De esta forma todas estas escrituras conforman en la mayoría
de los casos un segmento más bien heterodoxo de voces y registros que por una parte
recibe la denominación de “poesía secreta chilena “y por otra parte “el canon oculto
de la poesía chilena”, denominaciones que remarcan una relación velada con la tradición
literaria chilena, no existiendo aún un estudio acabado que dé cuenta de todos estos
discursos que por disonantes, oscuros, gratuitos, etc., siguen estando hasta ahora
en un sustrato marginal.
No es tarea fácil acercar al lector ocasional de poesía chilena,
ya acostumbrado por cierto a la omnipresencia de los discursos fundamentales ya
mencionados y en un nivel extraliterario, por cierto a la incidencia de estas figuras
en el inconsciente colectivo chileno, ya sea a través de premios literarios, nombres
de calles, inclusiones en textos de lecturas escolares, inclusiones en todas las
antologías, en todos los programas de enseñanza de literatura chilena en universidades,
nombramientos en cargos políticos o diplomáticos etc. a estos registros poéticos
que se visibilizan muy de vez en cuando ya sea por el rescate que se ha emprendido
en muchos casos a través de obras completas o por la elaboración de antologías que
han emprendido su valoración y rescate. Por lo tanto, es imprescindible como un
aporte a la cultura poética chilena, seguir contribuyendo a la difusión de estos
discursos erróneamente en muchos casos calificados de residuales, sobre todo para
comprender a cabalidad la repercusión de lo simbólico, lo hermético y de lo surreal
en el imaginario chileno y en la conformación de nuestro inconsciente colectivo.
Analizar caso por caso cada autor y obra sería imposible en
este artículo, la idea principal es al menos aportar la mención de cada uno de ellos
y una muestra breve de algunos de sus textos (como es el caso de Eduardo Anguita,
Humberto Díaz Casanueva, Rosamel del Valle y Omar Cáceres) con el fin de ampliar
el espectro de conocimiento que el lector no especializado en poesía chilena pueda
tener. Esta lista (por cierto insuficiente), reúne a poetas chilenos en su mayoría
del siglo XX, marco epocal en que se desarrolló a plenitud tanto una primera como
una segunda vanguardia literaria chilena (más critica que la primera), de esta forma
todas estas voces recogen herencias del simbolismo, romanticismo, dadaísmo, surrealismo
en conjunción muchas veces con un matiz existencial, esotérico, hermético, místico
y ocultista, lo cual se mantiene vigente hasta nuestros días traspasando generaciones,
y sobre todo los preceptos de las vanguardias históricas.
Los poetas chilenos que han trabajo su escritura en estas directrices
serian:
• Eduardo Anguita, Humberto Díaz Casanueva, Rosamel del Valle, Omar Cáceres, Gonzalo Rojas, Enrique Gómez Correa, Teófilo Cid, Jorge Cáceres, Braulio Arenas, Gustavo Ossorio, Mahfud Massis, Boris Calderón, Carlos de Rokha, Winnet de Rokha, Antonio de Undurraga, Alberto Rojas Jiménez, Jaime Rayo, Heriberto Rocuant, Juan Negro, Dámaso Ogaz, Hugo Goldsack, Ludwig Zeller, Moisés Maldonado, Francisca Ossandòn, Alejandro Isla Araya, Reginaldo Vásquez, Raúl González Figueroa, Olga Acevedo, Aldo Torres Púa, Guillermo Trejo, Victoriano Vicario, Juan Lanza, Benjamín Morgado, Raúl Lara Valle, Alfonso Gómez Líbano, Irma Astorga, Gladys Thein, Edmundo Herrera, Carlos E Keymer, Osvaldo Angel, Patricio Olivos Wohlk, Daysi Bennet, Teresa Willss Montt, Yolanda Lagos Garay, Stella Díaz Varin, Arturo Alcayaga Vicuña, Mila Oyarzun, Mario Poblete Oyarzun, Joaquín Martínez Arenas, Ricardo Marín, Antonio Campaña, Armando Uribe, Mario Ferrero, Ricardo Navia, Roque Esteban Scarpa, Raquel Jodorowsky, Carmen Abalos, Luis Fuentealba Lagos, Pedro Plonka, Mariano Medina, Omar Cerda, Enrique Rosenblatt, Alfredo Irrisari, Carlos Sander, Rodrigo Amauro, Julio Mondaca, Farid Metuaze, Magdalena Vial E, Sergio Tauler, Federico Tatter, Julio Barrenechea, Carlos Pobete, Jose Miguel Vicuña, Raquel Señoret, Augusto Ceròn, Andres Sabella, David Valjalo, Fernando Onfray, Armando Gaete, Renato Jara, Mario Urzúa, Eugenio Vidaurràzaga, Jorge Millas, Sergio Escobar, Luis Oyarzun, Alfonso Echeverría, David Rosenmann Taub, Alberto Baeza Flores, Matías Rafide, Robinson Saavedra Gómez, Volodia Teiltelboim, Gloria González Melgarejo, Enrique Volpe, Gerardo Seguel, Franko Melo, Claudio Indo, Mario Ahuès, Julio Tagle, Josè de Rokha,Patricia Morgan, Enrique Jones, Nancy Chamber,
EDUARDO ANGUITA | Prohibición de respirar
Vivo en las paredes donde la muerte tiene
colgada su sombra.
