• EDITORIAL – PARTITURAS DEL MARAVILLOSO:
NICARAGUA
Cada expresión del arte tiene
sus particularidades y sus propios delirios y enfrentamientos.
La música puede repetir la
obra de un gran maestro y siempre será un deleite. Además, la realización de la
música es el concierto.
En cambio, la pintura es la
permanente búsqueda de la originalidad surgida de los propios sentimientos, de los
desgarres del alma —me decía un pintor—. Es trabajo que se lleva en solitario para
luego exponer y el cuadro se defiende solo y el que observa por lo general lo hace
desde su intimidad.
Desde hace un tiempo hemos
venido siguiendo la obra de Berta Marenco y desde el primer momento captamos la
intensidad creativa, una intensidad apasionada, que se resuelve con la firmeza de
fajarse con las matizaciones tonales de un azul frio y fantasmal o amarillo que
se resuelve en fuego candente que en algunos momentos hace arder el agua misma.
Berta se dirige a sus lienzos con decisión y fuerza, sin temor a los colores y al manejo de la luz. Ilumina sus cuadros a base de la matización del color. Creatividad es su credo que a veces hace tanta falta.
Los Editores
DAISY ZAMORA | Elogio a Nicaragua
Con un pedazo de cielo / mi Nicaragua se formó… dice una popular canción del compositor nicaragüense Tino López Guerra, la cual
fue difundida en Latinoamérica y el mundo por el famoso cantante y actor mexicano
Miguel Aceves Mejía. Hubo cronistas españoles a quienes también les pareció que
en ese lugar prodigioso podría haber estado el Paraíso Terrenal, e igual opinaron
sobre la belleza de Nicaragua viajeros y exploradores como Orlando W. Roberts o
Paul Lévy que en siglos posteriores la conocieron, o el geólogo y naturalista Thomas
Belt o el diplomático estadounidense Ephraim George Squier y hasta el escritor Mark
Twain, de paso por el país en ruta a California. Y, en verdad, esta pequeña nación
ubicada en el centro del istmo centroamericano y exactamente en el medio del continente
americano tiene numerosas áreas protegidas y extensas reservas forestales, entre
ellas Bosawás, la más grande de Centroamérica y territorio sagrado de mayangnas
y miskitos, que abarca desde el noreste del departamento de Jinotega hasta la Región
Autónoma de la Costa Caribe Norte en la frontera con Honduras, y la Reserva de la
Biosfera Río San Juan, en la frontera con Costa Rica.
El país posee, además, paisajes de exuberante
hermosura, imponentes cordilleras de volcanes, fértiles valles y mesetas, ríos caudalosos,
numerosas y límpidas lagunas, y dos grandes lagos cuyos nombres de origen náhuatl,
Xolotlán y Cocibolca, les vienen de los gemelos míticos Xólotl y Quetzalcoatl, según
afirmaba Carlos Mántica, investigador y académico nicaragüense. El Cocibolca, llamado
también el Gran Lago de Nicaragua, es el mayor de América Central y tan inmenso
que el conquistador español Gil González Dávila lo llamó “la mar dulce”. Es, también,
el único en el mundo habitado por tiburones ―como el que atacó al poeta Pablo Antonio
Cuadra y a su joven esposa cuando se bañaban en sus aguas durante su luna de miel,
y del cual por suerte lograron escapar.
En el Cocibolca hay dos grandes islas: Zapatera
y Ometepe. En esta última se encuentran dos volcanes, el Concepción que está activo,
y el Maderas, un santuario de flora y fauna. El lago también contiene más de cuatrocientas
isletas situadas en su parte noroccidental, a cuya orilla se asienta la antigua
ciudad de Granada con el volcán Mombacho al fondo, otro santuario por la riqueza
de su flora y fauna. En el extremo sureste del lago está el archipiélago de Solentiname,
conjunto de treinta y seis islas e islotes de diferentes tamaños. En la isla Mancarrón,
la más grande del archipiélago, el poeta y sacerdote revolucionario Ernesto Cardenal
fundó, en 1966, una comunidad contemplativa a la que nombró Nuestra Señora de Solentiname.
