Desde dicha perspectiva literaria, la nueva
crónica de indias establecería otra mirada sobre la realidad contemporánea en
donde las escritoras y escritores hispanoamericanos ejercerían, al igual que
los antiguos cronistas de indias, la reescritura de nuestra compleja realidad,
y como bien lo afirmó la escritora Helena Poniatowska, en la que el documento
pasaría a ser el arte del futuro.
La
literatura en medio de su verosimilitud genera preguntas que llevan a quebrar
las lógicas y certezas que se han creído como las únicas factibles. Su
propósito es cuestionar, desmitificar y acabar con la unicidad, la versión
totalitaria, que en muchas ocasiones se teje alrededor de la historia entendida
como ciencia. “Ganamos el paraíso cuando nos desprendemos de la historia
única”, nos afirma la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. La
literatura nunca ha dejado de entretejerse con la historia, y aprovecha hoy la
inmensa información que circula y ella es fundamental para volver de nuevo a
los hechos a partir de otras relecturas.
Sin
lugar a duda, la obra de Gloria Guardia es un ejemplo de cómo se trabaja la
relación entre la literatura, historia y el mito a partir de documentos que
usan para su encuentro y elaboraciones.
Gloria fue merecedora de varios premios literarios tanto nacionales como
internacionales. En esta trilogía, por ejemplo, no se esconden las fuentes y
por lo contrario, las enseña y destaca compartiéndolas con sus lectores. Su
labor es la búsqueda, y el encuentro con lo inusual, su acercamiento a la otra
cara de la moneda, lo que se quería desconocer y que termina por ser un aporte
a la nueva crónica de indias. En otras palabras, sus textos vienen acompañados
de un ars poética, una cronología de los hechos y de una exposición detallada
de cómo se ha alimentado su escritura.
Gabriel
García Márquez consideraba que el buen escritor, al igual que un buen sastre,
no debía mostrar sus costuras, pero es exactamente lo que esta autora hace en
los textos de su trilogía, mostrar las costuras, y me llama la atención
exactamente que en su literatura, nos revela como fue su encuentro con lo
enigmático, renovador, inaccesible y misterioso. Las grandes obras de arte
siempre serán novedosas, y por ello mismo, aportes al conocimiento.
En
alguna ocasión me decía el escritor y director de cine español Manuel Gutiérrez
Aragón, que la novela “es un género desagradecido”, por esconder las costuras y
las fuentes de las que beben, y en cierta forma hay una especie de apropiación
de los aportes que subyace detrás de este hecho.
Hoy día,
gracias a la labor de múltiples autoras que han trabajado la relación entre la
historia y la literatura, me pregunto si esta actitud “desagradecida” no será
más una característica más masculina, de género e histórica, ya que la visión
del autor un como dios, el gran demiurgo creando un mundo total, no deja de ser
soberbia y en esta época, ya se entiende como anacrónica.
Durante
siglos muchas mujeres vivieron en la trastienda de la producción y hoy día, se
les comienza a reconocer sus aportes en las obras con las que colaboraron.
Evidentemente la nueva literatura realizada por mujeres no se contenta con solo
tener una habitación propia sino también por demostrar que la literatura es una
forma de encuentro, descubrimiento y que no se logra de manera espontánea sino
el producto de la labor investigativa y el rigor.
Si bien
Gloria Guardia tiene mas de una novela en donde entretejió la historia
latinoamericana con la ficción, creo que su obra magna es Maramargo,
compuesta por 3 libros: El último juego, Lobos al anochecer y El jardín de
las cenizas. Esta trilogía cubre diversas etapas en la larga lucha de los
panameños frente al colonialismo norteamericano que perduró 97 años. Las
novelas nos llevan a través de la historia de Panamá desde su compleja
separación con Colombia, cuando Estados Unidos impuso, a principio de siglo sus
demandas coloniales, apoderándose de la zona del canal y declarándola
territorio norteamericano. Y concluye con la entrega del canal el 14 de
diciembre de 1999 reconociendo la soberanía del Panamá sobre la zona del canal.
Los escritores, sabemos que los temas políticos pueden resultar riesgosos, en
términos literarios, pero El último juego es un ejemplo de cómo se urde
la ficción con la historia. Gloria Guardia sabía que lo cotidiano y la vida
íntima de los seres humanos termina por ser el corazón de las novelas.
