FRANCISCO
MORALES SANTOS nació en Guatemala, el 4 de octubre de
1940. Cofundador del grupo de poetas Nuevo Signo, con José Luis Villatoro, Roberto
Obregón, Luis Alfredo Arango, Delia Quiñónez, Antonio Brañas y Julio Fausto Aguilera.
En 1998, el Ministerio de Cultura y Deportes le entregó el Premio Nacional de Literatura
“Miguel Ángel Asturias” y en 2009 la Universidad de San Carlos de Guatemala le otorgó
la distinción Emeritissimum. Escribe poesía y narrativa. Muchos de sus poemas han
sido traducidos a varios idiomas como el quiché, el inglés, el francés, el portugués,
el italiano y el ruso. La mayoría de sus poemarios están reunidos en la antología
personal Asalto al cielo. Ha publicado
cinco libros para niños. Es el primer poeta guatemalteco de origen kakchiquel.
AIDA
TOLEDO (Guatemala, 1952). Poeta, narradora
y ensayista. Graduada de Doctora en Filosofía (2001); con grado de Maestría en
Artes (1997) en la Universidad de Pittsburgh, USA. Licenciada en Letras por la Universidad
de San Carlos de Guatemala. Realizó una estancia post-doctoral en la Universidad
de Aguascalientes, México. Ha publicado varios libros de poesía, narrativa corta
y diversos ensayos con especialidad en escritura maya y myjeres. Ha ganado cuatro
Premios de Literatura. Trabaja como profesora e investigadora en la Universidad
Rafael Landívar en Guatemala. Sus poemarios: Brutal batalla de silencios
(1990); Realidad más extraña que el sueño (1994);
Cuando Pittsburgh no cesa de ser Pittsburgh (1997); Bondades de la cibernética
(1998); Pezóculos (2001); Por los bordes (2003); Con la
lengua pegada al paladar (2006); Un hoy que parece estatua (2010); Nada que ver (2012); El cielo se está cayendo a pedazos (2016);
La verdad es algo gelatinoso (2016); Más que una pequeña trampa (2018).
JACOBO RAUSKIN nació en Villarrica, Paraguay, en 1941. Desde Oda,
Asunción 1964 hasta Montaje de un minué callejero, Asunción, 2021, ha
publicado más de cuarenta libros de poesía. Una parte significativa de su obra se
ha publicado en Argentina, México y España. Su Obra poética, Arandurá
Editorial, Asunción, 2018, se publicó en dos tomos. La Editorial Pre-Textos de España
publicó en un tomo sus Poemas selectos, Madrid, Buenos Aires, Valencia,
2018. Entre otros premios, obtuvo en 2007, en Asunción, el Premio Nacional de Literatura
y en 2014 recibió el Premio Rosa de Cobre, de la Biblioteca Nacional Argentina,
Buenos Aires, por el conjunto de su obra poética.
El humanismo, en su versión latinoamericana, y una visión
personal renovadora de la cultura clásica, se mezclan en su poesía tanto con las
formas de la tradición como con expresiones formales de la modernidad, creando una
obra extensa y representativa de nuestro tiempo. Ejerció la cátedra en la Universidad
Católica de Asunción y, desde 2005 es miembro de número de la Academia Paraguaya
de la Lengua y académico correspondiente de la Real Academia Española.
*****
EL ARRIBO DE UN HOMBRE
Recobrado el aliento
no en minutos sino en lapsos
como los que ha durado
el amor sin esperanzas,
un aliento que tiende a ser
espada
mas para el pecho es tallo
de raíces bravas,
Teseo se levanta
por la sangre de un ser que
no es el suyo,
en un siglo que lo aleja
de casa y de motivos,
de aquel cruel minotauro
trocado en miniatura.
Hoy Teseo no luce como un héroe.
Su papel de mortal del siglo
veinte
con viejas experiencias
se impone frente al miedo
y aquello que parece invencible
se retira como una fútil sombra.
CONFESIÓN A PENÉLOPE
El devanar la espera
prudentemente en husos
de incógnitas medidas
le ha valido ganar mis simpatías,
señora cuyo rostro hasta ayer
desconocía
mas hoy se me revela
en la anónima vecina,
una entre mil,
que borda en la tela de la
luna
la efigie del amado.
