La Habana como la llamaremos de
ahora en adelante, cuenta la vida erótica de un adolescente, y luego de un hombre
joven, en La Habana de los años cuarenta y cincuenta. Es, por tanto, una Habana
difunta, la de los recuerdos de Cabrera infante, difunto muchacho de un reino que
ya había inmortalizado en su obra anterior. De esa obra y mucho más de la reciente,
conversó G.C.I. con el autor de esta entrevista, concedida excepcionalmente, ya
que el prestigioso autor cubano, que vive ahora en Londres, no responde sobre estos
temas sino por escrito.
HAT | ¿Qué relación hay, en su obra, entre experiencia y literatura?
GCI | En realidad es una pregunta compleja. Me gusta que me hable
de experiencia y no de experimento que es una palabra que yo detesto con respecto
a la literatura. Yo trabajo poco con experiencias, para mí ese clisé de la agonía
de la página en blanco no existe, porque yo fundamentalmente con lo que voy cubriendo
la página es con recuerdos, todos esos recuerdos han sido facilitados por la memoria,
y la memoria, como usted sabe, es una traductora y a veces una intérprete, intérprete
en el sentido de interpretar un lenguaje en otro, una intérprete muy fiel. Yo acepto
que es un inconveniente, pero eso me garantiza que tenga una base primera, un fundamento
sobre el cual trabajar más tarde. Entonces en realidad la experiencia o las experiencias
están siempre limitadas por arbitrio del recuerdo, pero, finalmente, yo no voy en
busca del tiempo perdido sino del espacio a encontrar, que es el espacio lingüístico,
que es a veces oral o simulacro de oralidad como ocurre en T.T.T. o es un espacio
dado como en La Habana.
Con La Habana yo tenía un primer borrador que era mucho más
lineal que el libro actual, pero que estaba atiborrado de datos, tanto es así que
en la versión final, aunque yo soy un escritor que tiende a añadir más que a quitar,
en la versión final, en el borrador final, limé ciento veinte páginas del libro.
Entonces este primer borrador a mí me servía como un andamiaje para construir mi
edificio de palabras, en este caso una ciudad de palabras, y al hablar de ciudad
le puedo hablar no solamente de topografía, la referencia al terreno, sino de topología
en el sentido que tiene esta ciencia moderna que entre otras cosas se dedica al
estudio de los nudos, es una ciencia que a mí me interesa mucho, aunque yo soy poco
científico, me interesa porque se interesa por fenómenos que en otro tiempo y aún
hoy, a otros científicos, parecen meros juegos.
HAT | Leyendo en La Habana para un infante difunto, las primeras ciento y pico de
páginas se percibe un tono autobiográfico que desaparece después…
GCI | Bueno, en realidad estas ciento y tantas páginas de La
Habana juegan el papel del maestro de ceremonias en T.T.T., eso es exactamente un
prólogo, una presentación, que es algo más difícil de describir pero que parece
una verdadera metamorfosis, hay una localización suya en un tiempo histórico-humano,
hay una presentación de un local absolutamente extraordinario y desconocido para
el narrador, como es el solar habanero. Ese extraordinario falansterio. Ese descubrimiento
de La Habana primero que nada que él realiza en esas ciento veinte páginas, está
el descubrimiento del lenguaje de La Habana que él tiene que aprender como si estuviera
en tierra extranjera y está, además, muy importante, el descubrimiento del sexo.
HAT | Después de publicar La Habana , de haberla escrito y decidido publicarla ¿cómo
ve usted , cómo leería T.T.T.? ¿cómo la arqueología de La Habana para un infante
difunto?
HAT | ¿Qué relación ha tenido con Conrad, Nabokov y Borges?
