segunda-feira, 20 de setembro de 2021

DELIA QUIÑÓNEZ | Hacia un “país forjado a miel”, en Clarivigilia primaveral, de Miguel Ángel Asturias

 


Quien quiera disfrutar de un viaje al país de la imaginación, puede hacerlo sumergiéndose en una de las obras poéticas más representativas de Miguel Ángel Asturias: Clarivigilia primaveral.

Se trata de una aventura hermosamente compleja, a la que hay que llegar con la mente dispuesta a compartir el sentimiento y el pensamiento de un escritor que renovó genialmente nuestra lengua y abrió el camino para que otros autores participaran de esa renovación literaria y prodigiosa surgida desde las entrañas de nuestra América.

El viaje no es fácil: es preciso incursionar en un lenguaje donde hay veredas ocultas y parajes donde debemos detenernos a reflexionar muchísimo para continuar el camino. Igualmente, hay manantiales de maravillosa agua cristalina, donde podemos vernos reflejados pero que, a la vez, nos exigen que descifremos sus mensajes ocultos. Es un mundo concebido desde las raíces de la antigua cultura maya que floreció en Guatemala, la cual hizo significativos aportes en astronomía, matemática, pintura, escultura, arquitectura y poesía, entre otros. Se trata de la reinvención de hechos y personajes de un universo plasmado en el contexto de nuestra historia ancestral.

 

El punto de partida

Antes de adentrarnos en ese viaje, conviene señalar que Clarivigilia primaveral es una narración poética en donde Asturias confirma su profundo conocimiento de textos fundamentales como el Popol Vuh y Los anales de Xahil, los que tradujo cuando, entre 1925 y 1929, asistía —en París— al curso “Los mitos y los dioses de la America Media”, impartido por el profesor Georges Raynaud. De manera que Asturias toma de esos textos no sólo lo que aportan históricamente, sino que los transforma en una obra de creación literaria de la más alta estirpe.


Otros aspectos que es necesario tomar en cuenta, para disfrutar ese viaje al país de la imaginación que el autor nos ofrece, es el influjo que sobre él ejercieron las corrientes vanguardistas europeas de principios del siglo XX; entre ellos, el surrealismo. Así también, la tradición literaria española, el modernismo capitaneado por Rubén Darío y el lenguaje coloquial —con su gran riqueza metafórica—, propio de la Guatemala mestiza.

 

La palabra por sí misma

Miguel Ángel Asturias construyó su magistral obra literaria, gracias a un denso proceso creativo y de un intenso trabajo de elaboración verbal que lo condujo —como se dijo antes—, al logro de una renovación lingüística que influyó de manera determinante, en la producción literaria de los autores latinoamericanos más representativos de nuestra lengua.

En Clarivigilia primaveral Asturias pone de manifiesto una original propuesta respecto del acto literario de crear; así como las razones de su palabra y la importancia del lenguaje por sí mismo. En este último sentido, sugiere que la poesía se construye no sólo con la fuerza y la magia de la sensibilidad, sino sobre la base en una arquitectura verbal trabajada por el artista a partir del lenguaje mismo.

Desde el título del libro, Asturias define la jerarquía de las palabras en el acto creador. Señala la actitud del clarividente —el artista—, que vigila en la claridad con la lozanía de la primavera, símbolo a la vez, del ser y el renacer de la creatividad.

Por otra parte, encontraremos toda una serie de recursos literarios entre los que sobresalen las repeticiones y las onomatopeyas que muchas veces se presentan sin orden convencional; todo ello, en función de una extraordinaria sonoridad desgranada a lo largo de los textos. El léxico empleado es rico en neologismos (Oropensantes Luceros, Ambimano Tatuador, Sollosollozo) que contribuyen a lo ficcional; así también, las palabras propias del mundo prehispánico son parte de un hermoso juego de elementos intangibles como la naturaleza de los personajes, con otros tan reales como el jade y la obsidiana, o la bella textura de jícaras y tatuajes.

 

Lo narrado

Miguel Ángel Asturias es, primordialmente, un poeta; quehacer que se evidencia en gran parte de su obra narrativa y, particularmente, en sus cuentos y leyendas. Rompe magistralmente con las fronteras de género y esta ruptura se manifiesta plenamente en Clarivigilia primaveral. De ahí, que los estudiosos definen este libro, publicado en 1965, como un poema épico, por el desarrollo narrativo que se expone mediante una incuestionable orfebrería poética y en medio de una naturaleza que no es otra sino la de Guatemala.

