Introducción General
A través de estas páginas invitamos a nuestros lectores
a participar de una aventura sin precedentes en la historia literaria americana:
La de asistir al nacimiento y la evolución de todo un movimiento sin manifiestos
ni declaraciones ideológicas, sin banderías políticas, salvo en algunos detalles
conchoprimistas (Concho Primo era la
imagen del montonero armado hasta los dientes, que a principios del siglo mantuvo
en jaque a los gobiernos, y por extensión, para referirse a estos alzados, se les
llamó conchoprimistas). de una manera
silente, con una persistencia increíble, que no solo surgió y floreció originalmente
en la ciudad capital de la República durante el auge y la decadencia del modernismo
y en medio de la algarabía vanguardista, sino que se propagó por todo el territorio
nacional un poco al margen de otras temáticas vehementes, pero en el centro mismo
de la afirmación de la nacionalidad, mientras se peleaba en nuestros montes, y al
final, una oprobiosa invasión que contribuyó a confirmarla, de tal modo, que más
que una tendencia, por haber sido masiva la participación de poetas, versificadores
y prosistas líricos, incluyendo periodistas, consideramos adecuado decir que fue
un movimiento revolucionario del lirismo nacional.
Contarles esta aventura
insólita es el motivo del presente estudio, el cual, dadas las dimensiones del fenómeno,
rebasa los consabidos límites de brevedad que norman los ensayos literarios; sospechando
que siendo abundantes las muestras, más que uno a secas, en un género donde el autor
tiene libertad absoluta para manifestarse, podría considerarse un ensayo antológico.
Sin embargo, curiosamente,
sobre el siglo XIX, hay profusas referencias de esos mismos críticos e historiadores
nuestros, con más ejemplos, a pesar del atraso general de la educación en nuestro
país, hasta la llegada al final de la centuria de los maestros puertorriqueños encabezados
por Eugenio María de Hostos (1839-1903) y Román Baldorioty de Castro (1822-1889),
y otros
No abundamos sobre Eugenio María de Hostos, por ser ampliamente conocido, y
lamentamos no citar a otros profesores cubanos y boricuas, principalmente; además
de españoles y venezolanos que impartieron docencia en nuestro país.
Al revisar los volúmenes
dedicados al estudio de la poesía y la narrativa a principios del siglo XX nos encontramos
en medio de un desierto literario de ese patriotismo que imaginábamos bien maduro,
abonado con las sangres derramadas durante las guerras de Independencia y de Restauración
de la República, que había motivado a los románticos independentistas y restauradores,
y a las nuevas generaciones que surgieron bajo las dictaduras, a manifestarlo de
tal modo, que tenemos constancias de esa vehemencia nacional en dos antologías en
el siglo XIX, mientras solo hubo una en el período investigado: Parnaso Dominicano, 1915.
Empero, todo lo contrario
ocurre cuando constatamos que esos mismos estudiosos Pedro Henríquez Ureña (1884-1946),
Max Henríquez Ureña (1885-1968) y Pedro René Contìn Aybar (1907-1981), nos dejan
la horrible sensación de que esa llama patriótica se había apagado, al extremo de
que solo cuatro de la legión de cultivadores de las letras que llenaban las páginas
de los periódicos y revistas en la etapa del auge de la decadencia del romanticismo
(Arturo Pellerano Castro (1865-1916),Bienvenido Salvador Nouel (1874-1934); Armando
Álvarez Piñeyro (1873-1920) y Rafael Damirón (1882-1956), y del modernismo, fuesen
los mantenedores que albergaron amor por las gentes y los paisajes de su hermosa
tierra: No otra cosa es el criollismo de ley.
Como dijimos, la aventura
literaria a la cual invitamos a los lectores se podría considerar una exaltación
de ese patriotismo, que si bien estuvo justificado en la naciente República para
elevarse en medio del auge del romanticismo positivista, después del modernismo,
implantado en el continente con muestras activas en nuestro país a final del siglo,
con su parafernalia parnasiana y decadentista (que fue la nota más relevante del
nuestro), culminando con la amistad de varios poetas con Rubén Darío (1867-1916)
reanimada con la visita en 1908 de José Santos Chocano (1875-1934), amén de las
estadías de los que fueron a Europa, espacialmente a París, y a otros países americanos,
aparte de la profusión de textos vanguardistas: Todo conspiraba para que nuestro
criollismo poético no cuajara o dejara de existir.