Lo siento por Ulises,
maestro del coraje,
pero usted, señora,
ganó mis simpatías.
OBSEQUIO DE VANGELIS
Para Lourdes Chávez
Acaso síntesis de una mujer
delgada,
acaso su palabra
de recorrido breve
al oído del amante,
o sus cabellos o sus dedos
dentro de agua movible,
la melodía frágil asciende
convirtiendo
el recinto
en
una
flauta.
Tiene todo el acento
de un ánfora
que se vacía lenta
y tocada por el viento
en las márgenes del mito
canta a través de siglos.
ENCUENTRO
Yo no puedo pensar como Odiseo
en que al volver a casa
encontraré a mi esposa
esperándome anhelante
con besos y sonrisas
pero veo una línea imaginaria
que me lleva a las líneas de su
mano
y de estas a cada obra suya…
REGLAS PARA ENAMORAR GRADUALMENTE A UNA MUCHACHA
Primeramente hay
que apartarla de sus bordados de silencio
pues Penélope solamente
hubo una,
luego dejarla ordenar
sus pensamientos, el sístole y el diástole
que no hallan cabida
en ningún lado.
Llamarla de algún
modo
que además de cariñoso
no se haya dicho
a nadie
ni a nadie se repita;
bautizar con su
nombre una flor o su perfume;
infiltrar un poema
en sus oídos sin que ella se percate.
De vez en vez ofrézcasele
una porción de letras.
Pero cuidado, ¿eh?
Las metáforas dadas en abundancia
causan indigestiones
a quien no las consume con regularidad.
Désele a deshojar
un libro de amor del gran Neruda
para que la declaratoria
de amor resulte fácil
y para que comprenda
a qué grado de locura
puede llegar la
mano que busca aprisionarla.
Envíensele flores,
aunque haya que cortarlas
en el parque más
próximo a su casa.
Luego, habrá que
esperar que algo la agite;
por ejemplo: un
temor de once mil diablos.
MI RELACIÓN CON GRECIA
Mi admiración por Grecia viene de muy temprana edad a través de lecturas
de las obras de Homero y más tarde, cuando llegan a mis manos algunos poemarios
de Yorgos Seferis, Constantino Kavafis, Yanis Ritsos y Odysséas Elytis. No podía
faltar Nikos Kazantzakis. De igual manera, la cultura griega me llega por medio
de los compositores Vangelis y Mikis Theodorakis.
2|
AIDA TOLEDO
PRIMERA
VOZ [1]
OH DESNUDA
Oh desnuda imagen
De Ulises
Antes del orgasmo
Yo te invoco
DURANTE LA AUSENCIA
De Ulises
Penélope no tejió
Escribió epigramas
Se pulió en el arte
Del ensañamiento
LA PRIMERA
En cultivar el arte
Del grafiti
Fue Penélope
Maculó su baño
Con dibujos
E inscripciones
Alusivas a Ulises
Y a los otros
MUSITANDO
Musitando para sí
El nombre de Ulises
Penélope hizo el amor
A cada uno
De sus ambiciosos pretendientes
Genial en Penélope
El invento del tejido
Estableció un recurso
Vigente aún
Nos atreveríamos a sostener
Imperecedero
SEGUNDA
VOZ
1
El ojo
De mi Polifemo
Miró siempre
En una sola dirección:
La de su ego
2
Los días con Polifemo
Fingí
Como Ulises
Divertirme con el monstruo
Paciente esperé
Que se embriagara
Y como Ulises
Disfrazada salí de la cueva
Y no regresé
3
En aquellos días
Como Ella
Inventé un tejido
No para los pretendientes
Sino
Para alejar
A mi supuesto Ulises
De la cama
4
En ocasiones
Durmiendo
Junto a Ulises
Soñaba complacida
Y como él
Emprendía viajes
Sin retorno
5
Me quedé allí como Penélope
Pero
sin tejido
sin Telémaco
sin propiedades
ni
pretendientes
ambiciosos
Sola
aquella noche
de julio
en que llovía
6
Aquí yo
ella
en el espejo
Ella
La que fornica
La que a besos
los
deslabia
La que los lame
Esa dichosa mujer
en
el espejo
aquí yo
Atrapada en el tejido
7
Va a venir
Y yo lo estaré esperando
No pasarán diez años
Ni se irá a una guerra
Va a venir
Porque
no
hay tejido
no
hay Troya
no
hay caballo
ni
trampa
Sola yo
Escribiéndole
estas
líneas
NOTA
1. Todos los poemas
presentados aquí, están tomados del libro: Realidad más extraña que el sueño,
Guatemala (1994), [segundo lugar en el certamen 15 de septiembre, 1992].
