• EDITORIAL – LOS OJOS SALVAJES
DE SUSANA WALD
FM | Siempre me pareció
que la evocada relación entre vida y obra por los surrealistas no se da únicamente
en aquellos creadores que están más acá de la dimensión mágica del arte, o sea,
esta relación siempre hubo en la historia de las artes. El surrealismo destaca su
imperativo en una época en que los demonios de la razón andaban por las calles de
una Europa devorada por los mecanismos de un voraz positivismo, igual como hoy se
pasa con el mundo en que vivimos, agotado por las prostituidas leyes del mercado.
¿Qué te parece el tema?
SW | Explorar esta idea
requiere un enfoque político. No es mi fuerte. Bien dices que en las artes siempre
hubo una dimensión mágica. En el romanticismo alemán y subsiguientes hay un enfoque
especial en esto.
FM | Y luego de su
respuesta seguimos con nuestro diálogo que trato aquí de ayudar a hilar. Recuerdo
un impresionante relato tuyo de algo que pasó hace tiempo, en tus palabras: Entre
las muchas catástrofes que padeció la humanidad en el siglo veinte está la guerra
civil que hubo en el Líbano. Durante ese conflicto apareció una foto en un diario
de Toronto que me golpeó y que también afectó profundamente a Ludwig Zeller. En
la foto aparece un niño con un gran parecido a nuestro hijo, Javier Zeller. Le faltan
las dos manos, y un ojo. Con el otro ojo mira la cámara. Cubierto de vendajes, el
niño está en el asiento de un avión mientras es transportado desde el Líbano a un
país adonde le habían ofrecido ser rehabilitado. Una imagen de horror que no me
abandonó durante mucho tiempo. La tuve colgada en mi taller para no olvidarla ni
un minuto. Al ver esta espantosa tragedia humana de una vida tan cruelmente cercenada,
había decidido que cualquiera cosa que yo pudiera crear en mi labor artística, visual
u otra, que no fuera alimento para el alma de ese ser torturado, no valía la pena
hacer y carecía de significado. Me he mantenido fiel a esta consigna. Por supuesto
que tu idea va más allá de la defensa de Michel Leiris al decir que la finalidad
de una obra de arte es la de hacer sensible el misterio de los elementos que ésta
pone en juego. Pero ¿cómo entiendes que se manifieste la percepción de tu consigna,
o sea, ¿cómo el público se relaciona con tu creación?
SW | Realmente no sé.
Mi motivación en hacer arte que tenga sentido para este niño torturado por la vida
es prácticamente religiosa. El niño es para mí un santo, muy a pesar suyo, una imagen
de Cristo. De este tipo de cosas se habla poco, los temas religiosos realmente no
están de moda.
FM | Luis Buñuel decía
que el azar aparece sólo una vez y casi nunca rectifica. Incluso el azar me parece
impotente. Y tú me dirás: Creo que todos nacemos por azar. Que dónde, no
importa, los nacionalismos no pueden mantener su vigencia cuando ya todos tenemos
consciencia de ser habitantes de un pequeño planeta. La vida misma que llevamos,
la que llevo, es una secuencia de azares. Existe una ilusión de albedrío, pero cualquier
poco que observamos podemos ver que nuestras decisiones y propósitos están constantemente
expuestos a intromisiones del azar. El azar, por lo demás, es simplemente manifestación
de la presencia del misterio que a su vez es fruto de nuestra incapacidad de percibir
la complejidad de los eventos simultáneos. Somos un detallito de un devenir inmensamente
superior a nosotros. ¿Crees que las dos percepciones del azar son antagónicas?
SW | Lo que es incomprensible,
lo que no puede explicar la conciencia, las manifestaciones que se dan desde el
inconsciente colectivo, lo llamamos azar.
FM | Dime ¿por qué lloran las mujeres? Por supuesto que imagino que prefieras
hablar de la dimensión milenaria del llanto.
SW | Por supuesto. Existe un tipo de llanto que
embarga a todos por igual cuando se sufre una pérdida irreparable, cuando lo perdido
no se puede aceptar, cuando se desmorona el mundo conocido y acostumbrado alrededor
de nosotros. Ese llanto puede ser momentáneo, el equilibrio puede ser recuperado,
la herida física o mental puede sanar. Pero hay un llanto más profundo, un llanto
por algo que se va en forma muy permanente, un algo que demora milenios en recuperarse.
Ese es el llanto milenario al que me refiero. Decir milenario es incluso una manera
de ocultar la verdadera extensión del tiempo de este llanto. Son por lo menos cuatro
mil quinientos años y quizás más. Hace cuarenta y cinco siglos o más que lloran
las mujeres. ¿Por qué lloran las mujeres? ¿Y qué lloran? ¿Qué lamentan?
