Es,
sin duda, vital, el aporte conceptual de su obra en el momento político que le correspondió
enfrentar con excelsa valentía; cuán peligrosas pudieron resultar esas fuerzas oscuras
que enfrentó y en qué medida influyeron en el destino de la sociedad venezolana.
¡Escuchen el mensaje! Los efectos perturbadores que socavaron con fanática parcialidad
los intereses del pueblo en beneficio de la política estadounidense, y en la preservación
de los privilegios de la oligarquía nacional, reservaron en Mario Briceño Iragorry
el elevado propósito que renuncia piadosamente a su propia seguridad para sumarse
decididamente a dejar hablar por sus labios el espíritu de su época, y este en su
decir sintiente simboliza la voz antigua de la tierra. Este mensaje a las generaciones
futuras y la desnudez espiritual conceden a su obra el comercio misterioso de la
tierra con una religiosidad cristiana, dentro del cual se desenvuelve su reflexión,
y que nosotros vemos con mayor claridad en su experiencia hallada de nuevo y autentificada
en la integridad de su proyecto político. Sobre este fondo va penetrando en la vida
de los venezolanos la agudeza de sus planteamientos y el peso interpretativo y hermenéutico
cuyo objetivo es borrar las fronteras entre la ficción y a realidad.
Con
todo ello no hago más que indicar esta actitud de carácter en la vitalidad geográfica
que implica la adopción de relaciones dentro de la comunidad y sus memorias, sus
discursos y sus distancias. El Trujillo de Infancia de Mario Briceño Iragorry va
de mudanzas enunciativas a mudanzas históricas y de estas a configuraciones políticas,
culturales y sociales de amplios horizontes. De las vivencias en los paisajes y
bosques, las casitas de techo bajo y sus neblinas, la misa, al mismo tiempo un saber
acerca de lo común y de una relación con la historia delo pequeño, la matria, el
terruño. Tenemos que este fondo contiene en sí un orden histórico y unas costumbres
en las que participan los habitantes de esta comarca profunda que da movimiento
a todo el país, desde su reservorio de historias de la vida cotidiana al territorio
de la identidad nacional, donde es posible pensar una historia totalizante dirigida
hacia la reflexividad del corazón. Recordemos las palabras de Don Mario: “el pequeño
tiene derecho a conservar íntegro su patrimonio moral. Nosotros, como nación, debemos
cuidar por la conservación de nuestros valores sustantivos”.
La
obra literaria y política de Don Mario Briceño Iragorry invita a suscribirse a ella
prestándose a lo que tiene de memorialista y sustancialmente política, a propósito
de la vida nacional de una época y en torno a unos puntos capitales bastante enérgicos
para resistir cualquier otro llamamiento. Y en este afán comprensivo se nos abre
el reino de dos mundos comunicados, superpuestos, dialógicos. El historiador devela
la crisis de pueblo, y el relato del novelista penetrado por la memoria y la conciencia
histórica –si bien subjetiva− es sensible al tratamiento lógico de comprender los
fenómenos políticos y culturales, determinados por el hostigamiento imperial y la
máxima subordinación de la oligarquía nacional por entregar la República a los intereses
trasnacionales y corporaciones estadounidenses. Esta fue la señal que imprimió en
la vida de Mario Briceño Iragorry la búsqueda de otros horizontes de pensamiento
y la convicción de reintegrar los valores más profundos de la venezolanidad. Atrás
quedó la nostalgia y cierto conservadurismo a los que supo hacerle frente el hombre
de carácter antiimperialista y consustanciado con la identidad venezolana.
De
la identidad venezolana –para poner sentido entre la multitud de mensajes de pluralidad
estética y pensamiento de su obra− Briceño Iragorry ausculta el pasado independentista
y colonial de la República, insustituible valor de nuestro carácter con necesidad
basada en leyes históricas y de una continuidad creadora acompañante de la tradición.
Una lectura del pasado vinculada a la marcha del presente como tiempo vivo, no la
mera entelequia del tiempo histórico y la enorme ingenuidad de hundirse en los sedantes
historiográficos, si es que ya de suyo no se le quita del camino los velos del dogma.
