terça-feira, 23 de novembro de 2021

BERTA LUCÍA ESTRADA | Mersault, contra-enquête de Kamel Daoud, o la deconstruccion de El extranjero, de Albert Camus



El Extranjero, la nouvelle de Albert Camus, Premio Nobel de Literatura (1957), es una de esas obras que he leído no menos de diez veces en mi vida y cada vez que lo hago encuentro un placer enorme ante ese prodigio literario. Esta novela corta sentaría las bases para otra que admiro profundamente, El Túnel de Ernesto Sábato. También quisiera decir que considero El Extranjero muy por encima de La Náusea de Jean-Paul Sartre; cuya lectura me sumió en un profundo hastío.

Y si traigo a colación esta joya de Camus es porque esta semana me sumergí en una obra igual de prodigiosa, Mersault, contre-enquête (Actes Sud-France 2014), del periodista y escritor argelino Kamel Daoud (1970). Una nouvelle de apenas 153 páginas que fue publicada en 2013, año en que se conmemoró el nacimiento de Camus y desde entonces no ha dejado de recibir numerosos premios:

 

Finalista Premio Goncourt 2014

Premio Goncourt a la primera novela 2015

Premio Lista Goncourt/Le Choix de l’Orient 2014

Premio Lista Goncourt/ Le Choix Roumain 2014

Premio Lista Goncourt/ Le Choix Serbe 2015

Premio de los Cinco Continentes de la Francofonía 2014

Premio François Mauriac 2014

 

Es de anotar que el Premio Goncourt 2014 lo obtuvo Lydie Salvayre con la novela Pas Pleurer (No hay que llorar), donde aparece la figura de Bernanos; pero sobre todo es un homenaje a sus padres que habían huido de la dictadura franquista, encontrando refugio en el sur de Francia. No hay que llorar, es la historia de La Guerra Civil Española contada por la voz de una mujer de origen campesino y que entiende desde muy joven que la sumisión no será parte de su vida, ni en lo privado ni en lo público.

Así que cuando leí el libro Meursault, contre-enquête, de Kamel Daoud, lo hice con un enorme placer estético e intelectual; y además no pude entender como no le fue otorgado el Premio Goncourt; puesto que su obra es muy superior a Pas Pleurer de Salvayre; y si bien su lectura no me defraudó, debo decir que no me pareció una obra extraordinaria. Incluso Kamel Daoud no dudó en hacer pública su decepción por no haber obtenido el galardón literario; sentimiento que comparto incondicionalmente.

Kamel Daoud escogió la lengua francesa para su creación literaria; de hecho comenzó a trabajar en el Quotidien d’Oran, periódico francófono, en 1994. Y este dato es muy importante tenerlo en cuenta, ya que Mersault, contre-enquête es un elogio a Camus y a la lengua francesa. De hecho a todo lo largo de la narración hay múltiples frases que exploran la belleza de esta lengua, incluso dice que tiene visos de diamante: Hay algo que me asombra: nadie, ni siquiera después de la independencia, ha tratado de conocer el nombre de la víctima, su dirección, sus antepasados, sus posibles hijos. Nadie. Todos se quedaron boquiabiertos ante esta lengua perfecta que da al aire puntas de diamante…


Meursault, contre-enquête, se mira al espejo de El Extranjero, de hecho al escribirla en la misma lengua lo hace no de izquierda a derecha sino de derecha a izquierda; es más, comienza con una frase contraria a la de El Extranjero: Hoy mamá sigue viva, parodiando la frase de Meursault: Hoy ha muerto mamá.

Posteriormente va a tratar de dilucidar el nombre de Meursault, Meur, de meurt, muere, y sault que le recuerda a seul, solo; o sea Meurseult es el hombre que muere solo. Pero yo diría también que sault, me hace pensar en el saut, el salto; o sea el muerto que salta. Y es que Meursault va a estar presente en toda la narración, a veces incluso se confunde con su autor, o sea con Camus. Incluso Daoud nos recuerda al final del libro que la pronunciación de Meursault en árabe es El-Merssoul, o sea El Enviado o El Mensajero.

La obra comienza con un silogismo de Cioran: La hora del crimen no es la misma para todos los pueblos. Ello explica su permanencia en la historia. Este silogismo da la clave para entender porque el narrador de Meursault, contre-enquête ejerce su derecho a contar su versión de la muerte del árabe asesinado en una playa por Meursault. El árabe al que se negó una identidad, al que se le negó una historia, una familia, unos orígenes. El narrador es el hermano menor de Moussa, el árabe asesinado bajo un sol calcinante en una playa cerca de Argel.

