URSUS SARTORIS (México, 1971) es poeta, ensayista y editor.
Licenciado en derecho por la UNAM, donde también hizo estudios de Literatura Hispánica
y de Filosofía. Ha sido maestro en la Escuela de Letras de la Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo, la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la SOGEM
de Morelos y el Centro Morelense de las Artes. Entre sus libros se destaca el poemario
Islote de garzas (2011). Viajando al Oriente, ha escrito dos poemarios, todavía
inéditos; del intitulado Senderos de Seda, δε temática griega,
publicamos aquí siete poemas seleccionados por el
poeta.
MANUEL IRIS (México, 1983). Poeta mexicano
radicado en Estados Unidos, nombrado Poeta Laureado de la ciudad de Cincinnati (2018-2020).
Premio nacional de poesía Mérida por Cuaderno
de los sueños y Premio Regional de poesía Rodulfo Figueroa por Los disfraces del fuego. Es autor de 6 libros
de poesía publicados en México,
Brasil, El Salvador, Venezuela y Estados Unidos.
1 | URSUS SARTORIS
3
let us have wine
and women, mirth and laughter,
Sermons and soda-water
the day after.
Lord Byron
En la terraza de Gavrilos hay una paloma
de cuello ámbar
que alumbró dos párvulos este verano.
“Esa paloma –dijo el capitán— ha venido
desde Chipre
zureando en la proa de un carguero.”
Ni los silbatos ni las campanas desquiciadas
comprendieron su alegría.
El relámpago ámbar que llevan sus polluelos
en el pecho les da un aura divina.
El arcángel es un hombre que irradia
al hablar.
Abajo, en el puerto de Patras,
la espuma del Mediterráneo
renace en secreto
sobre la congestión de los yates,
mientras Gavrilos resucita aviones de
juguete
con los desechos marinos.
La rosa de los vientos y un ánfora de
granito son sus tesoros.
4
Muero joven como los que son amados de los dioses.
Byron
¿Cómo llegue
a esta urna de cristal y láudano en vez de mármol?
¿Por qué me siento
suspendido sobre el abismo de las aguas?
¿En dónde están
mi máscara de Apolo,
mis piernas
de sátiro y mis alas de ángel desterrado?
¿A dónde se fueron
los cañones del invasor,
a dónde el instante de los relámpagos
que anunciaron
la tormenta en medio de la batalla?
¿Por qué no suena en las tendidas playas
el grito de guerra?
El turco dijo:
“Missolonghi o su cabeza.”
Y toda la oscuridad
que reinaba en el mundo
se incendió con
una sola palabra.
Sólo recuerdo
la respiración del mar y la pira funeraria
de quien navegó
en busca del Grial hasta de las Islas Elíseas
y nos dejó encarcelados
en el canto de una ola.
Ahora es preciso
que duerma, mi estrella todavía cintila
y escucho por
todas partes que soy otro,
que en cada ser
soy otro y en cada cosa estoy latiendo
como el ocaso
que entra de golpe por una ventana
y nace y muere
en el rincón de una taberna.
5
En la fuente Castalia lavamos nuestros rostros.
En sus aguas
corren nuestras aguas
y en su fondo
vislumbramos el reflejo de otras vidas,
verdes emanaciones
de musgo,
enjambres de
luz casi ámbar,
y en esa oscura transparencia
la sombra de
lo que somos y no somos.
En la fuente
Castalia lavamos nuestros rostros
y bebemos las
palabras de la musa.
¿Qué es lo que
buscamos en Delfos,
la claridad del
sol oculto en la letra E
o la cabeza de
la serpiente
desangrándose
sobre las piedras?
Lo que es será lo que fue.
El sueño, hermano
de la muerte, es un niño
que juega a los
espejos con nuestra vida.
6
Τ’ άκουσες Αρετούσα μου τα θλιβερά μαντάτα
ο κύρης σου μ’ εξόρισε στης ξενιτιάς τη στράτα.
Κορνάρος
Ya te habrás enterado, Aretusa mía,
que al anochecer dejo la ciudad y parto
en exilio.
Atenas late más aprisa que sus canciones.
Deambule toda la tarde
y ya mis sandalias
de cuero
no soportan los ardientes bloques de
mármol.
Todo muere en esta última libación de
vino,
el verano y sus anémonas se rinden ante
el rumor de los extranjeros
que invaden las azoteas bajo la vieja
Acrópolis,
alejándonos de las
cigarras.
La rebelión de las montañas ahora se
vende en las tabernas.
La clepsidra tallada en la Torre de los Vientos,
serrana que huele a lavanda, cereza y
limón,
anuncia que mi hora ha llegado.
Sólo el viejo Stavros deshace las olas
del porvenir.
Con su percusión esmaltada de claveles
y rosas
canta a capela la misma canción de amor
y odio.
