quarta-feira, 17 de novembro de 2021

AGULHA REVISTA DE CULTURA # 187 – novembro de 2021

 

• EDITORIAL – PARTITURAS DEL MARAVILLOSO: NICARAGUA

 


Aquí estamos con una nueva edición de la serie “Partituras del maravilloso”, esta vez dedicada a Nicaragua, un país que trago en mi corazón por incontables razones, y no podría ser mejor que tener esta edición a cargo de mi querida poeta, Daisy Zamora. La presentación de maravillas de su país está firmada por ella, pero quiero aquí destacar la pintura fascinante de Berta Marenco (Nicaragua, 1949), la artista invitada de esta edición. Ella misma me dijo, en nuestro primer encuentro: No te oculto la alegría de saber que mis obras te han tocado, cumpliendo el propósito, que pretendo, al imprimir en ellas, mi yo, desde mis más lejanos recuerdos, hasta mis más sentidas vivencias. Soy fiel defensora de la naturaleza. De ésta hermosa tierra Madre que, girando al rededor del sol, nos regala fenómenos de luz, color, lluvia, relámpagos y mareas. Auroras boreales bellísimas que quisiera vivir por la eternidad. A su respecto quiero dejar aquí las palabras del crítico de arte Carlos Alemán Ocampo:

Cada expresión del arte tiene sus particularidades y sus propios delirios y enfrentamientos.

La música puede repetir la obra de un gran maestro y siempre será un deleite. Además, la realización de la música es el concierto.

En cambio, la pintura es la permanente búsqueda de la originalidad surgida de los propios sentimientos, de los desgarres del alma —me decía un pintor—. Es trabajo que se lleva en solitario para luego exponer y el cuadro se defiende solo y el que observa por lo general lo hace desde su intimidad.

Desde hace un tiempo hemos venido siguiendo la obra de Berta Marenco y desde el primer momento captamos la intensidad creativa, una intensidad apasionada, que se resuelve con la firmeza de fajarse con las matizaciones tonales de un azul frio y fantasmal o amarillo que se resuelve en fuego candente que en algunos momentos hace arder el agua misma.

Berta se dirige a sus lienzos con decisión y fuerza, sin temor a los colores y al manejo de la luz. Ilumina sus cuadros a base de la matización del color. Creatividad es su credo que a veces hace tanta falta. 

Los Editores

 

DAISY ZAMORA | Elogio a Nicaragua

 

Con un pedazo de cielo / mi Nicaragua se formó… dice una popular canción del compositor nicaragüense Tino López Guerra, la cual fue difundida en Latinoamérica y el mundo por el famoso cantante y actor mexicano Miguel Aceves Mejía. Hubo cronistas españoles a quienes también les pareció que en ese lugar prodigioso podría haber estado el Paraíso Terrenal, e igual opinaron sobre la belleza de Nicaragua viajeros y exploradores como Orlando W. Roberts o Paul Lévy que en siglos posteriores la conocieron, o el geólogo y naturalista Thomas Belt o el diplomático estadounidense Ephraim George Squier y hasta el escritor Mark Twain, de paso por el país en ruta a California. Y, en verdad, esta pequeña nación ubicada en el centro del istmo centroamericano y exactamente en el medio del continente americano tiene numerosas áreas protegidas y extensas reservas forestales, entre ellas Bosawás, la más grande de Centroamérica y territorio sagrado de mayangnas y miskitos, que abarca desde el noreste del departamento de Jinotega hasta la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte en la frontera con Honduras, y la Reserva de la Biosfera Río San Juan, en la frontera con Costa Rica.

El país posee, además, paisajes de exuberante hermosura, imponentes cordilleras de volcanes, fértiles valles y mesetas, ríos caudalosos, numerosas y límpidas lagunas, y dos grandes lagos cuyos nombres de origen náhuatl, Xolotlán y Cocibolca, les vienen de los gemelos míticos Xólotl y Quetzalcoatl, según afirmaba Carlos Mántica, investigador y académico nicaragüense. El Cocibolca, llamado también el Gran Lago de Nicaragua, es el mayor de América Central y tan inmenso que el conquistador español Gil González Dávila lo llamó “la mar dulce”. Es, también, el único en el mundo habitado por tiburones ―como el que atacó al poeta Pablo Antonio Cuadra y a su joven esposa cuando se bañaban en sus aguas durante su luna de miel, y del cual por suerte lograron escapar.

