1 Una manera de ser (César Bisso) | Argentina
A la poeta Carolina Zamudio la descubrí hace algunos años, leyendo textos
de su libro Rituales del azar: La belleza abraza la luz de la muerte / o
desata la nebulosa de la vida. Aquel fue mi primer acercamiento al reino
de lo bello, esa inmensa región que ella ha sabido sembrar y cultivar con palabras.
A la entusiasta
emprendedora Carolina Zamudio la conocí personalmente en Santa Cruz de la Sierra,
Bolivia, en junio del año pasado. A decir verdad, creí haberla conocido desde siempre,
porque desde el primer instante me cautivó con esa virtud irreductible de saber
conversar, de reír, de acompañar, de estar siempre dispuesta.
Desde aquel encuentro
de poetas, pero sobre de amigos que ofrendaron calidez y solidaridad sin atajos,
surgió la posibilidad de integrarnos en grupo para desarrollar proyectos literarios,
abordar distintas temáticas culturales, o sencillamente intercambiar, textos, ideas,
comentarios. Obviamente surgió un coordinador que propone tareas de manera incesante:
Floriano Martins.
Por aquellos días,
Carolina nos habló con mucho énfasis acerca del trabajo colectivo que realizan desde
la Fundación Esteros. El don de dar y ofrecer como objetivo primordial de la organización
y la posibilidad de interrelacionar a través de ella a creadores de distintos países.
Así comenzaron a surgir los encuentros de escritores y poetas en escenarios uruguayos,
la difusión de la revista institucional y el afianzamiento de numerosos contenidos
multidisciplinarios, algunos en marcha, otros por concretarse.
He recorrido los
diferentes números de la revista. Pude encontrar voces de poetas distinguidos, temas
variados sobre la difusa vida intelectual y valoradas opiniones sobre el arte de
la creación. En esta última edición tuve la suerte de colaborar con un artículo
acerca de la obra de Rubén Vela, un consagrado poeta argentino. Agradezco a Esteros
por la generosidad de publicarlo.
La dignidad es una condición suprema del ser humano. Nadie puede hallar
otro atajo conducente al verdadero amor que no fuera a través de la dignidad. La
Zamudio –desde los primeros sueños forjados en su hermosa Curuzú Cuatiá, ubicada
en el corazón de la provincia argentina de Corrientes, hasta este magnífico presente
montevideano– recorrió la vida con esfuerzo y dignidad. Por eso hoy es una legítima
embajadora del mundo literario. Así la conocí y ojalá la siga conociendo desde la
verdad y la confianza mutua, compartiendo textos, charlas virtuales o nuevos encuentros.
Los sentimientos
que el artista comunica a otros pueden ser de distinta especie, fuertes o débiles,
importantes o insignificantes, buenos o malos; pueden ser de patriotismo, de resignación,
de piedad; pueden expresarse por medio de un drama, de una novela, de una pintura,
de un baile, de un paisaje, de una fábula. Toda obra que los exprese así, es obra
de arte. Desde que los espectadores o los oyentes experimentan los sentimientos
que el autor expresa, hay obra de arte. Estas son
palabras de León Tolstoi. Modestamente, creo que son conceptos aplicables a la manera
de ser de Carolina. La transparencia de sus ideas, la sencillez de su postura y la firme convicción
de sus acciones contribuyen a enaltecer la reconocida trayectoria cultural y literaria
que ha construido.
En este sincero homenaje –como sabían decir los beneméritos comensales
de otros tiempos lejanos– felicito a la querida amiga y al gran equipo de gestores
que eficientemente la acompañan en la Fundación Esteros. También cabe mi mayor deseo:
que la belleza sea por siempre el fin último del arte. Por el bien de la creación
y la condición humana.
2 Celebración de un estuario (Gabriel Chávez Casazola) | Bolivia
Cómo no celebrar cada hilo que se ha unido
a la urdimbre de la difusión de la poesía, ampliándola y haciéndola más resistente,
permitiendo que siga filtrándose –dúctil y tenaz– por las rendijas, diseminándose
de mano en mano, de boca a oído, trascendiendo contra todo pronóstico.
En este caso, hablo de un
hilo terco, de nombre y forma fluviales, Esteros, que cual un río se ha ido haciendo
más ancho al acoger varios afluentes: una revista digital; ediciones de plaquettes
que ponen en diálogo a voces poéticas de distintos orígenes; un festival en Uruguay
que sucedió a otro en Corrientes y a un espacio acogedor en Barranquilla.
