Berrueto es una de las escritoras que más me interesan.
Su registro versátil y diverso, plástico y transparente se hermana con otros poetas
mexicanos contemporáneos suyos, que, recomiendo, como Manuel Iris, Paula Abramo,
Manuel Becerra, Verónica G. Arredondo e Ileana Garma.
Lo cierto es que la potente tradición de la poesía
mexicana que se sostiene en poetas de la talla de José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde,
Alí Chumacero, Gabriel Zaid, Rubén Bonifaz Nuño, David Huerta, Ramón Xirau, Francisco
Hernández, Homero Aridjis, Coral Bracho, Carmen Boullosa, Silvia Eugenia Castrillero,
Minerva Margarita Villareal, Tedy López Mills, José Eugenio Sánchez, Rocío Cerón,
Natalia Toledo, Mónica Nepote, entre otros, tiene mucho que mostrarnos y entregarnos.
AQR | Me gustaría que hagas un ejercicio de la memoria para contarnos en qué etapa
de tu vida o en qué instante piensas que llegó a ti la decisión de que serías escritora
de poesía. ¿Con quién compartiste esta decisión-pasión? Y, ¿Por qué elegir escribir
poesía, ¿quién te influenció?
CB | Sucedió cuando era muy joven, yo acababa de entrar a la universidad y estaba
embarazada. Durante la adolescencia escribí algunos diarios y creo que ese ejercicio
derivó de una manera natural en la escritura de poesía. Mi encuentro con ella se
dio gracias a la música, no tanto a la poesía en sí. Me parece fascinante la línea
tan delgada y a la vez tan abismal que existe entre canciones y poemas y la materia
que convierte a ambos en lugares en donde uno se puede quedar a vivir, creo que
ésa es la principal idea que me ha quedado fija desde entonces. Siento que haber
vivido el cuerpo durante el parto natural sin anestesia fue como quedar desnuda
para siempre, como la sensación de haber sido despojada de algo que sólo la poesía
me ha resarcido. Entonces creo que la escritura más que una decisión fue una adaptación,
la más solitaria que he tenido, como suele ser todo en la poesía.
AQR | Crees que existe una definición de poesía, ¿cuál sería? También cuéntanos
qué autores te han influenciado, guiado, abrazado... Libros y autores a los que
siempre vuelves.
CB | No creo que exista una definición porque eso sería fijarla y pienso que la
poesía es algo que está en constante movimiento. Hace poco vi una película en donde
un soldado sin brazos trataba de imitar a un ave volando para divertir a un niño.
Para mí la poesía, en este momento específico de mi vida, son esos muñones soñando
que son alas y la sonrisa del niño que los miraba. Le debo mucho a tantos, por ejemplo,
a Una habitación propia de Virginia Woolf
ha sido mi piedra de Rosetta para descifrar el mundo de la escritura para una mujer,
a Wislawa Szymborska, por lo que consigue en el reino de la cotidianidad, a Marosa
di Giorgio por su jardín que es un misterio tan grande como su mente, a Francisco
Hernández por su mirada expansiva del anhelo, a José Antonio Ramos Sucre por el
tiempo imposible que crea dentro de su escritura, en fin. Desde hace ya algún tiempo
para acá me gusta más leer novelas y ensayo que poesía. Recientemente estuve leyendo
la obra de Elena Garro y la verdad es que me resultó fascinante.
AQR | ¿Cómo miras la poesía que se escribe en México, la poesía escrita por autores
de tu generación? ¿Entre qué cuerdas se mueve y qué poesía te interesa a ti?
CB | Creo que la poesía mexicana de mi generación, al menos la que conozco, es
muy interesante porque agota posibilidades. La poesía que me atrae es la que no
tiene la cara lavada ni el cincel dándole al mármol buscando la perfección estética.
Me interesa la poesía que está en la tierra, la que repta, la que no pretende ser
la erudición por la erudición, la que se contamina del mundo, pero tiene claros
su incomodidad, su gozo y sus obsesiones.
AQR | ¿Cuáles son los grandes temas o las zonas temáticas por las que transita tu
escritura? ¿Qué valor y lugar le concedes al lenguaje, al silencio y a la música
en tus versos?
CB | El sentido de la finitud,
la imposibilidad, el anhelo, el amor. Pienso que, para su composición en el poema,
es primordial que lenguaje y música establezcan lazos que se tensen sobre su primera
y más preciada piedra: el silencio.
