Agulha Revista de Cultura: JORGE SALINAS | Historia anterior de una revuelta

Y así paso casi inadvertido, día tras día, y eso es bueno, me gusta esto de ser anónimo entre los anónimos, como aquel día viernes, en la Plaza de la “Inconstitución”, cuando se celebraba a Allende, en su natalicio – 26 de junio de 2008 –, y salvo el discurso de su hija que pese a su apellido no tiene nada de allendista, todo lo demás estuvo bien, ya que el pueblo cuando se reúne, provoca una sensación de esperanza, ya que pese a las crudas cifras, y una grave crisis ad portas, estas son señales de cambio, pues se agudizan las contradicciones sociales, lo que devendrá, es consecuencia del egoísmo del hombre, y no resiste análisis. Lo importante es saber, si ahora seremos capaces de administrar bien las oportunidades, ya que claramente en la anterior pasada, no lo hicimos, y el arco iris – que representaba a la coalición gobernante entre 1990 y 2010, terminó siendo un pesado y gris yugo neoliberal, sin los cambios esenciales, que todos pedíamos. Tanto así que la Constitución de 1980, con unos nimios cambios cosméticos, sigue siendo la misma, y podemos hablar de la Constitución Pinochet-Lagos, una sociedad que comparten, el mismo método de hacer política, el cual es el del engaño.

Parece que no hemos avanzado nada, pero vienen a mi mente las lúcidas palabras del gran dirigente sindical, Clotario Blest, quien fue fundador de la ANEF en 1943 – Asociación Nacional de Empleados Fiscales – y ex presidente de la CUT – Central Única de Trabajadores – quien durante décadas día una lucha persistente por los derechos de los trabajadores del país. Entonces él nos decía:

Y la acción y el ejemplo arrastra mucho más que la palabra

Libertad, Justicia y Fraternidad

Hacer el bien a todos los que sufren

No hacerle el mal a nadie

Sólo atacar a quiénes atacan a los trabajadores

¡No se desalienten nunca!

Tendrán que tener a veces pequeñas derrotas, no, si

¿cuántas derrotas no hemos sufrido nosotros?

Ahora ya llevo más de diez años en la misma tarea

sin resultado alguno, porque aun la pudedumbre es mucho más grande que antes

No se desalienten jamás, sigan adelante en esta lucha

especialmente en las poblaciones, donde está más, hay más pobreza…

Los estudiantes secundarios dan la primera campanada

Recordando la primera intentona de revuelta en el 2006 con la denominada Revolución Pingüina de los estudiantes secundarios que se rebelan contra la ley de educación, a estos se les engañó cambiando una Loce – Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza – cuyo propósito era dar el marco mínimo institucional que requerían los estamentos primarios y secundarios de la enseñanza y que fue promulgada días antes del fin de la dictadura un 7 de marzo de 1990, la que fue reemplazada con la venia de la derecha por una LGE – Ley General de Educación – siendo más de lo mismo, pero con distinto nombre, y los documentos firmados, conservan aún la huella dejada por el calco, entonces hablamos aquí de una sociedad Pinochet-Bachellet, para la educación, tan así es, que incluso riman.

De las políticas de los acuerdos de esos años de democracia tutelada, no quedaron los negros episodios en los derechos humanos y timoratas decisiones políticas de principio de los 90. Los oscuros años de la alianza Pinochet-Alwin, y posteriormente las privatizaciones al por mayor, de lo poco que le quedaba al estado, recordaron con tristeza, todos los acontecimientos turbios acerca de lo sucedido en dictadura con Endesa, Chilectra y tantas otras empresas que eran estatales y que pasaron por bajos montos a sectores privados, con la Leyes 18.401 y 18.398 con capitalismo popular incluido, entonces se habló de la alianza Pinochet-Frei, en materias de despojo al aparto estatal, es decir al propio pueblo.

Bueno más que claro entonces, el continuismo es evidente, y a eso obedece el título, ustedes pueden agregar todas las coincidencias que faltan, políticas de salud, laborales, culturales, vivienda, represión policial etc.