La invitación a ese viaje
al pasado, a ese encantador panorama criollista que hemos prometido, tan solo por
el volumen de poemas en verso y en prosa escritos en esos años, debe asombrar a
los lectores más indiferentes, predisponiéndolos acerca de la calidad, por la cantidad
de muestras. Realmente, hay de todo, como se evidencia leyendo el índice general
con tantos nombres, algunos desconocidos y otros con famas de modernistas o de románticos;
asombrando que con tal material no se hubiera trabajado la temática en un país supuestamente
amante de lo suyo y de los suyos.
La nave de ese viaje al
pasado espera: Abordémosla ya.
Introducción
En esta primera
parte iniciamos nuestro viaje al pasado con algunas definiciones generales sobre
el criollismo en dos diccionarios autorizados, para continuar con un paseo por la
hispanoamericana en el comentario de una personalidad relevante y una nota especial
para los interesados en tener más conocimientos, de los links de dos textos en la Web: El criollismo, Ricardo Latchan, Ernesto Montenegro
y Manuel Vega, Colección Saber, Editora Universitaria, Chile, 1956 y la tesis presentada por Francis Osvaldo Mejía Loarca para la
licenciatura en Ciencias de la Educación en Lenguaje y Literatura, en la Universidad
de San Salvador en julio 2009, con el título de Glosario de los movimientos literarios de la literatura universal.
En la segunda versaremos
acerca de la tendencia poética en el siglo XIX con resúmenes de las declaraciones
de importantes figuras de nuestra cultura, y las del autor. En la tercera y última,
haremos un resumen del panorama literario dominicano a principios del siglo XX ubicando
las ideologías literarias dominantes.
En esta sección demostraremos
que, contrario a lo dicho y leído través de los años, hace más de un siglo hubo
en Santo Domingo y en las principales provincias del país, una profusión de textos
poéticos criollistas, tan abrumadora, que asombra que críticos calificados y algunos
historiadores, la hayan minimizado, al extremo de que, acorde a lo expuesto por
ellos, históricamente no existió hasta la proclamación del postumismo, el primer
movimiento vanguardista dominicano con manifiesto y confirmaciones teóricas de sus
fundadores y de otros escritores.
A partir de ahí comienza
la presentación de lo prometido con escuetas notas biográficas de los autores. Iniciando
con poemas de los cuatro poetas que según críticos y un historiador de nuestras
letras eran los únicos que habían escrito poemas criollistas a principios del siglo
XX.
Luego mostraremos por riguroso
orden de fechas de las primeras publicaciones de cada autor, la antología prometida.
1
Arturo Pellerano Castro (Byron)
Es el tiempo de nuestro Byron. Lo hacemos no solo por la elección unánime de los tres ya señalados,
sino por ser el único libro totalmente criollista durante el período: Criollas. De Casa, Imprenta Listín Diario,
cuya primera edición es de 1907; la segunda de 1927, la tercera de 1966. Razón por
la cual, sin ser el primero en el tiempo, merece ocupar el primer lugar por su calidad.
A riesgo de abrumar al lector, no podíamos darnos el lujo de no incluir la mayor
cantidad de sus Criollas en las cuales hay
una extraña ternura y un conocimiento del argot campesino, sobre todo cibaeño.
A TI...
Yo quisiera, mi vida
ser burro,
ser burro de carga,
y llevarte, en mi lomo,
a la fuente,
en busca del agua,
con que riega tu madre
el conuco,
con que tú, mi trigueña,
te bañas.