Su voz tiene aires de nostalgia sobre
los olivares,
camafeo encantado que rueda y rueda
sobre una caja sonora y destartalada.
7
En la vía sacra se orinan los gatos del
alba,
luego se lamen sus vestiduras
y regresan a mirarnos
como esfinges desde el tejado.
Pero un gato persa no es real
en Monastiraki
hasta que estornuda
mueve la cola y pide alimento.
Cansado y de mal humor
aparece y desaparece del mercado
por degeneración espontánea.
Cuando tiemblan las campanas
en Monastiraki
todo deja de existir,
menos los gatos.
10
Ayer pernoctamos en la Caverna de los
Siete Durmientes.
Vientos obstinados con la cabellera de
los helechos
nos hicieron deambular por el templo
de Artemisa
y sus estatuas afligidas. La luna del
Ramadán
era el fondo de una taza de porcelana,
un remolino de estrellas que el café
turco predijo.
Tornasolados por el polvo entramos en
la caverna
por una iglesia marchita. Aquí dicen
que el apóstol Juan
escondió a la Virgen, pero las montañas
de Éfeso dicen otra historia.
Toda la noche nos resistimos al sueño
para no quedar atrapados en el Palacio
de las Telarañas,
para no cambiar monedas con el barquero
y regresar al alba. A nadie de nosotros
le estaba permitido cruzar las aguas,
a nadie le correspondía ese exilio.
Al despertar, palomas y mercaderes
se aproximan al templo. Mis labios en
caravana
se hunden de sed como en un banco de
arena movediza.
Palmeras ebrias, dátiles como pezones
de muchacha.
De nuevo danza el aire añadiéndose velos
de hojarasca,
collares de polvo y madreperla. Cuando
bebemos café
la vida es un oasis, la muerte un espejismo.
11
Y era María,
la consagrada a Dios,
lluvia de relámpagos sobre un lago dormido,
una luna de aurora bañada entre lirios,
una mística alondra cantando al son de
su cítara,
alzando a media voz
la arena soleada en Éfeso
por el brillo de sus salmos.
Y era María
los ojos encendidos de las avellanas
maduras,
los ojos como la ofrenda mojada por el
rocío,
los ojos de gacela mirando con mansedumbre,
los párpados cerrados como pétalos al
anochecer.
2 | MANUEL IRIS
RELEYENDO A CAVAFIS
Pide que el camino sea largo…
Constantin Kavafis, Itaca
Como cualquiera
que haya sido joven
y leído ese poema
yo me pensé Odiseo:
mis calles eran Ítaca
la vida el viaje
y volver
un misterio lejano.
Es hermoso pensar
que uno encarna la aventura.
Pero has nacido
y un día partirás
hacia tus propios
lastrigonios,
a pelear contra
tu propio Poseidón
en el camino a sitios
no explorados.
Yo voy a estar aquí,
esperando
a que me cuentes
lo que has visto,
las cosas que viviste.
Yo fui Odiseo antes
de ver tus ojos.
Ahora, serenamente
me convierto en
Ítaca.
ÍCARO
Levantar la pluma
como quien levanta
el vuelo
y acercarnos al
sol
que no es la luz
sino la lucidez
lo nunca dicho
lo nunca traducible
levantarse
—con palabras—
por encima del lenguaje
y pensar
precísamente
cuando vas cayendo
que una verdad
ha sido descubierta
que algo importará
que quedará memoria
y escribir
escribir
mientras miramos
en la tierra
nuestra propia sombra
una silueta
que hace apenas
un instante
hubiera tenido alas.
NOSOTROS Y LOS GRIEGOS
Jamás
he caminado por las islas que vieron despertar a Ulises. Al mismo tiempo, como cualquiera,
despierto todos los días bajo el mismo sol que iluminó la infancia de Agamenón y los poemas de Safo
y Cavafis. Es imposible vivir en el mundo, o vivir en las palabras, sin tener una
relación con Grecia. Amigos queridos a los que veo siempre ahora, en la ciudad en
la que vivo, vienen de ahí, y hablan ese idioma que tiene las mismas vocales que
el mío. Por todo esto siento que es imposible ir a Grecia: Grecia es un sitio al que solamente se puede volver, al
que ya pertenecemos (parcialmente, al menos) todos los que habitamos occidente.
Mi relación con Grecia está hecha de libros, historias, y mucha gente con la que
puedo compartir el vino. No es poca cosa: mi relación con Grecia se ha construido
con los mismos elementos que mi relación con el amor, o con la literatura.
NOTA
Aquí termina el proyecto Bolívar,
eres bello como un griego y empieza la elaboración del volumen de la muy exigente
antología bajo el mismo título. ¡Les agradecemos, queridos lectores, y les deseamos
un próspero año nuevo y surrealista!
*****
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 199 | dezembro de 2021
Artista convidada: Ithell Colquhoun (Índia, 1906-1988)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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