Los isleños, dedicados tradicionalmente a la agricultura y a la pesca, tuvieron
un cambio radical de vida con la llegada de Cardenal. Por medio de las lecturas
comentadas del evangelio iniciadas por él, empezó a surgir en la comunidad campesina
la conciencia de que había una dictadura dinástica y criminal en Nicaragua y una
gran injusticia social y económica, y también llegaron a la conclusión de que para
derrocar a la dictadura de la familia Somoza y cambiar el sistema injusto de unos
pocos muy ricos y la gran mayoría muy pobres, la única opción que tenían era la
lucha armada. Cardenal también hizo florecer la vida cultural y las artes en la
comunidad, enseñándoles a los isleños a pintar al óleo y animándolos a que copiaran
lo que veían en su entorno y lo que hacían en la vida cotidiana. De esta iniciativa
a la cual respondieron muchos campesinos que se convirtieron en artistas plásticos,
la pintura primitiva de Solentiname llegó a ser famosa y ahora es reconocida en
el mundo. En la comunidad también aprendieron a escribir poesía en los talleres
creados por Cardenal con el apoyo de la poeta costarricense Mayra Jiménez, e igualmente,
de él recibieron enseñanzas para crear esculturas en madera de balsa, reproduciendo
animales y aves, y peces e insectos pintados en vivos colores; artesanía que ya
se cuenta entre las más populares y representativas de Nicaragua. Incluido en este
número está “Ernesto Cardenal en mi memoria”, mi homenaje personal al poeta y sacerdote
revolucionario, por el inconmensurable legado que ha dejado en la literatura, el
arte, la cultura y la historia de Nicaragua.
En su libro Nicaraguan Antiquities,
el biólogo y arquéologo sueco Carl Bovallius da cuenta de la estatuaria,
petroglifos y cerámica precolombina de las islas Zapatera y Ometepe y de las
isletas de Granada, así como de la isla volcánica Momotombito en el lago
Xolotlán, atribuidas a los Niquiranos que ocuparon las islas de Ometepe y
Zapatera y el estrecho istmo de Rivas entre el Cocibolca y el Océano
Pacífico. También se refiere a la urnas
funerarias, piezas de cerámica y reliquias de piedra y metal descritas por el
Dr. J. F. Brandsford, y da referencias etnográficas sobre los chontales que él
relaciona con la familia maya, así como de los choroteganos o cholutecas y mangues
que ocupaban el territorio entre los dos grandes lagos, divididos en cuatro
grupos: los cholutecas, rama desprendida de los pipiles de El Salvador y de
origen tolteca, los nagrandanos, los dirianos, y los
orotinas que habitaban la península de Nicoya y el territorio de Guanacaste y,
finalmente, los niquiranos. Bovallius especuló que los niquiranos habían vivido
en un estado de permanente hostilidad con los chorotegas. El ensayo “Los chorotega y los nicarao en la
Nicaragua prehispánica” de Amelia Barahona, arquitecta y especialista en
conservación del Patrimonio Histórico, nos informa sobre esta época.
Por su ubicación estratégica en el centro
de las dos Américas y también por sus características topográficas, Nicaragua ha
sido objeto de la codicia y el deseo de dominación de naciones poderosas, y principalmente
de los Estados Unidos de Norteamérica. El descubrimiento de oro en California en
enero de 1848 y la migración masiva de cienes de miles de personas hacia ese estado
durante la llamada fiebre del oro, provocó
en algunos la idea de construir un canal interoceánico aprovechando el gran lago
Cocibolca conectado con el Mar Caribe por medio del río San Juan. Desde entonces,
la quimera del canal ha marcado en parte el destino trágico del país. En El espejo
enterrado, Carlos Fuentes lo resume así: …ninguna nación centroamericana
o del Caribe sufrió humillaciones más prolongadas que la República de Nicaragua,
primero ocupada por el filibustero William Walker en 1857, y luego, casi continuamente,
invadida y ocupada por los Estados Unidos entre 1909 y 1933, cuando el líder nacionalista
César Augusto Sandino fue asesinado y su asesino, Anastasio Somoza, colocado en
el poder en Nicaragua con apoyo de la infantería de marina norteamericana, donde
él y su familia reinarían hasta su derrota por la revolución sandinista en 1979.
La literatura nicaragüense, desde antes de Darío y posterior a Cardenal, ha sido
y sigue siendo marcada por los vaivenes trágicos de nuestra historia patria. El
ensayo de Amelia Mondragón, “El primer legado de Joaquín Pasos: Breve suma”, muestra
cómo la guerra civil de 1926-27 y sus secuelas determinan aspectos particulares
de la estética vanguardista de Pasos.
