• EDITORIAL – VICENTE HUIDOBRO E A EXPANSÃO DA
LINGUAGEM POÉTICA
Quando chega o primeiro manifesto
do Surrealismo, 1924, vemos o imperativo de uma criação que rompa com as cadeias
da lógica, o que enlaça as defesas da poesia feitas por Vicente Huidobro e
André Breton. Em entrevista dada ao jornal La
Nación em 1939 Huidobro reflete: Se a
verdadeira poesia contém sempre em sua essência um sentido de rebelião, é
porque ela é protesto contra os limites impostos ao homem por ele próprio.
Tal reflexão bem poderia ser assinada por Breton, mesmo considerando entre
ambos um corte profundo, uma dissenção incondicional entre o afã de mediunidade
em Breton e o entendimento em Huidobro de que o poeta é um pequeno deus.
Em outro manifesto do poeta
chileno, Manifesto de manifestos, 1925, onde traça relações entre Dadá,
Criacionismo e Surrealismo, ele observa que todos
coincidimos em certos pontos, em uma lógica superestimação da poesia e em um
também lógico desprezo pelo realismo. De um modo ou de outro, a eles
interessava sobretudo o rompimento com a lógica e seus mecanismos frios. Como
destaca Emilio Barón, em estudo aqui presente, Breton e Huidobro postulam evitar estes mecanismos, esta consciência;
porém ali onde o primeiro não põe nada, o segundo fala de uma superconsciência
poética.
Cabe lembrar que os postulados do Criacionismo encontraram em Vicente Huidobro sua única fonte de criação – mesmo que se possa dizer que em seu melhor momento Paul Éluard pareça mais criacionista do que surrealista. Por outro lado, os postulados do Surrealismo deram vazão a um sem-número de poéticas, muitas delas bem distintas entre si. É evidente ainda, segundo a rejeição de Huidobro em relação ao automatismo psíquico puro evocado por Breton, que os melhores poetas surrealistas, em diversos idiomas, passado um primeiro momento de fascinação pela perspectiva de uma espontaneidade radical, foram definindo suas vozes poéticas – Antonin Artaud (França), Murilo Mendes (Brasil), Kitasono Katue (Japão), César Moro (Peru), Emmy Bridgwater (Reino Unido), Matsi Chatzilazarou (Grécia), Aimé Césaire (Martinica), Enrique Gómez-Correa (Chile), Olga Orozco (Argentina), Hans Arp (Alemanha), Paul Nougé (Bélgica), dentre inúmeros outros; todos eles podem ser encontrados na antologia Viagens do Surrealismo (2018) – dando ao Surrealismo uma múltipla configuração.
Cabe ainda lembrar que Huidobro e
Hans Arp se reuniram em torno de uma experiência de escritura compartilhada, Três novelas exemplares, 1931, e que,
para o ambiente dos precursores dessa mesclada vanguarda, o chileno traz à cena
um François Rabelais curiosamente esquecido por Breton. Estas são curiosidades
que valem a pena considerar, em um estudo mais amplo acerca das relações entre
Criacionismo e Surrealismo. O chileno contribui, além da grandeza de sua obra,
que contemplou o poema, o teatro, a narrativa, com páginas memoráveis, uma
série de manifestos, que ainda hoje exigem uma leitura crítica. Dentre outras,
disse-nos: Ser poeta consiste em ter uma
dose tal de particular humanidade, que possa conferir a tudo o que passe
através do organismo certa eletricidade atômica profunda, certo calor nunca
dado por outros a essas mesmas palavras, certo calor que faz com que as
palavras mudem de cor e dimensão.
A presente edição da Agulha Revista de Cultura reúne
reflexões sobre a obra de Huidobro em grande parte escritas especificamente
para este momento. Como complemento deste editorial, publicamos um dos
manifestos referidos, La creación pura.
