Hacía tiempo que un buen escándalo no sacudía el mundillo literario europeo. Políticamente incorrecto donde los haya, irreverente y provocador, el novelista francés Michel Houellebecq lo ha conseguido: todos braman contra él. Abrumado por la polémica que envuelve a su última novela, Plataforme, tachada de racista, pedófila y de apología del turismo sexual, Houellebecq no concede entrevistas desde hace dos meses. Sólo ha conversado con Fernando Arrabal, que considera la novela como el tratado de moral y el poema lírico de nuestro tiempo. Después de todo, como dice Houellebecq, sólo el silencio es asesino, racista y obsceno. Por cierto, Arrabal y Houellebecq se fotografiaron mutuamente mientras conversaban, acompañados por Clément, el perro del francés.
-Fernando Arrabal:
Según la prensa internacional –desde The New
York Times a Spiegel– “los editores
de Houellebecq le tienen prohibido acercarse a menos de cien metros de la Prensa”
(M. Stouvnot). Desde el 5 de septiembre usted no acepta (¿o no puede aceptar?) entrevistas.
¿Temen sus editores que…
-Michel Houellebecq:
… nada tienen que temer. No soy realmente una persona valiente.
-A: El coraje
no me parece una virtud. En Liberation
Catherine Millet se queja de que su editor haya presentado “excusas lamentables
a los que le quieren eliminar…”
-H: … y eso que,
en cabeza de la lista de best-sellers, su libro sigue al mío.
[Reímos mientras
Clément, su corgi, mordisquea la bonita caja numerada que encierra un “swatch”].
-A: Recuerda
Millet que a Cattelan –el artista– no le llevaron a los Tribunales hace 2 años cuando
erigió una efigie del Papa hecha trizas por un meteorito. Hoy se le veta y vitupera
a ud. ¿con la misma radicalidad con que mañana se le ensalzará?
-H: Aunque ocurriera,
no lo viviría como una revancha. No he conocido el sentimiento de venganza, ni siquiera
cuando en los Campos Elíseos topé con el pobre diablo hecho un vagabundo clochardizado
que durante mi adolescencia me torturó en los retretes del colegio.
-A: Pero Miguel,
el personaje central de Plataforme, sí
piensa en venganza cuando un grupo terrorista de fundamentalistas islámicos asesina
a 117 turistas. Miguel halla el cuerpo de su idolatrada Valérie descuartizado y
desparramado.
-H: Mucho antes
de que usted frecuentara el grupo surrealista –¿en los 60?–, Breton ya había anunciado
que “el amor será convulsif o no será”.
-A: Miguel, conmocionado
(convulsivement) ante el cuerpo hecho pedazos de Valérie, comprende que ya nunca
más podrá levitar entre sus labios. Trastornado por el dolor el personaje de la
novela dice la frase que tanto ha escandalizado: “Siento un estremecimiento de entusiasmo
cuando me entero de que han matado a un terrorista… Odio al Islam… ha destrozado
mi vida”.
-H: No comparto
su sed de revancha aunque comprendo que pueda dejarse arrastrar por ella. Pero ¿cómo
expresaría su reversión quien ha escrito: “La novela de Houellebecq, monstruosamente
difamatoria, es de juzgado de guardia”?
-A: Los neoinquisidores
inventan designios entre arreboles y alguaciles. Para mí Plataforme es el tratado de moral y el poema lírico de nuestro tiempo.
-H: Desde hace
años usted me juzga con generosidad. Y además con usted puedo hablar (entre otras
rarezas) del mayor matemático vivo, Grothendieck. Por eso he declarado que usted,
más que ami (amigo), es amithe (mito). A mi propio padre le he visto
tan poco en mi vida de adulto… la última vez hace cinco años. No tenemos nada que
decirnos.
-A: ¡Pero se
llama René! El hombre que le dio la vida era un re-nacido y a usted le puso el nombre
del arcángel Miguel. El renacimiento que usted anuncia arcangélicamente también
se hará abatiendo al dragón.
-H: Pero no ganando
el Premio Goncourt. ¿Sabe que me han eliminado de la lista de finalistas? ¡Por motivos
morales!
-A: Peor para ellos.
-H: Se lo concederán,
parece ser, a Robbe-Grillet. Con 40 años de diferencia los dos estudiamos en la
misma escuela de ingenieros agrónomos. Hasta los veinte años tuve la suerte de haber
sido mimado por una mujer extraordinaria: mi abuela, la madre de mi padre, Henriette.
-A: Creo que
ese nombre significa “casa del rey”.
-H: Votaba comunista…
pero hubiera querido que yo viviera en el más hermoso palacio real.
-A: ¿Qué diría
hoy de Afganistán?
-H: Que ese país
no estaría donde está si fuera una república soviética.
-A: ¡Con el hombre
nuevo!
