sábado, 19 de junho de 2021

DAMASO RABANAL GATICA | Comunidades biopoéticas en la canción chilena reciente: feminismo, denuncia y resistencia



Pido prestado el nombre al libro de Marisol García [1] para pensar las tres cantantes chilenas actuales que permitirán comprender algunas de las ideas de este texto: Camila Moreno, Ana Tijoux y Carolina Frambuesa. Con las producciones musicales de estas artistas es posible dar lugar a reflexionar sobre la valentía, sobre todo porque la música -así como una amplitud de producciones culturales en diálogo- opera creativamente para hacerse visible y disponer el discurso, la subjetividad y el cuerpo entre impunidad, muerte y violencia, ámbitos que nos han acompañado permanentemente en Chile, y, aparentemente, de manera más intensa y declarada, desde la dictadura a nuestros días. Es tristemente cierto evidenciar que estos tres posibles lugares de escenificación del país – impunidad, muerte y violencia – continuan articulándose y alimentándose entre ellos, como vías analíticas de la situación nacional contemporánea y el pasado reciente. Frente a esta situación, y como es habitual desde las iniciativas artísticas, los diversos objetos culturales, en este caso específico la música, nos permiten establecer un camino crítico que nace desde la originalidad de sus creaciones.

De esta manera, si ‘canto que ha sido valiente, siempre será canción nueva’ (1974) en voz de Víctor Jara, [2] la proyección de esa forma de comprender lo político desde la cultura se resignifica poderosamente en lo contemporáneo nacional e incluso si pensamos en la situación de la región latinoamericana.

La canción nueva, esa incansable búsqueda y renovación de energías, se vitaliza en medio de una escena sociocultual y política donde lo nuevo, lo creativo, debe disputar sus parcelas de existencia con los estereotipos y los lugares estandarizados de fácil control político. Controlar el oído a través de un soundtrack es una iniciativa reguladora de heterogeneidades que tiende a ser una práctica por parte de la hegemonía –sobre todo en ciertos momentos políticos como los golpes de estado (Carreño 2017)-, [3] sin embargo el arte tiende a diversificarse para no ser presa de los embates monológicos de quienes pusieron el casette u hoy en día programan las opciones sugeridas para escuchar en las reproducciones de youtube.

La creación musical y sus versiones de lo creativo, promueven elaborar una posibilidad subversiva, otra mirada, una oportunidad para permear los modelos en favor de la polifonía y, por lo tanto, favorecer la renovación y participar interpretativamente de una divergencia. Así, la valentía en la canción siempre nueva, es el disco que no aparece como selección en el wurlitzer, o es la canción grabada sobre el cassette original de otro cantante, o el cd pirata, o la música descargada de internet en páginas fuera de campo. Es, al mismo tiempo, el “canto libre que se quiere regalar” (1970), [4] como si Víctor siguiera cantando en nuestros corazones, alimentando nuevas voces y estimulando la politización de nuestros cuerpos.

Camila Moreno, Ana Tijoux y Carolina Frambuesa hacen aparecer su valentía musical en la calle, en la escena underground, en los club de fan, en los bordes del barrio cultural hegemónico de moda y, desde esa atesorada orilla, montan producciones musicales que piensan una colectividad, elevan una alerta, diversifican audiencias y abren lugares de reflexión individual y colectiva que deja espacios desde donde elaborar una crítica a la situación nacional y, al mismo tiempo, revisitar la interioridad para ponerla en diálogo con el afuera.

En este sentido, pienso a Camila como una voz de alerta, mientras Ana es la de un colectivo que habita y canta con ella y Carolina es mirada autoreflexiva de una persona en medio de un mundo patriarcal en permanente búsqueda de legitimación. Todas ellas, desde esos lugares que podemos pensar feministas, construyen lo comunitario en sus alianzas y temas, mientras que, a su vez, son posicionamientos biopoéticos [5] (Carreño 2013) desde la creación de su música, que insiste en hacer frente a las huellas y manifestaciones actuales agresión, extendidamente naturalizadas en la cotidianidad.


Camila Moreno, en la vertiente original más política de su disco Almismotiempo (2009), [6] formula una crítica panorámica de lo que acontece biopolíticamente dentro de los países en los que opera el super partido político del mercado, por sobre las mediaciones, consideraciones, dignidad y existencias de la ciudadanía.

En la canción ‘millones’, hace más diez años, se musicaliza la alarma en torno a las instancias políticas de retroceso del Estado en su responsabilidad nacional y el avance significativo de lo privado, como mecanismo de administración no solo de lo político, sino también de las personas:

 

Farmacéutica, trasatlántica, trasandina / una vida se apaga porque le estorba, / que no se muera pronto pa' darle la vacuna. / Ellos dicen ser buenos, / reparten pastillas / hay que pena que le da si se hace tira. / Ellos dicen ser buenos, reparten pastillas / Hay que pena que le da, pero es mentira. / Quieren millones, millones (Moreno 2009).