Las ventanas cambian de hueco en mano.
De vez en cuando un cielo visita el cielo
de mi cerebro,
debido a él los animales se hacen más pesados
y caen.
Porque los sonidos fermentan la tempestad,
yo estudio los gestos de los otros,
su mal hábito de irse acabando por los pies,
e insectos cubren mi estrella de la frente.
Eduardo Anguita: (1914-1992). Poeta Chileno. Premio Nacional
de Literatura. Autor de: “Transito al fin”, Ediciones, Santiago de Chile, 1934,
“Antología de la Poesía Chilena Nueva” (en coautoría con Volodia Teiltelboim), Editorial
Zig-Zag, Santiago de Chile, 1935, “Antología de Vicente Huidobro”, Editorial Zig
Zag, Santiago de Chile, 1945, “Inseguridad del hombre”, Ediciones David, Santiago
de Chile, 1949, “Anguita, cinco poemas” (Ilustraciones de Carlos Sotomayor), Ediciones
David, Santiago de Chile, 1951, “Palabras al oído de México”, Ediciones, México,
1960, “El poliedro y el mar” Editorial, Santiago de Chile, 1962, “Rimbaud Pecador”,
Ediciones Revista Atenea, Separata, Concepción, Chile, 1963, “Venus en pudridero”,
Editorial del Pacifico, Santiago de Chile, 1967, “Poesía entera”, Editorial Universitaria,
Santiago de Chile, 1970, “Nueva antología de poesía castellana”, Editorial Universitaria,
Santiago de Chile, 1981, “La belleza de pensar”, Editorial Universitaria, Santiago
de Chile, 1987, “Definición y perdida de la persona”, Editorial Universitaria, Santiago
de Chile, 1988, “Anguitología”. (Selección de Andrés Morales), Editorial Universitaria,
Santiago de Chile, 1999, “Eduardo Anguita, páginas de la memoria”, (recopilación
de Pedro Pablo Zegers), Ediciones de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos,
Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, Santiago de Chile, 2000.
HUMBERTO DÍAZ CASANUEVA
| La visión
con
estas dos manos insomnes entre el viento que me cruzaba con sus restos de cielo.
Entonces
ninguna idea tuve,
en
una blancura enorme se perdieron mis sienes como desangradas coronas
y
mis huesos resplandecieron como bronces sagrados.
Tocabas
aquella cima de donde el alba mana suavemente
con
mis manos que traslucían un mar en orden mágico.
Era
el camino más puro y era la luz ya sólida por aguas dormidas,
resbalaba
hacia mis orígenes quebrando mi piel blanca, sólo su aceite brillaba.
Nacía
mi ser matinal, acaso de la tierra o del cielo que esperaba desde antaño
y
cuyo paso de sombra apagó mi oído que zumbaba como el nido del viento.
Por
primera vez fui lúcido más sin mi lengua ni mis ecos sin lágrimas,
revelándome
nociones y doradas melodías; solté una paloma y ella cerraba mi sangre en el silencio,
comprendí
que la frente se formaba sobre un vasto sueño como una lenta costra sobre una herida
que mana sin cesar.
Eso
es todo, la noche hacía de mis brazos ramos secretos
y
acaso mi espalda ya se cuajaba en su misma sombra.
Torné
a lo obscuro, a larva reprimida otra vez en mi frente
y
un terror hizo que gozara de mi corazón en claros cantos.
Estoy
seguro que he tentado las cenizas de mi propia muerte,
aquellas
que dentro del sueño hacen mi más profundo desvelo.
