sexta-feira, 21 de maio de 2021

JOSÉ MARÍA GUTIÉRREZ | Devenir de la ciencia en Costa Rica

 


Al igual que en muchos otros países de América Latina, el desarrollo de la ciencia en Costa Rica ha tenido una trayectoria sinuosa, con altos y bajos a lo largo de su historia. Se han hecho esfuerzos importantes por consolidar una comunidad científica endógena, pero aún quedan muchos vacíos y necesidades sin llenar. El presente ensayo presenta un recorrido por el devenir histórico del desarrollo de las actividades científicas en Costa Rica. El ensayo no pretende ser exhaustivo, sino señalar los hitos principales de este desarrollo. La periodización de las diferentes etapas de la ciencia en Costa Rica se ha efectuado con base en la propuesta del filósofo Guillermo Coronado (Coronado, 1997), aunque con diversas modificaciones.

 

Los primeros esbozos de la ciencia en Costa Rica: desde la independencia hasta inicios del siglo XX

Costa Rica, junto con el resto de países de Centroamérica, con la excepción de Belice y Panamá, logró su independencia el 15 de setiembre de 1821. Conforme se fueron estableciendo las bases institucionales de la nueva república, se dieron los primeros pasos en la investigación científica en el país. Esta etapa inicial estuvo marcada fundamentalmente por el trabajo de científicos-naturalistas extranjeros, principalmente europeos y norteamericanos, quienes visitaron el país y estudiaron diversos aspectos de la rica biodiversidad del país. Entre estos investigadores sobresalen los alemanes Moritz Wagner y Karl Scherzer, el danés Anders Sandoe Oersted y el estadounidense William Gabb, todos ellos de gran prestigio. No obstante, sus trabajos se publicaron en Europa o los Estados Unidos de América y no tuvieron difusión en Costa Rica. Por ello, Coronado denomina a estos científicos como ‘cometas’, en el sentido de que pasaron por el país, pero no dejaron una escuela; fueron ‘eventos irrepetibles’.

En las últimas décadas del siglo XIX ocurrieron transformaciones económicas, culturales e institucionales de gran impacto en Costa Rica, en lo que se ha denominado las ‘reformas liberales’. Desde el punto de vista económico, se consolidó la privatización de tierras y el desarrollo acelerado del cultivo, procesamiento y exportación del café, que vinculó al país a los mercados internacionales. Se fue cultivando una identidad nacional centrada en el imaginario de una supuesta excepcionalidad costarricense, de cara a los demás países de la región y, en el ámbito institucional, se dieron reformas importantes en los planos educativo y salubrista, entre otros. Hacia mediados de siglo se había creado la Universidad de Santo Tomás, la cual fue clausurada por el proyecto liberal en 1888, como parte de las reformas educativas en curso. En el plano cultural se dio una creciente influencia europea como parte de una visión positivista y de modernización capitalista del país.

Dos naturalistas y médicos alemanes que ejercieron una influencia importante en Costa Rica fueron Karl Hoffman y Alexander von Frantzuis. Ambos hicieron estudios relevantes sobre nuestra fauna y flora y se incorporaron de diversas formas a la vida nacional. Von Frantzius fue mentor de José Cástulo Zeledón, un costarricense que efectuó estudios en los Estados Unidos y trabajó en Ornitología. En medio de las reformas educativas, arribó al país un grupo muy selecto de profesores europeos, quienes se incorporaron a la enseñanza secundaria y jugaron un papel importante en la promoción de la ciencia y en la germinación de los primeros esbozos de ciencia endógena en el país. Entre esos profesores, el que tuvo mayor impacto fue el suizo Henri Pittier, quien desplegó una amplia actividad científica y educativa y se vinculó con instituciones de reciente creación en el país. En 1887 se creó el Museo Nacional, siendo su primer director Anastasio Alfaro, uno de los principales naturalistas costarricenses.

Al calor de las reformas liberales y del creciente interés por el estudio de la flora y fauna costarricenses se crearon una serie de instituciones que desempeñaron un papel importante. Entre ellas destacan, además del Museo Nacional, el Observatorio Nacional, el Instituto Físico-Geográfico y el Servicio Geográfico, entre otras. Ello fue generando, poco a poco, un sustrato endógeno de investigación científica en el país. En ese contexto, destaca la figura de José Fidel Tristán, quien efectuó estudios en Chile y fue un destacado profesor y naturalista nacional.