GCI | Yo soy un gran admirador de Conrad por lo que diviso fue
una hazaña literaria. Conrad era un hombre de una enorme valentía personal y es
curioso que estos tres escritores mencionados son escritores de un gran coraje tanto
personal como intelectual. Conrad lo que hizo fue, después de hacerse embarcado
en muchas aventuras físicas, se embarcó en una última aventura, que es la aventura
del lenguaje, cómo él llegó a conquistar el idioma inglés, que es un idioma desordenado,
caótico, con más excepciones que reglas. Yo nunca me lo explicaré, porque además
él comenzó muy tarde, él no tenía una base inglesa, de haber aprendido inglés cuando
niño como Nabokov, y Conrad lo hizo admirablemente. Su inglés no es que sea impecable,
es un inglés creador, a mi no me interesa si él comete faltas o si hay frases que
no son gramaticalmente correctas, eso es lo de menos, Faulkner está lleno de incorrecciones
gramaticales, eso no interesa para nada a la literatura, la gramática es una cosa,
la literatura es otra. Pero no puedo decir que Conrad haya tenido en mí una influencia
porque mayormente la de Conrad es una literatura de aventuras y hacia el final de
su vida es una especie de literatura introspectiva que va a recordar algo que él
rechazaba profundamente: el alma eslava. El decía con toda razón que no era ortodoxo,
que era un polaco y que era católico en vez de ortodoxo, pero sin duda está presente,
bajo los ojos de Occidente es una novelística eslava, y a mí francamente este tipo
de novela no me interesa para nada.
Otra cosa que yo hecho de ver mucho en Conrad es su sentido
del humor, no tiene ninguno, no existe para él, se toma terriblemente en serio.
Por el contrario, Borges y Nabokov son escritores, sobre todo el último para quienes
el humor es primordial y más que nada esencial. El humor de Borges es más sutil,
más difícil de apreciar cuando él esta hablando en serio de cuando está hablando
en broma, y aún sus pretensiones metafísicas son en últimas una broma. El mismo
cuento El Aleph es
todo una gran broma y no hablemos de Borges cuando escribe los cuentos policíacos
junto con Bioy, los cuentos o problemas de Parodi, el hecho mismo de escoger el
nombre Parodi para el personaje principal indica sus intenciones paródicas. Yo mediría
las influencias de Borges en mí en unas cosas muy voluntarias. Además de préstamos
de ciertas fórmulas borgianas, por ejemplo, entre a hacer esa distinción entre el
uno y el mucho y que finalmente se prueba indistinguible como en cantaron varios
pájaros al alba o tal vez cantó uno muchas veces, eso es una construcción que yo
aprendí de Borges, igualmente de Nabokov, pero por ejemplo yo me doy cuenta de que
cualquiera de los dos se horrorizaría ante la lectura de mis textos, le espantaría
la buscada vulgaridad.
GCI | Borges siempre tiene esas actitudes de modestia, que bien
examinada se muestran como falsa modestia. Yo estoy seguro de que él íntimamente
no se encuentra indigno de ningún escritor del siglo XX, él podrá encontrarse indigno
de Shakespeare porque todos nos encontramos indignos de él, pero no estoy seguro
de que se encuentre indigno, por ejemplo, de Nabokov, a quien yo tiendo a considerar
como mejor escritor que Conrad. Sí hay una conciencia, es decir, en Conrad había
una conquista del lenguaje, en Nabokov hay una conciencia del lenguaje, hay un uso
de la parodia, un uso de ciertos recursos retóricos tomados como un gran grano de
sal. Pero a mí realmente lo que sí me interesa es Conrad, es su gran triunfo en
el aspecto literario, cómo él logró imponerse en una sociedad absolutamente extraña,
y una sociedad que en esa época era muy realmente enemiga de los extranjeros.
La prueba de esto es que Eliot escribió un artículo sobre
Conrad, Eliot, un americano que se anglicanizó voluntariamente de una manera decisiva,
fue a ver a Conrad y se sorprendió de que él tuviera un acento polaco muy fuerte,
al extremo de que él no podía entender casi lo que Conrad decía, y no olvide que
Eliot se había convertido en un inglés absoluto, no se podía distinguir su ascendencia
americana. Lo mejor de la visita de Eliot a Conrad es esa anécdota que le repito.
