segunda-feira, 6 de dezembro de 2021

AGULHA REVISTA DE CULTURA # 191 – dezembro de 2021

 

• EDITORIAL – PARTITURAS DEL MARAVILLOSO: REPÚBLICA DOMINICANA

 

SOLEDAD ÁLVAREZ | Una isla que es muchas islas 

 


Pensar y escribir sobre mi país, República Dominicana, y su cultura en el Siglo XXI es entrar en el laberinto de las incertidumbres. Han sido tantos y en tan corto tiempo los profundos cambios económicos y sociales, y en la vida individual, tan enceguecedor el relumbrón del progreso, la multiplicidad de signos yuxtapuestos de una modernidad más inventada que real, que aturdidos necesitaríamos el hilo de Ariadna para no perdernos y llegar al centro donde nos espera, como el minotauro, la isla esencial con sus rostros nuevos, el histórico desafío.       

República Dominicana ocupa las dos terceras partes de La Española, segunda isla más grande de Las Antillas, en el Caribe. Si la condición de isla, como afirma Fernando Aínsa, más allá de la determinación geográfica es también un modo peculiar de enfrentar la existencia, una “manera de encarar el cosmos”; si la insularidad, esa “maldita circunstancia del agua por todas partes” a la que se refirió de manera memorable el cubano Virgilio Piñera condiciona la sensibilidad del hombre isleño, su vivir hacia dentro según el dominicano Manuel Rueda, su  capacidad para enfrentar las adversidades y asumir las paradojas: mar/tierra, encierro/libertad, aislamiento/migración, la primera incertidumbre que define a los dominicanos y ha marcado nuestra cultura es la que surge de la isla dividida, de la existencia de dos países con dos lenguas, dos culturas, dos Estados diferentes en un territorio pequeño rodeado por el agua. No es este el espacio para resumir los acontecimientos que hicieron posible la singularidad. Baste señalar el sello de la tensión histórica agravada en las últimas décadas por las cada vez más abismales diferencias que hacen de la República Dominicana la primera economía de América Central y del Caribe, y de Haití el más pobre de los países de América. Mientras en el lado oriental de la isla, el destino turístico más conocido y visitado de Centroamérica y el Caribe, apuntalado por una democracia que aunque defectuosa y empañada por la desigualdad y la corrupción  ha logrado mantener la estabilidad, recibió en 2019 más de seis millones de visitantes, y en 2021, a pesar de la pandemia cerca de 5 millones de turistas desparramados en los miles de hoteles y playas paradisíacas, en la parte occidental un pueblo agoniza víctima de las élites económicas, la clase política y las catástrofes naturales, abandonado por la comunidad internacional, por sus dioses negros y blancos.

Isla de contrastes y dualidades. Isla negada en dos medias islas inexorablemente compelidas a mirarse y entenderse, pero de espaldas a esa otra en relación con la cual nos definimos. Islas múltiples. La más conocida por su valor de cambio la isla de paisajes deslumbrantes, de innumerables playas azuliblancas, valles recubiertos del verde furioso de los árboles, altas montañas vestidas de escarcha, y hasta desiertos y dunas de fina arena y mangles espejeantes por el sol. “República Dominicana lo tiene todo” reza el equívoco lema turístico aderezado de merengue, bachata y ron.  Pero también hay islas regionales, tan distintas entre sí dentro del territorio de la media isla que cada una parece otro país, y en las que todavía sobreviven modos y manifestaciones culturales propios en la gastronomía, el folklore, carnaval, ritos y prácticas mágico religiosas; islas urbanas como microcosmos o anillos en ciudades de ilustre estirpe colonial o de reciente desarrollo, barrios marginados acogotados por la miseria, barrios populares y bulliciosos, zonas residenciales de casas opulentas, modernos edificios y centros comerciales a poca distancia del comercio informal.  islas reales e imaginadas en las que escribimos nuestros sueños sin que “el triunfo del devenir” haya podido vencer a nuestros demonios.

La conciencia de isla es reciente en las últimas generaciones dominicanas. Durante mucho tiempo vivimos no solo de espaldas a Haití sino también al mar. Están ahí, son parte nuestra y podría pensarse que por esa razón los ignorábamos. Sin embargo, aparecen en nuestra literatura en los años posteriores a la guerra restauradora de 1868, momento de fijación de la conciencia de la nacionalidad, señala Pedro Henríquez Ureña, y del ideario antillanista de Hostos, Luperón, Betances, Martí, Maceo; luego, durante los treinta años de la dictadura trujillista ­–excepción hecha de La Poesía Sorprendida–, desaparecen sepultados por su nacionalismo excluyente y aislacionista; y si en los años del despertar democrático y las luchas libertarias, abiertas las puertas y ventanas al mundo nos descubrimos integrantes del Caribe, reconociendo la presencia negra en nuestra cultura, el giro no pudo trascender las capillas de la izquierda. Tuvo que llegar el maremoto de la crisis de los ochenta, con la consiguiente migración económica tras el sueño americano, en la que las peligrosas yolas marcan el encuentro fatal con el mar, y más tarde la revolución que ha significado el encuentro de la piedra filosofal del turismo, “el gran cambio” con las rupturas en el tejido social, para que nos reconociéramos condenados y salvados por la isla, y obligados a salir de nosotros mismos por la violencia del capitalismo salvaje y la globalización, enfrentáramos los nuevos, cambiantes rostros de la realidad.