Quienes nos comprometimos a fondo con la
lucha común del pueblo nicaragüense, muchos exponiendo la vida y siendo obra del
azar el no haberla perdido en el transcurso de esa lucha, pertenecemos a una generación
singular ―la de la revolución de 1979 que derrocó al somocismo y también vivió durante
el período revolucionario de los años ochenta, otra guerra civil entre el FSLN y
la resistencia o contrarrevolución―. Esa época trascendental en la historia de Nicaragua
también marcó la creación literaria y artística. En la entrevista “Luis Enrique
Mejía Godoy: conversaciones con un trovador errante”, el cantautor nicaragüense
cuenta a Floriano Martins y Mónica Saldías sobre el Movimiento de la Nueva Canción
y el auge de la canción protesta o canción social.
“La novela nicaragüense en el siglo XXI:
globalización y provincialismo”, es un abarcador ensayo de Nicasio Urbina sobre
el desarrollo de la novela en Nicaragua desde los años cuarenta del siglo pasado
hasta la actualidad, destacando el aporte de autores que retratan los valores trastocados
de la sociedad nicaragüense plagada por la corrupción, la dominación patriarcal,
y el uso de la violencia para resolver los problemas interpersonales.
Expresión y resultado de los antivalores
antes señalados son las hijas e hijos ilegítimos de padres ausentes, lo cual, a
su vez tiene un efecto social que se proyecta y difunde en distintos ámbitos ―incluido
el modo de hacer política en el país―, tal como lo argumenta Roberto Carlos Pérez
en “Padre nuestro: perfil de un sandinista”. A la vez que reflexionamos sobre la
historia de Nicaragua y el desarrollo de la sociedad, es válido preguntarnos por
nuestra identidad. Francisco Larios aventura una respuesta a esta interrogante en
“El nicaragüense”.
He incluido en este número el magistral
ensayo de José Coronel Urtecho, “Elogio de la cocina nicaragüense”, que describe
y explica la triple vertiente española, americana y africana que nutre nuestra cultura
y se expresa en la tradición culinaria nicaragüense, así como el valioso aporte
de Sergio Ramírez, que nos cuenta del gusto de Rubén Darío por la buena mesa en
“La décima musa”.
Las estupendas pinturas que ilustran esta
edición, son de la artista plástica nicaragüense Berta Marenco, de cuya obra extraordinaria
escribe Víctor Chavarría en “Berta Marenco o la gran revelación de la pintura nicaragüense”.
Este número sobre Nicaragua integra “Partituras del maravilloso”, la serie de Agulha Revista de Cultura de veinte ediciones dedicadas cada una de ellas a un país iberoamericano. Debo agradecer muy especialmente, la paciencia del querido amigo y magnífico editor y promotor de nuestra literatura, Floriano Martins, cuyo entusiasmo y motivación no decayó nunca en tantos meses de esperar la entrega de las colaboraciones.
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• ÍNDICE
AMELIA
BARAHONA CUADRA | Los chorotega y los nicarao en la Nicaragua prehispánica
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/amelia-barahona-cuadra-los-chorotega-y.html
AMELIA
MONDRAGÓN | El primer legado de Joaquín Pasos: breve suma
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/amelia-mondragon-el-primer-legado-de.html
DAISY
ZAMORA | Ernesto Cardenal en mi memoria
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/daisy-zamora-ernesto-cardenal-en-mi.html
FLORIANO MARTINS, MÓNICA SALDÍAS | Luis Enrique Mejía Godoy: conversaciones con un
trovador errante
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/floriano-martins-monica-saldias-luis.html
FRANCISCO
J. LARIOS | El nicaragüense
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/francisco-j-larios-el-nicaraguense.html
JOSÉ
CORONEL URTECHO | Elogio de la cocina nicaragüense
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/jose-coronel-urtecho-elogio-de-la.html
NICASIO
URBINA | La novela nicaragüense en
el siglo XXI: globalización y provincialismo
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/nicasio-urbina-la-novela-nicaraguense.html
ROBERTO
CARLOS PÉREZ | Padre nuestro: perfil
de un sandinista
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/roberto-carlos-perez-padre-nuestro.html
SERGIO
RAMÍREZ | La décima musa
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/sergio-ramirez-la-decima-musa.html
VÍCTOR
CHAVARRÍA | Berta Marenco o la gran revelación de la pintura nicaragüense
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/victor-chavarria-berta-marenco-o-la.html
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Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 187 | novembro de 2021
Curadoria: Daisy Zamora (Nicarágua, 1950)
Artista convidada: Berta Marenco (Nicarágua, 1949)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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