Mario Briceño Iragorry hace esta difusión de acción recíproca y declaratoria de
principios e intereses comunes que explican una serie de hechos que a lo pronto
pudieran presentarse dentro de la corriente del “revisionismo histórico”, y por
otro lado, “la modernidad de sus propuestas estéticas. En este sentido, Domingo
Miliani describe la transformación del pensamiento de Briceño Iragorry partiendo
de la rebeldía de la juventud y sus lecturas nietzscheanas, la lectura de los clásicos
griegos y romanos, del provisional diálogo con el positivismo, la afirmación espiritual
del “católico fervoroso practicante y también beligerante”, y finalmente, la apropiación
del revisionismo histórico como método de interpretación.
Desde
esta perspectiva, en la escritura de Mario Briceño Iragorry confluyen, la historia,
la conciencia nacional y la literatura, que introducen en sus formas de ver y sentir
la vida nacional el reconocimiento para darse cuenta de lo que representan y piensan
los protagonistas de nuestras historias. Es una forma de contarnos e identificarnos
con la tierra venezolana y sus pequeñas historias, donde es posible la reciprocidad
de las provincias y de las aldeas con ese espíritu de rango histórico que atraviesa
la patria toda. Así la prolongación de nuestros personajes ficticios y de carne
y hueso trazan la historia que en realidad replantea el lugar destinado a las subjetividades
en las obras de reconstruir los episodios de la vida nacional frente al determinismo
fatalista de la agresión foránea y de la ciega fortuna del imperialismo en aquel
fabuloso escenario de la irrupción del petróleo, como lo expone Briceño Iragorry
en un “retablo novelado”, Los Ribera (1957).
Constantemente,
don Mario hace oír su voz en la contienda política, voz de escriturista en la creciente
impresión de urgencias que bien expresa de manera categórica la defensa de nuestra
patria. Así es como la racionalidad y la sensibilidad lo animan a seguir adelante
y tratar de promover una moral que tenga la utilidad y las buenas razones para detenernos
en los intereses de nuestros pueblos. Una moral para considerar las normas de convivencia
que aspiran al deber ser en una sociedad sin destino e indiferente a los graves
problemas sociales de los ciudadanos. Esto nos plantea desde un punto de vista práctico
la cuestión de los principios de una nación. ¿Acaso la utopía venezolana no compone
un su deseo esta prospectiva encarnada en un proyecto ético basado en los valores
profundos de la venezolanidad? La profunda devoción que sentía y practicaba Mario
Briceño Iragorry en el proceso de mutuo reconocimiento, cuando optaba por desocultar
el ser profundo del venezolano y alertar sobre la vorágine del capitalismo, participa
de la integración afectiva e histórica de la patria, y como enseñan los estoicos,
de la patria ecuménica, de la patria grande que participa de la afirmación de las
tradiciones y de la valoración del tiempo en la continuidad creativa de las perplejidades
de la historia.
Recordemos
también que fue Mario Briceño Iragorry quien rebautizó el calificativo “pitiyanqui”,
expresión puertorriqueña acuñada por el poeta Luis Llorens Torres. A partir del
acento de esa expresión que acompaña al pueblo venezolano podemos atender a su significado
próximo al lenguaje popular: signo de resistencia y coraje frente a las agresiones
imperialistas y antes las posiciones genuflexas de los partidarios del servilismo
neocolonial. Para Don Mario “pitiyanqui “resulta algo así como yanquicito, yanquizuelo”.
La
obra y el pensamiento de Mario Briceño Iragorry gozan de vigencia orgánica que la
mayoría de los infieles tendieron a disminuir con descalificativos y algo más, como
lo fue el atentado que en su contra infligieron las fuerzas oscurantistas de la
dictadura, allá en el exilio, lejos de su patria. Una obra vigente al servicio del
pueblo. Una laboral pastoral y educativa de profunda vocación religiosa conducida
por la más irreverente posición antiimperialista. De esa manera llegó a darse una
disposición álmica entre la palabra y la acción, entre el pueblo y el ímpetu de
soñar una patria libre y soberana, entre lo apolíneo y la desgarradura ontológica.