El asesinato de Moussa va a sumir a su madre en un duelo eterno y a su hermano en una vida gris, sin brillo, casi invisible, monótona sería la palabra adecuada si no fuera por el peso que su desaparición representa en la vida de su narrador, y que aprende a hablar francés para poder leer los dos recortes de prensa que su madre guarda celosamente entre sus senos y donde están solo las iniciales del nombre de su hermano mayor; nada más que indique que de verdad Moussa existió.

Esta rabia recóndita, ante el vacío de una existencia, es en realidad la rabia del pueblo vejado, ignorado, borrado durante la colonización francesa en Argelia. Los árabes, como han sido llamados, es una palabra que no oculta el desprecio y la exclusión del pueblo opresor sobre el pueblo oprimido:

 

Árabe, … es como la negritud, que existe solo a través de los ojos de los blancos… En el barrio, en nuestro mundo, éramos musulmanes, teníamos un nombre, un rostro y unas costumbres. Punto. Ellos eran los extranjeros, los rumíes que Dios había enviado para ponernos a prueba, pero cuyas horas, de todas formas, estaban contadas: un día u otro se irían, eso seguro. Por eso no les respondíamos, callábamos en su presencia y esperábamos, apoyados contra la pared. Tu escritor asesino se equivocó.

 


El narrador, o sea el hermano menor de Moussa, va a alimentar cada día de su existencia esa rabia visceral en contra de los extranjeros que le arrebataron a su hermano, su identidad como musulmán y el país de sus ancestros. Es la voz que ha sido negada en la obra de Camus.

Pero al mismo tiempo, como una gran paradoja, va a ir asimilándose más y más a Meursault, el extranjero.

Recuérdese que Meursault no es un extranjero para los que lo juzgan, puesto que son los mismos franceses que van a condenarlo a muerte. No porque haya asesinado a un “árabe”, eso en la época de la colonia no era en realidad ningún crimen; lo van a condenar a la pena máxima puesto que en realidad ÉL no es un francés en el sentido literal de la palabra; al menos como la concebían los colonialistas de la época. O sea un francés apegado a los valores tradicionales de su cultura: la religión católica y el amor filial. No hay que olvidar que el gran crimen de Meursault es el de no haber llorado en el sepelio de su madre y de reconocer que es ateo.

Nuestro cronista, al igual que Meursault, es ateo, no siente apego ni por su madre ni por los valores supuestamente patrióticos que deberían guiar cada paso que da en su trasegar diario. No le interesa participar en la vida de la comunidad, no asiste a la Mezquita, no atiende las palabras del Imam y no se une a los sublevados en la Guerra de la Independencia. Esto último le va a ser recordado cuando en una noche calurosa mate a un francés que merodea en el jardín de su nueva casa.

Y es que para los funcionarios él ha debido matar franceses antes de la medianoche del 5 de julio de 1962, no dos horas después cuando la independencia era un hecho y la guerra se había acabado dos horas antes. De haberlo hecho antes de la media noche habría sido considerado un héroe, dos horas después hacían de él un asesino. Lo que lo diferencia de Meursault es que finalmente es dejado en libertad.

No obstante, va a ser una libertad aparente; ya que su verdadera condena va a ser el desprecio de la comunidad, la soledad y la vida gris en la que cae como si fuese un abismo. No en vano el autor ha dicho que La Caída de Camus ha sido el libro que lo deslumbró; sentimiento que nunca ha desaparecido. En otras palabras el narrador de Meursalt, contre-enquête se convierte en el nuevo Extranjero; o sea en la imagen al revés que produce el espejo en el que se mira día a día. Tratando de huir del pasado cae ineluctablemente en sus fauces sin que pueda escapar a su destino.


Y si bien El Extranjero fue llevada al cine por Visconti en 1967, Meursault, contre-enquète ha sido adaptado a las tablas por Philippe Berling y será estrenado próximamente en el Festival de Aviñon 2015.

Por otra parte, habría que recordar que la carátula del libro, un hombre caminando por una playa, no es fruto del azar, puesto que al fondo de la foto puede observarse el Fuerte del Peñón, construido en el siglo XVI por Carlos V; lo que trae a colación el interés que este rey tenía por apoderarse de la región. Hoy en día el Fuerte, en el centro histórico de Argel, se erige como una inmensa cicatriz que impide olvidar los intereses geopolíticos que Argelia despierta en el mundo Mediterráneo.

No quisiera pasar por alto que Kamel Daoud ha sido víctima de una fetua, o condena islámica -o lo que yo llamaría más bien la furia fundamentalista-, por lo que su seguridad física está gravemente comprometida. Pero él no se deja intimidar y sigue ejerciendo su derecho a hablar y a criticar a los fundamentalistas religiosos que quieren hacer de Argelia otro país donde la libertad sea proscrita.



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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Número 188 | novembro de 2021

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