Desde mi particular punto de vista, como crítico literario y
creador nada desinteresado, veré a vuelo de pájaro esta afectación y tendencias
a la vez en la literatura latinoamericana, principalmente en su poesía. Estoy consciente
de la dificultad y, quizás, arbitrariedad en precipitar demasiado la consolidación
de estas tendencias, así como también en agruparlas por el carácter híbrido que
los géneros literarios tradicionales van alcanzando al ir trascendiendo en su forma
y fondo. [1] También estoy consciente
del riesgo a generalizar en un contexto poético heterogéneo. Y, finalmente, lo estoy
del hecho de que hoy se discute si, en el contexto occidental actual, se estaría
dando un traslape entre la cultura posmoderna y un humanismo antropológico generalizado;
pues, según se alega, se está en la búsqueda de otra posmodernidad frente al radicalismo
inhumano de la que se vive. Con todo, comenzaré describiendo el macromarco cultural
del momento: el posmoderno. [2]
Ideología
y epistemología posmoderna
En
los recientes años, a partir de mediados del siglo XX, es común hablar de una crisis
del paradigma cultural moderno; también es común hablar sobre la emergencia, en
la historia occidental de la humanidad, de una era caracterizada por una ideología,
epistemología y escatología (visión del futuro) determinadas por la lógica de la
globalización y del mercado. Los sociólogos y filósofos afirman que esta crisis
se evidencia principalmente en el desencanto con relación a las metanarrativas modernas.
Para esta mentalidad posmoderna, la ansiada coherencia social es un mito; la razón
no es la fuente única del conocimiento verdadero ni es una, sino múltiple como múltiple
lo son también las nuevas formas de conocimiento, las ideas y las posiciones de
sujeto (por ejemplo, mujeres y jóvenes formulan sus propias utopías políticas);
además, para esta mentalidad tampoco es posible pensar hoy en una historia orientada
hacia el progreso y de la libertad; tampoco es posible hablar de una sola verdad
clara, única, hegemónica, sino en una relacionada con la perspectiva de cada autor
y con lo que a él le parece real a partir de sus propios intereses, prejuicios o
presuposiciones; allí que se prefiera hablar de un mundo de narrativas para cada
individuo.
Tendencias
poéticas posmodernas
En
los inicios del siglo XX (1920-1930), en América Latina se daría lugar a un cambio
radical en la concepción y en el uso de las formas literarias artísticas, incluyendo
la poesía. Esta vanguardia, renovaría tanto el lenguaje como los objetivos de la
poesía tradicional la cual valoraba la belleza y la armonía estética en sus versos;
negaría la importancia, por ejemplo, del lenguaje racional, la sintaxis lógica,
la rima, la métrica y los moldes estróficos tradicionales. Pero sobrevaloraría,
entre otras cosas, la imaginación y las imágenes poco comunes en la poesía tradicional.
Un ejemplo de esta vanguardia sería el poeta peruano César Vallejo con su poemario
Trilce (1922), el cual habría de impulsar
esa vanguardia.
Durante la década de 1940, se daría una segunda vanguardia en
América Latina, a la par de la crisis cultural ocasionada sobre todo por la Segunda
Guerra Mundial. Esta nueva vanguardia propuso la llamada literatura comprometida
con las causas sociales, un arte militante contra la burguesía con el cual los poetas
latinoamericanos como Pablo Neruda concentrarían sus esfuerzos antiimperialistas.
No obstante, en esta misma época los poetas existencialistas como Octavio Paz y
Nicanor Parra se opondrían a la visión del compromiso social de la poesía. [3]
Una tercera ruptura vanguardista vendría durante la década de
1960. La visión del arte comprometido con las causas sociales se debilitaría; aparecería
en su lugar la preocupación por parte de los escritores de no alinearse a ningún
tipo de ideología política. Sin embargo, hubo escritores como Borges que fueron
simpatizantes de la postura ideológica oficial de la Argentina de su tiempo, aunque
escribía también ficciones y poesía metafísica con temas girando sobre la soledad,
el tiempo y la muerte.
Poco más o menos después de la caída del Muro de Berlín (1989),
[4] en Latinoamérica surge con mayor
fuerza una nueva expresión poética de compromiso político-social que, en algunos
casos, incluye cierta sensibilidad por la naturaleza (por ej., el chileno Raúl Zurita),
que apunta a determinadas cánones de expresión posguerra. Ellos son los cánones
antipoéticos posmodernos que, en términos generales, tienden a conservar y a la
vez a rechazar elementos considerados caducos como aquel del orden y de lo inteligible;
todo ello en pro tanto de una fragmentación como de una contextualización, manifiesto
en la diversidad y multiplicidad de poéticas individuales, hipermediales y grupales
(plasmadas en antologías y manifiestas en festivales de poesía) que se traslapan
y se esfuerzan por ganarse una voz y un espacio en el espectro poético de nuestro
entorno.
