, Aurora mata a Hildegar, de cuatro balazos,
mientras dormía. Final donde se cierra y se culmina un libro que se había abierto
como un tratado de magia.
En las obras de Arrabal
todo es posible.
En La Hija de King
Kong, hay una verdadera diatriba contra la injusticia, contra la manipulación
sexual y contra esa falsa relación de espejo amor-odio. Es a groso modo la historia
con constantes referencias a la biografía de Cervantes - de una muchacha que, tras
escapar del hospicio donde vivió desde su nacimiento, se inicia en la prostitución,
mata al proxeneta que la condujo a esta actividad y a un cómplice suyo; marcha a
Nueva York para escapar de la banda dedicada a la trata de blancas que la explotaba,
se une a un grupo de cineastas que planean hacer una versión moderna del Quijote
y acaba por abocarse a la eternidad, identificada con el hidalgo manchego, en compañía
del jefe de sus antiguos explotadores, metamorfoseado en Sancho Panza. Este final,
se han reconciliado las fuerzas del explotador y la explotada en una pareja literaria
llena de contratiempos y vicisitudes, con una finura de lenguaje y un deseo de reventar
las antinomias que por tiempos han definido malo-bueno.
La extravagante cruzada de un castrado enamorado.
Es una obra que se mueve en un hospital psiquiátrico, Hospital Hipócrates, en un
delirante estado de diálogos cruzados, donde aparecen bacantes hechizadas, un asesino
perdido hipersexuado, hasta el ratoncito Pérez aparece, en seres que entran y salen
como si andarán errabundos por los pabellones.
Seguirían obras como La matarife en el invernadero, El Mono, Levitación,
Ceremonia por un teniente abandonado, esta última obra que menciono es una clara
alusión a su padre, una obra sembrada en la incertidumbre, en la búsqueda de señales
de un posible padre aún vivo en medio de las contiendas republicanas; es a la vez
una postura crítica sobre el trato de su madre con respecto al teniente republicano,
mientras ella era del lado de los vencedores. Es una obra que escuetamente habla
de los militares, la guerra, los procesos, montada sobre los contradictorios testimonios
de su madre.
El circunspecto, una obra notoria por sus metáforas y su estilo surrealista,
es una denuncia sobre el machismo social en la vida de intelectuales y de artistas.
Es aparentemente una novela de espionaje, donde aparece un espía noruego, vigilante
desde cámaras privadas a los miembros del jurado del premio Nobel de Paz. Resulta
ser un acosador sexual, que busca violar a tres mujeres que son pate del jurado
de dicha distinción. Una novela donde hurga con dedos filosos el machismo, las truculentas
vueltas de las premiaciones, el mundo subterráneo de ese mundo de los seres que
florecen, son premiados y desaparecen.
Su obra poética también es notoria,
así como ensayos, guiones y dirección de películas. Son famosos sus poemas pánicos,
y sus poemas a España, que son entre exaltación, tristeza, amor y escepticismo.
Y la serie de poemas, El Clítoris, que
tiene una versión checa por Milan Kundera.
Su enorme relación con artistas le ha
dado la posibilidad de hacer libros en común, o sobre artistas de sus afinidades,
como Dalí, René Magritte, Rolan Topor, Antonio Saura, Enrico Baj, Alekos Fassianos,
entre otros.
II | Es posible
ir a un Picnic en triciclo, salir con Fando y Lis, en un estado místico, en profunda Oración, antes de entrar al Cementerio
de automóviles. Pero debemos recordar que antes hay que hacer La primera comunión, junto a unos residuos
de bombas dejadas en Guernica. Lejos quedó
la cita para almorzar, algunos han preferido asistir en la bicicleta del condenado, de todas maneras es un gran ceremonial; dicen que asistirán El arquitecto y el emperador de Asiria, ya
tienen las coordenadas para pasar por el laberinto.
Todos los invitados tendrán que ser geniales en las prácticas de la bestialidad erótica, una manera de estar
entre el cielo y la mierda, un acto glorioso
que sublima la condición de muchos jóvenes
barbaros de hoy. La libertad está en saber los múltiples caminos, la beatificación
y el Clitoris, que da la entrada a la
torre de Babel.
Asistid, asistid, es un acto contra la inquisición, ya que le pusieron esposas a las flores, vamos juntos.
Mira y tengamos presentes, que las cartas
de amor (son como un suplicio chino) Vamos
juntos al picnic, recordemos que la noche
también es un sol, y nos quedan las delicias
de la carne, tal vez veamos a Dalí versus
Picasso.
Regresamos ya agotados, bajo la dudosa luz del día, hemos visto palidecer
al Greco, nadie quiso hoy de nuevo entregar
la Carta al general Franco, ni la Carta a Fidel Castro, ni la Carta a Stalin. Hoy en día, a pesar de poetas
e incendiarios, parece que nadie quiere ser un
esclavo llamado Cervantes. Muchos prefieren
estar con frialdad entre Goya y Dali, y saberse
espasmos frenéticos. Ya hoy nos metimos
de patas y de manos en tiempos confinados, es hora de otro Pánico, manifiesto para el tercer milenio, traducir toda esta incertidumbre
a un nuevo diccionario Pánico, tal vez
es el momento de volver a los Universos arrabalescos.