 

Camila escenifica los lugares hasta donde el mercado lleva lo biopolítico, por sobre sujetos y colectividades. La vida controlada por mejoradas formas de disciplinamiento y tecnologías clasificatorias. ‘La vida se apaga porque le estorba’ y, al mismo tiempo, la vida existe mientras se pague por ella o, como ya sabemos en el binarismo biopolítica/mercado, la vida es legítima y, por lo tanto válida, mientras las personas alcancen los niveles de productividad esperados para cada una.

Esto es, sin duda, un correlato en clave musical de lo que acontece actualmente en Chile en el ámbito de las jubilaciones, por ejemplo, pues, al finalizar el período laboral -a los 60 ó 65 años, para mujeres y hombres respectivamente- las personas reciben una notificación que expresa la expectativa de vida que podrá cubrir con el monto en dinero que ha conseguido acumular durante sus años de trabajo. La vida, entonces, tiene un tope según el dictamen de las empresas que administran las pensiones. Un anuncio necropolítico que cifra “bondadosamente” los años hasta donde los sujetos serán considerados, antes de transformarse en un problema para el Estado. Una carta que señala el desamparo de iniciativas gubernamentales para los adultos mayores.

En este sentido, desde la voz de Camila, esos lugares de dolor se resignifican en la música, para construir una alerta y fraternización frente a la violencia. El llamado es a articular iniciativas y decisiones, personales y colectivas, para renegar ese camino de abandono sobre el que se insiste en conducir la vida y desmontar las vías neoliberales de administración política. La consigna es clara:

 

Ellos gobernaron el pasado, la rutina, la energía / no gobernaran el futuro.

Ellos gobernaron el pasado, la rutina, la energía / no gobernaran el futuro.

No. / No gobernaran el presente, el futuro. (Moreno 2009)

 

Restablecer la participación ciudadana y política de las personas es fundamental para que no siga anquilosándose un mecanismo de gobierno que piensa, a su territorio y quienes lo componen, como un laboratorio de cuerpos y subjetividades prescindibles. No es posible sostener que las vidas se agotan y se desechan, o que se alimenta de violencia cotidiana hasta naturalizarla.

En este panorama compartido cotidianamente, es necesario construir estrategias que propicien reflexión y acción en distintos espacios y momentos. Diversificar las posibilidades comprensivas de la audiencia para revitalizar el deseo de participación cuidadana y alterar la herencia política, desde la destotalización del panorama que canta Camila en ‘millones’. Un deseo compartido frente a la vulneración, un lenguaje común, una energía transmitida en la música y en lo creativo, una biopoética que circunda y posiciona el discurso artístico-político como un lugar de enunciación comunitario.


Ana Tijoux, por su parte, desde el prejuiciado y cada vez más masivo ritmo del rap, gira el tablero al posicionarse como una mujer dentro de este género y, a su vez, se ubica empoderadamente, para instalar una voz femenina desde el lugar siempre político de este tipo de género. En este gesto, toma el lugar de la alerta que nos comparte Camila Moreno e incorpora en ese panorama la atención sobre la niñez, la violencia directa, la legitimación de comunidades en riesgo como las indígenas y destrucción de los recursos naturales. Todo esto, mayoritariamente dispuesto a través de la hipervigilancia y control exhaustivo del mercado. En este sentido, Tijoux nos permite ingresar a distintas situaciones sociales que, complementariamente, forman un panorama que evidencia rasgos nacionales y denuncia cómo, en muchos sentidos, se anulan o suspenden los derechos de la ciudadanía.

En sus letras existe un coraje, una decidida posición por torcer y fracturar concepciones tradicionales y hacer porosos los imaginarios convencionales a través del fomento de la autonomía en la toma de decisiones y concretar la voz y cuerpo político:

 

Voy a tomar el viento a mi favor / y a navegar hacia un viaje mejor y a contemplar la infinidad del sol / con la certeza de un trato mejor. Fiel a tus valores debes ir, / caminar por esa senda y resistir para que tu conquistes ese buen vivir y / aunque lo tengan todo no tienen de a ti, que los peces gordos no pueden volar. (Tijoux 2014) [7]

 

Habita una energía en el discurso y proyecta una confianza. La voz rapera resignifica el ruido de la calle en una melodía de convicciones por sostener. Convicciones que apuntan resideñar el horizonte en función de nuevas formas de coexistir. [8]

Para cerrar este breve panorama, Carolina Frambuesa, la más joven de las tres, desde la Región del Bío-Bío, transita con su guitarra por diferentes partes de Chile y la ciudad de Santiago, con sus creaciones ha generado múltiples seguidores/as a través de plataformas como Youtube y participa regularmente de encuentros de autoformación feminista, así como también de un circuito artístico ligado a lo popular.

Carolina propone el yo como legítimo lugar de transformaciones autónomas que tienen como consecuencia actos de rebeldía. De este modo, el acto de (re)visitarse activa las posibilidades de pensar el mundo y los diálogos que alimentan lo individual, lo colectivo y políticamente lo ciudadano.