AQR | El amor, ese gran tema que los poetas de todas las épocas y de todas las lenguas
han abordado, ese tema que no se agota porque es un océano, me interesa mucho y
tú lo abordas con originalidad. Justamente, en tu libro "Sesgo" publicado
en 2015 el amor quema y duele, el amor se vuelve casi un no amor escrito desde el
cuerpo, el amor se desgasta, el amor muta, el amor no se logra atrapar, nunca, justamente
en su imposibilidad consiste gran parte de su misterio. ¿Cuéntanos sobre el intenso
relato lírico que trabajaste en "¿Sesgo”, cuáles fueron los retos a nivel del
lenguaje y a nivel del tema?
CB | Creo que el gran reto
fue ser clara en la verbalización de esta inconformidad sin llegar a la autocompasión
o a la victimización, al lloriqueo fácil. Sesgo fue en realidad 2 libros
que podé y pulí hasta que quedó esto, y ése fue otro reto; hacer lo necesario para
que sostuviera un tono, incluso deshacerme de muchos poemas. Estoy convencida de
que el temperamento de un libro no termina con su escritura, sino con la concepción
de su cuerpo entero al darle un orden, al ensamblarlo y ver las costuras que lo
unen hasta encontrar su semblante y decir, como el Dr. Frankenstein: “¡Está vivo!”
AQR | Entre 2005 y 2006 escribes "Polvo doméstico" y aquí encuentro a
una poeta más filosófica que se pregunta por el polvo cotidiano que barre y limpia,
por el polvo bíblico, pero fundamentalmente, por el polvo de la casa, yo diría de
esa "habitación propia" que la poeta edifica con sus palabras. ¿Háblame
de los retos y trabajos en este libro que reflexivo y cuidado, un libro que pareciera
haber sido escrito por una poeta más madura y no por la joven Claudia Berrueto?
CB | Viví durante un año
en la Ciudad de México y Polvo doméstico fue escrito en ese lugar. Yo tenía
27 años, la edad en que uno se vuelve persona, según uno de mis maestros. Por primera
vez estaba teniendo mi habitación propia (literalmente) y la idea de habitarla me
fascinaba y le admiraba hasta el polvo. Durante este tiempo, además de hacer una
revisión a mi familia y mi lugar en ella, fue tener la conciencia de que el polvo
está hecho también de nuestra piel. De esta conjugación salió Polvo doméstico.
Fue el cierre de un ciclo, tal vez por eso tiene esa carga que mencionas.
AQR | ¿Qué opinión te merecen las redes sociales y el uso de las redes para autopublicarse
y de otro lado, para difundir poesía de autores de diversas latitudes? ¿Por qué
no tienes FB, Instagram, Twitter?
CB | Sé que son una herramienta
muy valiosa, pero no me atraen. No me he acercado a esos medios. Prefiero obsesionarme
con otras cosas que no sea la fachada de la gente, su poder adquisitivo o su oligofrenia.
La extimidad me da una pereza terrible, creo que por ese afán se puede llegar a
confundir los fines con los medios y a la poesía con las relaciones públicas. Efectivamente,
no logro unirme a este siglo.
FAUNO
me dolía una antigua cicatriz
me dolía el cuello desgajado por tus pezuñas
y el marfil inagotable del cielo
y tu sonrisa de bosque
con su herida de musgo
[¿RECUERDAS
LA CABAÑA?]
¿recuerdas la cabaña?
¿recuerdas que parecía un diente colgando
de la encía del precipicio?
¿recuerdas cómo desde la puerta nos llamó
su
oscuridad de huesos dislocados?
debimos arder con ese olor a petróleo que
brotaba de tu pelo
gritar al sol su mentira
si yo hubiera tenido cerillos por dedos
si yo hubiera nacido con el fuego ondeando
sobre mi costado
para quemar la luz que me hirió desde tu
cuerpo
para derrumbarte con mi deseo por la ventana
[TE ESCONDES DE LA NOCHE]
te escondes de la noche en una cama de metal
duermes con un nombre descompuesto
tu sueño reluce como basura a la luz de
la lluvia
me llamas mientras duermes
yo te miro con hambre
con rabia
con hambre
con rabia te miro convertirte en otro con
otro estado de gracia
y chocan en nosotros manos dormidas
chocan plumajes que apenas cantan y alzan
el vuelo
chocan escamas que protegen al agua del
agua misma
chocan piedras recién lanzadas al mundo
sellados los cuerpos con nuestra saliva
contemplamos las alas del silencio
el vuelo mudo del cielo
Claudia Berrueto (Saltillo, Coahuila, México, 1978). Licenciada en Letras españolas por la Universidad Autónoma de Coahuila. Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en dos ocasiones, en el área de poesía de Jóvenes creadores. Premio Nacional de Poesía Tijuana 2009 y Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada 2016. Ha publicado Polvo doméstico, Costilla flotante y Sesgo. En 2018 ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Actualmente trabaja en la Universidad Autónoma de Coahuila y dirige la corresponsalía de Arteaga, Coahuila del Seminario de Cultura Mexicana.
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