De manera pues, que vamos a viajar al país de la imaginación, o mejor dicho a un “país forjado a miel”, que es Guatemala, de la mano de personajes creados por Asturias, para narrar una historia donde los motivos claves son el arte y los artistas y su presencia desde la creación del mundo; sus hechos de vida, sus vicisitudes y la necesidad de la permanencia del arte en el mundo. Todo ello, inmerso en las fuentes de las antiguas historias de la cosmovisión maya.


Nos vamos a encontrar con aquellos muchachos que igual rescataban el canto de los pájaros, como acertaban a punzar el aire con la cerbatana; que tallaban el color y la forma con minuciosa paciencia. Y es que en el libro se conjugan esos oficios practicados por quienes Miguel Ángel Asturias llamó

 

Mágicos-Hombres-Mágicos

que se manifiestan en la casa de las Cinco Rosas,

donde el tiempo no es fecha sin flecha”.

(…)

Sagrados son,

prometedor es su prodigio,

los cuatro en un solo cuerpo,

los cuatro en un solo hombre.

 

Personajes de gran calado son: el Ambimano Tatuador, creador de quienes cultivaban la música, la escultura, la pintura y la poesía, a quienes llamó “clarivigilantes brujos, en un mundo que

 

(…) él creó con sus ojos

y tatuó con su mirada de girasol,

creó con sus manos, la real y la del sueño,

creó con su palabra, tatuaje de saliva sonora,

mundos que al quedar ciego

rescató del silencio con el caracol de sus oídos

y de la tiniebla luminosa

con su tacto de constelación apagada,

con sus dedos enjoyados de números y colibríes.

 

Las fuerzas del mal destruyen a los artistas. Pero como no es posible la vida sin ellos, los dioses crean a Cuatrocielo, que como su nombre lo indica tiene cuatro identidades y quien es igualmente perseguido por oscuros enemigos, que incendian y destruyen la tierra. Cuando ésta renace, aparece el Cazador del Aire quien advierte sobre la ausencia de las artes, pero acepta que no existe la magia por sí misma, sino solamente en el arte creado por los artistas:

 

la poesía oculta, sin palabras canta.

Es la flor del cactus, si la ven las flechas,

la flor del amatle, si la ven los ciegos,

y la flor abstracta, si la ven los ceros

con ojos redondos…

(…)

…poesía sí,

 pero no magia.

 

Cuatricielo es depositario de la poesía, la pintura, la escultura y la música. En el poema se denominan los Cuatro magos del cielo o los cuatro Mágicos-Hombres-Mágicos.

Como aparentemente Cuatricielo sólo crea arte para las deidades, los artistas se resienten y se quejan ante los Cazadores Celestes: Águila de Árboles, Águila de Luciérnaga de Sol, Águila de Fuego, Águila de Nubes y Águila de Sueños. Éste último hiere a Cuatricielo, su sangre se derrama formando un lago con piel de espejo; y, finalmente, es capturado. Entonces, cada año, al llegar la primavera, Cuatricielo debe ser herido para mantener la presencia de las artes en el mundo, con el fin de que el arte sea “el alimento de los dioses”. Los artistas quedarán encargados de crear y reinventar las artes, “porque de ellos es la aurora / primaveral de este país forjado a miel”:

 


Los de los sonidos en remojo,

clarivigilantes brujos de la música,

clarivigilantes, claridormidos, claridespiertos.

Los de los colores en remojo,

clarivigilantes brujos de la pintura

clarivigilantes, claridormidos, claridespiertos.

Los de los cantos en remojo,

clarivigilantes brujos de la poesía,

clarivigilantes, claridormidos, claridespiertos.

 

Desde el punto de vista de la historia narrada, pareciera que el viaje ha terminado. Sin embargo, Clarivigilia primaveral invita a sucesivos recorridos, precisamente porque la magia de la palabra creada y recreada por Asturias, es el sustento luminoso de esta obra de extraordinaria belleza, por medio de la cual es posible llegar a un “país forjado a miel”, que es Guatemala. 


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SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO

 























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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 181 | setembro de 2021

Artista convidada: Virginia Tentindo (Argentina, 1931)

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