quarta-feira, 23 de dezembro de 2020

CONEXÃO HISPÂNICA | Stella Sierra

JAVIER ALVARADO | Stella Sierra o la alegría de amar en el canto

 


Y ahora, del diminuto Panamá, del más delgado y vulnerable país poético y político de América, nos llega, libre y cautiva, la voz honda y personalísima de Stella Sierra, y nos llega, además, su voz viva, su vivo ademán humano: su presencia y su compañía cordial… Estrella y Sierra. La estrella es, indudablemente, Venus misma; la Sierra que ilumina, en español, el ámbito de su nombre, puede serlo cualquiera de la geografía lírica hispánica.

LEOPOLDO PANERO

 

En uno de sus Mensajes Líricos, titulado Poesía y Naturaleza, pronunciado el 22 de abril de 1983, Stella Sierra evoca la figura de Ricardo Miró:

 

Nuestro Miró-no olvidemos que celebramos este año el centenario de su nacimiento-cantó también la belleza de los animales en las garzas cautivas y en las guacamayas de oropel, a quienes veía como “rotos pedazos de una bandera.

 

Stella Sierra, al igual que Miró compartieron los tópicos del amor y la naturaleza. La naturaleza: árboles, el mar, las aves son parte de ese credo prodigioso de nuestra poesía al igual que el tópico del amor y sus experiencias vitales, sus savias celestiales, corporales, paganas, terrenas y divinas se revelan con la belleza y el asombro desde la métrica y la carne.

Sinfonía Jubilosa en doce sonetos es una gran obra que goza de la perfección estilística y técnica al igual que el tratamiento de escuchar de la voz de una mujer, una sinfonía que es el canto al pleno goce de la vida y de la consumación del amor:

 

“Te adoraré yo así, sereno, claro,

ahíto de sol, brillante de rocío,

como lirio de luz, suave de aroma.

 

Me embriagará de amor tu vino raro.

¡En el ánfora frágil de tu río

seré una estrella azul tras de la loma!”

 

Una entrega serena, con la delicadeza de la luz, del rocío, del aroma. Las metáforas sensoriales abren un compás al ritual del amor:

 

“¡Noche plena de amor, total belleza

¡Que en esta inmensa copa tuya, noche

tu luciérnaga azul será mi broche

y tu rocío mi anhelado vino!”

 

Stella Sierra tuvo entre sus lecturas predilectas, sin lugar a dudas, a los poetas españoles del Siglo de Oro, de la llamada generación del 27 y de periodos posteriores. El epígrafe que se ofrece de pórtico a la obra “Ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía, sino la que en el corazón ardía” es de San Juan de la Cruz, el cantor del otero y la paloma. En su soneto Alegoría del mar, hay esta nostalgia, como una marinera en tierra, recordando el gran libro del español Rafael Alberti y es el mar un tema recurrente:

 

“Ruido brujo del mar, cima de vida…

¡Agilidad perfecta, ala extendida,

en una comunión de rosa y agua!

 

¡Oh belleza total de tu figura!...

¡Elevaré mis brazos e insegura

ensayaré la danza en la piragua!”

 

La piragua utilizada por los pescadores de nuestros dos mares, se incorpora en uno de los más hermosos poemas escritos en nuestra lengua, con toda la entrega corporal a través de una danza sobre el mar de ondas amatorias.

Hay en Sinfonía Jubilosa, un manifiesto al deseo y al amor, al templo del cuerpo:

 

¡Plenitud de gozar, fulgor de llama,

cima de cuerpo y del alma que se ama

Amor y goce; amor, delicia pura

 

Y en el Soneto Alegría de las Cosas Sencillas:

 

¡El goce inmenso de mi amor desnudo!

 

La desnudez implícita en la del espíritu y en la entrega total. Hay algunos autores que afirman que el soneto es la prueba de fuego del poeta, según les escuché alguna vez al gran poeta hondureño, Roberto Sosa y Stella Sierra en su producción poética, posee sonetos de impecable estructura, ritmo y perfección. El más grande homenaje a esta gran poesía y a esta magna obra, es ser leída por todos y más por nuestras juventudes. Descubramos pues la gran dicha de amar en versos de su soneto Alegría, Alegría:

 

Siente mi corazón una alegría
extraña, a flor de piel, vaso de esencia;
aunque yo desnudase su presencia
su desnudo integral me cegaría.