 

La primera mitad del siglo XX

Los esfuerzos iniciales se fueron consolidando durante las primeras décadas del siglo XX, en las que destacan una serie de naturalistas y educadores de las ciencias naturales, quienes realizaron aportes significativos. Entre ellos cabe mencionar, además de los citados anteriormente, a Rubén Torres Rojas, Alberto Manuel Brenes, Manuel Valerio y José María Orozco Casorla, quienes trabajaron en diversos aspectos de la historia natural del país. Como parte del proyecto liberal, muchos jóvenes nacionales recibieron apoyo, sobre todo de sus propias familias, para efectuar estudios en Europa, Sudamérica y Norteamérica. Ello fue generando, poco a poco, un colectivo de intelectuales de formación ecléctica quienes influyeron en muchos aspectos de la vida nacional, entre ellos la ciencia.


Un personaje muy destacado, considerado por muchos como el principal científico costarricense, fue Clodomiro Picado Twight, quien realizó estudios superiores en la Universidad de Paris y se entrenó en el Instituto Pasteur, en Francia. A su regreso a Costa Rica, en 1913, asumió la dirección del laboratorio clínico del Hospital San Juan de Dios, en San José. Picado convirtió ese laboratorio no solo en un centro avanzado de diagnóstico de laboratorio clínico, sino también en un centro de investigación en medicina tropical y otros temas relacionados. Picado publicó más de 100 trabajos científicos sobre temas muy variados de medicina experimental, microbiología, terapéutica, biología, fitopatología y fisiología vegetal, y sentó las bases del desarrollo de esas disciplinas en Costa Rica. Su trabajo inició la ciencia de laboratorio en nuestro medio. Picado no solo fue un gran científico, sino que proyectó su trabajo a la solución de importantes problemas del país en diversos ámbitos.

 

Ciencia en la universidad

En 1940 se creó la Universidad de Costa Rica (UCR), lo cual representó un punto de inflexión en la historia institucional del país, y fue parte de una serie de reformas fundamentales ocurridas en Costa Rica en la década de 1940, las cuales sentaron las bases del estado social de derecho e influyeron de manera decisiva en el devenir nacional. Durante sus primeras décadas, la UCR centró su prioridad en la formación de profesionales en muy diversas áreas del conocimiento. A partir de la década de 1950, paulatinamente la investigación se fue abriendo camino en la joven institución. Se crearon unidades de investigación en economía y en agronomía y se generó un núcleo de alto nivel en la Facultad de Microbiología, siguiendo la tradición de Clodomiro Picado a través de uno de sus discípulos, Alfonso Trejos Willis. En 1953 se creó la Revista de Biología Tropical en dicha universidad. A partir de la década de 1950 la UCR generó un programa de becas para formar profesores y profesoras en estudios de posgrado en diversas regiones del mundo.

A raíz de un importante congreso universitario celebrado en 1971-1972 se efectuaron transformaciones de fondo en la estructura y la esencia de la UCR. Como parte de esos cambios, se creó la Vicerrectoría de Investigación y, en pocos años, se establecieron una gran cantidad de centros e institutos de investigación en áreas diversas del conocimiento; paralelamente se creó el Sistema de Estudios de Posgrado. Con el tiempo se consolidó una cultura amplia de investigación científica en esta institución, lo que la ha llevado a convertirse en el principal reservorio de ciencia y tecnología del país, con fuertes vínculos internacionales.

Como parte del proceso de consolidación de la educación superior pública en Costa Rica, en la década de 1970 y en décadas subsiguientes se crearon nuevas instituciones universitarias: Instituto Tecnológico, Universidad Nacional, Universidad Estatal a Distancia y Universidad Técnica Nacional. Este universo de instituciones ha contribuido al desarrollo de la investigación científica en Costa Rica. Más recientemente aparecieron el Centro Nacional de Alta Tecnología (CENAT) y el Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas (CENIBiot), bajo el amparo del Consejo Nacional de Rectores (CONARE), que agrupa a las universidades públicas. También se han desarrollado actividades de investigación en otras instituciones del sector público como el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA), perteneciente al Ministerio de Salud, la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y el Instituto de Biodiversidad (INBio), entre otras instituciones.

