terça-feira, 15 de dezembro de 2020

CONEXÃO HISPÂNICA | Fernando Charry Lara

OMAR CASTILLO | Fernando Charry Lara: entre lo nítido y lo oscuro

 


Aproximarse a la obra de Fernando Charry Lara (1920-2004) es aproximarse a la escritura de quien como lector y como poeta estuvo atento al suceder de su tiempo.

A la fina y discreta elegancia de su ser vital la surtía un aliento místico que se reflejó en su cotidianidad y en su obra, siempre dispuestas a aprehender lo extraño del desvelar humano.

En Charry Lara, el descendimiento poético se lee posible por la disciplina de quien se mantuvo alerta para los súbitos donde la vida prende y se realiza. Empero, cuando el poeta asume para sus poemas esos hallazgos, inevitablemente es tocado por el sentimiento de que las palabras solo le alcanzan para destilar los ecos que se ocultan en ellos. Tensión que se resuelve por la insistencia del poeta hasta lograr que las palabras revienten sus secretos hacia otra noción del mundo, en formas que por fin consiguen expresar sus contenidos, haciéndose ofrendas para el regocijo de lo luminoso y de lo oscuro, de lo críptico y de lo desvelado. La de Fernando Charry Lara es una escritura que se imprime y se lee en los resquicios del día fundiéndose en la noche, cuando la memoria es irradiada en su fulgurante realidad por lo onírico.

La poesía de Fernando Charry Lara se caracteriza por el íntimo aliento con el que registra la vida, las maneras de su crear y suceder. La suya es una obra al borde del silencio, un toque donde queda consignada la realidad en lo cotidiano de sus usos e incertidumbres. Es una obra precisa en su ánimo conversacional, de una intensidad que conmueve. Su aliento alcanza las briznas que la luz ilumina y que él ampara para el poema, en palabras vueltas ritmo para evocar un instante único en la memoria de su sensibilidad, un día que vaga en sus “palabras como luz soñadora”, tal como lo dice en su poema “Cielo de un día”, con el que se abre Llama de amor viva (Procultura, 1986), título donde reúne sus tres libros: Nocturnos y otros sueños (Editorial ABC, 1949), Los adioses (Ediciones del Ministerio de Educación, 1963) y Pensamientos del amante (Instituto Colombiano de Cultura, 1981).

En el poema “A la poesía”, en los versos “Tú sola, lunar y solar astro fugitivo, / Contemplas perder al hombre su batalla”, nos entrega su noción de la poesía como una “secreta amante”, a la cual él acude, en una cita sin límites, para compensar, en el delirio y en el relámpago que en ella presiente, las continuas derrotas, su aciago itinerario por la vida. La poesía como un astro que contempla la realidad humana fugándose en sus batallas. Una amante lunar y solar, lo que la hace cripta y revelación, ceniza y brasa en el fuego del devenir. Charry Lara figura su imaginario poético en un cuerpo femenino, en un cuerpo del que espera entregue la revelación, el desciframiento de los ideales y anhelos humanos, el hálito renovador de su sensual presencia en la tierra:

 

Ser otra vez tú misma,

Salobre respuesta casi sin palabras,

Surgida de la noche

Con tristes sonidos, rocas, lamentos arrancados del mar.

 

Y el mar, constante en su obra, es aquí el ritmo donde se mece la femenina presencia de la poesía mientras suelta sus súbitos delirios y relámpagos, su voracidad cognoscitiva, su pasión de amada.

Las de Fernando Charry Lara son palabras nítidas y alucinadas, vueltas sombras de instantes que se deslizan en el poema, polvo de nostalgias iluminadas impregnando su decir con las alusiones de quien vaga por los restos de sus huellas, desvelando con su invisible arañar el ir y venir de la vida, el avanzar de la muerte. Como las de su epicedio “A Jorge Gaitán Durán”, poema entrañable, de voz contenida al tiempo que desgarrada. Escuchemos:

 

Si tu desnudo gesto inmóvil

Si tu rostro que estalló de pronto ante un espejo

Si tu voz mutilada por el árbol por la nube

Si tu paso callando por un sótano.

 

Qué dolor en estas palabras quebradas obstinándose en la memoria, ardiendo hasta la herida, consumiéndose hasta la ceniza. Vértigo donde queda la ausencia como “Un puñado de estrellas y de madrugadas”, “La lenta noche del mar” vagando “por la memoria”.

En los poemas de Fernando Charry Lara las atmósferas acogidas, los ámbitos aprehendidos en cada verso, en cada estrofa, son posibles cuando las presencias y los recuerdos de la voz poética que sucede en ellos es tocada por el sueño. Lo cual da a sus imágenes una carga onírica que les permite encabalgarse como si fueran los girones de un despertar en la penumbra y la “luz soñadora” de un día que se inicia en sus oficios, también en la búsqueda de lo oculto de esa penumbra.

El aliento lírico que recorre su obra puede verse en el poema “El lago”, donde sus constantes sensaciones cognoscitivas vueltas nubes, viento, agua, tiempo otro, luz en una mañana única, en un mar donde se guarecen los recuerdos del amante desconocido, alcanzan el ánima de la poesía hasta figurarla en lo sensual y entrañable femenino, ya como extrañeza, ya como ciudad en ascuas, o como vacío laberinto fugándose en un viento irrecuperable. Lo femenino poético donde alcanzar el sueño, la pasión memoriosa del olvido, la noche en la palabra auscultando el relámpago que revela el poema. La presencia donde acontece la vida.

La obra poética de Fernando Charry Lara en su contenida lírica, nos deja ver el extático de una experiencia amorosa a través de lo nítido y lo oscuro del lenguaje.



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§ Conexão Hispânica §

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