 

El caso de Stella Sierra en nuestra literatura es curioso, dado a que una obra breve en su extensión, ha tenido, sigue teniendo y tendrá un reconocimiento unánime tanto por la crítica como por los lectores de poesía. El Primer libro de Stella Sierra, se tituló Canciones de Mar y Luna y fue publicado en 1944. Un epígrafe de Rafael Alberti: “No quiero barca, corazón barquero, quiero ir andando por la mar al puerto”, va vislumbrando una especie de bitácora a través de los modelos y ritmos españoles una serie de poemas ambientados en el campo, en el mar, en el amor. Su poema He dejado mis palabras es una especie de sustentación con las palabras:

 

He dejado mis palabras

entre la flor del almendro

y he dormido mis caricias

azules en tu recuerdo.

 

En 1947 se edita en México Libre y Cautiva, donde nuestra poetisa ahonda en el mar, en el amor, pero esta vez en un tono más directo, descarnado, como un torrente de río con el anhelo de llegar al mar. Su soneto Libre y Cautiva, es uno de nuestros clásicos en nuestra poesía:

 

Por sentirme despierta en la cautiva

morada oscura de tu sangre, llevo

este amargo laurel de gajo nuevo

y esta miel de cilicio rediviva.

 

Y no quiero saberme fugitiva

de la celda de amor en que me muevo:

porque el ángel te encuentre yo renuevo

mis llamadas de intacta sensitiva.

 

Extenderás tu mano que –impasible-

quiere lograr la flor indivisible:

su cauto aroma velará tu frente.

 

Como cierva te hui. ¡Que te encadena

más ese afán de hallarme en la colmena,

carcelera celosa de tu mente!

 

Este soneto, presenta una gran contraposición de mensajes y elementos, un oxímoron entre la libertad y el cautiverio, la soledad y la compañía, el contemplar al ser amado o acariciarlo, el paparlo o el pensarlo o la evasión sin la consumación amatoria; recordando también el maravilloso soneto de Sor Juana Inés de la Cruz que inicia:

 

Detente, sombra de mi bien esquivo,

imagen del hechizo que más quiero

bella ilusión por quien alegre muero

dulce ficción por quien penosa vivo.

 

El poema Presencia de tu Ser es uno de los más descarnados en su tono:

 

Presencia de tu ser

llovizna de tus labios y costado.

Abre el amanecer

su lirio ensangrentado

donde el alma en vilo

se ha ocultado.

 

Stella Sierra en su poesía, parece estar en la eterna vigilia del amor. La vigilia de la cual nos habla San Juan de la Cruz. Siempre tu presente ausencia, como el título reza, sigue contraponiendo sentidos y mensajes. En este tomo se encuentran poemas de gran fuerza y majestuosidad: Júbilo, Poema del Mar en tres movimientos y Mujer, sexo dolido, donde hay una honda reflexión a la condición de la mujer desde su signo elemental de ser madre, de procrear y dar a luz:

 

Mujer: punto en el tiempo, eje de lo infinito,

Tan fecunda en tu ofrenda como en el surco del germen:

Desnúdate mujer, descansa ya en la cima

del espacio perfecto!

¡Sobre tu pura esencia-¡Oh, lo eterno del vientre!

¡Las cien generaciones de tus hijos caerán!

¡Escancia ya tus néctares en el vaso del hombre!

¡Tú, liviana en el aire,

ritmo pleno del sexo,

aspira en tus latidos, el signo de tu dios!