Humberto Díaz Casanueva: El poeta, diplomático y educador Humberto
Díaz-Casanueva nació el 8 de diciembre de 1906, en Santiago. Hizo sus estudios en
la Escuela Normal José Abelardo Núñez, obteniendo su título de profesor normalista
a los 17 años. En la primera mitad de los agitados años veinte, Díaz-Casanueva comenzó
a relacionarse con el ambiente literario e intelectual de la época, en el que conoció
a Vicente Huidobro, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, entre otros. De esos años, data su amistad con el poeta Rosamel del Valle, unión poética y fraternal que perduraría
hasta la muerte del segundo, a quien dedicaría el libro El sol ciego (1966). En 1926, Humberto Díaz-Casanueva
publicó su primer libro, El aventurero de Saba. Poseedor de una poesía muchas veces catalogada
de hermética, encontramos en sus textos una poética que suele moverse en los límites
de lo místico y la filosofía metafísica evidenciada sus libros: Réquiem (1945), La hija vertiginosa (1954) o El hierro y el hilo (1980). Humberto Díaz-Casanueva conjugó
su oficio de poeta con su compromiso humano, desarrollando importantes labores de
difusión y denuncia en torno al tema de los Derechos Humanos y la segregación racial.
Fue además diplomático y miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua,
obtiene el Premio Nacional de Literatura en 1971. Muere en Santiago en 1992.
ROSAMEL DEL VALLE
| Carmen
Color del paisaje sonámbulo de mis huesos
Sin amarras de nidos que destruyan la angustia.
La sal alza su mundo de estatuas en un ruido
de manos.
Columnas desde los dedos hasta el centro
de espacio
A quienes se obedece como a un ritual que
impone su imagen.
Todo crece demasiado cerca y el eco que se
debe ser entre objetos y personas
Sangra el cuerpo de un mar huidizo y negro
Mientras peces, los animales, los insectos
y los signos dormidos
Rodean el lecho en cuyo césped la muerte
escucha mi viaje.
OMAR CÁCERES | Mansión de espuma
Con mi corazón, golpeándote, oh sombra ilimitada,
Apacienta los bríos absolutos de estas estampas
perdurables;
Huyendo de su vida, pienso, el que parte
limpia el mundo,
Y así le es dado reflejar su imagen dulcemente
terrestre.
Un pueblo (azul), trabajosamente inundado
Va a pasar la dura estación equilibrando
sus paisajes
Tiempo caído de los árboles, cualquier cielo
podría ver mi cielo
El blanco camino cruza su inmóvil tempestad.
Muda voz que habita debajo de mis sueños,
Mi amiga me instruye en el acento desnudo
de sus brazos,
Junto al balcón de luz disciplinado, tumultuosa,
y desde donde se advierte la aún no soñada
desventura.
Revestido de distancias, entre hombre a hombre
-magro
Todo naufraga, “bajo el pendón de su postrer
adiós”;
Dejé de existir, caí de pronto, desamparado
de mí mismo,
Porque el hombre ama su propia y obscura
vida solamente.
Omar
Cáceres: Poeta Chileno (1904-1943), autor de un único libro: “Defensa del Ídolo”
Imprenta Norma, Santiago de Chile 1934, (prólogo de Vicente Huidobro). Su obra se
encuentra publicada en distintas revistas y antologías chilenas y extranjeras.
RODRIGO VERDUGO (Santiago de Chile, 1977). Poeta
y Collagista. Ex miembro del Grupo Surrealista Derrame y ex secretario del Pen Chile.
Su obra ha sido publicada en revistas y antologías chilenas y extranjeras siendo
traducida parcialmente al: Inglés, Francés, Italiano, Portugués, Polaco, Árabe,
Uzbeko, Rumano, Bùlgaro, Catalàn, Albànes y Holandés. Ha participado en exposiciones
colectivas en España, Portugal, República Checa y Costa Rica. Es autor de: “Nudos
Velados”, Ed Derrame, (Santiago de Chile), 2002, “Ventanas Quebradas”, Olga Cartonera,
(Santiago de Chile), 2014, “Anuncio”, Rumbos Editores, (Santiago de Chile), 2017
y “3 Anuncios, 3 Annonces”, plaquette, Mago Editores, Cuadernos de Casa Bermeja
(Santiago de Chile), en coedición con Ediciones Hespérides (Argentina), y Academia
Hispanoamericana de Buenas Letras (España). En 2018 es incluido en el dossier:
“Poêtes chiliens contemporains, le temps des brasiers”, preparado por el poeta Christophe
Dauphin en la revista: “Les hommes sans Èpaules”, n 45 (Ecouen, Francia).
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SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO
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Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 174 | junho de 2021
Artista convidado: Miguel Ángel Huerta Zuñiga (Chile, 1964)
Curador convidado: Enrique de Santiago (Chile, 1961)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
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Es una contribución al conocimiento de esa "otra" poesía chilena, omitida por la crítica oficial del poder. Es un campo inacabado que espera el reconocimiento de otros autores y grupos, por ejemplo, el de Jorge Etcheverry y el de la "Escuela de Santiago" (1968).
ResponderExcluirRodrigo Verdugo: Excelente panorama de la poesía chilena; felicitaciones.
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