Solo para ser justos, hacer notar la diferencia, en materia de derechos humanos, la Concertación no tiene que cargar con detenidos desaparecidos, ni casos de tortura al nivel de lo que presenciamos en la dictadura – aunque si los hay – ni de exiliados – conozco eso si algunos casos de refugiados –. Existe un parlamento, aunque esto no de garantías de nada en cuanto a representación del soberano, al menos en cuanto a sus anhelos. Ya anteriormente en nuestra historia republicana, existen periodos parlamentaristas, de reconocido servilismo a la clase dominante, como lo es hoy actualmente, y se me viene a la memoria el periodo posterior a Balmaceda – Revolución del 91, hasta 1925 –. Claramente, esta seudo democracia nos tiene así como estamos hoy, lo que no sorprende, ya que es la consecuencia del modelo económico-social impuesto por la sociedad fascismo-concertacionismo o como bien decía “concertados para continuar en el derechismo”.

Ya no es sorpresa de que a este gobierno reformista, asistencialista y “cosista”, ni siquiera estos conceptos le sientan bien. Porque ni las reformas han tenido por cerca la altura de una reforma, y las asistencias han ido disminuyendo ya que las cosas se hacen mal, como parques en sectores donde es más urgente el alcantarillado.

Sabíamos de antemano de que esta clase política está a años luz de las transformaciones profundas que este país necesita verdaderamente, partiendo por cambiar la Constitución del 80 – inconstitucional en su génesis, ya que no habían registros electorales cuando se votó – y el modelo socio-económico neoliberal – Hoy es el fraude de la Reforma Educacional, donde miles de alumnos que calificaban para la gratuidad, han quedado fuera de este falso beneficio, que fue más comunicacional que efectivo. Para muestra un botón: En la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE, ex-pedagógico de la U. de Chile) Fueron asignadas sólo 22 beneficios de gratuidad entre las diversas carreras pedagógicas y sus distintos niveles o años académicos. Este es el verdadero interés que tiene el gobierno por la educación y eso es igual a casi cero. Para todos es conocido que en el sector estudiantil de las pedagogías está el segmento más vulnerable – del total que suma todas las casas de estudio universitarias –. El hecho es más grave tomando en cuenta la situación en que se encuentra nuestra educación, donde los profesores son uno de los factores esenciales para ir mejorando los bajos índices en sus resultados – los otros factores tienen que ver con el cambio de modelo social –. Como se irá viendo en adelante, el grado de frustración será enorme en el universo estudiantil, tanto que ya se habla de un paro indefinido por parte de los alumnos de la UMCE para vuelta a clases en marzo, ya que para colmo, se sabe que a los alumnos nuevos, no se les otorgará la beca de asistencia de $18.500 como ocurría en años anteriores, es decir desvestir un santo para vestir a otro.

Ayer se mencionaba el caso de una joven que teniendo excelencia de notas, buen puntaje PSU – prueba para acceder a la universidad – y todas las condiciones para acceder a la gratuidad, fue eliminada por que su padre cotizaba en Isapre – sistema de salud privado – ¿Dónde se menciona que cotizar en el sistema privado de salud, es causal de eliminación del beneficio? Bueno, la respuesta es clara: La gratuidad es una mentira, no existe el derecho para los alumnos pertenecientes a los cinco deciles más bajos. Es una maniobra que entrega un número acotado o muy limitado de gratuidades para mostrarlas como un beneficio universal.

Este gobierno y los anteriores, se han manejado con un “gatopardismo” que ya es inherente a esta clase política, en cuanto que han dicho cambiarlo todo y no han cambiado nada. Sucedió con la Reforma Procesal Penal, la Reforma Previsional del primer gobierno de Bachelet, o la Reforma Tributaria de este período que ni siquiera contempló a las mineras privadas para que de una vez por todas comiencen a tributar o paguen un royalty. Sumado a eso, esa ley sigue permitiendo la evasión a las grandes empresas.

Hoy es la farsa de la Reforma Educacional, otro invento cuyo único propósito es provocar un impacto comunicacional, ya que en la práctica sus efectos son mínimos. Lo mismo sucede en la salud, con los hospitales, verdaderos “elefantes blancos” que operan con poco personal médico (por bajos sueldos), escasez de insumos, camas, equipos, que además son entregados a terceros para su administración, una clara imitación de las políticas que externalizan todo, y que han fracasado en áreas como Obras Públicas, Educación.