Avançando no ambiente das vanguardas, sequenciando Criacionismo e Surrealismo,
temos a arte pop, em suas diversas manifestações, que incluem o plano dos
elementos visuais (pinturas, gravuras, grafites, comics, desenhos animados, capas de discos, cenários de show) e uma
poética bastante caracterizada pela voltagem do humor, pastiches, sátiras,
humor negro.
O rock tem nessa linha uma forte
presença, pelo modo como soube reunir as letras, sua teatralização, cenografia,
capas. Em Frank Zappa encontramos a voz que melhor argumenta em favor desse
desdobramento das vanguardas, a criação de um universo que reúne elementos
diversos da música, do teatro, da poesia e das artes plásticas. Recordemos que 200 motels, 1971, é reconhecido como um filme surrealista sobre a loucura, o
tédio e a devassidão. A seu lado, o artista gráfico Cal Schenkel, foi
responsável pela configuração mágica das fantasias visuais de Zappa, através
das capas, cartazes, cenografias que realizou para vários de seus discos e
shows. Uma parceria dotada de intensa afinidade, como recorda Schenkel a
respeito da capa que fez para o disco The Grand Wazoo, 1972. Segundo ele, foi basicamente uma interpretação direta da
história que está lá dentro. Frank escreveu lá dentro, eu apenas interpretei.
Evidente que foi mais do que isto, e graças a essa relação alquímica a dupla
trouxe à cena, cada um em sua área, inúmeras portas justamente pela livre
experimentação de tantas coisas diferentes.
Aqui estamos em uma edição que
contempla essa livre experimentação, seja na letra (Huidobro) ou no traço
(Schenkel). Nossos agradecimentos a todos aqueles que trouxeram para nossa mesa
a singularidade de suas leituras da obra de Vicente Huidobro.
Os Editores
VICENTE HUIDOBRO | La creación pura
El entusiasmo artístico de nuestra época y la lucha entre las diferentes
concepciones individuales o colectivas resultantes de este entusiasmo, han
vuelto a poner de moda los problemas estéticos, como en tiempos de Hegel y
Schleiermacher.
No obstante, hoy debemos exigir mayor
claridad y mayor precisión que las de aquella época, pues el lenguaje
metafísico de todos los profesores de estética del siglo XVIII y de comienzos
del XIX no tiene ningún sentido para nosotros.
Por ello debemos alejarnos lo más posible
de la metafísica y aproximarnos cada vez más a la filosofía científica.
Empecemos por estudiar las diferentes
fases, los diversos aspectos bajo los que el arte se ha presentado o puede
presentarse.
Estas fases pueden reducirse a tres, y
para designarlas con mayor claridad, he aquí el esquema que imaginé:
Arte inferior al medio (Arte
reproductivo).
Arte en armonía con el medio (Arte de
adaptación).
Arte superior al medio (Arte creativo).
Cada una de las partes que componen este
esquema, y que marcan una época en la historia del arte, involucrará un segundo
esquema, también compuesto de tres partes y que resume la evolución de cada una
de aquellas épocas:
Predominio de la inteligencia sobre la
sensibilidad.
Armonía entre la sensibilidad y la
inteligencia.
Predominio de la sensibilidad sobre la
inteligencia.
Al analizar, por ejemplo, el primer
elemento del primer esquema —es decir, el Arte reproductivo—, diremos que los
primeros pasos hacia su exteriorización los da la Inteligencia, que busca y
ensaya. Se trata de reproducir la Naturaleza, y la Razón intenta hacerlo con la
mayor economía y sencillez de que el artista es capaz.
Se dejará a un lado todo lo superfluo. En
esta época, cada día hay que resolver un nuevo problema y la Inteligencia debe
trabajar con tal ardor que la sensibilidad queda relegada a segundo plano, como
supeditada a la Razón.
Pero pronto llega la segunda época: los principales
problemas ya se hallan resueltos, y todo lo superfluo e innecesario para la
elaboración de la obra ha sido cuidadosamente desechado. La sensibilidad toma
entonces su puesto cerca de la Inteligencia y barniza a la obra de cierto calor
que la hace menos seca y le da más vida que en su primer período. Esta segunda
época marca el apogeo de un arte.