Volved, volved, no hay que huir, ya hay demasiadas cárceles, demasiados crímenes,
por toda la humanidad, hay que hacer la Defensa
de Kundera, que es la representación del escritor, del artista, del que ha sido
ninguneado por la historia. Buscamos hoy más que nunca El retorno de los sabios, Fernando Arrabal aún lana sus dardos. Venid,
venid, esta fiesta aún no se ha acabado.
(Texto collage sobre obras de Arrabal,
Fernando Cuartas Acosta)
Para mi sigue siendo Arrabal tan vital
como antes, parece un leño indestructible, nunca habrá fogata con sus nervios. En
Colombia, tuve la oportunidad de leer algunas de sus obras por un profesor que lo
promovía y guardaba anécdotas, escritos y textos, con una fanática pasión. Era de
baja estatura, con unas incipientes barbas blancas, y usaba dobles lentes, tal como
hoy vemos a Arrabal. Es, creo que todavía vive, un “contaminado de Arrabal”, en
sus opiniones públicas, en sus diálogos disparatados y en una figura medo bufa,
que siempre ha tenido. Algo similar pasaba con Ramiro Tejada en Medellín, que hacia
teatro de la vida en el teatro y la vida como un acto permanente, una vez me mencionó
a Arrabal, creo que muchos quedamos seducidos por este personaje Pánico y patafísico.
Como bien lo dice Arrabal, “Yo juego
a ser Dios y a veces lo consigo”, creo que el arte es algo así, unos demiurgos buscando
hacer mundos. Acto que va entre la ingenuidad creativa, el más alto nivel de imaginación
primigenia, y una madurez cognitiva surrealista, sin perder la jocosidad y un espíritu
libertario. En Fernando Arrabal no existe un mundo coherente ni racional, la confusión
es la vida. Hoy en día sabemos mucho más de ese pensamiento confuso, en tanto que
creemos establecer claridades y diagnosticar resultados, aparece la mancha, lo extraterritorial,
lo nuboso, la alteridad, no somos hijos del iluminismo, más bien de lo confuso,
antes que una nueva edad media oscurantista, somos fuerza de los nubarrones y de
los entretejidos grises, la vida no resplandece como una lámpara que lo ilumina
todo, la vida es también un tormentoso movimiento entre búsquedas agónicas y éxtasis
donde la sensualidad y la belleza se presenta de repente.
Tal como lo plantea el movimiento Pánico:
“El pánico es la crítica de la razón pura, es la pandilla sin leyes y sin mando,
es la explosión de 'pan' (todo), es el respeto irrespetuoso al dios Pan, es el himno
al talento loco, es el antimovimiento, es el rechazo a la 'seriedad', es el canto
a la falta de ambigüedad... Es el arte de vivir (que tiene en cuenta la confusión
y el azar), es el principio de indeterminación con la memoria de por medio... Y
todo lo contrario… una manera de expresión presidida por la confusión, la memoria,
la inteligencia, el humor y el terror”
Yo diría no un terror acelerado entre
las temibles gestas del despotismo, las guerras fratricidas y el holocausto como
un pan herido a diario. Es lo terrorífico de la existencia, ese estado expuesto,
la precariedad y el brutalismo con lo que han formado este mundo exangüe. Pese a
todo el humor nos salva, lo ambiguo nos enfrenta con una realidad de situaciones
inaprensibles, el azar nos da respuestas y el acto de vivir nos dice que no hay
razones puras. Existimos bajo la egida de la mancha, lo corruptible y lo inestable.
Arrabal nos regala una filosofía vital en un mundo enfermo y caótico.
Seremos siempre un Quimérico inquilino, como alguna vez lo planteó
Roland Topor. Entre lo siniestro y lo ambiguo, viviendo en un destartalado edificio
que se ha llamado nuestro planeta Tierra. Allí vivimos entre el ruido, lo maléfico,
lo oscuro, la paranoia, pero a su vez, abrimos y cerramos puestas, descartamos la
nefasta idea de los destinos prefabricados, la idea de una utopía de leche y miel.
Aquí volvemos a la magia, a lo delirante, al hechizo de lo cotidiano, sobrepasando
el pavor, tocar la divinidad de lo silvestre, acercarnos aun sea con la mano temblorosa
al ruido original de las tormentas y al misterio insondable de los mares. Se trata
de oír la furia del planeta, las grietas y las piedras agitadas en nuestro adentro,
relación volcánica con la poesía.
Es bueno recordar que el sátiro Pan, no es solamente un dios de pastores, un habitante de los montes o un silvestre ser de flauta y músicas caóticas. Es a la vez la sexualidad desbordante, un hijo de Hermes, el gran simulador. Pan es un aliado feroz y tierno entre las Ninfas, un ángel que brota brincando como un cabro, un burlesco mito de la fertilidad y de la acción. En esto tanto Arrabal como Topor y Jodorowsky, hicieron y aun hacen en una perdurabilidad del movimiento, una exaltación de lo colectivo, una manera genial de intervenir el espacio y el tiempo, en acciones donde todos nos sentimos comprometidos.
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Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NO
MUNDO INTEIRO
Número 157 | Setembro
de 2020
Artista convidado:
Fernando Arrabal [dibujos] (Espanha, 1932)
editor geral |
FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente
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| FLORIANO MARTINS
revisão de textos
& difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
ARC Edições © 2020
¡Excelente editorial!
ResponderExcluirMuy buen ensayo Fdo Cuartas; y por supuesto, ¡GRACIAS!
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