RF | ¿Cuándo se inicia la Crítica de Arte en la República Dominicana?
PC | Debemos remontarnos a las primeras críticas
publicadas en diferentes medios por Rafael Díaz Niese, quien fue de los
primeros en crear una especie de corpus teórico en torno al desarrollo de las
artes visuales en República Dominicana, así mismo habría que agregar el nombre
de Pedro René Contín Aybar, quien de alguna manera contribuyó, con sus
críticas, a crear ese imaginario, al igual que el español Manuel Valldeperes,
cuyos artículos de prensa fueron muy importantes a mediados del siglo pasado.
Así mismo tenemos que mencionar a Emilio Rodríguez Demorizi quien con sus
libros sobre pintura y escultura en Santo Domingo, su libro sobre arquitectura
y sobre la época colonial fue uno de los pioneros de la crítica de arte en nuestro
país.
RF | ¿Cuál ha sido el papel de la crítica en el arte
dominicano?
PC | La crítica en República Dominicana ha sido
determinante porque ha organizado y documentado el desarrollo histórico de la
evolución del arte en nuestro país, su progresión imaginaria y su devenir a
través del tiempo. La esterilidad congénita de la crítica dominicana, hueso
duro de roer por el temor ancestral que se experimenta en la presencia del vacío,
ha sido escamoteada de diversas maneras. Quiero referirme a dos extremos de
esta labor que intenta disfrazar la nulidad de la crítica dominicana, y que, de
algún modo, pueden constituirse en riesgosas mistificaciones de su función. Me
referiré primero a los románticos, y en seguida abordaré, en el otro extremo
del arco, una tendencia de la crítica de nuestro tiempo a constituirse ella
misma en metáfora y en criterio absoluto de valor.
Un recorrido, arbitrario y lo que se quiera,
sobre una muestra de la crítica dominicana, reciente y no tan reciente, pone en
evidencia los múltiples préstamos a los que ésta recurre para cumplir con su
función. ¿Cómo califica? ¿Qué adjetivos emplea? Una radiografía de estos
pasajes nos indica que la crítica dominicana no puede prescindir de un léxico
que ella no ha creado y que ha de tomar de préstamo a otros campos del saber.
RF | ¿Juega el crítico algún rol en el quehacer y
divulgación del arte?
PC | Sí, juega un papel fundamental, el de
destacar las principales cualidades y atributos de la obra de arte, velando por
su posible permanencia en un plano que vaya más allá de una mera finalidad
utilitaria o mercantil, de tal manera que el público se sienta atraído hacia
ese espacio simbólico, plástico, estético, para que así se conozcan y se
divulguen las artes plásticas en nuestro país. Esa es la labor del crítico:
situar, valorar, evaluar las obras de artes y acercarla al público en general.
Adviértase el vuelo de esta definición. La crítica no solo aparece aquí como poética en sí misma;
además, en ciertas ocasiones, esta “poiesis critica” se torna superior al objeto que se supone le dio origen. De condicionada, aunque no se lo diga aquí con todas sus palabras, la crítica pasa a ser condicionante, o, cuando menos, autónoma. Supera a su objeto, va más allá de él; se convierte en otra cosa verdaderamente imprescindible.
RF | ¿Puede ser la crítica parcial o imparcial?
PC | La crítica siempre es parcial, apasionada y
tiene sus instrumentos de análisis, tiene su espacio, su instancia de saber y
por eso la crítica tiene diversas expresiones a la hora de analizar una obra de
arte, se puede inclinar por un contenido poético, psicológico, filosófico,
sociológico, etc. Pero yo creo que la crítica de mayor valencia es la que se
sitúa en la obra misma y trata, desde los mismos elementos que constituyen la
obra, de valorarla, situarla, sin instrumentalizar el aparato critico que se
utiliza, no debemos inventar métodos antes de analizar la obra, la obra misma
nos sugiere hacia donde va su valoración.