Para la Nueva Mayoría – así como lo fue en el gobierno anterior de derecha – la vida está hecha para en primer término; lucrar, en segunda instancia; lucrar y finalmente; lucrar. Para eso montan un carnaval, unos pasacalles de caretas y máscaras para ocultar sus rostros falaces, hipócritas y sus leyes que favorecen a bandidos y delincuentes de terno y corbata.

Mientras seamos gobernados por este duopolio – la derecha con la centro-izquierda derechista – perverso y servil a la clase dominante, no habrá reformas verdaderas, menos transformaciones. El cobre en más de un 70%, será siendo explotado por grandes compañías privadas, el mar y sus recursos pertenecerán sólo a 7 poderosas familias, la causa mapuche seguirá pendiente y su pueblo atropellado en sus derechos fundamentales; continuará el festival de colusiones de la mayoría de los sectores económicos del país, no habrá una Reforma Laboral que beneficie a la clase trabajadora, porque los políticos obedecen a la clase empresarial que los financia. El agua, la electricidad, las carreteras, los puertos y todo aquello que es estratégico para un país continuarán privatizados. Las políticas previsionales seguirán bajo la Ley 3.500, creada bajo dictadura y que instaló la mayor estafa social, que lesiona las futuras pensiones de los trabajadores, y no hay ni habrá ninguna intención de eliminar ese modelo. Lo mismo el sistema de salud que permite a los privados tomar los mejores clientes del mercado, el cual los deshecha hacia el sistema estatal, cuando se vuelven caros y una carga – viejos o enfermos – y esto ha sido avalado por los sucesivos gobiernos que incluso le contratan camas del sistema privado, en vez de invertir en médicos y hospitales propios. Por todos lados un gran negocio alentado desde el estado para solaz de los privados.

No hay intención de modificar la Ley reservada del Cobre – Ley secreta – que entrega millones de dólares a las Fuerzas Armadas quienes ni siquiera tienen obligación de rendir los gastos, con el consabido mal uso del cual nos enteramos en este último tiempo. Además el cálculo del porcentaje se hace sobre las ventas brutas sin contemplar, ni restar los costos, es decir no es sobre las utilidades netas.

Para que seguir, si cada aspecto del quehacer nacional está bajo el imperio del neoliberalismo, las acciones gansteriles, la explotación de la clase trabajadora – incluidas las capas medias –, la hipocresía de la clase política, el oprobio social a la que es sometida gran parte de la ciudadanía, la violación de los derechos humanos de los pueblos originarios y de los más pobres, y un largo etcétera. Y que por lo mismo, hace que sigamos en la calle en la siguiente fase de lucha, tal como ha sucedido en años anteriores.

· Este anterior texto, fue escrito hace unos tres años, y ya mostraba la difícil situación, socio – política y económica que afligía a la gran mayoría de los habitantes del país y que desencadenaría los sucesos del 18 de octubre de 2019, conocido como “El estallido social”, que ha permitido un nuevo camino constituyente y que pese a la condición pandémica, se ha mantenido dentro de lo posible con sus banderas de lucha al tope, en los distintos estamentos sociales.

