La contribución de Humboldt sigue siendo aún objeto
de estudio, y sus dibujos de la flora son considerados verdaderas obras de arte;
lo que confirma que además de hombre de ciencias era también un artista. Y eso no
es todo, era políglota, incluso hablaba griego y latín, y tenía conocimientos profundos
en el ámbito del derecho. Fue un viajero y aventurero incansable, logró el reconocimiento
y el respeto en todos los países que visitó; y en Alemania, La Academia de Ciencia
de Berlín lo distinguió con el título de mejor científico de su tiempo. Incursionó
en los campos de la botánica, vulcanología, mineralogía, oceanografía, geología,
ornitología y en la climatología; siendo el primer científico en escribir sobre
el cambio climático.
Humboldt sigue siendo de gran actualidad; así lo confirman
los múltiples ensayos y libros que se publican sobre él en todo el orbe. Lo que
hasta ahora no se había hecho es que un poeta se sentara a dialogar con él, que
lo estudiase y que luego escribiese un poemario como si se tratase de construir
un panal para una nueva colonia de abejas polinizadoras. Por eso escribe: “más
tiempo para que las abejas/construyan otra celda”. Ese es el trabajo de Daniel
Montoya, XLI Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez 2021, publicado
por el servicio de cultura de La Diputación de Huelva en una hermosa y cuidada edición
que hace de este espléndido poemario una pequeña obra de arte.
Los apuntes de Humboldt, título que encierra el logos y el pathos de la vida
y del trabajo de este hombre inconmensurable, da inicio al homenaje que el poeta
Daniel Montoya le hace a este sabio que vivió a caballo entre los siglos XVIII y
XIX; y que sin embargo aun nos sigue dejando perplejos ante el descubrimiento de
lo que fue su profunda sapiencia.
Los apuntes de Humboldt (108 páginas), está dividido en cuatro partes; a saber:
Parte I – Redes invisibles
Parte II – Observación de las criaturas salvajes
Parte III – Observación del mono desnudo
Parte IV – Cartas y sextantes
Al comienzo del libro encontramos un epígrafe de José
Emilio Pacheco que es la síntesis de la temática que vamos a encontrar en el interior
de sus páginas:
Pasamos por el mundo sin darnos cuenta,
sin verlo,
como si no estuviera allí o no fuéramos parte
infinitesimal de todo esto.
No sabemos los nombres de las flores,
ignoramos los puntos cardinales
y las constelaciones que allá arriba
ven con pena o con burla lo que nos pasa”
Y Daniel Montoya, consciente de este olvido que podríamos
intuir como un ecocidio, da los agradecimientos a Martha Fajardo “por haberme
mostrado ese camino fascinante de la biología y de la ciencia”; y reconoce que
“Es un saber sin regreso”.
Pasemos ahora a “décortiquer” este soberbio trabajo
sobre Humboldt; otra figura igualmente soberbia.
Parte I – Redes invisibles
“hay una hora en que las estrellas
escriben sus memorias
… una hora en que comprendo
La herencia del cosmos
una hora en que no estorbo” (Poema La herencia del cosmos)
El Homo Sapiens es una especie depredadora que desde
la llegada del cristianismo asumió que ella es el centro de la creación supuestamente
divina; y con base en ello considera que todas las demás especies vivas (fauna y
flora) están para su servicio y que por lo tanto tiene el derecho de exterminarlas.
De ahí que el poeta, a través de esa figura cuasi totémica de Humboldt, tome conciencia
de la importancia del Cosmos, que decida respetarlo y que asuma la postura de “no
estorbar” como una más de sus prioridades.
En el Oscuro abrazo de raíces Humboldt reconoce
que el planeta Tierra es solo uno e indivisible:
Aquí las cuevas son similares
a las de Franconia, a las de Alemania
y los Montes Cárpatos
…. Mira aquí en Los Andes las mismas
plantas alpinas que abundan
en las montañas de Suiza y de Loponia
En Instrucciones para el aprendiz de botánico nos
recuerda que quien conoce las flores nunca estará solo:
pero a qué le puedes temer
si adonde vayas habrá una flor
esperándote siempre
En Tratado de zoología nos devela que la Naturaleza
es un eterno devenir y que la finitud solo es una permanente transmutación:
Los cocodrilos son troncos caídos
que siguen respirando
… Las anguilas eléctricas son rayos
acuáticos inextinguibles
Parte II – Observación de las criaturas salvajes
… la vida perdura
cuando aleja a un bisonte
o a una hormiga de la manada (Poema La mosca jorobada)
Y en el poema La araña de agua leemos:
Es la única araña que sabe que una casa se construye
todos los días
Estos dos poemas están unidos por el mismo hilo, el
hilo de la preservación de las especies. Si un individuo se ve obligado a alejarse
de su manada de una u otra forma preservará si no su propia especie al menos la
especie de otra manada. Por eso las arañas construyen permanentemente su hogar.