Ahora bien, la crítica puede influir en la
valoración de una obra de arte, sin embargo, el artista tiene sus propios
instrumentos para valorar su obra. No olvidemos que todo gran artista lleva un
crítico dentro, como ha dicho Paul Valéry. Podemos referirnos a grandes
maestros: Picasso en su momento no fue valorado y Van Gogh nunca vendió una
obra de arte, por citar solo algunos casos.
No siempre la intención de la crítica es positiva,
ahora, yo pienso que la crítica debe ser un ejercicio sensible del saber en
torno a una obra de arte. La crítica destructiva, la critica que no refleje el
buen manejo, no debería ser puesta en escena, no debería de ejercerse. Toda
crítica debe ser un ejercicio de buena conversación, de edificación, sobre la
obra que se critica.
El artista debe ser libre, soberano, no debe
sujetar su creación, su inclinación, hacia determinadas tendencias, hacia
determinada obra, no debe instrumentalizarla, debe ser libre totalmente. No
debe llevarse de la crítica. El crítico solo existe porque la obra existe, sin
ella el crítico no existiría. Así que el artista debe responder a su necesidad íntima
y personal, a su necesidad espiritual.
RF | ¿A cuáles fuentes debe dirigirse un apasionado de la
crítica, para saber de arte dominicano?
PC | Para la crítica de arte en la República Dominicana están las publicaciones
de Rafael Díaz Niese, Pedro Contín Aybar, Emilio Rodríguez Demorizi “España y
los comienzos de la Pintura y la Escultura en América” del año 1966, “Pintura y
escultura en Santo Domingo” del año 1972;
Manuel Valldeperes, “Obra crítica en el periódico El Caribe 1962-1969”; Jeannette Miller y María Ugarte, “Arte
Dominicano, Pintura, Dibujo, Gráfica y Mural, 1844-2000”; Danilo de los Santos, “Memoria de la Pintura
Dominicana”, en 8 tomos; Cándido Gerón, “Enciclopedia de las Artes Plásticas
Dominicanas”, 1844-2003; Marianne de Tolentino, Mirna Guerrero, Amable López
Meléndez, Odalís G. Pérez, Laura Gil, entre
muchos otros.
RF | ¿Qué rol juega la Asociación de Críticos de Arte en
este contexto?
PC | La Asociación de Críticos en República
Dominicana debería desempeñar un papel importante en la difusión y promoción del
ejercicio artístico nacional, a través de la investigación y de la creación de
un espacio de discusion de ideas y proyectos en torno al arte nacional.
RUTH FELIX (República Dominicana). Artista plástica, Arquitecta, Lic. en Crítica e Historia del Arte, Máster en Artes Visuales por la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
CHRISTINE BOUMEESTER (Indonésia, 1904-1971). Nossa artista convidada se
expressou através de colagens, óleos, litografias, desenhos,
aquarelas. O ritmo de sua plástica define a presença de modulações sugestivas,
delicadas passagens de cores e formas, em atmosfera quase onírica. Casada com o
gravador Henri Goetz – que ela conheceu em Paris, para onde se mudou, em meados
dos anos 1930, após residência em Amsterdã, cidade onde realizou sua primeira
individual–, o casal descobre no Surrealismo uma significativa afinidade que
definiria sua linguagem. As relações resplandeciam: Picasso, Breton, Éluard,
Wilfredo Lam, Hans Arp. Com a chegada da 2ª Guerra Mundial, Christine e Henri
se recolhem na pequena Carcassonne, ao sul da França, e ali se encontram com
alguns integrantes do grupo surrealista belga (Raoul Ubac, René Magritte, Louis
Scutenaire) e, juntos, fundam a revista La
main à plume, que resistirá de 1941 a 1944. Após este período Christine
realiza uma série de exposições e é celebrada pela crítica como uma relevante
artista abstrata, embora essa abstração seja fruto não de uma evasão de
sentido, mas antes do recorte de uma paisagem onírica onde a artista busca
precisar novos valores imaginários.
Agulha Revista de Cultura
Número 226 | março de 2023
Artista convidada: Christiane Boumeester (Indonésia, 1904-1971)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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