Al parecer en los
tiempos de hace cuarenta y cinco siglos ha comenzado un cambio en la suerte de lo
femenino, dentro de la humanidad. De lo femenino en general, no tan sólo lo femenino
de las mujeres. Por esos remotos tiempos comenzó un proceso en que lo femenino dejó
de considerarse sagrado y para diez siglos más tarde se impuso la superioridad de
lo masculino y la sacralización de lo masculino con ello. Hace cuarenta y cinco
siglos todavía existía la noción de que la divinidad podía ser femenina, que el
poder todopoderoso era algo femenino, que lo más sagrado era lo femenino. Era sagrado
el agua, la tierra, era más fuerte y más poderoso que el aire y el fuego al que
también contenía. La Diosa, entidad que existió con mil nombres y formas, era más
poderosa que toda otra deidad y todo procedía de Ella. Procedían de Ella los otros
dioses y la importancia de éstos estaba en relación con Ella misma. Así estamos
entendiendo poco a poco, a medida que se nos revela en los estudios de los últimos
sesenta años, una época que se extendió durante un periodo muy largo de doce milenios
en que los seres humanos, hombres y mujeres, rendían culto a Ella.
Se conjetura que se
produjo un cambio porque surgió un grupo de humanos montados a caballo, guerreros,
valientes y violentos, a quienes Marija Gimbutas designa como los protogriegos.
Se conjetura que el cambio vino con la invención de la escritura que produjo un
cambio en la estructura misma del cerebro de los humanos como lo propone Leonard
Schlein en su libro que recopila ideas a las que él agrega el enfoque biológico.
En todo caso, para
el tiempo de hace treinta y cinco siglos comenzó en serio el cambio, se fue imponiendo
el Dios masculino, se fue también esbozando la idea del Dios inmutable y eterno,
Dios único, todopoderoso y vencedor de todas las diosas que lo precedieron.
Yo creo que cuando
se veneraban las diosas, cuando se veneraba lo femenino, las mujeres no lloraban.
No se concebía el llanto milenario. Las mujeres participaban en el poder y la dignidad
de la deidad femenina, así como ahora los hombres no lloran y participan en el poder
y la dignidad de la deidad masculina. Yo no creo que las mujeres hayan estado al
mando de todo, no creo que el tiempo anterior al patriarcado haya sido un matriarcado,
no necesariamente. Así como sobreviven animales como las iguanas, que existen desde
el tiempo de los dinosaurios que mientras tanto han desaparecido, así también sobreviven
entre la humanidad grupos cuyas culturas y religiones reflejan lo que pudo haber
sido la idea de la humanidad en los tiempos en que se veneraba deidades femeninas
y también masculinas.
Hay grupos indígenas,
algunos pequeños, como entre los indígenas de Norte América, o incluso en números
muy vastos, como los de la zona andina de América del Sur que veneran la idea de
lo femenino. Entre los descendientes de los tiempos de los Incas, están los que
antes de comer o beber convidan un poco de lo que tienen a la Pachamama, la tierra,
entidad femenina poderosa y acogedora. O hay grupos de indígenas en el norte de
los Estados Unidos en que los varones, que son los que mandan, antes de tomar sus
decisiones consultan con las mujeres ancianas de su tribu porque tienen en gran
respeto su sabiduría y sus opiniones. Yo estoy segura que la anciana a quien se
tiene en tal estima no es una mujer que llora. Es mujer que anda con la cabeza erguida
y el alma en paz, porque sabe que tiene poder.
La razón principal
del llanto de las mujeres es precisamente que, al perder poder la divinidad femenina,
todo lo femenino se ha degradado, demonizado, aplastado, dominado. Lo femenino ha
perdido el poder.
La mujer deja de llorar
en el momento en que percibe que tiene poder, ya sea porque domina a los otros con
su capacidad mental, erótica o social. En la mujer que percibe que tiene poder resurge
una época que durante muchísimos siglos ha estado enterrada. Estamos presenciando
una especie de resurrección de una posibilidad de venerar nuevamente lo femenino
en muchos aspectos de nuestra cultura. Es una resurrección lenta y difícil. Un resurgimiento
de las ideas y fuerzas de lo femenino que se está dando lentamente, muy lentamente,
porque el peso del patriarcado y su poder es enorme. Y el patriarcado se resiste
a perder el dominio, aunque este régimen de la adoración de lo masculino signifique
la muerte para todos, hombres y mujeres por igual.
Resurge lo femenino
en todos los resquicios que da el resquebrajamiento del férreo dominio de las ideas
del culto al Dios masculino, único y todopoderoso y sus muchas manifestaciones que
casi nunca son del todo religiosas. Resurge lo femenino en las artes, en la poesía
que es la esencia de lo creativo. En la poesía comienza este cambio hace ya ocho
siglos y no se concreta completamente aún. Resurge lo femenino en la música y la
danza, elementos de la conducta humana que siempre han estado más cerca de la Diosa.