Yo quisiera, mi vida,
ser burro,
ser burro de carga,
y llevar, al mercado,
tus frutos,
y traer, para ti, dentro
el árgana,
el vestido que ciña tu
cuerpo,
el pañuelo que cubra
tu espalda,
el rosario de cuentas
de vidrio
con Cristo de plata,
que cual rojo collar
de cerezas
rodee tu garganta...
Yo quisiera, mi vida,
ser burro,
ser burro de carga...
............................................................
Desde el día que en el
cierro del monte
cogida la falda,
el arroyo al cruzar,
me dijiste
sonriendo: ¿me pasas?
...
y tus brazos ciñeron
mi cuello,
y al pasarte sentí muchas
ganas,
de que fuera muy ancho
el arroyo,
de que fueran muy hondas
sus aguas,…
desde el día que te cuento,
trigueña,
yo quisiera ser burro
de carga!...
y llevarte, en mi lomo,
a la fuente,
y contigo cruzar la cañada,
y sentirme arrear por
ti misma,
cuando, a vuelta del
pueblo, te traiga,
el vestido que ciña tu
cuerpo,
el pañuelo que cubra
tu espalda,
el rosario de cuentas
de vidrio,
con Cristo de plata,
que cual rojo collar
de cerezas
rodee tu garganta...
Yo quisiera, mi vida,
ser burro,
ser burro de carga!
BIENVENIDO SALVADOR
NOUEL
La mayoría de los poemas
de Pinceladas fueron publicados en revistas
durante el siglo anterior, por eso, solo ofrecemos estos dos, escritos a principios
del siglo. El primero de 1902. El otro aparecería en su libro sin fecha, pero evidentemente
de 1903 o antes.
DE LA SELVA
A Tulio M. Cestero
El sol desde el cenit su
roja lumbre
en la extensión del bosque
desparrama,
e invitando al amor de rama
en rama
arrulla la torcaz con dulcedumbre.
En dispersa, graciosa muchedumbre
tendida en tierra la vacada
brama,
i el águila, del sol, fija
en la llama
al vuelo tiende a la riscosa
cumbre.
Entre el ramaje de manglar
sombrío
con crepitante rapidez el
río
traza una cinta vaporosa
y blanca…
y ella, la Venus negra i
tentadora,
dando a los vientos su canción
sonora
comparece desnuda en la
barranca.
2
Armando Álvarez Piñeyro
Es, en el tiempo, el tercer criollista importante.
Tanto así, que Tomás Hernández Franco (1904-1952), tres años después de su muerte,
en una conferencia sobre la poesía dominicana dictada en París en 1923, dijo algo
que a su juicio era importante: “Creo que Armando Piñeyro (sic), era el único llamado
a recibir algún día el título de poeta nacional, en los sonetos que pude leer, abordó
francamente la interpretación del alma popular7”.
He aquí uno de sus sonetos.
MAÑANA
Jinete en mi fogosa cabalgadura
avanzo en los potreros recién sembrados,
gozando los aromas y la frescura
de tierra removida por los arados.
Hacia el límite opuesto de la llanura
marchan los tardos bueyes acompañados
del canto del arriero... Grata dulzura
vierte la primavera sobre los prados.
Flotan en el ambiente miles efluvios;
a lo lejos destellan maizales rubios
que aumentan del paisaje la regia gala.
Es la mañana hermosa para el idilio...
Recordando las églogas de Virgilio
mi vista echa de menos a “la zagala”.
3 Rafael Damirón
Rafael Damirón hijo, como firmaba originalmente,
nativo de Barahona, de cuyo parnaso es el decano indiscutible, vino joven a residir
en la ciudad capital como muchos otros inquietos escritores de la época, y en ella
se hizo íntimo amigo de Vigil Díaz. De sus encuentros y travesuras bohemias hay
muchas anécdotas. Fue todo un escritor: novelista, dramaturgo y poeta; autodidacta,
como la mayoría de los escritores dominicanos, algunos de ellos considerados clásicos.
MADRIGAL
Mientras la luna al
despertar el día
esfuma su lumínica silueta,
y se llena de luz la
desinquieta
margen sonora de la
plúmbea ría,
un loto azul que por
la noche había
dicho a la luna su pasión
secreta,
recoge el cáliz y en
su faz escueta,
es un sudario la melancolía.