“Que vuele el humo del que va descubriendo / y del que se siente libre igual que yo” (2013) nos canta Carolina Frambuesa, para correr el velo oscuro y abrir los sentidos hacia la circulación reflexiones que se distingan de las matrices convencionales heredadas para pensar el yo. Quitar el humo no es solo desplazar la opacidad, si no también la oportunidad de miradas alternativas. Entiendo el paisaje dibujado en las notas de nuestras cantantes como un lugar político. Un espacio creativo donde es posible reflexionar comunitariamente, sororamente si queremos.


Las producciones musicales de Ana, Camila y Carolina construyen una genealogía para leer el hoy. Una trama entre música, literatura y performance desde donde posicionar un discurso crítico y creativo. Estas tres artistas permiten - y muchas otras por cierto - avanzar en una fuga permanente de resistencia a los embates del control. De esta manera, lo comunitario no es sólo el lugar del discurso de las cantantes, si no también los puentes y vínculos posibles de completar por parte del lector/audiencia a través de la problematización de diversas situaciones sociales de vulneración. Una vez más canción valiente, una vez las más los lenguajes de la cultura, una vez más una oportunidad para la crítica.

Pienso en lo comunitario porque el ‘ser en común’ es una forma de reflexionar la existencia, la posibilidad de hacer estallar las barreras de las diferentes versiones coloniales que han construido y heredado permanentemente epistemes agresivas que tributan al desplazamiento de sujetos y sus ideas creativas.

Las invitaciones que nos hacen Camila Moreno, Ana Tijoux y Carolina Frambuesa, se activan ciudadana y políticamente en Chile con el “Mayo Feminista” de 2018 y el “Estallido Social” de 2019, aún vigente, y que tiene como consecuencia la posibilidad de cambiar la constitución política del país, vigente desde la dictadura.

La música sigue sonando, nuevas creaciones. Otro país es posible, pensamos, mientras compartimos el canto colectivo de diferentes esperanzas, mientras se escucha, desde los audífonos de compañeras y compañeros, el verso de una canción de Ana que dice: “rendirse jamás como primer manifiesto”.

 

NOTAS

1. García, Marisol. (2013). Canción valiente. 1960-1989 Tres décadas de canto social y político en Chile. Santiago: Ediciones B.

2. Jara, Víctor. (1974). “Manifiesto”. En Manifiesto. Inglaterra.

3. Carreño, Rubí (Eds.) (2017). La rueda mágica. Ensayos de música y literatura. Manual para (in)disciplinados. Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado.

4. Jara, Víctor. (1970). “Canto libre”. En Canto libre. Odeón.

5. Para profundizar en el concepto ‘Biopoética’ se recomienda leer el libro Av. Independencia. Literatura, música e ideas de Chile disidente (2013) de Rubí Carreño Bolívar.

6. Moreno, Camila. (2009). Almismotiempo. Sello azul.

7. Tijoux, Ana. (2014). “Los peces gordos no pueden volar”. En Vengo (CD).

8. Estas atenciones, dice María José Barros, pueden ser leídas desde matrices de coloniales en el entendido que las epistemes con que Tijoux se acerca a comprender los territorios y sujetos están íntimamente mediado con lo latinoamericano y un aparato de lectura y comprensión que se elabora desde la experiencia socializada. Para profundizar estas reflexiones se sugiere la lectura del artículo “Ana Tijoux: activismo, descolonización y feminismo”, publicado en Revista de Humanidades en año 2020. (www.redalyc.org/articulo.oa?id=321262129002)

 

DÁMASO RABANAL GATICAProfesor del Instituto de Ciencias de la Educación en Universidad Austral de Chile. Doctor en Literatura y Magíster en Letras, mención Literatura (Pontificia Universidad Católica de Chile); Magíster en Didáctica de la Lengua Materna, Profesor de Castellano y Comunicación y Licenciado en Educación, (Universidad del Bío-Bío); Diplomado en Estudios de Género (Universidad de Chile). Sus intereses investigativos están relacionados con el estudio de la cultura a través de la Educación, la Literatura, el Género y los Derechos Humanos. Investigador del Equipo “Cartografía Literaria del Cono Sur” en la Facultad de Lenguas y del “Programa de Memoria” del Centro de Estudios Avanzados de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. En Chile, es investigador del Equipo “Literatura y Escuela” de la Universidad Autónoma de Chile.


*****

SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO

 

ARGENTINA


BRASIL


COLOMBIA

CUBA

ECUADOR

EL SALVADOR

GUATEMALA

HONDURAS

MÉXICO

NICARAGUA

PANAMÁ

PERÚ



REP. DOMINICANA

URUGUAY

VENEZUELA

 *****

Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 174 | junho de 2021

Artista convidado: Miguel Ángel Huerta Zuñiga (Chile, 1964)

Curador convidado: Enrique de Santiago (Chile, 1961)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2021

 

Visitem também:

Atlas Lírico da América Hispânica

Conexão Hispânica

Escritura Conquistada

 



 

 

Nenhum comentário:

Postar um comentário