En el Cocibolca hay dos grandes islas: Zapatera y Ometepe. En esta última se encuentran dos volcanes, el Concepción que está activo, y el Maderas, un santuario de flora y fauna. El lago también contiene más de cuatrocientas isletas situadas en su parte noroccidental, a cuya orilla se asienta la antigua ciudad de Granada con el volcán Mombacho al fondo, otro santuario por la riqueza de su flora y fauna. En el extremo sureste del lago está el archipiélago de Solentiname, conjunto de treinta y seis islas e islotes de diferentes tamaños. En la isla Mancarrón, la más grande del archipiélago, el poeta y sacerdote revolucionario Ernesto Cardenal fundó, en 1966, una comunidad contemplativa a la que nombró Nuestra Señora de Solentiname. Los isleños, dedicados tradicionalmente a la agricultura y a la pesca, tuvieron un cambio radical de vida con la llegada de Cardenal. Por medio de las lecturas comentadas del evangelio iniciadas por él, empezó a surgir en la comunidad campesina la conciencia de que había una dictadura dinástica y criminal en Nicaragua y una gran injusticia social y económica, y también llegaron a la conclusión de que para derrocar a la dictadura de la familia Somoza y cambiar el sistema injusto de unos pocos muy ricos y la gran mayoría muy pobres, la única opción que tenían era la lucha armada. Cardenal también hizo florecer la vida cultural y las artes en la comunidad, enseñándoles a los isleños a pintar al óleo y animándolos a que copiaran lo que veían en su entorno y lo que hacían en la vida cotidiana. De esta iniciativa a la cual respondieron muchos campesinos que se convirtieron en artistas plásticos, la pintura primitiva de Solentiname llegó a ser famosa y ahora es reconocida en el mundo. En la comunidad también aprendieron a escribir poesía en los talleres creados por Cardenal con el apoyo de la poeta costarricense Mayra Jiménez, e igualmente, de él recibieron enseñanzas para crear esculturas en madera de balsa, reproduciendo animales y aves, y peces e insectos pintados en vivos colores; artesanía que ya se cuenta entre las más populares y representativas de Nicaragua. Incluido en este número está “Ernesto Cardenal en mi memoria”, mi homenaje personal al poeta y sacerdote revolucionario, por el inconmensurable legado que ha dejado en la literatura, el arte, la cultura y la historia de Nicaragua.


En su libro Nicaraguan Antiquities, el biólogo y arquéologo sueco Carl Bovallius da cuenta de la estatuaria, petroglifos y cerámica precolombina de las islas Zapatera y Ometepe y de las isletas de Granada, así como de la isla volcánica Momotombito en el lago Xolotlán, atribuidas a los Niquiranos que ocuparon las islas de Ometepe y Zapatera y el estrecho istmo de Rivas entre el Cocibolca y el Océano Pacífico.  También se refiere a la urnas funerarias, piezas de cerámica y reliquias de piedra y metal descritas por el Dr. J. F. Brandsford, y da referencias etnográficas sobre los chontales que él relaciona con la familia maya, así como de los choroteganos o cholutecas y mangues que ocupaban el territorio entre los dos grandes lagos, divididos en cuatro grupos: los cholutecas, rama desprendida de los pipiles de El Salvador y de origen tolteca, los nagrandanos, los dirianos, y los orotinas que habitaban la península de Nicoya y el territorio de Guanacaste y, finalmente, los niquiranos. Bovallius especuló que los niquiranos habían vivido en un estado de permanente hostilidad con los chorotegas.  El ensayo “Los chorotega y los nicarao en la Nicaragua prehispánica” de Amelia Barahona, arquitecta y especialista en conservación del Patrimonio Histórico, nos informa sobre esta época.

Por su ubicación estratégica en el centro de las dos Américas y también por sus características topográficas, Nicaragua ha sido objeto de la codicia y el deseo de dominación de naciones poderosas, y principalmente de los Estados Unidos de Norteamérica. El descubrimiento de oro en California en enero de 1848 y la migración masiva de cienes de miles de personas hacia ese estado durante la llamada fiebre del oro, provocó en algunos la idea de construir un canal interoceánico aprovechando el gran lago Cocibolca conectado con el Mar Caribe por medio del río San Juan. Desde entonces, la quimera del canal ha marcado en parte el destino trágico del país. En El espejo enterrado, Carlos Fuentes lo resume así: …ninguna nación centroamericana o del Caribe sufrió humillaciones más prolongadas que la República de Nicaragua, primero ocupada por el filibustero William Walker en 1857, y luego, casi continuamente, invadida y ocupada por los Estados Unidos entre 1909 y 1933, cuando el líder nacionalista César Augusto Sandino fue asesinado y su asesino, Anastasio Somoza, colocado en el poder en Nicaragua con apoyo de la infantería de marina norteamericana, donde él y su familia reinarían hasta su derrota por la revolución sandinista en 1979. La literatura nicaragüense, desde antes de Darío y posterior a Cardenal, ha sido y sigue siendo marcada por los vaivenes trágicos de nuestra historia patria. El ensayo de Amelia Mondragón, “El primer legado de Joaquín Pasos: Breve suma”, muestra cómo la guerra civil de 1926-27 y sus secuelas determinan aspectos particulares de la estética vanguardista de Pasos.