El Sol, celoso del nocturno
amante,
quiere al enfermo loto
agonizante
reducir con sus rayos
a la nada,
Mas, ya la tarde su
piedad deslíe,
y la luna que torna
enamorada,
le devuelve la vida,
y le sonríe.
4 Emilio Prud’homme
Se trata de una recopilación
de su hija Ana Emilia Prud’homme de Peña Rivas, quien cuidadosamente hace constar
la fecha de la escritura o la publicación de cada poema, incluyendo los criollistas
del siglo XIX, que rescataremos en su oportunidad. Reconociendo la sinceridad de
su hija, que además demuestra en el prólogo tener conocimientos literarios no comunes,
de persona ilustrada, respetando esas fechas hemos decidido recopilar la mayor cantidad
de poemas criollistas a principios del siglo XX de nuestro Premier Poeta Nacional,
como un homenaje a quien fuera uno de los primeros maestros de Pedro Henríquez Ureña,
y demostrar que no solo por el Himno Nacional
lo debemos reconocer como excelente cantor de la patria.
MEDIODÍA
Como brillante sábana
de plata
transparente la luz,
cubre la tierra:
y la gloria del mundo
se retrata
del mar en cada ola,
del campo en cada surco,
de la fuente y del lago
en cada gota.
En la ardiente llanura
cada grano de arena
es un destello,
cada hoja otro sol,
y cada piedra
un diamante de fuego.
Se abraza la campiña;
el calor en las rocas
reverbera;
vése temblando el aire
de tanto como vibra;
y en la cima del monte
los árboles parece que
se incendian.
Ríndese el labrador
sobre la yerba
de alguna escasa sombra;
el hacha se recuesta
de su próxima víctima,
la dura,
centenaria caoba.
El soñoliento buey junto
al arado
los ojos cierra y abre
a lentos intervalos,
mientras mueve la cola
del uno al otro lado
para espantar a la importuna
mosca.
Y no lejos del dueño,
muy cerca del fogón
en donde humea
la sopa, yace el perro
dejando ver la rubicunda
lengua.
En tanto allá, muy alto,
en la cumbre del cielo,
el gran auto-fotógrafo
se mira
en los mil ejemplos
de su obra;
y mostrándose grato
a su labor de inimitable
artista,
comienza a descender
hacia el ocaso
dejándole a la tierra
una sonrisa.
5 Juan Salvador
Durán
Juan Salvador Durán (1885-1930), fue periodista, creador de la Página Sociales y Personales del Listín Diario, utilizando su seudónimo de Jacinto Silvestre o el de Gerineldos
para algunos trabajos literarios. Fue Secretario de la Embajada Dominicana en Venezuela
(1913). Iniciando, como dijimos, sus colaboraciones líricas con unos prosemas líricos
VISIÓN CREPUSCULAR
Cae la tarde lentamente;
la noche va colgado sus sombras en el cielo.
Y mientras el sol hace un
último derroche de luz y como en marcha triunfal de colores, hunde su rojo disco
en el ocaso, la oscuridad doquiera se dilata, como si fuera la noche una negra cabellera
de mujer, desmelenada, suelta, y desde el profundo azul agitada sobre el mundo por
una mano fantástica.
En ese instante vago del
crepúsculo ella sale al balcón, exiguo
marco para tanta hermosura, y recostada sobre la vetustez del muro antiguo, finge
una deslumbradora visión: como una flama refulgen sus cabellos rubios, brillan como
si fueran de diamantes, y el resplandor de sus destellos áureos hace pensar que
en ellos “todo el oro del sol se desbarata”.
[Firmado Jacinto Silvestre Mercurio No 12 mayo 1918]
6 Valentín Giró
Valentín Giró ocupó funciones en el interior del
país como abogado; eso quizás, despertó su criollismo. En la historia de nuestra
literatura no figura como un criollista sino como uno los primeros modernistas por
su soneto “Virginea” ganador de un concurso en 1907. En una revista que se editaba
en Santiago apareció su segundo poema criollista: “A un campesino”, que luego reprodujo
en diversos medios.