-H: Pero no con
el “hombre moderno”. Nuestro contemporáneo, obsesionado por el trabajo, evita el
amor. Acepta el matrimonio pero ignora el arte de amar. Ha creado un sistema en
el que es imposible existir.
-A: Su madre…
Janine… significa “Dios concede”.
-H: Tengo una
hermanastra de su lado. Pero ni con mi madre ni con mi padre he vivido. Hace diez
años que no he visto a mi progenitora.
-A: Se dice que
prepara un libro sobre usted.
-H: En su época
de libertad sexual e izquierdismo duro creo que hizo de todo, incluso un libro anti-colonialista
con el seudónimo de Leloutre.
-A: ¡La nutria!
¿No se ha convertido al Islam?
-H: Es muy capaz
para joder a los demás.
-A: ¿Fue a verle
durante sus estancias en clínicas psiquiátricas?
-H: Nadie de
mi familia me visitó nunca: mi abuela acababa de morir y yo ya me había divorciado.
-A: Usted ha
sido tan desequilibrado familiarmente… que no puede medir su sufrimiento. Hoy es
la víctima propiciatoria de las nupcias de justicieros con verdugos. Abierta la
veda, es el joven genio al que se le puede sambenitar o escupir en la cara.
-H: Se me acusa
incluso de apestar… a “medio mundo”.
-A: Su primera
mujer, Jacinthe, ¿era realmente una flor?
-H: Fue un cometa…
Nuestra unión duró poquísimo: el tiempo necesario para tener un hijo, Etienne… e
iniciar mi largo periplo en claustros psiquiátricos. Tenía apenas 20 años. Pero
a los 14 ¡era tan diferente!… fui un superdotado en matemáticas… y hoy, a mis 43
años, tengo que atrofiarme de pastillas para dormir un rato.
-A: Fallecidos
muchos de mis mejores amigos como Beckett, Cioran, Ionesco o Topor, hoy usted tiene
un lugar esencial en mi vida.
-H: Me gusta
hablar con usted de teología, de sexo, de filosofía, de ciencia y de amor… con la
gravedad esclarecedora del humor.
-A: Lo que cuenta
en Plataforme está más cerca de usted
¿porque lo vio a través del espejo?
-H: Sobre la
prostitución hablo en la novela por boca de ganso.
-A: Usted y yo
reímos como si nos sirviéramos de un tic nervioso para protegernos. ¿Con su mujer
actual, la segunda, Marie-Pierre, ha ido a los clubes echangistes?
-H: Desde luego.
Y no crea que siempre lo hizo para… darme gusto… solamente a mí. ¿Se puede identificar
al asesino de Crimen y Castigo con Dostoievski o al médico matarife con Calderón?
-A: Sin embargo,
los correveidiles del ruido y del rumor pretenden que la opinión del personaje de
Plataforme, Miguel, es la suya.
-H: Valérie y
Miguel conocen la excepción romántica perfumada por la pureza, el altruismo, la
ternura y las felaciones con frambuesa.
-A: Pero antes
de su regeneración por el amor “Miguel” había sido el prototipo del parásito ¡modesto
y moderno!
-H: Fue el típico
onanista tesonero, racista sin militancia y soltero sin resistencia. Realizaba una
cotidiana peregrinación a un peep-show para cambiarse las ideas y los calzoncillos.
Tenía sueños mediocres ¡de color ocre y a veces gris! Para ligar se arreaba un gin-tonic
para arriesgar. Y un viagra para no amodorrarse.
-A: A causa de
esta novela se le acusa de reaccionario, pero le defiende Le Monde. Se le niega
por racista, pero inicia su novela con el retrato de la seductora Aïcha.
-H: Nunca confundí
a los árabes con los islamistas.
-A: Se le calumnia
por “pedófilo”, pero la Julieta de Plataforme,
la sublime Valérie, no es ninguna lolita sino una treintañera inteligente, antifeminista,
experta amante y altruista como tantas hermosas mujeres de hoy.
-H: Y los más
obscenamente ateos niegan a los personajes de mis novelas el derecho a tener sentimientos
antirreligiosos.
-A: Pero ¡cuántos
quisiéramos creer sin las pinzas fundamentalistas del escorpión!
-H: Una religión
compatible con el saber científico y la indeterminación cuántica podría devolvernos
el encanto embriagador de la divinidad.
-A: Públicamente ha declarado: “La religión más gilipollas es sin dudarlo el Islam”.
-H: En realidad
mi divisa y quizás la de usted y la de tantos sedientos de fe y de ciencia sería:
“No juremos su Santo Nombre en vano”.
-A: ¡Usted y
yo, como Umberto Eco, que el otro día estuvo en casa, somos africanos! En efecto
usted nació junto a Madagascar y yo en Melilla. Y Eco en Alejandría.
