∞ editorial | La pobre verdad de nuestras
vidas
01 | Los últimos retratos resucitarán
al final de la tormenta para registrar los rostros embrujados. El aceite de las
selvas más oscuras al que corresponden ciertas reacciones de locura. La mano resbaladiza
del terror que es el propósito de la evidencia decorada. ¿Cómo distinguir el sentido
opuesto de tantos gritos, protestas, insultos, esos estados incómodos de algunas
obras poéticas y los impulsos rotos de extraños vicios de la palidez de los héroes?
Un sorbo de histeria y las caras se convierten en conversaciones legendarias que
a menudo se interpretan como la paranoia inquieta de los delitos menores. La moralidad
es una forma insana de obsesión. La dignidad es un mimetismo que se desmenuza en
cortes sucesivos para encontrar una conclusión estoica a sus escritos. Nada es más
sorprendente que la evolución del azar. Según la infalible deducción de los reflejos,
el azar es un privilegio que representa el propósito errante de los días. Y despierta
una avalancha de profecías sexuales que se derrumban sobre apariciones místicas
e invisibles concepciones de la realidad. El azar tal vez no sea más que un
truco buscando la piedra encantada de la locura.
02 | [Fragmento de entrevista concedida
a Oleg Almeida (Bielorrusia, 1971). La entrevista se realizó en 2013.]
OA | ¿Cuál es el papel del surrealismo en tu vida? ¿Te consideras
surrealista? Si no, ¿con qué corriente literaria relacionarías tu estilo?
FM | No, no pertenezco a ninguna rama literaria. Y el surrealismo
no se limita a un aspecto literario. Declararse surrealista apenas inicia el siglo
XXI puede sonar anacrónico, un siglo que se desgasta en la fascinación tecnológica.
Realmente no me uní al Surrealismo –aunque formé parte de un grupo surrealista en
São Paulo–, pero descubrí en él una identificación que tenía sus rasgos desde mi
infancia. Creo que el surrealismo dio jaque mate a la noción misma de filiación,
incluso en desacuerdo, a veces, con las ideas de Breton. Es muy esclarecedor leer
la serie de entrevistas radiofónicas que Breton concedió a André Parinaud. Las dos
puertas esenciales del Surrealismo se llaman Sade y Lautréamont. A los 14 años me
visitó una edición portuguesa –no tenía idea de su rareza y secretismo– de 120 Días de Sodoma. Este libro me hizo sumar
todo lo que me había pasado hasta entonces, incluidas las lecturas, y fue el detonante
de una cierta y valiosa pérdida de la inocencia. Gracias a él adquirí una sugestiva
conciencia de muchos aspectos de mi vida. Que yo recuerde, incluso antes de la obra
de un Salvador Dalí, no tenía conocimiento del surrealismo. La poesía surrealista
llegó lentamente, en parte a través de Murilo Mendes, Paul Éluard y García Lorca
de Poeta en Nueva York. Lecturas individuales.
Me interesé por el surrealismo mucho más tarde, cuando descubrí el abismo existente
en la literatura brasileña en relación con Hispanoamérica. Un amigo me obsequió
la obra completa del peruano César Vallejo, volumen en cuya introducción se mencionaban
algunos poetas que me eran completamente desconocidos. El autor de este estudio
fue el peruano Américo Ferrari, a quien terminé entrevistando un día. Mi ignorancia
fue la clave. Traté de buscar libros y contactos con un hambre imparable. Algunas
personas fueron fundamentales en este primer momento: los chilenos Pedro Lastra
y Ludwig Zeller, el venezolano Eugenio Montejo, el español Jorge Rodríguez Padrón,
entre otros, fueron mi generosa estación multiplicadora. Todavía no había Internet,
por lo que la correspondencia requería una medida de obstinación impensable hoy.
Poco a poco fui comprendiendo que el Surrealismo destacaba en ese tejer de hilos
estéticos con los que iba mapeando la banda hispánica de nuestro continente. Tuve
la suerte de conocer vivos a surrealistas como el chileno Enrique Gómez-Correa y
el argentino Francisco Madariaga, entrevistándolos. Así el Surrealismo comenzó a
revelarse en otra dimensión –aquella que Madariaga consideraba más una boda que
una ruptura–, de modo que vivir con sus entresijos me llevó a constatar e historiar
la ambigüedad con la que sucedió en América. Repito estos detalles para que entiendas
que el Surrealismo no entra en mi vida como una pasión estética, digamos, sino como
la necesidad de investigar el silencio que sufrí (todavía sufro) en la cultura brasileña.
OA | En tu novela Sobras
de Deus se pueden ver claras huellas de un extenso poema en prosa, algo que
me recuerda a los bellos textos de Baudelaire, Turgenev, Lautréamont. ¿Crees en
la síntesis de las artes, es decir, en los géneros híbridos dentro del proceso de
escritura y en aquellos que trascienden este proceso, como la poesía visual? ¿Existe,
en este contexto, cierta conexión entre tus venas de escritor y de artista?
FM | No entiendo muy bien la obsesión por las clasificaciones,
siempre me parece un indicativo de pobreza de espíritu. Esta “poesía visual”, por
ejemplo. Es esencialmente sin sentido. La imagen poética presentada en forma de
metáfora es visual. La descripción de una escena, en un simple comentario sobre
una película policiaca, puede ser tanto visual como poética. El mundo sigue siendo
el mismo, representado por lo que parece ser y lo que podría ser. El mismo teatro
de siempre, el mismo escenario de imágenes desbordadas. Queda por ver cómo se comporta
el hombre –en nuestro caso particular, el artista– frente a su propio mundo. No
soy artista plástico. Durante un tiempo me ocupé del collage y ahora me fascina
la fotografía y su uso en la mezcla con el dibujo en la composición de lo que se
llama una novela gráfica. Ciertamente creo en la síntesis de las artes, aunque son
perceptibles y atractivas las líneas del horizonte que sugieren un entorno específico
para cada una de ellas. Sobras de Dios
es una novela autobiográfica. La mezcla de géneros es natural, porque mi poema se
ha enriquecido tanto con diferentes lecturas –aquí entre crónicas policiales, cine
épico, fotonovela pornográfica– que me fascina mover personajes de un entorno a
otro, componiendo una partitura que es una especie de fusión de distintas notaciones
de ritmos y colores. Sobras de Dios, en
este sentido, es poema, es teatro, es cine.