A UN CAMPESINO
¡Aprovecha el instante!
Ya parece
que la lluvia se aleja.
El campo ofrece
fertilidad para la
mies, y sopla
viento primaveral que
alegre acopla
en la fronda su voz
¡Abril florece!
¡Aprovecha el instante,
campesino!
suelta tu rudo músculo,
mohíno
de tanto reposar, y
en la faena
de la tierra, el ganado
y la colmena
pon tu cariño penetrante
y fino.
¡Pon tu cariño penetrante!
Mira
que serpenteando el
bejucal se estira
y anuda el campo; que
el ganado trota
hosco y vivaz; que
la colmena rota
cuela su rubia miel.
Todo suspira.
¡En tu cariño penetrante
y fino,
campesino, tedioso
campesino,
que bajo las umbrosas
arboledas
lleno de paz y de quietud
te quedas
adivinando, en sueños,
tu destino!
7 Domingo Moreno
Jimenes
De un personaje tan conocido como D. Moreno Jimenes,
como firmaba, no es mucho lo que debamos decir. Sin embargo, precisamos, que el
1916 fue un año inolvidable por muchas razones, no solo por la Invasión Militar
Norteamericana llamada eufemísticamente Ocupación,
sino por ser el de la muerte de Rubén Darío, fecha que históricamente se ofrece
como la frontera del modernismo; aunque aquí, y en muchas otras partes, como señala
José Miguel Oviedo, hubo fanáticos de ese movimiento que jamás abjuraron.
Precisamente, ese año, un
joven melancólico llamado D. Moreno Jimenes hizo algo que no tenía parangones: sin
haber publicado ni un solo verso en la prensa, editó dos libros poéticos. No cualesquiera:
Promesa, mis primeras notas, con 61 poemas,
y Duelos y vuelos, con 78. Sin embargo, revisando estos, apenas
cinco o seis son de temática criollista, aunque siempre le han acusado de ser el
más de los más.
Aunque, ciertamente, una
colección de poemas criollistas no podía estar completa sin una muestra suya.
ACUARELA
8 Fabio Fiallo
Fabio Federico Fiallo Cabral (1866-1942). De este
famoso poeta solo decimos que nos honramos con su nombre. Su fama de aeda y de narrador
es legendaria: Es una gran figura literaria y el mejor cuentista de nuestro modernismo.
Su nombre está asociado a su lucha por la dignidad nacional cuando fue paseado vestido
de gato como un vulgar criminal por las
calles de su ciudad natal por el delito de ser nacionalista y protestar contra la
invasión primera de los yanquis de 1916.
NOCHE BUENA
–Cantares
de un ausente–
El que lejos de su casa
ve pasar la Noche Buena,
ese sabe lo que es frío
y sabe lo que es tristeza.
Estrellita que en el cielo
me pareces una lágrima,
cuéntame si estás mirando
lo que cenan en mi casa.
Dando tumbo dos borrachos
pasaron frente a mi puerta,
¡y esta vez sentí en el
alma
envidia a la dicha ajena!
Falta a los unos el vino,
y a los otros falta el pan,
¡infeliz de mí que solo
me falta con quién cenar!
9 Vigil Díaz
Otilio Andrés Marcelino Celestino Vigil Díaz (1880-1961),
es otro poeta que no necesita ningún tipo de presentación; mas, es preciso destacar
su nota criollista.
Vigil Díaz pasaba algunas
temporadas en Hato Mayor del Rey, en “Campo Alegre”, donde la familia tenía una
heredad. Cuando Moreno Jimenes publicó su “Acuarela” en Letras el 29 de junio, Vigil, que hasta ese momento solo escribía prosas
parnasianas, había sido criticado acerbamente por Gustavo Mejía Ricart en el artículo
que aparece como prólogo a la segunda edición de Góndolas (1913), cuando, entre otras cosas, le dijo:
“Su arte será tildado, con
razón, de anti-nacionalista, de exótico, y su exotismo le lleva en ocasiones hasta
plagiar autores de moda, pero, en defensa de él, hay que decir que él vive la vida
artificial y exótica de su arte en una aureola que se ha formado en su espíritu”.