Observaciones
a modo de conclusión
Me
gustaría concluir con una observación crítica. Nos parece que, de algún modo, en
el cuestionamiento del poslirismo/pospoesía (poesía después de la poesía) reseñado
se podría espigar algún aporte neovanguardista innegable de la poesía latinoamericana
contemporánea; menciono apenas tres:
1) la contextualización,
2) la superación del hermetismo, y
3) el procurar que la poesía sea leída
por un público más amplio cada vez. ¡Incuestionable! No obstante, en estos nuevos
cánones posmodernos se viene imponiendo lo real en detrimento de lo onírico o lírico,
si bien la poesía nunca es totalmente imaginativa, ya que está siempre engarzada
en la realidad en general que vive el poeta. Sin embargo, habría que recordar que
el poema obedece a otros circuitos, pese a lo legítimo que sea proponer una neovanguardia
poética; los circuitos propios a los que la poesía obedece son el estético, el lírico
y el cultural. El poeta honesto y que entiende lo que es poesía siempre volverá
al yo lírico y a lo que constituye la ontología, naturaleza o esencia de la misma.
Al contrario de lo anterior,
la preocupación debiera estar en cuestionar el marketing que permea en la poesía y mucho de la baja calidad estética
que de la misma se tiende a sobrevalorar y canonizar. [9] ¿Cómo podría así, entonces, ella cambiar al mundo? Es más, esta misma
preocupación debiera estar en cuestionar aquellas figuras generalizadas del poeta
y la poesía como son la del bohemio, del visionario y del profeta, creadas por la
crítica literaria influida por el Romanticismo; aun cuando el poeta pueda, de algún
modo, ostentar todavía un aura de misterio, estas figuras hoy en día carecen, por
lo menos, de relevancia literaria, autoridad cultural y veracidad total. [10]
NOTAS
1.
Hay quienes piensan que la poesía actualmente se está viendo no como algo
acabado, sino en proceso experimental de reescritura y de búsqueda de nuevas
formas, incluso la perfomance (Slam poesía).
2.
El lector notará que uso el género masculino, el cual, conforme a la RAE,
incluye al femenino.
3.
Posteriormente, Parra sería el autor con poderosa influencia del movimiento
antipoético problematizador de la lírica tradicional, mediante un lenguaje
política y socialmente comprometido.
4.
Otros proponen mucho antes: a mediados del siglo anterior o la década de 1960.
En los que todos estamos de acuerdo es que estas neovanguardias recogen ciertas
influencias de las distintas vanguardias que marcaron la poesía y el arte en
general desde principios del siglo XX. A partir de este período tengo en mente
sobre todo a la poesía escribiéndose por autores reconocidos como el chileno
Raúl Zurita (Premio Lorca de Granada 2022) y otros no totalmente reconocidos,
posterior a la denominada “poesía contemporánea” como la de Paz, Neruda, Borges
y otros, precedida por la de los llamados “ismos” vanguardistas.
5.
Corriendo paralelamente a las tendencias poéticas lírico-artísticas —con su
énfasis más personal y humano, y en la bella expresión no en la comunicación de
ideas—, si, como ya lo dijimos, cada vanguardia retiene elementos tradicionales
y a la vez rechaza otros que considera obsoletos.
6.
Parra opinaba que la poesía había sido el paraíso del tonto solemne; pero lo
importante era versar con el tono coloquial y popular que hallaba en uno de los
poetas universales más líricos y de palabra poética más bella: el granadino
Federico García Lorca. Él opinaba que había que bajar la poesía del pedestal,
quitarle el aura refinado, culto y aristocrático, y acercarla a la palabra
hablada, a la crónica periodística, al aviso publicitario, al sermón religioso,
al pregón de vendedor ambulante, a los graffitti de las calles etc.
7.
Que ha desembocado hoy con mayor fuerza en esa otra influencia en las nuevas
generaciones latinoamericanas: la bukowskiana, denominada hoy “realismo sucio”
(¿otra expresión para poesía crítica social?) e incluso de “movimiento”, ya
que, al igual que con la influencia de Parra, busca no solo desacralizar la
poesía, sino también que ella llegue a un público más amplio. Considero que su
distintivo particular es el lenguaje directo o descriptivo popular, puesto que
la idea es que la poesía sea un medio de transmitir ideas entendibles
deconstructivas. Ahora bien, lo irracional propio del posmodernismo se percibe
incluso en considerar la poesía como un discurso unilateralmente emotivo, sin
su contraparte necesaria y equilibrada: el intelecto/pensamiento.