LAS
POETAS CONOCEMOS EL SILENCIO: SOBRE UNA RELACIÓN LITERARIA
Crecimos creyendo en
mitos y leyendas que aparentemente no eran nuestros. El mar en la costa sur de donde
venía mi abuela, tenía el enigma de lo críptico y cenótico que hoy me circunda.
Éramos niñas creciendo en las periferias latinoamericanas. Creyendo en príncipes
azules, en princesas que habían olvidado la zapatilla en algún lugar que se había
borrado de nuestros cerebros.
La
vida de la escuela secundaria nos ofreció más mitos, unos más relacionados que otros
con nuestras propias vidas. Se trataba de esas largas lecturas que hubo que hacer
de manera obligatoria, pero al mismo tiempo obsesiva y determinante. La Ilíada,
La Odisea, La Eneida, ahítas de personajes exóticos y recordables, con los cuales
entramos a dialogar en los sueños, en las pesadillas, en la imaginación de nuestra
propia escritura. Los dioses tan diferentes a los dioses cristianos, tan humanos
y llenos de defectos, nos decían mucho más a nosotras, que íbamos creciendo híbridas
y descentradas.
Los mundos míticos de aquellas épicas, o las obligatorias
lecturas de la tragedia griega hicieron la otra parte. Cubrieron otros significados,
esclarecieron aquellos síndromes de las nuevas sociedades burguesas e industrializadas.
Descodificaron y ayudaron a desconstruir, las deformaciones que toda mujer posee
en espacios absolutamente patriarcales.
La
idea del viaje, de la ausencia, del poder y la caída, se convirtieron en otra manera
de comprender nuestra propia circunstancia. No dudo que la figura de Penélope sea
central para el mundo de las mujeres de todos los espacios del mundo, hoy y ayer.
O que las historias de huidas, escapes, reencuentros y pérdidas, sean distintas,
por ser griegas. Lo que tienen en común con los lectores de distintos lugares es
compartir experiencias humanas. Hasta en la vida de los propios dioses hay semejanzas.
Quizás porque los valores de la sociedad griega, insertos en las obras, son más
manejables por las sujetas contemporáneas de otros lugares del mundo como yo.
Quizás
sea el asombro el elemento central de mi lectura de poetas griegos. Encontrar y
percibir que allí en el registro de esta poesía había algo semejante fue impactante
y especial, para mi propia escritura. Se trataba entonces de valores que la gente
llama universales, y que yo entiendo como contemporáneos. La sociedad griega cuya
cultura da lugar a diversas obras leídas, tenía una extraña contemporaneidad, en
la que hasta ahora caigo. Se trataba de experiencias a veces límite, a las que el
ser humano en época contemporánea está mucho más expuesto.
Nunca
fui a Grecia, sino en los libros que he leído. En los poemas que han marcado mi
propia escritura, en los temas que sobre el mundo de las mujeres y sus valores he
recogido en mi propia interpretación.
Nunca
viaje a Grecia sola, sino acompañada de múltiples y diversos personajes, sumidos
en mis propios sueños y pesadillas. Interpreté a Grecia a través de esos libros,
de esas lecturas repetidas de poemas y narraciones repletas de valores.
La
tragedia griega en su representación no se aparta de la vida latinoamericana. Porque
no está marcando espacios geográficos, sino situaciones en las cuales los seres
humanos nos vemos involucrados, azotados y azotadas por nuestro sino, lo queramos
o no.
Sí
estuve en Grecia cada vez que sentía la necesidad de volver y retomar una historia,
un poema, un epigrama.
Si
eso es haber conocido un lugar, yo he estado allí varias veces y no me arrepiento.
3 |
JACOBO RAUSKIN
ARIADNA*
1
Quien ayer te ha dejado,
Ariadna, hoy te deja,
de repente, en mis brazos,
triste aún, pero tierna.
2
Amable vecindad de numerosas luciérnagas
que en silencioso coro son mínimas estrellas.