Dice la Academia española
que un estero es un estuario, y un estuario la desembocadura de un río caudaloso
en el mar cuyos lados van apartándose en el
sentido de la corriente, y por la influencia de las mareas en la unión de las aguas
fluviales con las marítimas.
Este caudal textual, hecho
de pequeños ríos-hilos que han ido encontrando sus cauces en el tiempo, desemboca
en el gran mar de la poesía y le aporta sus aguas, sí, ofreciendo al mismo tiempo
unas orillas generosas donde sentarse a leerla y escucharla.
Este río que, por magia de
la poesía, es a la vez un barco, tiene por timonel y gaviera a la poeta, gestora
cultural y periodista Carolina Zamudio, pisciana y argentina de vocación cosmopolita,
a la que sólo nos queda desear buen viento para su travesía y que más ríos de palabras
converjan en su estuario, a cuya salud brindamos desde la cabecera de la selva boliviana,
a la que no en vano antiguos bardos bautizaron como la patria de las aguas.
3 Larga
vida (Hugo Francisco Rivella) | Argentina
Porque el mar no es sino la memoria del río,
lo que sueñan los peces cuando la lluvia amengua, el secreto de la naturaleza en
los ojos del agua: eso es un estero.
Eso es Esteros, una revista entre la metáfora y
la imaginación. La Palabra buscando el horizonte en donde el crepúsculo es una niña
huérfana.
La Fundación Cultural Esteros
tiene los ojos puestos en el mundo, pero su corazón late en América del Sur. Una comunidad en movimiento que promueve la creación
y la literatura. Conferencias, libros, recitales, becas de estudio sustentan
su permanencia.
Los que hemos organizado
festivales de poesía o de Poesía y Música, sabemos cuán difícil es mantener en el
tiempo estos proyectos, porque casi nunca, el apoyo oficial se realiza de una manera
constante, o cada año, debemos empezar de nuevo lo que se viene realizando desde
hace algunos años. En muchos de los casos la cultura oficial colisiona con la cultura
popular, más allá de la definición de ellas, porque se comparte el mismo destinatario:
el pueblo. Lo mismo ocurre con las revistas en papel que en general, cada número
tiene la periodicidad de aquello aparece cuando
sale
Larga vida, no a la reina, si no al
trabajo que cada día, como quien elabora la urdimbre de lo imposible, la Fundación
Cultural Esteros anda entre nosotros sosteniendo la utopía de lo posible.
Saludo en Carolina al equipo
que integra el comité editorial de la Fundación.
Larga vida, entonces.
4 Revista Esteros (Jorge Palma) | Uruguay
La revista Esteros es mucho más que una revista. Y más aún que una publicación
donde se presentan novedades del ámbito cultural.
Revista Esteros es un lugar de encuentro, bajo la
dirección de alguien con un alma sensible y una generosidad poco usual en las lindes.
Hace muchos años que conozco
esa generosidad y sensibilidad. Cuando sin yo saber quién estaba detrás de la edición,
una revista colombiana publicaba una serie de poemas míos sin ser solicitados. Incluso
con adecuadas ilustraciones. Agradecí como es de rigor, sin saber quién me había
editado. Al año siguiente sucedió lo mismo. Pregunté a quién debía agradecer, y
no recibí respuesta. El misterio se aclaró mucho tiempo después cuando alguien llamada
Carolina Zamudio se despedía de la publicación como editora, anunciando su arribo
a tierras orientales.
Esto que cuento no sólo no
es menor, sino que pinta, señala y subraya la voluntad expresa de quién sostiene,
reúne y administra los sueños y desvelos de un grupo numeroso de aspirantes a eternos
soñadores.
Revista Esteros refleja ese amor incondicional de
los viejos editores, de los libreros por vocación. Del libre juego profesional pero
no exento de generosidad y amplitud.
Carolina Zamudio nos ha abierto
las puertas de Esteros para que nos quedemos
y la acompañemos por mucho tiempo. Porque como los viejos editores, y los libreros
de vocación, sabe que esto no es un entretenimiento, sino una razón de vida.
5 Conocer
Carolina (Mariana Bredow) | Bolivia
Conocer a Carolina, reír con ella, compartir
un chocolate en la noche clandestina, chocar vasos entre amigos mientras la oscuridad
avanza sin vergüenza, silenciarnos como niñas la risa para no ser oídas por los
que duermen, reír de nuevo de cosas muy tontas y muy fáciles de olvidar pero no
la risa ni sus ojos en la risa; verla de lejos caminar rozando las hojas de una
montaña sagrada en una tarde con mariposas, y al final del día escucharla leer su
poesía, palabra por palabra, sacando luces de los pozos hondísimos que no muestra
cuando ríe, pero que dan a su mirada el peso del universo entero expandiéndola adentro.