Roberto
Garrido es el protagonista-narrador de la primera novela de la saga de Maramargo
y el representante del gobierno de General Omar Torrijos en las negociaciones
canaleras entre Panamá y los Estados Unidos. La novela inicia como si
estuviéramos en un diálogo entre Garrido y su amante Mariana Paniza a quién la
llama a lo largo de la obra, Mariana-Marina-María-miamor y recuerda la nefasta
noche que vivieron de 1976. Pero, gracias al manejo impecable de las
técnicas literarias, se nos conduce a un dramático monólogo, elaborado a partir
de asociaciones libres que van fragmentando los tiempos, espacios y temas. En
medio de una narración frenética se transporta al lector a diversos terrenos
disimiles, donde se entreteje lo político, con lo cotidiano y trivial. A lo
largo de las páginas de esta corriente de la consciencia se enlazan las
noticias de la radio, las propagandas, los titulares de prensa, una rayuela,
que curiosamente también es un obituario, las señales de tráfico que se cruzan
en la narración, las revistas de vanidades, los palacios de la ciudad, los
famosos restaurantes, lo que comen y toman, en fin, todo aquello que en medio
de los Whiskey y las banalidades de las clases dominantes que se revela
en toda su mezquindad.
El
corazón de la novela es una fiesta que Roberto Garrido y su esposa Queta
ofrecen en su lujosa residencia en honor al Embajador Wilson de los Estados
Unidos y se subrayan las adulaciones al diplomático y su esposa. Y el baile,
que se presenta como otro juego, en el que Queta decide sacar al Embajador y
enseñarle los pasos y a quien le dice: its quite simple, Mr. Ambassador just
fallow us, quite simple…(es muy fácil, Sr. Embajador, solo síganos, muy
fácil) Y los asistentes palmeaban y
cantaban, “panameño/ panameño/ panameño vida mía, yo quiero que tú me lleves al
tambor de la alegría.” Pero, de pronto irrumpen la fiesta unos guerrilleros pertenecientes al
comando Urracá y las balas comienzan a tronar y rebotar en las paredes,
quebrando vasos, botellas, y ceniceros. Los invitados, corren intentando
esconderse entre los árboles nativos y los pinos de la casa traídos desde Miami
en la piscina o intentando saltar la tapia. Pero, los guerrilleros los
acorralan. Y les gritan: ¡Ustedes traidores-vende-patria, contra la pared y
pongan los brazos en alto! Y todos al unísono repetían: ¡Bases No! Óigalo bien
Garrido, ¡Eso nunca!... Panamá Soberana en la zona del Canal.
A medida
en que pasan los hechos Roberto le va contando a Mariana-Marina-Mariamor, lo
que sucede después del asalto, en esa noche en donde los juegos de poder, los
engaños se volvieron peligrosos y que en últimas termina por anudarlos a
todos. La novela navega entre el juego
político y el amor, ambos complejos y llenos de trampas. No es casual que el
comandante guerrillero les diga: “Ustedes han buscado siempre el juego de las
negociaciones con el poder central imperialista, algo así como negociar con
Ustedes mismos…”
Las
diversas miradas sobre la realidad política contrastan y se contraponen a lo
largo de sus páginas. Gloria Guardia nos lleva también a entender que la elite
panameña se encuentra a su vez enfrascada en una encrucijada histórica, ya que
entre ellos prevalece una visión extranjerizante que contrasta con el
nacionalismo de las clases populares.
La
contradicción entre las necesidades del poder y el pueblo, lo devela también
Garrido en la entrevista que sostiene con el corresponsal del Wall Street
Journal. Y si bien duda en conferir la entrevista, no obstante, por último
acepta, porque al fin y al cabo es el periódico de Wall Street y la clase
dirigente norteamericana. Durante el encuentro, de nuevo en medio de un flujo
de consciencia y sopesando lo deberá decir, se da cuenta y se repite a si
mismo…Te cuidado, se te acusa de revisionista, calla, en verdad, si lo soy, lo
somos todos, lo es también él, eso es mi General (Torrijos) Mariana, es un
revisionista como tantos otros, pero algunos dicen lo contrario, incluso lo han
llegado de acusar de abolicionista y comunista…
En
últimas el gobierno negocia con los guerrilleros quienes salen del país en un
avión a Trípoli con los 3 millones de dólares que pidieron de rescate por
rehenes.
Ahora
bien este asalto guerrillero no es un hecho histórico y no se produjo en 1976
cuando se escribió esta novela, pero si ocurrió en Colombia en 1982 en la
Embajada de la Republica Dominicana. Por algo se dice que la ficción se
adelanta a la realidad. Pero, este diálogo-monólogo sin duda a ratos
enternecedor y dramático entre Garrido y Mariana-Marina- Miamor conmueve por su
intensidad y solo al final de la novela venimos a descubrir que Roberto Garrido
le ha estado hablando a lo largo de toda la novela, no tanto a su amante, sino
a su recuerdo.