Las generaciones de artistas que vienen
luego han aprendido este arte por recetas, se han habituado a él y son capaces
de realizarlo de memoria; no obstante, han olvidado las leyes iniciales que lo
constituyeron y que son su esencia misma, no viendo más que su lado externo y
superficial, en una palabra: su apariencia. Ellos ejecutan las obras por pura
sensibilidad, y hasta se puede decir que maquinalmente, pues el hábito hace
pasar del consciente al inconsciente. Con ello empieza la tercera época, es
decir, la decadencia.
Debo decir que en cada una de estas
etapas toman parte varias escuelas; así, en la etapa del arte reproductivo,
tenemos el arte egipcio, chino, griego, el de los primitivos, el Renacimiento,
el clásico, el romántico, etc. La historia del arte entera está llena de
ejemplos que atestiguan lo dicho.
Es evidente que hay, en estas diversas
etapas, artistas en los que una facultad predomina sobre la otra; pero la
generalidad sigue fatalmente el camino aquí trazado.
Toda escuela seria que marca una época
empieza forzosamente por un período de búsqueda en el que la Inteligencia
dirige los esfuerzos del artista. Este primer período puede tener como origen
la sensibilidad y la intuición; es decir, una serie de adquisiciones
inconscientes. Partiendo siempre de la base que todo pasa primero por los
sentidos. Pero esto sólo ocurre en el instante de la gestación, que es un
trabajo anterior al de la producción misma y como su primer impulso. Es el
trabajo en las tinieblas, pero al salir a la luz, al exteriorizarse, la
Inteligencia empieza a trabajar.
Es un error bastante difundido el creer
que la intuición forma parte de la sensibilidad. Para Kant, no puede haber en
ésta una intuición intelectual. Por el contrario, Schelling dice que sólo la
intuición intelectual puede sorprender la relación de unidad fundamental que
existe entre lo real y lo ideal.
La intuición es conocimiento a priori y
sólo entra en la obra como impulso; es anterior a la realización y en contados
casos ocupa un lugar en el curso de esta última.
De todos modos, la intuición no se halla
más cerca de la sensibilidad, sino que brota de un acuerdo rápido que se
establece entre el corazón y el cerebro, como una chispa eléctrica que de
pronto surgiera iluminando el fondo más oscuro de un receptáculo.
En una conferencia que di en el Ateneo de
Buenos Aires, en julio de 1916, decía que toda la historia del arte no es sino
la historia de la evolución del Hombre-Espejo hacia el Hombre-Dios, y que al
estudiar esta evolución uno veía claramente la tendencia natural del arte a
separarse más y más de la realidad preexistente para buscar su propia verdad,
dejando atrás todo lo superfluo y todo lo que puede impedir su realización
perfecta. Y agregué que todo ello es tan visible al observador como puede serlo
en geología la evolución del Paloplotherium pasando por el Anquitherium para
llegar al caballo.
Esta idea de artista como creador
absoluto, del Artista-Dios, me la sugirió un viejo poeta indígena de Sudamérica
(aymará) que dijo: «El poeta es un dios; no cantes a la lluvia, poeta, haz
llover». A pesar de que el autor de estos versos cayó en el error de confundir
al poeta con el mago y creer que el artista para aparecer como un creador debe
cambiar las leyes del mundo, cuando lo que ha de hacer consiste en crear su
propio mundo, paralelo e independiente de la Naturaleza.
La idea de que la verdad del arte y la
verdad de la vida están separadas de la verdad científica e intelectual, viene
sin duda desde bastante lejos, pero nadie la había precisado y demostrado tan
claramente como Schleiermacher cuando decía, a comienzos del siglo pasado, que
«la poesía no busca la verdad o, más bien, ella busca una verdad que nada tiene
en común con la verdad objetiva».