 

Hacia un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

Siguiendo una tendencia continental fomentada por la UNESCO y los gobiernos de la región, en 1972 se creó el Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), con el liderazgo de Rodrigo Zeledón Araya, microbiólogo y parasitólogo de las universidades de Costa Rica y Nacional. Posteriormente, en 1986 se creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MICIT), actualmente Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT), con Zeledón como su primer ministro. Luego, en 1990 se aprobó la Ley de Promoción del Desarrollo Científico y Tecnológico, que incluía diversos puntos de estímulo y fomento a la ciencia y la tecnología. Muy pronto, en 1992, se creó la Academia Nacional de Ciencias, con el objetivo de promover la ciencia en sus diversos aspectos en el país.

Todos estos procesos fueron conformando el sistema nacional de ciencia y tecnología, definido por la ley como “el conjunto de las instituciones, las entidades y los órganos del sector público, del sector privado y de las instituciones de investigación y de educación superior, cuyas actividades principales se enmarquen en el campo de la ciencia y la tecnología, o que dediquen una porción de su presupuesto y recursos humanos a actividades científicas y tecnológicas”. Hoy día se habla del sistema de ciencia, tecnología e innovación, para incorporar el componente de la innovación, de gran relevancia actualmente.

 

Situación actual de la ciencia en Costa Rica

Los esbozos anteriores de la evolución de la ciencia en Costa Rica dejan ver que el país ha efectuado importantes esfuerzos por consolidar este sector, lo cual ha redundado en la existencia de una comunidad científica con fortalezas relativas, especialmente en ciertos campos del conocimiento, sumado a una institucionalidad relacionada con el tema. No obstante, la actividad científica de Costa Rica continúa adoleciendo de deficiencias importantes que le impiden convertirse en una verdadera palanca para generar prosperidad, equidad y desarrollo económico, social y cultural.

El Programa Estado de la Nación, perteneciente a CONARE, es un proyecto que genera informes sobre el estado de diversos temas de la vida nacional, y se ha convertido en un referente diagnóstico de gran impacto en el país. Como parte de este programa, en el año 2014 se generó el informe sobre el estado de la ciencia, la tecnología y la innovación (http://eccti.or.cr/media/documentos/ECTI-Book.pdf), que constituye el diagnóstico más completo de este tema en Costa Rica. Este informe plasmó un escenario complicado para la ciencia del país, el señalar los siguientes puntos:


-El país invierte poco en investigación y desarrollo; en los últimos años la inversión anual ha sido cercana al 0,4% del producto interno bruto (PIB), por abajo del promedio latinoamericano. Esto revela una falta de voluntad política para apoyar la investigación.

-El sector privado nacional invierte poco en investigación y desarrollo.

-Se cuenta con un contingente humano en ciencia escaso, sin redundancia, con brechas de género y endogamia académica.

-En términos de publicaciones en revistas especializadas, el país tiene una producción académica modesta, con una tendencia a la baja en el número de citaciones.

-Existe una excesiva priorización hacia la investigación aplicada y tecnológica, en perjuicio de la investigación básica.

-Con notables excepciones, existe una desconexión entre los sectores que generan conocimiento y necesidades diversas de la sociedad.

-Se observa un dislocamiento entre las áreas establecidas como prioritarias por las autoridades en ciencia y tecnología y las áreas que han desarrollado mayor fortaleza, que principalmente están en las ciencias biomédicas, biológicas y agronómicas.

Este escenario desfavorable se ha agudizado en los últimos años debido a la problemática fiscal, la reducción de los presupuestos universitarios y las limitaciones de diverso tipo para la incorporación de personas jóvenes a los grupos de investigación. Por otra parte, la priorización en temas de transferencia tecnológica y de innovación, con un énfasis desmedido en la aplicación del conocimiento a las necesidades del sector productivo-empresarial, se ha concretado en una ley reciente que convierte al CONICIT en una institución denominada Promotora Costarricense de la Innovación y la Investigación, con una junta directiva dominada por sectores empresariales. Esto ha provocado preocupación y críticas por parte de la comunidad científica.