El arte y la literatura dominicanos del presente siglo dan cuenta de las disímiles realidades, identidades e imaginarios que conforman la nueva insularidad. De nuestra forma de vivir y de pensar, de trabajar y relacionarnos, de experimentar el arte y resistir. Con un vigor del que no estamos del todo consciente, y manifiesta criticidad. Así lo evidencian los textos de los escritores dominicanos a quienes hemos pedido nos acompañen en esta edición de Agulha Revista de Cultura que gracias a la generosidad y al compromiso de Floriano Martins con la difusión de la cultura de nuestra América, entregamos con la esperanza de seguir tendiendo puentes entre la isla y la patria latinoamericana. José Alcántara Almánzar nos ofrece una visión crítica de la cultura dominicana, pone el dedo en la llaga de sus aspectos más ominosos. Basilio Belliard hace un recorrido por la historia del ensayo en nuestras letras, género en el que, a su entender, la nacionalidad, la identidad y el problema migratorio son los ejes temáticos de los últimos treinta años. Plinio Chahín expone sobre “Los medios no tradicionales del arte dominicano”, su situación actual y disyuntivas frente a la desaparición tanto del no conformismo de los artistas como del grito individualista.  Pedro Delgado Malagón recupera las noches de la ciudad, su música, bares y sueños; mientras José Mármol, en “Poesía y diversidad en un mundo digitalizado”, hace énfasis en el deber de defender la poesía en su calidad de la más elevada expresión estética de una lengua. Manuel Mora Serrano, conocedor cabal de las vanguardias, aporta valiosas informaciones y documentos sobre el tema “Cómo y cuándo se conoció el futurismo en Latinoamérica y Santo Domingo”, revela datos inéditos sobre ese importante momento de nuestra historia literaria, y explica el escaso reconocimiento de Marinetti por los vanguardistas latinoamericanos. Sobre la novela dominicana del siglo XIX, Médar Serrata explora el tratamiento del espacio público en Guanuma (1914), de Federico García Godoy, y La Sangre: Una vida bajo la tiranía (1913) de Tulio Manuel Cestero. La música, elemento central de la cultura dominicana, expresión de identidad, no podía estar ausente en nuestro dossier. La bachata, el popular género musical y bailable dominicano, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2019, es abordada por Alejandro Paulino Ramos en acuciosa y erudita investigación a partir de las raíces y el sincretismo de la cultura dominicana. El crítico de arte Amable López Meléndez escribe sobre nuestro artista invitado, José–Chichi–García Cordero, y su última, disruptiva y provocadora exposición individual Opera negra, destacando la asombrosa libertad expresiva y virtuosismo imaginativo que reafirman a García Cordero como uno de los máximos exponentes del arte latinoamericano de la actualidad, brillante renovador de la figuración crítica internacional. Finalmente, incluyo de mi autoría un ensayo sobre el ensayista, maestro, humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña, fundador de la crítica literaria latinoamericana y figura central del pensamiento y la conformación de nuestra cultura.

Gracias a José García Cordero y a los autores que atendieron nuestro llamado. Gracias a Floriano Martins por su amistad y paciente espera.

 



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• ÍNDICE

 

ALEJANDRO PAULINO RAMOS | La bachata dominicana y el sincretismo en la música caribeña

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/alejandro-paulino-ramos-la-bachata.html

 

AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ | José García Cordero después de la pesadilla

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/amable-lopez-melendez-jose-garcia.html

 

BASILIO BELLIARD | El ensayo en las letras dominicanas

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/basilio-belliard-el-ensayo-en-las.html

 

JOSÉ ALCÁNTARA ALMÁNZAR | Una mirada a la cultura dominicana

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/jose-alcantara-almanzar-una-mirada-la.html

 

JOSÉ MÁRMOL | Poesía y diversidad en un mundo globalizado

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/jose-marmol-poesia-y-diversidad-en-un.html

 

MANUEL MORA SERRANO | Cómo y cuándo se conoció el Futurismo en Latinoamérica y en Santo Domingo

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/manuel-mora-serrano-como-y-cuando-se.html

 

MÉDAR SERRATA | Noticias de Cosmópolis:  La ciudad de Santo Domingo entre las ruinas y la modernidad

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/medar-serrata-noticias-de-cosmopolis-la.html

 

PEDRO DELGADO MALAGÓN | Conjeturas de la noche

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/pedro-delgado-malagon-conjeturas-de-la.html

 

PLINIO CHAHÍN | Los medios no tradicionales en el arte dominicano

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/plinio-chahin-los-medios-no.html

 

SOLEDAD ÁLVAREZ | Pedro Henríquez Ureña: una conversación que no termina

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/soledad-alvarez-pedro-henriquez-urena.html 

 

 






 

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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 191 | dezembro de 2021

Curadoria: Soledad Alvarez (República Dominicana, 1950)

Artista convidado: José García Cordero (República Dominicana, 1951)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2021

 

Visitem também:

Atlas Lírico da América Hispânica

Conexão Hispânica

Escritura Conquistada

 


Um comentário:

  1. Excelente editorial, un abrebocas delicioso antes de internarnos en la lectura de Agulha Revista de Cultura con este dossier dedicado a la República Dominicana

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