segunda-feira, 10 de setembro de 2018

AGULHA REVISTA DA CULTURA # 118 | Setembro de 2018



• LA VIDA CREATIVA DE JUAN MANUEL ROCA

Conheci Juan Manuel Roca (Colômbia, 1946) há alguns anos, em uma de minhas viagens a seu país. Fomos apresentados, em uma livraria em Bogotá, pelo querido amigo comum de tantas aventuras, o poeta mexicano José Ángel Leyva. De cativante amabilidade, não sem uma boa pitada de mistério no olhar, logo me presenteou três de seus livros: Un violín para Chagall (2003), Las hipótesis de Nadie (2005) e a antologia Cantar de lejanía (2005). Herdeiro de uma relevante tradição lírica, que inclui poetas como José Asunción Silva, Aurelio Arturo e Fernando Charry Lara, sua poesia abriga o mesmo enigma que brota de seu olhar, mesclado a um sentido de humor de invejável elegância. A presente edição há muito era um imperativo que agora concretizamos. Abaixo reproduzimos uma carta que lhe enviou o imenso poeta chileno Gonzalo Rojas (1916-2011):

CARTA DE GONZALO ROJAS A JUAN MANUEL ROCA

Viendo que me estoy viendo, oyendo, desoyendo, me releo en la palabra de este Juan Manuel, que es de veras la palabra. Esa que dijo Hölderlin. El más peligroso de los bienes. Con ninguno me fue dada tanta proximidad, de visión y de lenguaje. Entonces qué le voy a escribir uno de esos prólogos-prolongos que sobreabundan, ¿qué le voy?
Concentración y más concentración hasta llegar al tono: eso es lo que le pido, como a todos los poetas pura sangre, y eso es lo que él me da. Lo demás es fárrago y dispersión, acarreo de sílabas, desparramo. El esperma inmortal dará siempre en el blanco. Juan Manuel Roca hace diana hasta cuando respira.
Todavía lo tengo ante mis ojos en Medellín, ¿dónde queda Medellín? Allí nos vimos entre tanta gente, escribiendo y desescribiendo. Me ametarlló a preguntas para alguna entrevista que no es alguna sino la mejor que se me ha hecho en cuanto a rigor y gracia hasta la fecha.
Habré leído a tantos aprendices que no te dicen nada, que no te alumbran ni te atraen, sin oficio. No es el caso de éste que sí sabe decir. Decir tierra, decir tiempo, decir mundo.
Leo y releo estos papeles y oigo al abismo en ellos, el tiempo, ese Nadie que tanto lo estremece y tal vez lo encandila, porque si de alguien no cabe dudar desde la “Odisea” es de ese Nadie, desde Homero y Joyce y más acá. A caballo en su nadie ahí va y viene Juan Manuel y oigo el relincho hasta las estrellas.
Ahora hablando de las visiones del visionario, todo está hilado en urdimbre prodigiosa. Las cuerdas de la erótica en trama enigmática con las tanáticas, las sorpresivas, las balbuceantes, las gozosas, las crípticas. Y es que leer a éste será siempre un placer. Un placer, un frescor, una cruza casi animal de imaginación y de coraje. Despojo, desaliño y nada con las naderías ni las modas de la invención. Ésas se arrugan al menor descuido.
La poesía es más que ellas y hay que tratar de merecerla cuando a uno se la dan. Me lo vengo leyendo desde lejos, desde “Memoria del agua” (1973), hasta la antología bellísima “Lugar de apariciones” (1973-2000), más “Las hipótesis de Nadie”, más esos “Poemas sin libro” preciosos y actualísimos donde resplandecen con destello: “Entre la calle Sade y la Avenida Masoch”, “Los 5 entierros de Pessoa”, “Monólogo de José Asunción Silva”, que termina -este último- con un disparo muy de Juan Manuel: “la vida, esa feroz bancarrota”.
Poeta mío entre los míos, lo que más celebro en él es la fiereza, esa amarra entre vida y poesía que llega a lo libérrimo, el tono, el tono, como dijo Vallejo, el epicentro de decir el Mundo. Tanta es la afinidad entre visión y lenguaje entre los dos. Por último cada uno es su propio nadie, ese espejo trizado o no que es la escritura. Todo claro: no hay nuevo.
Somos parte del coro de las galaxias. Llámense surrealismo, expresionismo, “beat generation”, no sé qué. Todo lo más dejaremos siete líneas como los griego inmortales.
A ver, tú, Juan Manuel, ¿no es suficiente? Pero escribe, hombre, escribe. No pares de escribir.
Gonzalo Rojas

Como forma mágica de enlace às palabras de Gonzalo Rojas dirigidas a Juan Manuel Roca, evocamos a presença de outro chileno o artista Rodolfo Opazo (1935), pintor, gravador e escultor, cuja mostra plástica acompanha esta edição.

Os Editores

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• ÍNDICE

ALBERTO RODRÍGUEZ TOSCA | Juan Manuel Roca, el claro de luna contra la ceguera verbal

GERMÁN ESPINOSA | Juan Manuel Roca, el hechicero de sueños

HÉCTOR ROJAS HERAZO | Juan Manuel Roca, un poeta que nos habla de nosotros

JOSÉ ÁNGEL LEYVA | Juan Manuel Roca: la extrañeza y la lucidez

JUAN MANUEL ROCA | Dos miradas a la obra de Juan Rulfo

JUAN MANUEL ROCA | Gabriel García Márquez y dos novelas habitadas por muchachas

JUAN MANUEL ROCA | Lu Hsun, diario de un vidente

MARIO PERA | Diálogo con Juan Manuel Roca

NELSON ROMERO GUZMÁN | Un libro de Juan Manuel Roca

ÓSCAR DOMÍNGUEZ | Juan Manuel Roca, una entrevista para el olvido









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Edición a cargo de Floriano Martins. Artista invitado: Rodolfo Opazo (Chile, 1935). Agradecimientos a José Ángel Leyva y Juan Manuel Roca.

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Agulha Revista de Cultura
Número 118 | Setembro de 2018
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES




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