Los estudiantes secundarios dan la segunda campanada

Esa semana de octubre, comienza con un día lunes lleno estudiantes manifestándose por el alza de $30 en el pasaje de la movilización colectiva – buses y tren subterráneo –. Los jóvenes comienzan a saltar los torniquetes de acceso a las estaciones del Metro, al grito de “Evadir, no pagar, otra forma de luchar”. Los mítines se fueron multiplicando, y a medida que avanzaba el día, lo fue haciendo también la represión de la policía uniformada, conocida como Carabineros. Esta respuesta por parte del gobierno, sólo hizo que al día siguiente se uniesen más y más estudiantes secundarios, e incluso arrastrando a los universitarios y parte del público, que reprochaba el actuar demasiado violento de la policía antidisturbios. Ya para el jueves, era muy difícil hacer circular los carros del tren subterráneo, ya que los estudiantes copaban los andenes y se sentaban en los bordes impidiendo la normal circulación de los vagones. El día 17 el gobierno amenaza con aplicar sanciones duras a los manifestantes. Es entonces que un adolescente al ser interrogado por un periodista, frente a las cámaras, en vivo y en directo, nos dice a todos: No es por mí, yo pago un pasaje rebajado, este gesto es por nuestros padres y especialmente por nuestros abuelos, porque ya sus sueldos y pensiones no les alcanza para vivir. Fue en ese momento, cuando todos sentimos que ya la calidad de espectadores no nos venía bien, y que nuestro deber era unirnos a esa lucha justa y acompañar a los que serían el futuro de la nación, nuestros hijos o nietos. El viernes, con la locomoción casi paralizada, fue la ciudadanía la que se une a las calles, y muchos se suman a las escaramuzas entre los que protestan y las fuerzas represivas del gobierno; la bola de nieve ya no se detendría. Esa noche Santiago casi no durmió bajo las protestas, al día siguiente las otras grandes ciudades de provincia se suman a la revuelta. El gobierno decreta Estado de Emergencia y “toque de queda”, y decide sacar a las Fuerzas Armadas a reprimir el estallido. “Estamos en guerra, contra un enemigo poderoso” dijo el Presidente Piñera, cuando le declara la guerra a este pueblo. Pero lo que logra es que más gente se una a la movilización, y las calles fueron colmadas por la gente de todos los sectores de las grandes ciudades. Muchos que en apariencia vivían más acomodados que otros, escondían una realidad de agotamiento y cansancio – parafraseando a Byung Chul Han – ante una sociedad que los agredía en todas sus formas. Además existía una desigualdad social muy marcada, que era un peligro para la supervivencia, porque ella alentaba la violencia entre sus habitantes. Entonces los seres comunes y pasivos se movieron y surgió la consiga ¡Chile Despertó! Que se escuchó hasta en los pueblos más pequeños de nuestra geografía. La represión dejó, muertos, heridos, ojos mutilados, mujeres y menores abusados sexualmente; graves violaciones de derechos humanos se cometieron y se siguen cometiendo desde ese día 18 de octubre. Pero nuestro país es otro, y en las muchas marchas multitudinarias a lo largo del país, los ciudadanos se encontraron; unos teniendo más, otros con menos, pero vieron que sus problemas eran casi los mismos, y tenían un denominador común: vivir un sometimiento abusivo bajo el modelo neoliberal, o el “sistema” como le llaman algunos. Lo cierto es que hoy, todos aquellos que estuvimos involucrados en esa gran lucha anónima, sin partidos, y sin líderes fuimos capaces de entendernos en las plazas, los barrios, las calles y en especial, en las grandes alamedas como dijera Salvador Allende, para construir de ahora en adelante un país más justo y próspero.

Esta influencia decidida a favor de cualquier intento libertario para el hombre es una constante del sindicalismo obrero, y es por todos conocidos, que este movimiento fue actor principal en el mundo de las ideas y la cultura que va desde principios de la década del siglo pasado hasta nuestros días. Pero es además es desconocida su sobrevivencia hasta nuestros tiempos, ya que una continua sucesión de integrantes en los diversos “grupos sindicales”, mantienen su actividad a favor de las luchas constantes que el hombre necesita para conquistar el camino de una revolución permanente, y mantienen en alto esta práctica de esta suerte de forma de vida y búsqueda. Todo lo anterior a pesar, de que varios partidos de la Concertación de partidos de la centro-izquierda derechista, han copado los cargos de la principal confederación de trabajadores del país como los es la histórica CUT – Central Unitaria de Trabajadores –, ejerciendo una suerte de freno a las diversas demandas sociales. Pero lo absolutamente desconocido es el resurgimiento del sindicalismo en estas últimas décadas, a pesar de que aún está lejos de su situación antes del golpe de estado, pero se avanza y es posible que con los sucesos vividos en octubre del 2019 la clase obrera recupere su nivel de conciencia social. Hoy el porcentaje de sindicalización sigue siendo muy bajo, en relación a los años anteriores a la dictadura, pero cada día se avanza y al igual que en las organizaciones sociales de base, se va viendo un mayor interés de los trabajadores y de los pobladores por involucrarse en la toma de decisiones, lo que muestra que la etapa de la política de representatividad está llegando a su momento de agotamiento, para dar paso a la política social activa.

