sexta-feira, 11 de junho de 2021

PAULA GARRIDO | Realidad desalojada, de Braulio Arenas

 


La antología Realidad desalojada (Prólogo, selección y estudio Ernesto Pfeiffer. Universidad del Desarrollo. Santiago, Chile, 2009), de Braulio Arenas, resulta un buen inicio para el lector que incursiona por primera en la obra de un artista. Este tipo de textos resulta un compendio de lo más importante y representativo de una trayectoria artística. Así, la antología que hoy se presenta tiene la particularidad de acercarnos a un quehacer artístico que busca resaltar los trabajos más significativos la obra de Braulio Arenas. Como la obra misma del autor, se trata aquí de una antología plural que abarca varias dimensiones de un artista tan multifacético como es el escritor chileno.

El trabajo que nos ofrece Ernesto Pfeiffer está basado en su tesis titulada “Braulio Arenas, desde la Mandrágora al Lar”. El mismo año de la publicación de la antología (2009) realiza la exposición “Braulio Arenas, el laberinto en el espejo”, una forma interactiva de aproximarse a la creación del escritor. El propósito de Pfeiffer en rescatar la obra de Braulio Arenas se argumenta en el olvido al que se ha condenado injustamente al poeta y la relevancia de su figura como fundador del surrealismo chileno.

Braulio Arenas se inscribe como el líder del grupo surrealista Mandrágora, en el que participaron además Enrique Gómez-Correa, Jorge Cáceres y Teófilo Cid, y cuya labor resulta decisiva en tanto que ubica a Chile a la vanguardia de los países de lengua hispana dentro de la producción y difusión de uno de los más fecundos y poderosos movimientos culturales del siglo veinte. No obstante, el extenso y variado recorrido de la obra de Braulio Arenas en la presente antología contribuye a apreciar los giros estético que se sucedieron a lo largo del desarrollo artístico del creador.

El libro se divide en tres partes. La primera parte sirve de contexto tanto a la antología como la obra del artista. La segunda parte contiene los textos del escritor subdivididos en poesía, narrativa y traducciones. Y por último, la tercera parte formada por artículos y documentos de Arenas, testimonios de dos poetas allegados a él y la bibliografía.

Los criterios de selección que se explicitan en el Prólogo se apoyan en la intención de ofrecer al lector “una visión preliminar y panorámica” de la obra de Arenas con especial énfasis en la producción poética. Así, por ejemplo, se incluyen dos poemarios completos, Discurso del gran poder y Pequeña meditación al atardecer en un cementerio junto al mar, además de dos poemas inéditos. Asimismo, la prosa narrativa ocupa un lugar relevante dentro del muestrario que nos ofrece Pfeifeer, dejando en un tercer lugar los ensayos y documentos testimonio de su militancia surrealista y de su percepción poética. Las traducciones que cierran la presentación de la producción de Arenas lo ubican como difusor de autores angulares e informan de sus predilecciones literarias e influencias.

Hay, sin embargo, omisiones. Se han dejado de lado los monólogos y la obra teatral Samuel por considerárselos “poco relevantes en el contexto de su obra”. También se ha ignorado la faceta plástica del autor, que como indica Fernando de la Lastra, resulta un descuido bastante frecuente. Por otra parte, al decirse que se incluirán “los textos que exhiben los rasgos más valiosos y característicos de su poética” no se puntualicen dichos rasgos que resultarían fundamentales para entender tanto los criterios de selección como la importancia capital de la creación del artista.


A manera de introducción, Pedro Lastra -una de las fuentes principales en la investigación de Pfeiffer-  nos habla de la su admiración por la personalidad autentica y audaz de Arenas, y menciona el poder de incitación y la imaginación que lo caracterizan. Entre sus preferencias recalca el discurso “La mandrágora” (1958) como “verdadera expresión suya”. Menciona como exponentes primordiales de su lírica los poemas “El puente”, “Nuevos pormenores”, “Las bellas alucinadas” (que no aparece en esta antología) y “La casa fantasma”. Concluye destacando la nota humorística que caracteriza la prosa del autor.

En “Estudio biográfico: Retazos de laberinto”, Pfeiffer compone el marco contextual de la producción de Braulio Arenas. Esta sección, organizada cronológicamente, hace un recuento de los sucesos más relevantes y decisivos en la vida del poeta, componiendo el escenario en el que se desarrolló su obra, sus principales influencias y características.