De modo que, como tenía
esa espinita clavada, al ver que se podía describir el paisaje bárbaro, es decir, montaraz, recordando quizás sus lecturas
de Prosas Bárbaras de José María de Eça
de Queirós (1845-1900) de quien se publicaban fragmentos en La Cuna de América, hizo un alto en su ruta
modernista y fue criollista, a su manera, como lo denotan ciertos cultismos en sus
Sonetos Bárbaros.
SONETO BÁRBARO (2)
A la una de este áureo
día estival el sol se derrama sobre la tierra con un flagelar volcánico. El ganado
a la sombra piadosa de los copudos mangos y de las señoriales y quejumbrosas palmeras
atacado de cefalalgia triste y somnoliento, rumia y babea. En los verdes y tupidos
pastos, las cigarras exaltan con los bronces wagnerianos de sus élitros, el bochorno,
el amor y la vida. En los ranchos los peones fuertes y sencillos descansan, mientras
unas mozas desaliñadas, trajina, ríen, platican y apestan. Yo, tendido en mi hamaca
“de fuerte azul” comento a Maquiavelo, mientras Héctor Blanco Fombona registra el
cielo ávido de una “diuresis torrencial”.
Abajo, esta nota: “Campo
Alegre” 1919.
10 Federico Bermúdez
Federico Ramón Bermúdez Ortega (1884-1921)
Era hijo del cuentista capitaleño Luis Arturo Bermúdez (1854-1917), el autor de
“Las cosas del siño Tomás”, relatos folklóricos que aparecieron en periódicos y
revistas desde el siglo anterior, y de Carmen Ortega. Ejerció en sus años de juventud
el magisterio y el periodismo. Ganó premios en los concursos de su ciudad natal.
Dejó varios libros:
Oro virgen (1910): Los humildes (1916); Las liras del silencio, póstumo (1923). Su
obra fue recogida por la Universidad Central del Este con el título de Todas las poesías de Federico Bermúdez (1986).
Se destacó como modernista y ha sido considerado nuestro primer poeta social por
su libro Los Humildes, cuyo poema “A los
héroes sin nombre” integra las notas del conchoprimismo
nacional.
Concluimos
con ese poema que es todo un himno que engalana esta sección monumentalmente. Él
tuvo experiencia montonera como secretario de Demetrio Rodríguez, y sabe bien lo
que dice.
A LOS HÉROES SIN NOMBRE
Vosotros,
los humildes, los del montón salidos,
heroicos
defensores de vuestra libertad,
que
en el desfiladero o en la llanura agreste
cumpliste
la orden brava de vuestro Capitán.
Vosotros,
que con sangre de vuestras propias venas,
por
defender la patria manchastéis la heredad,
hallastéis
en la lucha la muerte y el olvido:
la
gloria fue, absoluta, de vuestro Capitán!
Cuando
el cortante acero del enemigo bando
cebó
su furia sobre de vuestra humanidad,
y
fuistéis el propicio legado de la tumba
sin
una cruz piadosa ni un ramo funeral.
también
a vuestros nombres cubrió el eterno olvido:
tan
solo se oye el nombre de vuestro Capitán.
Y
ya cuando a la cumbre de la soñada gloria
subió
la patria ilustre que fue vuestro ideal,
en
áureos caracteres la historia en homenaje
rindió
a la espada heroica de vuestro Capitán.
¿Dormidos
a la sombra del árbol del olvido
quién
sabe en dónde el resto de vuestro ser está?:
vosotros,
los humildes, los del montón salidos,
sois
parias, en la liza con sangre fecundáis
el
árbol de la fama que da las verdes hojas
para
adornar la frente de vuestro Capitán.