HAT | ¿Qué relación hay entre Rayuela y T.T.T.? Alguien me dijo que Cortazar conocía
y utilizó para esa novela su libro Un oficio del siglo XX, del cual también surge
T.T.T.
GCI | Bueno, yo no tengo evidencias de eso, yo no puedo acusarlo
de semejante uso. Lo único que tengo es el conocimiento de Cortazar no como escritor,
yo conocí a Cortazar en el año sesenta y dos porque amigos habaneros lo habían conocido
en Cuba e insistían en que yo lo conociera … y cuando lo conocí él no había publicado
Rayuela entonces yo si le lleve un ejemplar de Un oficio del siglo XX y a él le
gustó bastante y me dijo: ¡ah, que bien estas colecciones! Y me mencionó dos o tres
autores que han hecho semejantes sacos para meterlo todo, pero yo creo que en ese
tiempo ya Rayuela estaba en la imprenta o por lo menos terminada.
HAT | Yo no creo en su afirmación de que no haya leído Paradiso .
GCI | Le puedo confesar que yo leí exactamente diez páginas de
Paradiso y la encontré absolutamente impenetrable.
Sin embargo, yo soy un gran lector de la poesía de Lezama y ésta aparece citada
muchas veces en La Habana, versos enteros. Recientemente he escrito un largo ensayo
sobre Lezama Lima y Virgilio Piñero, una biografía a dúo, se titula Vidas para leerlas
…
HAT | ¿Cuál es su relación con los clásicos griegos y los romanos?
GCI | En el bachillerato yo era un buen estudiante, pero en realidad
un pésimo oyente de clases, yo me leía el texto un poco antes de entrar al examen
y como la mayor parte de los estudiantes lo regurgitaba todo en la mañana del examen.
Pero un día estaba en una clase de literatura clásica con un profesor que era un
hombre extremadamente afectado y hasta distante, un poco amanerado al hablar, y
empezó a hablar de Ulises y llegó a la parte en que Ulises regresa a Ítaca y de
como sólo es reconocido por su perro, Argos, quién al reconocerlo muere. Entonces
yo tenía un perro, yo era un gran amante de los perros y a mí me conmovió profundamente
este relato y fue para mí un verdadero cambio de vida. Ahí fue donde yo empecé a
interesarme por la literatura. Fuí a la biblioteca y pedí La Odisea, me la leí completa, me leí también La Ilíada que me pareció,
contra muchas opiniones contrarias un libro inferior a La Odisea, es decir a mí no me interesaba nada Aquiles, me parece un
personaje repulsivo, lleno de ira, un ejemplo de héroe negativo. Pero Ulises me
pareció un héroe extraordinario, me gustó mucho su astucia y su relación con dos
o tres mujeres del libro, concretamente con Naussica y con Circe y menos interesante
con Penélope, porque Penélope representa la vida doméstica, y allí empecé a leer.
GCI | Yo no puedo hablar de Trópico de cáncer porque nunca lo
he leído. Pero es interesante que señale lo de Tristán e Isolda, porque es una leyenda
que me interesa profundamente. Yo me he leído casi todo lo que hay sobre Tristán
e Isolda, inclusive me compré antes de venirme para acá un libro que no he terminado
de leer. He viajado a los sitios donde supuestamente se desarrolla la leyenda, donde
todavía se conservan los nombres celtas de la época donde se supone ocurrió. Para
mí es una de las grandes invenciones literarias y míticas de Occidente, además hay
citas textuales en La Habana de Tristan e Isolda.