Hacia el futuro: ¿Cómo consolidar una actividad científica endógena robusta y con fuertes vínculos con diversos sectores en el país y el exterior?

El escenario arriba descrito deja ver una situación compleja donde se combinan esfuerzos históricos por fomentar la investigación científica en Costa Rica con una realidad política, económica e institucional actual que no fomenta como se debe la ciencia del país. Ante esta tesitura es necesario reflexionar sobre cómo fortalecer este importante ámbito de la vida del país, con el objetivo de incorporar la generación endógena de conocimiento como uno de los elementos necesarios para construir una sociedad donde prevalezcan la equidad, la prosperidad, la inclusión y el bienestar para todas y todos quienes habitamos este país. A continuación, se mencionan algunos aspectos fundamentales para conseguir estos objetivos:


-En los planos político, económico y cultural se le debe dar una mayor importancia a la investigación científica y a la ciencia en general. Esto implica el compromiso de la clase política, reflejado en una mayor inversión en este rubro, así como procesos de carácter cultural que hagan ver la relevancia de la ciencia en la vida del país, incluyendo tanto a las ciencias naturales como a las sociales. Implica también que otros actores institucionales aporten al financiamiento de la ciencia, incluyendo el sector privado e instituciones autónomas.

-Es necesario consolidar un contingente robusto y redundante de personas con formación de posgrado dedicadas a la investigación científica en diversos ámbitos del país, particularmente en las universidades públicas. Este fortalecimiento conlleva el apoyo a programas de posgrado, la existencia de becas para estudiar en el país y fuera de él, la apertura de puestos de trabajo para investigadoras e investigadores jóvenes, le existencia de programas de financiamiento para estas personas. Este objetivo conlleva también la procura de la equidad de género en el trabajo científico. En este plano resulta de vital importancia vincular a personas costarricenses que trabajan en ciencia en diversas partes del mundo, para que se vinculen con los grupos de investigación del país.

-Se debe fomentar una visión integral del desarrollo científico-tecnológico y de innovación, de manera que se fortalezcan simultáneamente las ciencias básicas y las sociales, la investigación tecnológica y la transferencia de tecnología, la innovación y la forja de vínculos entre la comunidad generadora de conocimiento y los sectores de la sociedad que demandan ese conocimiento. O sea, se requiere promover un modelo de desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación que sea integral y holístico, y que se aleje de las visiones economicistas y reduccionistas que prevalecen actualmente. En este plano, es importante fomentar la investigación inter- y trans-disciplinaria alrededor de temas complejos de alto impacto en el país y la región.

-Se requiere desarrollar políticas sólidas de cooperación internacional, que permitan vincular a la comunidad científica del país con grupos académicos de otras latitudes, fomentándose planos de cooperación norte-sur y sur-sur, incluyendo a la diáspora científica costarricense. En el cumplimiento de este objetivo es necesaria la interacción entre los grupos de investigación, las autoridades universitarias y nacionales de ciencia, el ministerio de relaciones exteriores y otras instancias que permiten entretejer una red amplia y robusta de cooperación internacional.

-No menos importante que los puntos anteriores, el país requiere hacer ingentes esfuerzos para que la ciencia sea ‘endogenizada’ como parte de la cultura del país, que la comunidad perciba el beneficio de contar con una comunidad científica robusta, y que muy diversos sectores de la sociedad se apropien de la ciencia y participen activamente en los procesos sociales y políticos relacionados con el desarrollo científico. La ciencia de Costa Rica debe dejar de ser un tema para especialistas únicamente, para convertirse en un tópico transversal en la vida nacional, con amplia participación ciudadana.

 

Referencias citadas

Coronado, G. (1997) La actividad científica en Costa Rica: un bosquejo de su evolución. En: Zamora, Á. (compilador) El Otro Laberinto. Cartago: Editorial Tecnológica de Costa Rica.

 

JOSÉ MARÍA GUTIÉRREZ. Profesor Emérito, Instituto Clodomiro Picado y Facultad de Microbiología, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. 



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