-H: El Miguel
de Plataforma lamenta vivir en uno de
estos países “civilizados” donde muchos seres dan prueba de indiferencia y a veces
de crueldad. El libertinaje implantado a presión a partir de los 70 ha provocado
la desilusión del mundo que se autoproclama “civilizado”.
-A: Pero usted
cree que el altruismo es la virtud humana capaz de anegar el espanto de los hombres.
Por ello sus personajes se rinden a la ternura… y cuando no la encuentran recurren
al “turismo sexual”.
-H: Es el viaje
de los desconsolados en busca de consoladores: ¡el porvenir del mundo!… pero también
la eutanasia de los países más prósperos. Mujeres y hombres ricos recurren cada
vez con menos complejos a los servicios sexuales de los países del tercer mundo
(como Cuba). Por cierto me gustaría visitar a Fidel Castro. Tengo una proposición
económico-sexual que puede salvar financieramente a la isla.
-A: En nuestras
sociedades ¿cree que somos tan desgraciados como amorosamente frustrados?
-H: Vivimos entre
“alguaciles psiquiatras” y policías del “hay que hacerlo todo”… Frente a nosotros
hay miles de millones de individuos que sólo pueden vender su cuerpo. ¡Es una situación
ideal de cambio!
-A: ¡En un alboroto
contenido de miserias! La Ilíada es una historia divina y humana (como Plataforme) cual fatalidad de la existencia
irónica.
-H: Recuerde
que el personaje central de Lanzarote escribe al narrador: “La sexualidad es una
potencia superior… He decidido hacerme religioso renunciando a una forma de libertad
individual… Sé que el mundo lo interpretará como un dramático fracaso personal”.
-A: Lo verdadero
no es verosímil a pesar de que lo verosímil no es la verdad.
-H: Llevamos
en nuestros adentros a un traidor: la vanidad que desaparece a la sombra de Dios.
-A: Seguramente
se puede llegar al conocimiento tras caer en el abismo. Y como la realidad es una
impostura y el mundo una ilusión, los cofrades del “policía humanista” de uno de
sus libros organizan orgías pías. Participan en familia de este erotismo sagrado
y sin consideraciones de edad, sexo o lazos de familia.
-H: Podemos soñar
contra la lógica y contra el propio pensamiento. Los ancianos disponen de la belleza
y de la gracia porque se acercan a Dios.
-A: Hoy la falsificación
sienta plaza de autenticidad en el mejor de los mundos virtuales. Las últimas páginas
de Plataforme acontecen en el futuro,
como sucedió ya en Las partículas elementales
y en Lanzarote.
-H: No creo que
ningún crítico haya hecho hincapié en este salto temporal significativo.
-A: Los trotamundo no lo vieron y los otros sólo pueden visitar las sombras del vacío. Pero la literatura es el espejo de la época.
-H: Plataforme apareció en las librerías 18 días
antes de la destrucción de las Torres Gemelas…
-A: … del Martes
de Cenizas. En medio de la información desinformadora el escritor, como dice nuestro
amigo Kundera, ejerce el don de observación y tiene el deber de transmitirnos sus
risas y sus incertidumbres.
-H: Sólo el silencio
es asesino, racista y obsceno; se calla, incluso en las familias, para mejor expoliar
a los indefensos y matar a los ancianos.
-A: Cuando el
novelista, usted, alcanza el arrabal extremo de la lógica, el mundo comienza a crearse
a su imagen y semejanza.
-H: El eslabón
frágil de la sociedad musulmana es el chocho (la chatte en francés): es el valor estratégico.
-A:Lo débil del
débil es el sexo del“sexo débil”.
-H:Un misil bien
dirigido podría destruir para siempre la piedra negra de la Meca.
-A: Esto es la
peor provocación.
-H: A mi abuela
le horrorizaba el escándalo. Como a mí me horroriza hoy. Soy un hombre de orden.
No puedo imaginar una sociedad viable sin el eje de una religión.
-A: ¿Sueña con
un gobierno mundial anclado en la bondad y la fraternidad? Los precursores no nacen
para las pompas, sino el halagador.
-H: Una sociedad
regida por los principios de la moral duraría tanto como el universo.
-A: Y, sin embargo,
se le tacha de “negar al hombre”.
-H: Los neokantianos
defenderán mis ideas cuando concluya el reflujo (¡y el embrujo! añado) del pensamiento
nietzchiano.
-A: A Grothendieck,
René Thom, Hawking, Prigogine, Trinh Xuan Thuan, o a los filósofos, artistas y científicos
preocupados por la trascendencia ¿qué les pediríamos?
-H: Que nos fijen
las condiciones de una antología posible.
-A: De las propiedades
del ser…
-H: Clément,
¡va a cambiar al mundo!
(Cuando estoy en la puerta, Clément, su perro, intenta convencerme con su mirada humana pero… ¿de qué?).
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Número 158 |
outubro de 2020
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