Mirarla ser mujer lúcida, generosa, sabia, elegantemente intensa y bella, mirarla
ser; recibir el regalo infinito de un libro suyo, de sus manos, verla firmarlo para
mí, leerla en las noches y abrigarme en los rincones de su voz, con perplejidad,
con admiración, con cariño y complicidad que no necesita manifestarse… Ha sido para
mí una forma de fe en la poesía, una inspiración a ser, una certeza en la libertad.
Carolina se esfuerza por dar, por acoger en su mirada a cada uno de sus amigos y
darles una habitación iluminada en las páginas de su brillante revista Esteros, en la que yo, sin merecerlo, me
encuentro rodeada de las voces más bellas que he escuchado y querido en los últimos
tiempos. Agradezco a la vida, la fortuna de coincidir con una poeta y una amiga
tan grande. Gracias Carolina Zamudio.
6 Los trabajos y los días (Rafael Courtoisie) | Uruguay
Desde
antes de su venida al Uruguay, Carolina Zamudio ya era una figura connotada en la
literatura latinoamericana. Su tarea en Puerto Colombia, su presencia en los festivales
más reconocidos del continente y algunos de los del resto del mundo, su activa participación
en la difusión de la obra de autores sobresalientes, se sucedían en una incansable
tarea por la cultura.
El festival presencial, llevado a cabo a fines de 2022, marcó un antes y
un después en materia de profesionalismo, eficiencia y capacidad de promoción de
la cultura poética en América Latina. Autores españoles, brasileños, ecuatorianos,
argentinos y colombianos, entre otros, se dieron cita en el marco de la Feria Internacional
del Libro de Montevideo y en el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry, en su sede
del departamento de Maldonado, para llevar a cabo un festival de poesía extraordinario.
Además de su labor como gestora, organizadora y difusora en la FUNDACIÓN
CULTURAL ESTEROS, Carolina ha venido desarrollando, en paralelo, la consecución
de una obra poética personal, sorprendente en sus aspectos formales y en su fondo,
y cuyo conocimiento la ubica entre las figuras de referencia de la poesía argentina
y latinoamericana en el mundo.
Una sólida trayectoria se
aprecia en sus ya muchos títulos: Seguir al viento (Argentina); La oscuridad
de lo que brilla / The Darkness Of What Shines, edición bilingüe español-inglés,
con traducción de Miguel Falquez-Certain (Estados Unidos); Rituales del azar/
Rituels du hasard, edición bilingüe español-francés, con traducción de Rémy
Durand (Francia); y en la FILBo 2018 presentó su último libro, La timidez de
los árboles, editado en Colombia. Publicó las plaquettes Teoría sobre
la belleza, Camino de cintura y Las certezas son del sol, (Argentina).
Como fue dicho, Zamudio es
poeta, periodista y ensayista. Además: Magíster en Comunicación Institucional y
Asuntos Públicos por la Universidad Argentina de la Empresa y Periodista por la
Universidad Católica Argentina. Fue directora de la revista Literariedad. Ha participado en diferentes
versiones de la Feria del libro de diversos países de Latinoamérica, encuentros
y festivales en Colombia, Estados Unidos, Perú, Cuba, España, Ecuador, Argentina
y Francia, entre otros. Ha sido incluida en antologías de la Argentina, Colombia,
España, Estados Unidos, Francia e Italia. Traducida al inglés, al francés y al italiano,
respectivamente en estos países. Trabajó por más de quince años en Argentina como
periodista gráfica y radial. Residió en Emiratos Árabes Unidos, Suiza, Colombia
y Uruguay, donde vive en la actualidad. Dictó talleres para niños dentro del Proyecto
Gulliver del Festival Internacional de Poesía de Medellín y, de forma particular,
durante dos años, talleres para reclusas de la Cárcel del Buen Pastor de Barranquilla,
Colombia. Colabora actualmente como periodista y ensayista para diversos medios.
Su carrera profesional en Argentina transcurrió en radio y medios gráficos, como
Radio Mitre, Radio El Mundo, el diario El
Cronista y las revistas Apertura y
Target.
Los trabajos y los días de
Carolina Zamudio y de la FUNDACIÓN CULTURAL ESTEROS han marcado un giro decisivo
en el modo en que se construye cultura en el continente.