Dulce canción de grillos, de cigarras tardías,
que aquí ha de quedar para más tarde o nunca.
O para ti, Ariadna, si quieres desnudarte
con la flor de un deseo y en sábanas de hierba.
3
Ariadna, perdona el blanco de mi página.
En vano busco ahora una palabra
digna de un hombre enamorado.
4
Llama un desconocido a mi puerta
y desde ahí me dice:
- Dame sal, dame azúcar,
dame, no seas malo -.
Vivo yo rodeado de almas pedigüeñas,
muy poco puedo hacer para aliviarlas.
No tengo provisiones, ni un kilo de arroz tengo.
Tengo libros y té, agujas para no coser
y un hilo largo para pensar en ti, Ariadna,
y en el laberinto nuestro de cada día.
5
Óyeme, ya estoy viejo
para mentir.
Me adapto por un tiempo
a las cuevas,
después las abandono:
son frías.
Y donde ahora vivo,
la cocina
es muy pequeña, el ascensor
es una hipótesis,
la vista al vecindario
no existe.
Aquí yo paso dos inviernos
a un mismo tiempo:
el que me trae el viento
frío
y el frío que me deja
el no tenerte conmigo.
De modo que mañana,
jueves, devolveré
las llaves de este inmueble
más bien rupestre.
Buscaré un lugar con
una ventana
como la de un dibujo
de Matisse.
Una ventana amiga de
las flores
que viven en comunicación
con el viento.
Una ventana amiga del
viento
y de tu mano cuando
te acerques
con voluntad de abrirla, con ganas de ver
entrar por ella el cielo
con una flor.
Una ventana para la
dicha de tus ojos.
6
Ha llegado la noche
y comienza a llover,
llueve sobre la vida
amorosa de los árboles.
Y tú, bella en traje
de baile y zapatillas,
que hoy haces de la
casa un escenario,
sigues con tus ensayos
de danza jazz, danza sombra,
danza antigua más contemporánea
que nunca.
El cansancio es tu compañero
de baile.
Le dices adiós, buscas
la almohada,
ya cierras blandamente
los ojos.
Unos pasos de lluvia
sonámbula
danza serán cuando te
duermas.
7
En ti despierta el mar
de mis naufragios, Ariadna,
cierro los ojos para
verte con todo el cuerpo.
8
Fui un tiempo el vagabundo
invisible
ante los ojos de esa gente sureña, pero rica,
de la que viven los capítulos más tristes
de tantos novelones olvidables.
Subía yo a los trenes de carga,
postes clavaba por un plato de sopa
y otras cosas también hacía
no muy merecedoras de largo comentario.
Cuando se me arrimaba una esperanza,
casi siempre a la hora de la ceniza
en los prados abiertos al cielo y al mal tiempo,
entraba yo en un verde y sonoro laberinto
donde oía a las aves dadoras de consuelo.
Entonces repetía tu nombre
sintiendo que así me acompañabas.
Fue el mío un largo ayer sin ti.
He vuelto, no sé cómo ni por dónde.
He vuelto, siento que al desnudarte dejas
al cielo hoy sin una
estrella.
9
A quienes, bajo el manto
de Venus, hoy se aman,
los ha de separar un
dios en el que no creen.
10
Ariadna, has entrado
en mi vida
con los brazos caídos
como alas plegadas.
En ella permaneces desde
entonces.
¿Cuándo fue? ¡Quién
puede saberlo!
Ese instante no era
parte del tiempo,
era un triunfo sobre
la muerte.
Un triunfo momentáneo,
por supuesto,
pero nunca he dejado
yo de amarte.
11
Para pasar el tiempo
en el Café Argos,
cuentan los compañeros
historias de robustas
valkirias,
de ninfas rellenitas,
de alguna maritornes
obsequiosa,
jocunda, cervecera y
obesa.
Yo pienso en otro modo
de entender el amor,
y callo, pienso en ti,
Ariadna,
pequeña flor, también
avecilla,
formas ambas de mi alegría.
*****
SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO
*****
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 180 | setembro de 2021
Artista convidada: Virginia Tentindo (Argentina, 1931)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
ARC Edições © 2021
Visitem também:
Atlas Lírico da América Hispânica
Nenhum comentário:
Postar um comentário