 

Cinco Poemas (1949) recoge una elegía a una no vidente y una serie de sonetos donde en uno de ellos subyace el tópico de la isla y los otros son tomados de tres elementos: el agua, el viento, el fuego. En Presencia del Recuerdo (1965), Stella Sierra al igual que Ricardo J. Bermúdez, poeta de nuestra vanguardia, dedica un homenaje en sonetos a los tamarindos y a la belleza de la isla de Taboga y un poema llamado Infancia, dedicado a sus hijos Stellita y Alejandro resume la edad de la puericia y podría ser un antecedente de su hermoso libro en prosa, Aguadulce. En Voces de Limo y Agua (poemas no recogidos en libros 1940-1979), Stella Sierra reúne poemas de vertiente amatoria, marina, socio-política (el Himno a la glorificación de Franklyn D. Roosevelt), la infancia (Casa de infancia), la maternidad(Villancico del Niño-niño), social (Romance de la niña triste, Elegía para una vendedora de periódicos, la naturaleza y un ejercicio poético que la autora inició en Presencia del Recuerdo con una serie de poemas dedicados a sus perros y perras, mascotas fieles que despuntaron la ternura. Gracias a la hija de Stella Sierra, Stella Sánchez-Galán, se ha podido rastrear y recuperar un poema inédito publicado en la Revista Maga llamado Un Ángel y la letra del Himno de la Universidad de Panamá, el cual se retomará para actos oficiales de nuestra primera Casa de Estudios.

En 2017 se reeditan la Poesía Completa por parte de la Academia Panameña de la Lengua y Sinfonía Jubilosa y Libre por parte de la Biblioteca Nacional; significan un aporte enorme a la bibliografía de nuestro país, de una autora de calidad literaria indiscutible; una obra para crecer, para que se siga reeditando y tome el lugar que se merece en nuestra cultura. Enriquecen pues la valoración múltiple a la obra de la autora, las plumas del mencionado poeta español Leopoldo Panero, del filósofo español Juan David García Bacca, del poeta y crítico mexicano Francisco González Guerrero, de la reconocida poeta de origen costarricense y nacionalizada mexicana, Eunice Odio, del crítico chileno Ricardo A. Latchmam, la escritora argentina Fryda Schultz de Mantovani, de los reconocidos escritores panameños Ricardo J. Bermúdez, Eduardo Ritter Aislán, Manuel Ferrer Valdés, Miguel Mejía Dutary, Baltasar Isaza Calderón, Pedro Correa Vásquez; pero no sólo ellos, sino muchos otros se refirieron en diversos medios coincidiendo en la belleza y universalidad de la poesía de Stella Sierra. La poesía de Stella Sierra es libre y cautiva, nos libera y nos apresa, he ahí la maravilla de su verbo, de su don, de su palabra.

En el citado Mensaje lírico Poesía y Naturaleza, la poeta nos convida:

 

eduquémonos en este ejercicio del amor. Para apreciar, para comprender, hay que amar. Démosle más importancia al mundo del espíritu donde siempre encontraremos caminos superiores.

 

Y siempre agradecida por la acogida a su poesía, culmina:

 

Gracias por este homenaje cálido que aquí se me tributa. Gracias, en nombre de la Poesía de Panamá. Este momento feliz estará siempre en mi memoria como uno de los más bellos recuerdos.

 

Recuerdo de cuando quise conocerla una semana antes de su muerte, prometiendo una tertulia que no se pudo dar por su débil corazón y recuerdo de ser parte de la calle de honor de estudiantes del colegio Panama School en sus honras fúnebres. He aguardado este momento para rendir los tributos que ella se merece. Mucho le debemos los poetas de Panamá a su poesía, a su vitalidad, a su frescura y a su humanidad. No dejemos sus versos ni sus memorias, ya como la misma Stella Sierra nos dice, “que tienen el olor de las florecillas del campo, dejando desfilar por sus páginas a los personajes más característicos de mi pueblo, los que más retuvieron mis pupilas de niña”.

 


§§§§§

 


 


 





 


 


 





 


 


 




 


 

§ Conexão Hispânica §

Curadoria & design: Floriano Martins

ARC Edições | Agulha Revista de Cultura

Fortaleza CE Brasil 2021



 

  

 

Nenhum comentário:

Postar um comentário