El
segundo tomo de la trilogía, Lobos al amanecer, nos lleva al 2 de enero
de 1955, cuando en el hipódromo Juan Franco, el presidente y militar panameño
Juan José Remón es asesinado mientras celebraba con sus amigos el triunfo de su
yegua Valley Star. La carrera también fue arreglada como todos los “juegos” que
tienen lugar a lo largo de la trilogía. Esta es una novela negra, que revela el
complejo contubernio entre el poder militar, el político con las mafias tanto
nacionales como internacionales que se apoderaron de Panamá.
La
novela nos camina por los pasillos de la corrupción y del bajo mundo, durante
la década de los 50, y las alianzas entre las mafias y las agencias de
inteligencia como la CIA que operaban sin prohibiciones ni empacho
alguno. En este contubernio tumbaban presidentes de la región como fue el caso
de Jacobo Árbenz en Guatemala, derrocado por la CIA por no ser un títere
del Imperio. La novela inicia con un epígrafe diciente de Jorge Luis Borges,
“zumban las balas en la tarde última. Hay muerte y hay cenizas en el viento.”
La obra
describe cómo se planificó el magnicidio del coronel Remón. También los oscuros
negocios de Remón así como los de su mujer o la “niña Ceci” o “la Dama de la
bondad”, y como ella su modelo era nada menos que Evita Perón. La conducta de
Remón y su mujer resultaron a la larga inaceptable e incomodos para los
intereses norteamericanos, pero no tanto por su corrupción o sus negocios con
drogas, sino por sus posiciones nacionalistas que no le gustaron para nada a
presidente Eisenhower.
Esta
novela también explica porque y cómo se transformó Colón, el puerto panameño
del Atlántico, en el lugar predilecto para los negocios y tráfico de la mafia.
Y los dólares empezaron a llenar sus arcas de manera desmedida. No es una
casualidad que Panamá terminará por convertirse en un gran centro financiero y
un paraíso fiscal.
Al final
la novela nos cuenta la verdad del magnicidio de Remón, pero que sólo se vino a
revelar cuarenta años después cuando los periodistas del Washington Post e
informantes claves reventaron el bombazo y revelaron detalles sustanciales del
enlace mafia/CIA en múltiples operaciones alrededor del mundo, entre ellos el
homicidio del presidente Remón en Panamá. El trabajo documental termina por
jugar un papel central en esta obra.
La
novela concluye con Ana Lorena, la protagonista revisando, los archivos de su
padre un reconocido abogado y político sobre el magnicidio y la manera en que
injustamente la prensa de la época se empeñó en asegurar que el vicepresidente
José Ramón Guizado era el autor intelectual del asesinato. A Guizado se le
expulsó de la Presidencia, encarceló y torturó sobre la base de falsos
testimonios. Solo años después, se revisó su caso y fue declarado inocente.
La
novela termina analizando como los norteamericanos, nunca aceptaron ningún
mediador y se mantuvieron firmes en que los tratados anteriores no podían ser
modificados. Todos los presidentes panameños de ahí en adelante quedaron
amarrados a la cláusula de la “mordaza perpetua” impuesta por los gobiernos
norteamericanos.
En el
tercer volumen titulado, El jardín de las cenizas, la narradora y
personaje central es Elvira Garrido de Arosemena. Una señora notable y
aristócrata, hija de proceres perteneciente a los fundadores de la República
que cuenta con 93 años y gracias a su longevidad ha sido testigo presencial de
gran parte de los eventos de la historia de Panamá.
Los
capítulos, de esta novela vienen con unas fechas en su encabezado, lo que le da
un sabor de diario. Y sin embargo más que un diario continuo, da saltos en el
tiempo. Este hecho tampoco resulta casual ya que el libro, le confiere especial
importancia a la memoria, a recordar, volver a los hechos estableciendo con
ello otras perspectivas y contextos. Por ello, al igual que la fragilidad de la
memoria, los saltos en el tiempo en la narración resultan dicientes.
La novela
rota alrededor del 14 de diciembre de 1999, día de la ceremonia de la
transferencia del canal a Panamá. El volumen recorre los diferentes tratados,
hasta llegar al de Torrijos-Carter. Durante la ceremonia se nos cuenta que ni
el presidente Clinton ni la secretaria de Estado Madeleine Albright, asistieron
al evento. Estados Unidos envió como su representante al expresidente Carter,
quien jugó un papel central en la entrega del Canal a sus verdaderos dueños.