La vigencia intelectual del militante de la palabra y de la responsabilidad social
y participativa en los asuntos del pueblo. La obra de Mario Briceño Iragorry es
un patrimonio para quienes heredamos la patria, su legado y valentía, sus méritos
y sus defectos, y decir también, el ejemplo digno de su afabilidad, templanza, al
ser ejecutor de un singular destino en sí mismo y con la patria toda.
Un libro para la infancia y la juventud
latinoamericana
Lecturas
venezolanas (2007) es un libro reeditado por la Fundación
El perro y la rana, Colección Historias. Mario Briceño Iragorry en este bello libro
invita al lector a conocer y sentir la patria. La escogencia de los textos reunidos
da pie para consideraciones de índole general y sobre el alcance de la íntima resonancia
de las letras venezolanas. Pero lo más importante de la selección de los escritos
consiste en las temáticas diversas que Don Mario elige con el fin de poner delante
de los jóvenes lectores los hombres de lo público y de la guerra, las versiones
de la historia, la naturaleza, el lugar de origen, la poesía, los orígenes, los
oficios. El imaginario y las imágenes de la patria venezolana. Briceño Iragorry
construye pequeños textos y otros de mayor extensión cuyo objetivo consiste en poner
al alcance de los lectores el conocimiento de nuestra historia, el pensamiento de
los hombres de la república de la cultura y de nuestros procesos independentistas.
Para
Briceño Iragorry el niño es el lector ideal: la convocatoria de la experiencia de
la infancia garantiza una lectura perdurable, espontánea y lúdica de las historias
y de los héroes que da cuenta de una geopoética de los afectos, de un acercamiento
a escrituras fundacionales de nuestro acervo literario, memorialístico e independentista.
En la explicativa a la primera edición (1926), Don Mario se propone por objeto reencontrar
la intimidad de la infancia y el sentimiento de continuidad intelectiva a través
del acto de leer. Qué invita el escritor trujillano, a leer “trozos literarios de
nuestros escritores, para que el niño se familiarice con el nombre de algunos de
ellos (…) nada más lógico que cuando el niño sepa leer, dirija sus miradas a nuestros
propios escritores: esto, a más de realizar un fin patriótico, contribuirá a preparar
la cultura del alumno para ulteriores estudios de la literatura”.
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Julio Borromé (Venezuela, 1970). Poeta, Investigador y Ensayista. Coordinador de la “Cátedra Mario Briceño Iragorry”, Trujillo. Magister en Literatura Latinoamericana por la Universidad de los Andes. Núcleo “Rafael Rangel”, Trujillo. Colaborador permanente de los Suplementos Culturales Letras Ccs y Pie de Página. De sus libros de ensayos: Escritos desde el monasterio (De libros, lectores y cultura) (2009). Los Intelectuales y la filosofía de lo popular (2013). Hacia una filosofía del mestizo y el desencuentro de los géneros en la obra de José Manuel Briceño Guerrero (2013). Crítica de la Lectura Instrumental. Del sentido, la interpretación y el libro en Venezuela (2014). América Latina: ecología, liberación y utopía (2019). De sus libros de poemas: Tiempo de pájaros dormidos (2002). Camisa de plumas (2004). Salmos al exilio (2006). Desnuda te ves más alta (2007). Genealogía del bosque (2010). Metafísica del tartamudo (2013). Ha sido Ganador de la Primera Bienal de Poesía Manuel Felipe Rugeles. Ganador de la Primera Edición de la Bienal de Poesía Gustavo Pereira. Co-Ganador de la Primera Bienal de ensayo Félix Armando Núñez. Ganador del Concurso de Becas de Estímulo a la Creación Literaria (CENAL). Sus ensayos, poemas, artículos y ponencias han sido publicados y leídos en Venezuela y fuera de las fronteras.
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SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO
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Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 183 | outubro de 2021
Curadoria: Gabriel Jiménez Emán (Venezuela, 1950)
Artista convidado: Ricardo Domínguez (Venezuela, 1956-2014)
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