En palabras de Louise Bourgeois cuando una tela de araña es atacada y rota, la araña
no se desespera; ella, con su paciencia, reconstruye y repara. Ese es tal vez el
gran secreto de la existencia, el gran acertijo del cosmos que los humanos nos negamos
a ver y a decodificar.
Aunque también es cierto que no todos los grupos humanos
son impacientes, los hombres del campo y los indígenas saben muy bien que vida rima
con paciencia:
El indígena …
llevaba cien años sentado junto a la ceiba.
las raíces del árbol habían entrado en su piel.
…
La savia llegó hasta su corazón y lo maduró.
… (cuando) comprendió
que era la hora: se levantó y se fue. (Poema Un rayo de luz que incendia una ceiba)
Y en La siempreviva leemos:
Para ella los tejados son lotes baldíos
sus raíces crean el suelo
Los indígenas y campesinos, como la Siempreviva, saben
que para poder perpetuarse, y resistir a los excesos de grupos depredadores, deben
ancorarse en lo más profundo de la tierra, echar raíces y no sucumbir ante los embates
del tiempo y de los huracanes.
Parte III – Observación del mono desnudo
América mira a Europa, no con ojos de sumisión y de
inferioridad si no con rebeldía, coraje e indignación. La Trata de Esclavos, esa
infamia de la historia, es relatada en Las tortugas buscan el río
Como caballos en una subasta
examinan a los esclavos en el mercado
… exploran
con brusquedad sus dientes
Y en Mandato del Virrey los “criollos” dicen
una eterna letanía:
Díganle -por voces, por cartas-
que le damos agua limpia
…
Díganles, por favor
que sus hijos están a salvo
Tal vez porque ya intuían que pronto, muy pronto, las
voces apagadas y mancilladas se elevarían como una flor que despierta con el alba:
Compré un florero de cristal en París.
… y lo llené con las voces doloridas
… Dejé pasar los días y las lluvias de otoño.
Las voces ya han florecido. (Flora sudamericana)
Y mientras elevan su voz al cielo, y el viento dispersa
su eco por los cuatro puntos cardinales, el pueblo mestizo se yergue triunfante
a pesar de sus pies cansados:
Como si supiera
que todo lo pequeño es poesía,
la mulata se quita una sandalia.
…
Lo que yo quería eran sus pies. (Pasos de lunaria)
Parte IV – Cartas y sextantes
¿Y cómo no recordar a Bolívar?
A veces la verdadera libertad
es regresar a la jaula.
A veces el verdadero amor es tragarnos los alambres.
(Carta a Bolívar)
Tal vez por eso en la Carta a Goethe escribe:
La lluvia empezó en el universo
cuando la tierra aun no existía.
…
Demorará millones de años para
salir de todas las metamorfosis
de
tu cuerpo.
Y a Bonpland, su compañero de aventuras e infortunios,
le dice:
…con su sólido brazo cubre a la flor
de los terrores del rocío (Carta a Bonpland)
Quisiera creer que Bonpland sigue ahí, abrazando la
flor para que el terror no pueble nuestras noches de luna nueva. Quisiera creer
que la sandalia sigue siendo contemplada con ojos poéticos y que los pies cansados
pronto encontrarán refugio.
¡Hermoso poemario Daniel Montoya!
Espero que pronto, muy pronto, sea lectura obligada
en colegios, universidades, gremios, sindicatos y por qué no en las FFAA. Esta sería
su verdadera transformación y la misión científica de Alexander Von Humboldt no
habría sido en vano.
*****
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 199 | dezembro de 2021
Artista convidada: Ithell Colquhoun (Índia, 1906-1988)
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