Braulio Arenas nace en La Serena el 4 de abril de 1913. En 1929 se traslada a Santiago, momento crucial para su vida y para el movimiento surrealista chileno. Su introducción al surrealismo está marcada por la presencia significativa del poeta Rosamel del Valle. Una vez declarada si filiación surrealista, su adhesión al surrealismo francés se ve reflejada en la preponderancia del sueño como temática y la escritura automática como técnica privilegiada. Por estos tiempos también se aprecia una influencia persistente de Gérard de Nerval y Lewis Carroll en sus escritos.

En el Liceo de Talca se inicia la actividad del colectivo poético La Mandrágora (1932), junto a Teófilo Cid y Enrique Gómez-Correa. Luego de su vuelta a Santiago y su frustrada iniciativa de iniciar estudios de derecho se convierte en un autodidacta. El bautismo fundacional del grupo se hace el 18 de julio de 1938 con un recital poético en el auditorio de la Universidad de Chile. Con sólo 16 años de edad, Jorge Cáceres se suma al grupo, quedando así conformado uno de los pilares vitales del surrealismo en el continente americano.

Las palabras de Arenas en el primer manifiesto del grupo: “La libertad siendo nuestro único dominante poético”, convalidan el seguimiento de las premisas de André Bretón. La revista Mandrágora se convierte así en portavoz de esta expresión singular. Agrupados bajo las insignias de la imaginación, la libertad y el amor, y utilizando como principal técnica compositiva la escritura automática, el grupo inicia el ambicioso proyecto de transformar la poesía chilena al tiempo que busca “incorporarla al pensamiento poético internacional”. Al igual que los surrealistas franceses, no se trata de un cambio en términos exclusivamente estéticos. La faceta política y social adquiere relevancia. Esto se encuentra en íntima relación con el contexto de la posguerra que signa el escenario socio-político mundial. Desde este lugar poesía es sinónimo de revolución.

Pfeiffer destaca que: “es innegable que el movimiento chileno es bastante tardío y no agrega nada diferente al surrealismo francés, pero posee la virtud de haber sido un movimiento importante en Latinoamérica, como constatan Stefan Baciu y Octavio Paz. Junto con esto, cabe destacar que ejercieron una soterrada, pero importante influencia en su generación y en las generaciones venideras.

El número seis de la revista Mandrágora (1941) es publicado por Gómez-Correa y señala el quiebre del grupo, después de lo cual Arenas dirige la publicación de Leit-Motiv (1942). Los años posteriores marcan un alejamiento del escritor de la ortodoxia surrealista.

Arenas reside en Argentina durante 1943 donde realiza la traducción de Poesía de Lautreámont y Cartas de la vida literaria de Rimbaud. Su estadía en México, junto a Eduardo Anguita, en 1955 lo pone en contacto con Octavio Paz y Leonora Carrington.

En 1958 se produce un acontecimiento emblemático para Arenas. Se realiza el Primer encuentro de escritores chilenos en la Universidad de Concepción. Arenas lee el texto testimonial La Mandrágora en el que hace un balance del grupo surrealista chileno. El encuentro pone en contacto al poeta con la expresión nacional y marcará la estética de su obra posterior. “La casa fantasma” es muestra de esta renovación.

Recibe el premio de la Municipalidad de Santiago por su libro Poemas (1959) en el que recopila casi toda su obra y diez poemas inéditos. Con él conmemora los más de veinte años del grupo y representa un homenaje a Jorge Cáceres.


Pfeirffer inscribe a Arenas dentro de lo que el poeta Jorge Teillier denominó poesía lárica: “Los poetas de los lares vuelven a integrarse al paisaje, a hacer la descripción del ambiente que los rodea.” Tomando como antecedentes poetas como Hölderlin, George Trakl, Segei Esenin, Rainer Maria Rilke, y el filósofo Martín Heidegger, Teillier ubica bajo este signo a Teófilo Cid y Braulio Arenas: “creadores de paisajes mentales, que sin embargo tomaron a la larga conciencia de la tierra y la reflejan en sus últimas obras.” Por su parte, Eduardo Pfeirffer considera que más allá de los poemas que toma de ejemplo Teillier -La casa fantasma, En el confín del alma y Arcud Castro- Arenas no abandona por completo la estética surrealista, pero sí se aleja de la escritura automática y utiliza formas métricas tradicionales, volviéndose más claro. El hablante poético de Braulio Arenas sale del caos para situarse como observador del orden universal de las cosas.

