LA CREACION POETICA & SUS ESPEJOS
JP | Nunca un cazador de imágenes. Pero
porque siempre fue de otro modo. No hubo ni hay necesidad en mí que eso
ocurriera. Es decir: salir a su encuentro. Siempre (y no sólo en la escritura)
han venido a mi sin buscarlas. Y a partir de esas imágenes y de forma
automática se convierten en palabras. En frases nuevas, a veces novedosas y
luego, con frecuencia se convierten en un poema un verso o una carta. Nunca sé
a dónde me lleva. Pero la imagen es muy poderosa en mi. Y siempre, siempre, se
convierte en palabras.
FM | ¿Tienes una esperanza de vida ideal?
¿De qué modo tu creación hace parte de ella?
JP | Como yo siempre he sido un
idealista, tengo una esperanza de vida ideal. No fantasiosa ni de ficción. Sino
ideal, que no quiere decir irreal. Ideal desde el punto de lo humanamente
posible. Y partiendo de la realidad, cada vez más empobrecida espiritualmente,
tengo una legítima esperanza de hacer un mundo mejor, más amable. En realidad,
el mundo que yo conocí en mi infancia. Era un mundo más amable, solidario,
menos interesado, mas empático. Menos competitivo. Menos feroz.
Mi
creación es un intento de restablecer justamente ese mundo fracturado por la
ambición desmedida, la carencia de valores, la aniquilación sistemática de un sistema
basado en el desinterés por el otro y un abandono total del sentido de
pertenencia. Lo que hago con la palabra y su contenido apunta siempre a eso.
Sin retórica, mostrar que es posible optar, sumar, volver a tener una vida amable.
No solamente en una clase de yoga o meditación.
FM | ¿Cómo percibes las diferencias entre
lo que pretendías crear y lo que realmente creas? ¿Te molesta este abismo sutil
de vez en cuando? Si se ha reducido (o incluso desaparecido) con el tiempo. ¿A
qué atribuyes tal evidencia?
JP | No tengo esas diferencias cuando
escribo. Pues se impone muy fuerte lo que me sacude y tiembla y se expresa del
mismo modo. Salvo en alguna ocasión donde me he atrevido a hacer un libro
entero de poesía mística y religiosa, salmódica, donde se me colaba o se
imponía sola la impronta humanista, social. Y la presencia del paisaje humano,
desmantelado por la desidia, la aplastante indiferencia del mundo y la
demoledora falta de empatía. Fuera de este asunto puntual, no hay diferencias
entre lo que pretendía crear y el resultado.
FM | Al visitar el templo de Zoroastro,
Italo Calvino descubre que el fuego real es el fuego oculto. ¿Cómo alimentar el
fuego de la creación en su escritura? ¿Podríamos hablar de la existencia de
algún rito?
JP | No hay ningún rito en mi. No podría
apelar a nada. Ni siquiera encender una vela como para “abrir una puerta
sensorial” que nos permita hacer malabares con penachos de fuego.
Hay
un fuego interior, un torrente que se impone en mi. Sólo debo ser fiel a eso y
dejarlo que se exprese, que salga, salte, muerda el aire y caiga como un enorme
cetáceo sobre una playa desierta y milenaria. Ningún ritual. Ninguna magia.
FM | ¿Crees que hay un exceso de ideas en
el mundo y que hay una especie de mal uso de esas ideas? ¿Es necesario minar
constantemente nuevas ideas o lo que falta en el mundo es orden y perseverancia
en las ideas existentes?
JP | Pienso, declaro y afirmo que el
asunto no es el exceso de ideas, sino la falta de rigor, compromiso.
Falta
orden, perseverancia, focalización.
FM | ¿Cómo has contribuido a mejorar el
mundo?
JP | Los creadores, los artistas no
mejoran el mundo. Mejoran a los que habitan en él. Y por consiguiente van a constituirse
en personas con una sensibilidad distinta, acaso con una mirada más atenta. Y
posiblemente un trato más amable. Desde su relación con las plantas, los
animales y sus prójimos.
FM | ¿Existe una realidad Hispanoamericana
o el conjunto de sus 19 países aún no ha descubierto sus verdaderas
perspectivas culturales para la acción conjunta? ¿Cómo cree que debería funcionar
esa América tan deseada y a veces imposible?
JP | Me parece ver una realidad
Hispanoamericana, pero no completa. De a trocitos. Y eso es por una marcadísima
orientación colonialista. Una imposición ancestral. Si los centros de poder
dejaran expresar a cada uno de los pueblos que integran esa Hispanoamérica riquísima
en sabiduría, costumbres, dialectos, seria todo muy diferente. No es una
realidad imposible. El discurso instalado es “que no se puede”.
FM | ¿Qué sueles leer fuera del español?