Elvira
afirma que el pasado ha dejado de ser monopolio de los historiadores y que su
versión sobre los hechos, y que desde el lugar y tiempo en que ella los ha
experimentado termina por validar su perspectiva y dice que es tan legitima
como la de cualquiera que se jacta de ser una autoridad en la materia.
Vuelve
al televisor para acabar de ver la transmisión y reflexiona sobre las ironías
de la historia, y como Omar Torrijos haya quedado como un héroe y un estadista
y no un dictador. Pero también analiza como detrás de todo, ha habido razones
geopolíticas que llevaron a Carter a entregar el canal. Y más que un acto de
filantropía, fueron las tensiones y que el canal corría el peligro de ser
saboteado por grupos izquierdistas que ganaban terreno día a día a menos que se
negociara un documento acorde con los tiempos. También se buscaba que Panamá
fuera un amigo y ante todo aliado de los Estados Unidos en la región y que no
terminara bajo a orbita rusa.
La
trilogía muestra la compleja historia del colonialismo norteamericano y que
tuvo su mayor prototipo en Panamá, así como la degradación de las clases
dirigentes en América Latina ante el imperio de las drogas, el dinero fácil y
la corrupción.
Esta
trilogía incluye una interesante cronología y una lista de agradecimiento a los
historiadores y personajes que le colaboraron y facilitaron información valiosa
para construir ésta obra. La cronología a dos columnas, contrasta la ficción
con la historia, donde a la izquierda encontramos los acontecimientos centrales
en la ficción de Maramargo y a la derecha los datos de los principales
hechos históricos de Panamá entre 1.868-1.999.
No creo
casual que Gloria Guardia concluya su trilogía con un cuadro cronológico a dos
columnas enseñándonos las correspondencias y diferencias entre la novela e
historia.
Diversos
críticos han hablado de la muerte del autor. Pero, reconocer que la literatura
también es un tejido compuesto por múltiples hilos y una labor colectiva, es un
hecho que no la demerita, antes por lo contrario permite elaborar una realidad
más compleja y aumenta nuestra comprensión de la misma.
La nueva crónica de indias, es el producto de diversas voces, como bien nos lo demuestran esta destacada autora panameña cuando entreteje diversas fuentes para cuestionar y generar una mirada distinta, reveladora y fascinante de la historia, a través de la buena literatura.
Azriel Bibliowicz (Colômbia, 1949) é doutor em Sociologia pela Universidade Cornell e foi professor visitante e professor de Sociologia e Literatura em diversas universidades dos Estados Unidos e da Europa. Colunista do El Espectador, em 1981 recebeu o Prêmio Nacional Simón Bolívar de Jornalismo. Desde 1983 está vinculado à Universidade Nacional da Colômbia, onde foi agraciado com a Medalha de Mérito Acadêmico em 2004. Entre seus romances estão: El rumor del astracán (O Rumor de Astracão); Flaubert: historia de una cama (Flaubert: The Story of a Bed), Migas de pan ( Breadcrumbs, a ser lançado em 2023, pela Tusquets Editores LatAm) e Del agua al desierto (From Water to Desert , Tusquets Editores LatAm ).
SUZANNE VAN DAMME (Bélgica, 1901-1986). Pintora posimpresionista belga que evolucionó hacia el surrealismo en la década de 1940. Se formó en las Academias de Bruselas y Gante y en el Studio L’Effort de Bruselas. Durante su estancia en Ostende, recibió la influencia de James Ensor. A principios de la década de 1930, Van Damme se mudó a París, donde conoció al pintor y poeta italiano Bruno Capacci, quien se convirtió en su marido. Ella pasó mucho tiempo en París, el sur de Francia, Londres y Florencia. En 1941 entró en contacto con los surrealistas y participó en la Exposición Internacional Surrealista de 1947 en París, organizada por Breton y Duchamp. Sus obras de los años 1940 hacen claramente referencia a Picasso, De Chirico, Seligmann y también a Toyen. Expuso en la Bienal de Venecia en 1935, 1954 y 1962 y en la Bienal de São Paulo en 1953. Cuando más tarde se mudó a Florencia, comenzó a crear obras más abstractas antes de desarrollar un lenguaje muy personal lleno de signos y símbolos. Sus obras se convirtieron entonces en conjuntos de ideogramas compuestos por minipinturas con elementos abstractos y figurativos. Es de lamentar, sin embargo, que su obra surrealista de pinturas haya sido comprada por coleccionistas y rara vez aparezca en colecciones públicas. Suzanne van Damme es la artista invitada en esta edición de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 257 | novembro de 2024
Artista convidada: Suzanne van Damme (Bélgica, 1901-1986)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2024
∞ contatos
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