HAT | Tampoco Durell…
GCI | Yo nunca había leído el Cuarteto de Alejandría, entonces cuando terminé La Habana tuve la curiosidad de saber exactamente
que había hecho él con respecto a Alejandría…
HAT | Terminemos entonces hablando de Kafavis…
GCI | Para mí Kafavis es hasta ahora, y faltan todavía veinte
años, el más grande poeta del siglo. Sin nada de todas esas citas de Eliot, a escondidas
o después, hechas explícitas al final, nada de toda esa serie de trucos malos de
Ezra Pound, y así podíamos seguir revisando poetas más o menos importantes que en
realidad no lo son, lo son simplemente porque los ha impuesto la cultura anglosajona,
pero no porque sean realmente poetas importantes. Además yo te diría a ti que yo
detecto un gran tufo de fraude de Ezra Pound, y Kavafis, por ejemplo, es un poeta
que yo me imagino que será un poeta aún más extraordinario en griego, pero es un
poeta que vence las traducciones, yo he leído en inglés, lo he leído en español
-déjame decirte que hay una traducción lamentablemente no continuada, del escritor
catalán Joan Ferrate al español que es mucho mejor inclusive que la traducción de
la señorita Dalven al inglés y que incluso Kavafis alcanzó a aprobar personalmente-.
Entonces hay una especie de abismo que se salva por el puente de la poesía entre
Kavafis y la mayor parte de los lectores que es su homosexualidad, la condición
verdaderamente declarada de homosexual del autor es decir, no hay nada de los disfraces
de otros escritores. Yo quisiera, ojalá que hubiera una verdadera influencia de
Kavafis en La Habana para un infante difunto,
porque ése si que yo creo es el poeta de Alejandría y que Durell es el falso cronista
de Alejandría.
HAROLD ALVARADO TENORIO (Colômbia, 1945). Poeta, ensaísta, tradutor. Tiene una biografía curiosa: aprendió a leer, escribir, sumar y restar en la pizarra de la escuela de un descendiente de esclavos y más tarde en una escuela donde un matemático y geógrafo le enseñó la inmensidad del mundo en un frágil globo terráqueo mientras le hacía leer a Oscar Wilde, Shakespeare, Jorge Isaacs o Knut Hamsun. En la Universidad Nacional de Colombia promovió la creación de la carrera de estudios literarios tras años de desdén por las literaturas nacionales; fue director del Departamento de Literatura, ejerciendo actividades como periodista en el periódico La Prensa, donde dirigía la página de Cultura, lo que le valió el Premio Simón Bolívar. En Pekín trabajó como asesor cultural para la editorial China Today y publicó la antología Chinese Love Poems, que desde entonces ha sido reeditada en varios países. Creó la revista virtual e impresa Arquitrave, de la que es director. Tradujo la poesía de Cavafy y Eliot. Su poesía ha sido traducida a varios idiomas y colabora con diversos medios literarios y periodísticos de América y Europa. Arquitrave cuenta con más de 70 números publicados, todos impresos y de gran circulación, con un contenido dedicado esencialmente a la poesía y un alcance que abarca a poetas de todo el mundo, desde las tradiciones más antiguas hasta la actualidad.
ALICE MASSÉNAT (Francia, 1966). Residente en París, donde trabaja como correctora. En el dibujo, ha realizado algunos trabajos con Willem den Broeder (1951). Sus libros de poesía incluyen: Le Catafalque aux miroirs (2005), Ci-gît l’armoise (2008), À bras-le-corps (2012), La Vouivre encéphale (2013), Glossolalia des ongles (2019), La Balafre au minois (2020) y L’Ombre à cœur (2021). Alice busca una libertad que siempre pueda llevar más allá de todas sus expectativas. En 1983-1984, tuvo dos encuentros que resultarían decisivos: Jimmy Gladiator (presentador de las revistas Le Mélog, La Crécelle noire, Camouflage etc.), que la introdujo en un mundo poético habitado por el surrealismo y donde la imaginación ocupa el primer lugar; Pierre Peuchmaurd, cuya inspirada escucha le permitió elegir sus propias palabras, incluso para dar rienda suelta a su ira. Más tarde, frecuentó el grupo surrealista de París. Desde entonces, ha publicado sus textos poéticos en revistas y en forma de folletos o antologías. Alice Massénat es la artista invitada de la presente edición de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
CODINOME ABRAXAS # 07 – ARQUITRAVE (COLOMBIA)
Artista convidada: Alice Massénat (Francia, 1966)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
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∞ contatos
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FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com







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