No me refiero a la literatura, porque aquí me interesa evocar tu entorno de
lectura. ¿O creer que leer poetas es el único material imprescindible para tu
creación?
JP | La creación se nutre de todo. No
sólo de la lectura de poesía. Sino de los titulares de los periódicos, de los
avisos de las radios y televisiones, de manuales de electrodomésticos y
prospectos de medicamentos. De libros de botánica o manuales para armar una
réplica de la carabela Santa María.
FM | ¿Crees en la experiencia de la sociedad?
JP | Aún con todos los defectos que tiene
una sociedad, es necesaria. Porque nos agrupa, nos contiene. También nos
retiene y nos ajusta a su propio sistema. Algunas sociedades son más “abiertas”
y otras decididamente cerradas a cal y canto. Mas parecidas a sociedades creadas
para el apremio y la no evolución de sus integrantes.
FM | ¿Qué eres de todos modos?
JP | Un escritor. Tomé conciencia de ello
hace poco y lo asumí. En el acierto o en el error. Mejor o peor. Soy esto. Un
hombre que escribe.
FM | ¿Qué te parece la idea de incluir un
poema propio, contando algo que motivó su creación?
JP | “Mirando pasar los barcos”, es un
poema que refleja o intenta reflejar una realidad aplastante, la pesada carga
de aniquilación del individuo, la sostenida y sistemática deshumanización del
ser humano. Esto es lo que hemos hecho con el hombre. Esto es lo que hemos
hecho con la tierra que pisamos a diario, golpeándonos el pecho como si
fuéramos todos acreedores. Cuando somos todo lo contrario.
MIRANDO PASAR LOS
BARCOS
Vengo a ver
La resurrección de la luna.
A mis espaldas, la ciudad
Agoniza en su falsa intimidad.
No cuenten conmigo hoy
Para velar a sus muertos.
He venido a ver
La resurrección de la luna.
Un barco, inmenso y negro
Como la muerte, pasa
Empujando el día.
Hay zozobra en la ciudad
Y quedan, todavía en llamas,
Gritos atravesando el viento.
Vengo a ver la resurrección
De la luna.
Mientras miro pasar los barcos,
La humedad hace nidos
Y la carcoma anuncia
Una nueva devastación.
Crujen las casas
De los olvidados de la tierra
Y yo vengo a ver
La resurrección de la luna.
Los barcos abren el agua
Y yo me pregunto de qué
Hablarán en las cubiertas
En los camarotes
Si alguno siente crujir
En sus dedos
El olor de la humedad
De los olvidados de la tierra,
Cada vez que juegan
Con un trozo de pan.
A mis espaldas
La ciudad corre, se infarta,
Devora trozos de cielo, mientras
Reparte lluvia en viejos canastos.
Señor, vengo a ver
La resurrección de la luna,
Y solo veo barcos, enormes
Y negros como la muerte.
¿Dónde está la luna, Padre?
Esto empieza a congelarse
Y oscurece.
La ciudad corre, se infarta,
Mientras reparte lluvia
En viejos canastos.
Pero no llueve sobre mi rostro.
Pero no llueve sobre mis manos.
Llueve en las casas húmedas.
Llueve en los patios sin luna
Donde la ropa tendida
No se termina nunca de secar.
¿Por qué les siguen pagando
Con sal, a los más solos
De la tierra?
¿Hay algo que no he
Comprendido realmente?
¿Alguien puede explicármelo
De una buena vez,
Traigan sus ábacos
Y pizarrones.
La luna tarda en salir
Y un gemido de parto
Atraviesa esta tierra.
Yo he venido a ver
La resurrección de la luna.
Y lo único que veo
Son barcos enormes, negros
Como la muerte,
Entrando y saliendo
De la ciudad.
JORGE PALMA (Uruguay, 1961). Poeta, narrador, periodista y divulgador. Ha publicado seis libros de poesía. Entre el viento y la sombra, 1989. El Olvido, 1990. La Vía láctea, 2006. Diarios del cielo, 2006. Lugar de las utopías, 2007. La voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas, 2018. Narrativa: Paraísos artificiales, 1990 (cuentos). Su poesía ha sido publicada en varias revistas latinoamericanas y de otros países del mundo. Letralia (Venezuela). UNAM (Mexico). Akzente (Alemania). Wasafiri (Inglaterra). Actualmente es coordinador para Uruguay de la revista Caravansary (Colombia). Su poesía está traducida al inglés, francés, italiano, árabe, rumano, macedonio, húngaro, griego y alemán. Ha participado en diversos festivales internacionales de poesía como los de La Habana (Cuba). Struga Poetry Evenings (Macedonia). Granada (Nicaragua). Africa Poetry (Durban/Sudafrica). Trois-Rivieres (Canada) y Ciudad de los anillos (Santa Cruz de la Sierra/Bolivia).
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