FM | ¡Qué mezcla de temas! No creo que pueda aquí, en una simple
respuesta a su afectuosa entrevista, abordar la diversidad de las “letras iberoamericanas”,
incluido Brasil. […] El poema tiene al poeta detrás. El poeta, a veces, en un mundo
de expresión caótica como el nuestro, sufre un golpe curioso: el de no responder
a la exigencia de defender su estética en un formato distinto al escrito. Ahí tenemos
una pregunta: las formas de presentación del poema. Los poetas leen mal sus poemas,
no saben comportarse en público, exageran lo que les llama la atención, no saben
ni ajustar un micrófono etc. No se trata de una “deshumanización tecnológica” o
falta de adaptación, sino de una clara falta de percepción sobre el diseño natural
del mundo en el que vivimos, cuyo asombro o deformación es enteramente nuestra responsabilidad.
No vamos ahora a culpar a Dios del estado de decrepitud existencial al que hemos
llegado. No hay colapso de nada. No tengo más que rechazo a cualquier lectura catastrófica
de la realidad. Somos mediocres porque nos hemos vuelto mediocres. Dicho esto, también
observo que estamos en un estado de mutuo desconocimiento de la cultura de nuestros
países. Somos extraños para nosotros mismos. La cultura es un reflejo de la experiencia
de vida, avanza según la diversidad e intensidad con la que nos relacionamos con
la tradición (no sólo la nuestra, aisladamente) y sus perspectivas de reajuste –intenciones,
méritos, fracasos etc. La tecnología no deshumaniza al hombre. Ella es parte del
hombre, desde la punta de flecha, el descubrimiento del fuego, hasta los catálogos
virtuales para contratar amantes. La tecnología es el rostro del hombre. Es curioso
observar que cada vez que el hombre no puede enfrentarse a su reflejo en el espejo,
culpa a la tecnología. Me encanta la cerveza fría y el teclado con el que me comunico
con el mundo (gracias a él respondo esta entrevista). No importa qué recursos usemos,
el mundo es humano. Ya sea que avance o retroceda, sigue siendo humano. Sus desgracias
y sus conquistas serán siempre humanas. Adolf Hitler y The Beatles no son extraterrestres.
03 | Travis Smith (Estados Unidos, 1970) es un artista gráfico conocido por diseñar carátulas de álbumes para bandas de heavy metal. El periódico Chronicles of Chaos lo considera sin duda uno de los artistas gráficos más talentosos del heavy metal actual. Entre 1998 y 2022 ha realizado más de 100 proyectos gráficos completos (no solo las portadas) para varias bandas de heavy metal, incluyendo Devin Townsend, Katatonia, Nevermore, Opeth, Anathema, Black Crown Initiate, Soilwork, King Diamond, Novembre, Avenged Sevenfold, Strapping. Young Lad, Perséfone, Riverside y Overkill. La base de su trabajo consiste principalmente en la creación completa del arte de cada álbum. Es conocido por un estilo oscuro e introspectivo que se basa en gran medida en la fotografía, compuesta digitalmente con varios otros medios. También se utilizan texturas acrílicas, así como acuarelas, pasando por un proceso de digitalización y posterior superposición sobre matrices fotográficas. Tenerlo con nosotros como artista invitado es una forma de reconocer la belleza de su creación. En una breve conversación, nos autorizó a utilizar todo este material.
Floriano Martins
∞ índice
ANA NEGRI | La vida circular de Unica
Zürn
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2022/07/ana-negri-la-vida-circula-de-unica-zurn.html
ANTÓNIO CÂNDIDO FRANCO | Do neo-realismo em Mário Cesariny de Vasconcelos
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DAWN ADES | Hans Arp e o relevo mágico
de sua coroa de botões
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2022/07/dawn-ades-hans-arp-e-o-relevo-magico-de.html
FLÁVIA FALLEIROS | Errância e acaso,
angústia e morte em Les Dernières nuits de
Paris, de Philippe Soupault
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2022/07/flavia-falleiros-errancia-e-acaso.html
FLORIANO
MARTINS, MÁRIO MONTAUT | Frank Zappa, absolutely free
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2022/07/floriano-martins-mario-montaut-frank.html
GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN | Chet Baker: tiernas baladas de un ángel
terrible
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2022/07/gabriel-jimenez-eman-chet-baker-tiernas.html
JOSÉ HENRIQUE FABRE ROLIM | Atemporalidade
na obra de Maria Martins
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2022/07/jose-henrique-fabre-rolim.html
JUAN CALZADILLA | Surrealismo en Venezuela: Héctor Poleo
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MÁRCIO CATUNDA
| A versatilidade luminosa de Louis Aragon
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2022/07/marcio-catunda-versatilidade-luminosa.html
ROGERIO LUZ | Murilo Mendes e o
Surrealismo
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2022/07/rogerio-luz-murilo-mendes-e-o.html
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Agulha Revista de Cultura
Série SURREALISMO SURREALISTAS # 13
Número 212 | julho de 2022
Artista convidado: Travis Smith (Estados Unidos, 1970)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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