7 Siempre nuevas voces (Tina
Elorriaga) | Argentina
Conocí a Carolina Zamudio en la ciudad de
Concordia, en el Encuentro de Poesía que, en el marco de la Feria del Libro 2019,
organizaba la Poeta Stella Marys Ponce. Entre las actividades, Carolina, dictaba
un taller de acercamiento a la palabra poética, como parte del mismo, compartió
textos de diversos poetas, y habló allí de su interés por difundir nuevas voces.
No hay escritura sin lectura, pero sin publicación y posibilidades de distribución
tampoco. La situación actual de la cultura, en nuestra lastimada América latina,
como consecuencia de políticas públicas liberales de gobiernos que no dudan en endeudarse
y apenas dan margen a los Estados para sostener la educación, es lastimosa. Entendiendo
lo cultural como todas aquellas manifestaciones a través de las cuales los pueblos
se expresan, vemos que, en ese marco, todo aquello que está por fuera de lo específicamente
educativo no tiene posibilidades de desarrollarse, de darse a conocer, de difusión
ni de crecimiento. Así la literatura, la música, las artes en general, no forman
parte de programas de gobierno sólo son apéndices, a los cuales se atiende solo
si hay urgente necesidad. Con esto quiero señalar lo meritorio de la Fundación Esteros,
una fundación sin fines de lucro que no vino a reemplazar al Estado, pero si a cubrir
y trabajar si es necesario en articulación con el mismo a los fines de hacer posible
un proyecto, una necesidad: la de comprometerse con la producción literaria… facilitar
la escritura, la investigación y la concreción de proyectos de escritores de todo
el mundo. Desde la aparición del primer número de la revista Esteros, hasta este su número nueve, somos
testigos de la tenacidad y el apasionamiento de un equipo editorial que la poeta
ha conformado y que a pesar de las restricciones de la pandemia pudo expandir los
alcances de la Fundación, llevando adelante un festival de manera virtual y en articulación
con el gobierno provincial editar a los poetas participantes. Esteros toma su nombre de los Esteros de
Iberá, una reserva de agua dulce, la más importante de la Argentina en la provincia
de Corrientes, lugar de nacimiento de Carolina Zamudio. La revista nos ofrece la
posibilidad de abrevar, a modo de analogía, en el agua de la dulzura y diversidad
de las palabras. Larga vida a la revista Esteros.
8 Fundación Esteros (Valeria
Sandi) | Bolivia
Mi
cercanía con la Fundación Esteros que dirige la poeta Carolina Zamudio es desde
la gratitud. He visto la dedicación y profesionalismo entregado al III Encuentro
de poesía Esteros, desde la creatividad y suma de voluntades al ver todos los entes
y las alianzas para hacerlo realidad. La diversidad de propuestas de los escritores,
los medios de difusión de nuestras presentaciones y detalles como visitas guiadas
para conocer Montevideo, desde su cultura y tradición muestra la calidad de gestora
y escritora que está detrás de cada proyecto con su equipo.
En estos tiempos cuando hay tanta información en la internet, la Revista
Esteros es uno de los sitios que uno sabe que gratamente nos sorprenderá.
Los invito a visitarla, también mencionar que hay un proyecto interesante
que es la colección Flor de Espinillo, que dentro de la revista podrán descargarse
los libros de poesía digitales conformado por 20 libros dobles. La selección de
los autores contemporáneos nos muestra del panorama actual del vigor de la poesía
actual. Espero que ese proyecto editorial siga creciendo sumando a más poetas y
también deseo una larga y fortalecida vida al Encuentro Esteros.
Le he manifestado a Carolina mi apoyo desde el Festival Internacional de
poesía Jauría de palabras que dirijo en Bolivia, que seguro en el futuro, habrá
proyectos compartidos, ya la amistad y el agradecimiento por su labor, es el principal
tejido que nos une.
9 El propio río
& su prólogo (Floriano Martins) | Brasil
La casa camina entre los cuerpos que la habitan.
Son sus fragmentos y el reconocimiento de una unidad imaginada. La casa percibe
la diferencia entre sus habitantes, incluidos los inanimados, con mayor conciencia
de lo que ellos, aunque tan diferentes entre sí, disfrutan formando parte de ella.
El día perturbado por los
ciclos de la existencia, las conversaciones nocturnas entre el sueño y la vigilia,
el método de la verdad dibujando retratos familiares. La casa está hecha de este
testamento perenne de ilusiones.
El arte de identificar a
los personajes de cada trama radica en saber leer los detalles que no encajan en
planes alterados. El vestido que sólo puede ser de la madre, el peinado de la mayor
a juego con sus perlas, las muñequitas de peluche que la pequeña deja reposar en
el sofá del salón.