«El arte y la poesía sólo expresan la
verdad de la conciencia singular».
Es preciso hacer notar esta diferencia
entre la verdad de la vida y la verdad del arte; una que existe antes del
artista, y otra que le es posterior, que es producida por éste.
El confundir ambas verdades es la
principal fuente de error en el juicio estético.
Debemos poner atención en este punto,
pues la época que comienza será eminentemente creativa. El Hombre sacude su
yugo, se rebela contra la naturaleza como antaño se rebelara Lucifer contra
Dios, a pesar de que esta rebelión sólo es aparente, pues el hombre nunca
estuvo más cerca de la Naturaleza que ahora que ya no busca imitarla en sus
apariencias, sino hacer lo mismo que ella, imitándola en el plano de sus leyes
constructivas, en la realización de un todo, en el mecanismo de la producción
de nuevas formas.
Veremos en seguida cómo el hombre,
producto de la Naturaleza, sigue en sus producciones independientes el mismo
orden y las mismas leyes que la Naturaleza.
No se trata de imitar la Naturaleza, sino
que hacer como ella; no imitar sus exteriorizaciones sino su poder
exteriorizador.
Ya que el hombre pertenece a la
Naturaleza y no puede evadirse de ella, debe obtener de ella la esencia de sus
creaciones. Tendremos, pues, que considerar las relaciones que hay entre el
mundo objetivo y el Yo, el mundo subjetivo del artista.
El artista obtiene sus motivos y sus
elementos del mundo objetivo, los transforma y combina, y los devuelve al mundo
objetivo bajo la forma de nuevos hechos. Este fenómeno estético es tan libre e
independiente como cualquier otro fenómeno del mundo exterior, tal como una
planta, un pájaro, un astro o un fruto, y tiene, como éstos, su razón de ser en
sí mismo y los mismos derechos e independencia.
El estudio de los diversos elementos que
ofrecen al artista los fenómenos del mundo objetivo, la selección de algunos y
la eliminación de otros, según la conveniencia de la obra que se intenta
realizar, es lo que forma el Sistema.
Por tanto, el sistema es el puente por
donde los elementos del mundo objetivo pasan al Yo o mundo subjetivo.
El estudio de los medios de expresión con
que estos elementos ya elegidos se hacen llegar hasta el mundo objetivo,
constituye la Técnica.
En consecuencia, la técnica es el puente
que se halla entre el mundo subjetivo y el mundo objetivo creado por el
artista.
Este nuevo hecho creado por el artista es
precisamente el que nos interesa, y su estudio, unido al estudio de su génesis,
constituye la Estética o teoría del Arte.
La armonía perfecta entre el Sistema y la
Técnica es la que hace el Estilo; y el predominio de uno de estos factores
sobre el otro da como resultado la Manera.
Diremos, pues, que un artista tiene
estilo cuando los medios que emplea para realizar su obra están en perfecta
armonía con los elementos que escogió en el mundo objetivo.
Cuando un artista posee buena técnica,
pero no sabe escoger en forma perfecta sus elementos o, por el contrario,
cuando los elementos que emplea son los que más convienen a su obra, pero su
técnica deja que desear, dicho artista no logrará jamás un estilo, sólo tendrá
una manera.
No nos ocuparemos de aquellos cuyo
sistema está en desacuerdo absoluto con la técnica. Estos no pueden entrar en
un estudio serio del arte, aunque sean la gran mayoría, alegren a los
periodistas y sean la gloria de los salones de falsos aficionados.
Deseo antes de terminar este artículo
aclarar un punto: casi todos los sabios modernos quieren negarle al artista su
derecho de creación, y se diría que los propios artistas le temen a esa
palabra.
Yo lucho desde hace bastante tiempo por
el arte de creación pura y ésta ha sido una verdadera obsesión en toda mi obra.