Quienes nos comprometimos a fondo con la lucha común del pueblo nicaragüense, muchos exponiendo la vida y siendo obra del azar el no haberla perdido en el transcurso de esa lucha, pertenecemos a una generación singular ―la de la revolución de 1979 que derrocó al somocismo y también vivió durante el período revolucionario de los años ochenta, otra guerra civil entre el FSLN y la resistencia o contrarrevolución―. Esa época trascendental en la historia de Nicaragua también marcó la creación literaria y artística. En la entrevista “Luis Enrique Mejía Godoy: conversaciones con un trovador errante”, el cantautor nicaragüense cuenta a Floriano Martins y Mónica Saldías sobre el Movimiento de la Nueva Canción y el auge de la canción protesta o canción social.

“La novela nicaragüense en el siglo XXI: globalización y provincialismo”, es un abarcador ensayo de Nicasio Urbina sobre el desarrollo de la novela en Nicaragua desde los años cuarenta del siglo pasado hasta la actualidad, destacando el aporte de autores que retratan los valores trastocados de la sociedad nicaragüense plagada por la corrupción, la dominación patriarcal, y el uso de la violencia para resolver los problemas interpersonales.

Expresión y resultado de los antivalores antes señalados son las hijas e hijos ilegítimos de padres ausentes, lo cual, a su vez tiene un efecto social que se proyecta y difunde en distintos ámbitos ―incluido el modo de hacer política en el país―, tal como lo argumenta Roberto Carlos Pérez en “Padre nuestro: perfil de un sandinista”. A la vez que reflexionamos sobre la historia de Nicaragua y el desarrollo de la sociedad, es válido preguntarnos por nuestra identidad. Francisco Larios aventura una respuesta a esta interrogante en “El nicaragüense”.

He incluido en este número el magistral ensayo de José Coronel Urtecho, “Elogio de la cocina nicaragüense”, que describe y explica la triple vertiente española, americana y africana que nutre nuestra cultura y se expresa en la tradición culinaria nicaragüense, así como el valioso aporte de Sergio Ramírez, que nos cuenta del gusto de Rubén Darío por la buena mesa en “La décima musa”.

Las estupendas pinturas que ilustran esta edición, son de la artista plástica nicaragüense Berta Marenco, de cuya obra extraordinaria escribe Víctor Chavarría en “Berta Marenco o la gran revelación de la pintura nicaragüense”.

Este número sobre Nicaragua integra “Partituras del maravilloso”, la serie de Agulha Revista de Cultura de veinte ediciones dedicadas cada una de ellas a un país iberoamericano. Debo agradecer muy especialmente, la paciencia del querido amigo y magnífico editor y promotor de nuestra literatura, Floriano Martins, cuyo entusiasmo y motivación no decayó nunca en tantos meses de esperar la entrega de las colaboraciones. 



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• ÍNDICE

 

AMELIA BARAHONA CUADRA | Los chorotega y los nicarao en la Nicaragua prehispánica

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/amelia-barahona-cuadra-los-chorotega-y.html

 

AMELIA MONDRAGÓN | El primer legado de Joaquín Pasos: breve suma

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/amelia-mondragon-el-primer-legado-de.html

 

DAISY ZAMORA | Ernesto Cardenal en mi memoria

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/daisy-zamora-ernesto-cardenal-en-mi.html

 

FLORIANO MARTINS, MÓNICA SALDÍAS | Luis Enrique Mejía Godoy: conversaciones con un trovador errante

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/floriano-martins-monica-saldias-luis.html

 

FRANCISCO J. LARIOS | El nicaragüense

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/francisco-j-larios-el-nicaraguense.html

 

JOSÉ CORONEL URTECHO | Elogio de la cocina nicaragüense

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/jose-coronel-urtecho-elogio-de-la.html

 

NICASIO URBINA | La novela nicaragüense en el siglo XXI: globalización y provincialismo

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/nicasio-urbina-la-novela-nicaraguense.html

 

ROBERTO CARLOS PÉREZ | Padre nuestro: perfil de un sandinista

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/roberto-carlos-perez-padre-nuestro.html

 

SERGIO RAMÍREZ | La décima musa

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/sergio-ramirez-la-decima-musa.html

 

VÍCTOR CHAVARRÍA | Berta Marenco o la gran revelación de la pintura nicaragüense

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/victor-chavarria-berta-marenco-o-la.html 

 

 




Berta Marenco

 

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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 187 | novembro de 2021

Curadoria: Daisy Zamora (Nicarágua, 1950)

Artista convidada: Berta Marenco (Nicarágua, 1949)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2021

 

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