8.
¿Alguna se ha concedido porque un poeta haya contribuido al cambio social o
algo por el estilo? Se premia por otras razones.
9.
Recordemos que, al estar influida por el paradigma cultural posmoderno, la
poesía no puede escapar de la dimensión mercantil, sobre todo cuando las
editoriales independientes y los espacios virtuales que reclaman seriedad
(porque alegan no publicar a todo el que lo solicite) bajan los estándares de
calidad del contenido de su producto y ponen todo su esfuerzo en conseguir
visibilidad, prestigio y mayor cantidad de autores a quien publicarles. En este
sentido, serían las editoriales las que saldrían ganando porque al poeta su
obra de arte no le alcanza para vivir. Es así como el mercantilismo poético se
conjuga con el pensamiento débil revestido unilateralmente de emoción que
permea la cultura posmoderna. Y es así, además, que hablar de poesía posmoderna
no es hablar simplemente de una poesía de un período cultural; es hablar de una
corriente de estilo que hace honor a los rasgos culturales y filosóficos
propios del período que llamamos posmoderno.
10. Aunque no subscribimos todo el pensamiento de Marta López Luaces al respecto, en su análisis crítico de la poesía que se comenzaría a publicar en los años de la década de los ochenta, afirma que, por ejemplo, la argentina Mercedes Roffé y el chileno Raúl Zurita cuestionaron tales figuras.
REFERENCIAS
FUENTES
ASENCIO, G. (2020). Cómo se define el arte del siglo XXI: www.galeriaelattico.com/post/cómo-se-define-el-arte-del-siglo-xxi#:~:text=El%20arte%20en%20el%20siglo%20XXI%20se%20ha,con%20la%20finalidad%20de%20crear%20nuevos%20derroteros%20artísticos.
LÓPES LUACES,
M. (2012). La poesía latinoamericana actual recrea un mundo plural y múltiple:
www.tendencias21.es/La-poesia-latinoamericana-actual-recrea-un-mundo-plural-y-multiple_a14148.html.
MONTANO,
J. (2020). Poesía Contemporánea: Historia, Características y Autores: www.lifeder.com/poesia-contemporanea/.
REYES, G.
Hermenéutica del poder: Foucault, Calvino, contexto y texto. Anámnesis 2008.
RODRÍGUEZ
DOVAL, F. Modernidad, posmodernidad y humanismo: www.revistalanacion.com/noticias/modernidad-posmodernidad-y-humanismo/2022-10-26.
SONÍ SOTO, A. César Vallejo y la vanguardia literaria. Argumentos. n° 55, 2007.
GEORGE REYES (Ecuador, 1966). Poeta, ensayista, editor y crítico literario. Es fundador de la Asociación Actuales Voces de la Poesía Latinoamericana (AVPL).
JEAN GOURMELIN (Francia, 1920-2011). Magnífico diseñador cuya línea abarcó desde el absurdo y el humor negro hasta un enfoque metafísico. En todo momento, sin embargo, su obra se caracterizó por un intenso espíritu rebelde. Trabajó con dibujos animados, historietas, vestuario y escenografías, además de embarcarse incansablemente en el grabado, el dibujo técnico, la escultura, los vitrales, el diseño de papel tapiz, en cualquiera de estas motivaciones por el brillo de su inquietud creativa siempre encontró un lugar para el reconocimiento, y cerca de su muerte, fue honrado con una gran retrospectiva de su obra en la Biblioteca del Centro Pompidou de París en 2008, titulada “Los mundos de los dibujos de Jean Gourmelin”. Y de eso se trataba, pues de su pluma saltaban a la realidad infinidad de personajes, formando un mundo único propio de su visión fantástica, sin que en modo alguno pudiera enmarcarse en una línea plástica determinada. Entre lo erótico y lo bizarro, el surrealismo visionario y lo fantástico, especialmente en su dibujo en blanco y negro, Gourmelin fue un auténtico artista del siglo XX cuya obra evoca un universo personal donde se mezclan el horror y la belleza, en cuyas formas a veces imágenes distorsionadas interpelan conceptos de tiempo y espacio. Tenerlo como nuestro artista invitado, siguiendo la hermosa sugerencia del periodista João Antonio Buhrer, trae a Agulha Revista de Cultura una grandeza que ilumina mucho esta primera edición de 2023.
Agulha Revista de Cultura
Número 221 | janeiro de 2023
Artista convidado: Jean Gourmelin (França, 1920-2011)
editor | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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