Producto de su viaje por Israel, Alemania y Checoslovaquia son su novela Los Sucesos del Budi (1979) y la publicación de dos poemas y un cuento en la revista Árbol de Letras.

Luego de varias candidaturas al Premio Nacional de Literatura, Braulio Arenas fue galardonado en 1984, lo cual redundó en la publicación de más de un centenar de artículos sobre él. Finalmente, publica su último libro en 1987, Memorandum Chileno, luego del cual muere el 12 de mayo de 1988.     

La sección destinada a su obra poética se abre con las palabras de Rafael Rubio quien establece un contrapunto entre Arenas y Huidobro. La selección contiene numerosos poemas de cada uno de sus libros, trayendo un repertorio bastante completo de la lírica de Arenas, dada su extensión no me detendré en enumerarlos. Frente a los trabajos reeditados se han priorizando las más de las veces las primeras ediciones, incluyendo además poemas inéditos en copia facsímile.

Una introducción a cargo del escritor y crítico Fernando Alegría inicia la sección narrativa. Realismo mágico, ironía, excentricismo definen, desde la perspectiva de Alegría, la prosa de Arenas. El primer cuento de esta sección, “Firmamento de Mónica”, resalta una vez más el sentido de homenaje que caracteriza la antología. Se trata del primer cuento publicado en 1937 bajo el nombre de Braulio Arenas. Los aspectos surrealistas se ven plasmados en la mezcla de la vida cotidiana con la fantasía, y la presencia de lo extraño y lo onírico. De Gehema se ha escogido la primera parte publicada en 1938 por su significación en el contexto de la generación del 38'. El tono enigmático y la atmósfera inquietante dan claras muestras de la prosa del escritor chileno. Fragmentos de sus novelas más emblemáticas como El castillo de Perth y Adiós a la familia, cuentos breves y minificciones que acercan la faceta humorística del creador, completan el cuadro narrativo.


Ernesto Pfeiffer inicia la sección “Traducciones” señalando que esta dimensión de la obra de Braulio Arenas expresa su gran admiración por los románticos alemanes, la literatura francesa y en especial la poesía surrealista. “La traducción”, dice Pfeiffer, “fue una retroalimentación para su propia obra”. Rimbaud con “Una entrada en el infierno”, Bretón con un fragmento de “Nadja”, “Zona” de Apollineir, son algunos de los textos que contiene este apartado.

El apartado “Manifiestos, ensayos y artículos” está encabezado por un fragmento de “La Mandrágora” de 1958 que reaviva la idea de libertad, idea fundadora del quehacer del grupo Mandrágora del 38'. Esta sección incluye el manifiesto Mandrágora, poesía negra que acerca los conceptos fundamentales de la estética surrealista, Mandrágora el texto leído en el encuentro de escritores organizado por Gómez-Correa en el 58', Violeta Parra ensayo poético sobre la figura de la música y poeta chilena quien fuera decisiva para Arenas, y Boceto de Gabriela texto que evoca la amistad y personalidad de la poeta Gabriela Mistral.  

Un apéndice integrado por “Mi testimonio sobre Braulio Arenas” por Gonzalo Rojas y una entrevista a Arenas por Jorge Teiller sirve de cierre a la antología.

El libro que nos entrega Eduardo Pfeiffer excede la definición tradicional de antología. Su propuesta es ambiciosa: el rescate de la valiosa y multifacética obra de Braulio Arenas. El poeta chileno ha sido incluido en antologías de cuentos y poemas de escritores chilenos, pero no se ha hecho una recopilación de sus escritos que permita una visión en conjunto de su creación.

El acompañamiento de sus textos de un marco biográfico contextualiza la producción de Arenas a la vez que arroja indicios de la trayectoria poética del grupo surrealista al que éste pertenecía.  Los someros lineamientos de selección y la escasa profundidad en el estudio crítico de la obra de Arenas nos indican que se trata de una antología destinada a un público masivo que se acerca por primera vez la obra del escritor.

 


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