La casa no necesita escuchar
la doble r en la voz de la madre para saber en qué momento se queja del descuido
de la menor. El tiempo se descifra por el sonido del zapato que suele calzarse la
señora después de su ducha vespertina. Hasta el silencio sabe componer la biografía
de la casa. No hay necesidad de ordenar la ropa impecablemente guardada de las hijas.
Esto me recuerda a Marcel Schwob en una delicada página suya: el arte está en el lado opuesto de las ideas
generales, solo describe lo individual, solo desea lo único. Como el río que,
a pesar de ser exterior, recorre la intimidad de la casa como una serpiente iluminada
por el deseo de formar parte de un todo.
Con el paso de los años,
quizás la hija menor sea convocada para escribir la biografía de la casa, cuando
seguro recordará que su madre aprovechaba el insomnio del río para susurrarle lo
que el espíritu le ocultaba a la matriarca. También era casi seguro que llegaríamos
a saber identificar los gemidos con los que ciertos muebles rasgaban el piso de
las habitaciones y el pasillo. La casa siempre ha sabido elegir sus instintos más
reveladores.
Pero, ¿dónde estaba la vida
de la casa? ¿En el libro de cocina, en el viejo baúl guardado en la última habitación,
detrás del tocador? El río delineaba los ángulos donde palpitaba cada mirada. Esta
es la casa de Carolina Zamudio, cuya melodía descifra la corriente de su memoria.
Allí, madre e hijas respiran como alimentando una historia singular, la biografía
de un refugio roto por los recuerdos.
No en vano este libro se
llama El propio río, pues es él mismo
el inventario de sus vidas que invaden el enigma de los muebles, el abrazo de las
luces más vacilantes, el tejido incompleto de las confesiones. Un libro que tiene
una intensidad lírica inagotable, que se esparce a través de versos e imágenes,
expandiendo la casa por donde ella se imagina siendo una aventura más pequeña, dándole
la vida que enredan sus personajes. Esta casa-río no solo respira a través de Teresita,
la abuela. Ella es también el aliento y la gracia de su hija y de sus dos nietas,
sombras ondulantes en el agua de la memoria como intuiciones que no desconfían de
sí mismas.
Es un río-poema, de una sola
casa, con sus versos-cómodos que guían las más pequeñas formas de escritura. La
poeta Carolina Zamudio celebra el linaje de su imaginación, donde todas las mujeres
tienen, al mismo tiempo, iguales y diferentes, una infancia prodigiosa que consagra
el origen y el destino de su mundo. Tan distintos y semejantes en sí mismos, los
verbos perfilados, como la imagen que evoca su tiempo múltiple:
En su centro el mundo
espolea en sus rayos
lo que espía la infancia,
un beso de largo aliento y retorno.
Este es el río de una poeta
con una voz tan singular como la de Carolina Zamudio. Un estuario de reliquias de
la propia existencia, el delicioso curso de la memoria que fusiona la casa y sus
personajes en una misma imagen.
CAROLINA ZAMUDIO (Argentina, 1973). Poeta y ensayista, Carolina es uno de los referentes de la poesía argentina de su generación. Ha publicado: Seguir al viento (2013), La oscuridad de lo que brilla (2015), Doble fondo XII (2016), Rituales del azar (2017), Teoría sobre la belleza (2017), La timidez de los árboles (2018), El propio río (2020), Vértice (2020) y Las Certezas son del sol (2021). Máster en Comunicación Institucional y Relaciones Públicas, además de Periodista. Creó y dirige la Fundación Esteros y la revista que lleva su mismo nombre (www.esteros.org). La suma de sus logros nos llevó a homenajear a la poeta, reuniendo en esta edición de Agulha Revista de Cultura, una mezcla de destacados ensayos publicados por la revista Esteros, así como una serie afectiva de testimonios sobre la poeta que le pedimos a personajes destacados de la escena cultural de la que ella es una admirable activista.
XUL SOLAR (Argentina, 1887-1963). Su pintura visionaria traspasa los límites de la pura abstracción, al ver surgir de ella el mito transfigurado, figura esencial de su interpretación del mundo. Es una pintura en la que se produce la fusión de narración y espejismo. Xul Solar también fue músico, místico y astrólogo. En su pasión por la invención, nos trajo ejemplos insólitos, como un teatro de marionetas con personajes sacados de los signos del zodiaco, la creación de un lenguaje artificial y un intrigante piano de 28 notas. En gran parte, la originalidad de la obra de Xul Solar proviene precisamente de su permanente debate entre tradición y modernidad.
Agulha Revista de Cultura
Número 229 | maio de 2023
Artista convidado: Xul Solar (Argentina, 1887-1963)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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