Ya en mi libro Pasando y Pasando,
publicado en enero de 1914, dije que al poeta debe interesarle «el acto
creativo y no el de la cristalización».
Son precisamente estos científicos que
niegan al artista el derecho de creación quienes deberían más que nadie
otorgárselo.
¿Acaso el arte de la mecánica no consiste
también en humanizar a la Naturaleza y no desemboca en la creación?
Y si se le concede al mecánico el derecho
de crear, ¿por qué habría de negársele al artista?
Cuando uno dice que un automóvil tiene 20
caballos de fuerza, nadie ve los 20 caballos; el hombre ha creado un
equivalente a éstos, pero ellos no aparecen ante nosotros. Ha obrado como la
Naturaleza.
El Hombre, en este caso, ha creado algo,
sin imitar a la Naturaleza en sus apariencias sino obedeciendo a sus leyes
internas. Y es curioso comprobar cómo el hombre ha seguido en sus creaciones el
mismo orden de la Naturaleza, no sólo en el mecanismo constructivo sino también
en el cronológico.
El Hombre empieza por ver, luego oye,
después habla y por último piensa. En sus creaciones, el hombre siguió este
mismo orden que le ha sido impuesto. Primero inventó la fotografía, que
consiste en un nervio óptico mecánico. Luego el teléfono, que es un nervio
auditivo mecánico. Después el gramófono, que consiste en cuerdas vocales
mecánicas; y, por último, el cine, que es el pensamiento mecánico.
Y no sólo en esto, sino que en todas las
creaciones humanas se ha producido una selección artificial exactamente
paralela a la selección natural, obedeciendo siempre a las mismas leyes de
adaptación al medio.
Uno encuentra esto tanto en la obra de
arte como en la mecánica y en cada una de las producciones humanas.
Por ello yo decía en una conferencia
sobre Estética, en 1916, que una obra de arte «es una nueva realidad cósmica
que el artista agrega a la Naturaleza, y que ella debe tener, como los astros,
una atmósfera propia y una fuerza centrípeta y otra centrífuga. Fuerzas que le
dan un equilibrio perfecto y la arrojan fuera del centro productor».
Ha llegado el momento de llamar la
atención de los artistas acerca de la creación pura, sobre la que se habla
mucho, pero nada se hace.
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• ÍNDICE
BERTA LÚCIA ESTRADA | Vicente Huidobro,
el poeta paracaídista
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/berta-lucia-estrada-vicente-huidobro-el.html
EMILIO BARÓN |
André Breton y Vicente Huidobro: Las poéticas surrealista y creacionista
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/emilio-baron-andre-breton-y-vicente.html
ENRIQUE DE
SANTIAGO | Vicente Huidobro y
la Vanguardia en Chile
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/enrique-de-santiago-vicente-huidobro-y.html
FLORIANO
MARTINS | Vicente Huidobro y la cosecha vertiginosa de la imagen poética
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/floriano-martins-vicente-huidobro-y-la.html
FRANCISCA
NOGUEROL | Non serviam o la imagen
nueva: Cagliostro, de Vicente Huidobro
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/francisca-noguerol-non-serviam-o-la.html
GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN | Altazor
y el viaje creacionista de Vicente Huidobro
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/gabriel-jimenez-eman-altazor-y-el-viaje.html
Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ | Dramaturgia y modernidad en Gilles de raiz, de Vicente Huidobro
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/maria-angeles-perez-lopez-dramaturgia-y.html
MARIO MELÉNDEZ | Vicente
Huidobro: el eterno pasajero de su destino
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/mario-melendez-vicente-huidobro-el.html
OMAR CASTILLO |
Vicente Huidobro al filo del aire
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/omar-castillo-vicente-huidobro-al-filo.html
VICENTE
HUIDOBRO | Manifiesto de manifiestos
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/01/vicente-huidobro-manifiesto-de.html
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 164 | janeiro de 2021
Artista convidado: Cal Schenkel (Estados Unidos, 1947)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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