En este sentido en Europa, Asia, África, Norteamérica y Latinoamérica han sido testigos de diversos levantamientos populares, debido a las condiciones provocadas por las constantes crisis resultantes de un mercado globalizado, neoliberal y en muchas ocasiones desregulado. En ese sentido los obreros aún mantienen los principios revolucionarios planteados por los primeros sindicalistas, y su resurgimiento en estas partes del globo, obedece a un “nunca estuvieron ausentes”. Evidentemente hoy su presencia es más palpable, debido a los medios nuevos de propagación de información como internet. El motivo de este fenómeno claramente se debe, a la falta de respuestas dadas por la política y la cultura oficial imperante, difundida con fuerza a partir de los años 80, y que es ya por todos conocida con la denominación de “Globalización”, donde unilateralmente se ha difundido solo una suerte de cultura, que responde a conductas de consumo, basada en la superficialidad, el espectáculo, y el individualismo, y que se soportan en el éxito económico propio, dejando de lado la búsqueda del bienestar colectivo, el encuentro con la sabiduría interna, y el cuidado de la biodiversidad que nos sostiene.

La economía presenta claras contradicciones, una formula dada para ciertos tipos humanos y no para una sociedad, entonces esta presenta el desafío de transformarla para ponerla al servicio de todos y no de unos pocos, para a su vez se debe instaurar un modelo de reemplazo. El aumento constante del narcotráfico, la delincuencia – producto de la marginalidad social – y el stress social, hacen de las grandes ciudades latinoamericanas un polvorín a punto de estallar y que requiere una cirugía mayor, pero ¿Cuál? El capitalismo se ve agotado y el marxismo no es capaz de sentar raíces sólidas en la sociedad, entonces es necesario buscar un modelo político-cultural-social, que sea integrador de esta vasta diversidad, entonces, es necesario pensar todo de nuevo, pero esta vez con todos.

El mundo clama por encontrar algo más allá en esta vida, una nueva reconexión con una vida que sea más plena y menos fría, más real que la realidad, y más sabia, pero accesible para dar entendimiento, razón, luces de liberación humana y que fue negada por aquellos que privaron a todos del conocimiento primigenio y de los sofismos al mundo, debido a sus propios y mezquinos intereses.

Es por lo tanto importante reconocer todas las partes involucradas en nuestra construcción como seres de esta parte del mundo, y es ahí donde podemos tomar o coger las enseñanzas anteriores, y tomar posesión de la posibilidad cierta que hoy nos circunda. Los nuevos sucesos y señales, nos indican los derroteros a seguir; como aplicar una nueva vida en armonía con el entorno, lo que se denomina hoy como economía sustentable o la sabia administración de los medios económicos. Nos habla de la justicia social, de una vía para un verdadero desarrollo humano, alejado de la falsedad del mal llamado progresismo, ya que el progreso se ve sólo desde un plano tecnológico, práctico, y se difunde desde los altares de aquellos que predican este sistema como la solución de todos los males, y que termina siendo sólo un rentable negocio para una élite oligárquica, una oportunidad de elevar cifras en la bolsa de comercio, una vida útil, pero para el mercado. Nosotros, los asalariados, en cambio, la vemos desde una perspectiva profunda desde el interior del ser, como un mundo solidario, con la verdad desplegada sin morales torcidas, ni ataduras que impidan el viaje hacia la justicia social.

Y en ese sentido, las necesidades y urgencias que surgen de las nuevas manifestaciones, que exigen el fin de un capitalismo que fagocita a los habitantes de toda latitud a lo largo y ancho de nuestro siglo que se asoma, son claras, ¡ahora es el tiempo!

JORGE SALINAS. Nacido en Talca, Chile en 1951. Es formador de talleres populares e investigador de tradiciones y folclore de Chile. Sindicalista de larga tradición, ha escrito en diversos boletines y revistas sindicales. Organizador de encuentros de cultura obrera tanto en sindicatos como en organizaciones sociales de base. Activista en contra de la dictadura, posee una larga experiencia en temas de contingencia obrera y poblacional.