Conclusiones
generales
Primero: La Introducción
General anunciaba lo que parecía una bravuconada del autor, en razón de que era
sabido por la tajante afirmación de críticos e historiadores de nuestras letras
que solo hubo cuatro poetas que incursionaron en la temática criollista en el país,
no solo en el periodo analizado, sino hasta los años treinta.
Esa
pobreza de amor al paisaje y al paisanaje nacional, nos hace imaginar a esos cuatro
seres viviendo felices en un rancho humilde en medio de una campiña fabulosa. Sin
embargo, anunciábamos una turba gigantesca, que no solo arrasaría la casita, sino
que ese movimiento podía ser comparable a un tsunami cultural creativo, que construyera algo así como la Torre de
Babel, un rascacielos, para albergar la nueva tribu. Al concluir la lectura del
texto le preguntamos a los lectores: ¿Realmente están justificadas esas palabras?:
Segundo: Hemos presentado
123 artefactos líricos, 121 textos completos y dos fragmentos, de 66 poetas, prosistas
y versificadores; aparte la producción escogida de los 4 Jinetes del Apocalipsis, Pellerano Castro, Nouel, Piñeyro y Damirón;
del primero 6 criollas; del segundo 2 sonetos y 1 poema; del tercero, 10 sonetos;
del cuarto, 3 sonetos y 3 poemas: que no se cuentan entre los que presentamos, que
hacen un total de 25. Si el número original era de 4 y la cifra se aumenta en 66
más ¿Hemos mentido al anunciar que estábamos ante un movimiento criollista realmente
revolucionario?
Es
todo un récord, sin contar la producción de los nueve años post postumistas, antes
de arribar a la cuarta década, ya que para Pedro René Contín Aybar el postumismo
es que inicia realmente el criollismo en el país; para menos justificar a los demás,
que tan mezquinos fueron con nuestros trabajadores de las letras. Haciendo la salvedad,
de que faltaron cientos de revistas: Solo de La Cuna de América en el lapso de marzo de 1903 a febrero de 1921 aparte
de que en cada año está incompleto, faltan años claves, como el 1910, 1917 y 1918.
Mefistófeles por igual, le falta el 1919;
de Ateneo faltan a partir de 1913; de Crisantemos faltan de 1914 a 1916; De
Renacimiento falta el 1919 y de Letras aunque no falta un año entero, muchos
números saltan también; tampoco pudimos ver otras publicaciones periódicas, ni los
diarios de la época. A pesar de eso, sigue siendo un récord solo superado por los
poemas de amor. Los de protesta social son mucho menos, a pesar de los motivos reales
que existían en la etapa estudiada para rebelarse contra la situación política,
y en especial, contra la invasión norteamericana.
Tercero: En la parte final de esos dos párrafos iniciales señalamos que era tal la abundancia de muestras que podía considerarse este estudio a pesar de no ser una antología ni una analecta, una selección de muestras afines a una temática en su contexto histórico: Del 1901 a Marzo de 1921 con la proclama del primer movimiento vanguardista. Creemos que, extenso y todo, con lo expuesto, haciendo uso de la libertad del género, este es un ensayo antológico. Pedimos perdón a los lectores por la turba de poetas y poemas; empero, no podíamos ni debíamos dejar de antologar a los que demostraron en sus versos y sus prosas poéticas, tanto amor por su país y por sus gentes, habiendo recibido como pago, la ignorancia de su esfuerzo por más de un siglo. Que sea la historia quien nos juzgue. Por nuestra parte, creemos haber demostrado suficientemente lo prometido.
*****
SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO
ARGENTINA | BOLIVIA | BRASIL | CHILE |
COLOMBIA | CUBA | ECUADOR | |
EL SALVADOR | GUATEMALA | HONDURAS | MÉXICO |
NICARAGUA | PANAMÁ | PERÚ | |
REP. DOMINICANA | URUGUAY | VENEZUELA |
*****
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 173 | junho de 2021
Artista convidada: Louise Bourgeois (França, 1911-2010)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
ARC Edições © 2021
Visitem também:
Atlas Lírico da América Hispânica
Nenhum comentário:
Postar um comentário