Y sobre todo resurge en la explosiva presencia de las imágenes. La imagen fue antes
que la palabra, pero durante un periodo muy extenso la palabra predominó. Incluso
se pretendió que la palabra fue primero. Pero no, al parecer nuestras mentes perciben
las cosas primero como imágenes y sólo luego les damos nombres. Y ese dar nombres
es también esencial y una enorme conquista de la humanidad.
Porque el problema
no está en el movimiento, la vida y la permanencia de lo masculino. Sólo hay problema
si lo masculino domina y aplasta lo femenino. Ello enferma a mujeres y hombres y
afecta más negativamente a las primeras. Si se logra que el surgimiento de lo femenino,
sea armonioso; si se logra que lo femenino pueda abrazar y aceptar lo masculino
y viceversa, se da un periodo de enorme creatividad y vitalidad en la vida de los
humanos. Porque entonces se incorporan a la creatividad las mujeres que han estado
excluidas de ella durante un tiempo tan largo que ya ni sabemos cómo es la totalidad
de esa creatividad y en qué consiste su verdadero aporte.
El mundo al que llegamos
hoy en día es aún un mundo hecho por hombres y para hombres. Hecho para hombres
incluso por las mujeres, en la mayoría de los casos. Porque la casi totalidad de
las mujeres que participan en el mundo de hoy son aceptadas porque son capaces de
incorporarse y sustentar el mundo de los hombres.
No sabemos cómo podrá
ser el mundo en que las mujeres puedan de nuevo sentir el poder de lo femenino y
puedan participar con los hombres en la veneración de lo femenino en la misma medida
de la veneración de lo masculino. Pero sí sabemos que desaparecerá su llanto milenario,
que van a dejar de llorar.
FM | Así que miramos nuestra vida y lo que alcanzamos está más allá de lo que
somos, en el sentido de que la vida de cada uno no podría ser jamás un acto aislado.
Y con eso te pregunto algo con que finalizamos este collage de fragmentos de tu
existencia: ¿cómo es tu convivencia con los demás? Pienso en el mundo concreto,
pero también en una dimensión estética, las relaciones entre artes, no solamente
entre creadores.
SW | Creo que mi relación con otros es buena. Soy básicamente sociable. Me importa
el contacto con la gente y me es importante que ese contacto no sea superficial.
No soy buena para la cháchara y detesto el chisme. También me parece absurdo que
los seres se tengan miedo unos a otros. Sin ese miedo no hay odios raciales, ni
persecuciones, ni opresión. Creo en la necesidad de la colaboración, del compartir,
y esencialmente me parece que es imprescindible la compasión, es decir, la intención
de entender a la interioridad del otro.
En cuanto a lo estético, me gustan las artes. No tengo tanto
talento para lo literario como para lo visual, pero me resulta imprescindible leer.
Me gusta la poesía y el ensayo principalmente. Leo en cuatro idiomas europeos y
gozo del hecho de que cada lengua de cada grupo humano guarda elementos propios
y esquemas especiales. Me interesa por ello la traducción que es complicado de hacer,
sobre todo si se hace bien, pero que da muchas satisfacciones. Me gusta la música,
no puedo vivir sin ella. Disfruto mucho la música clásica. En la música popular
prefiero los blues, la música andina y la música popular húngara. He intentado cantar
y tocar piano, pero no lo hago bien y eso me parece que no es perdonable. No hay
por qué torturar a otros… Disfruto mucho del buen cine y me gusta el teatro. El
ballet y la danza moderna me fascinan.
Considero que las artes y las ciencias están relacionadas.
Me interesan ambas y me interesa la interpolinización de todas las actividades humanas.
Las matemáticas y las ciencias tienen mucho que ver entre ellas. La física y la
química tienen que ver con las artes visuales.
Todas nuestras actividades vienen de un mismo fondo: nuestra
mente. Eso lo compartimos todos los humanos. Somos comunicadores que simplemente
usamos varios tipos de lenguajes. Y somos básicamente gregarios. Necesitamos unos
de otros.
FM | Unas últimas palabras de agradecimientos a Dulce Ángel Vargas, que firma las
fotografías de los dibujos que acompañan nuestra edición.
Os
Editores
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• ÍNDICE
SUSANA WALD | Animistas, [seguido de] Magia y
energía
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-animistas-seguido-de-magia.html
SUSANA WALD | Edgar Saavedra
y su libro Acedia, [seguido de] Esculturas de Javier Marín
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-edgar-saavedra-y-su-libro.html
SUSANA WALD | El desequilibrio
y el equilibrio [seguido de] El cielo y la tierra
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-el-desequilibrio-y-el.html
SUSANA WALD | El dibujo,
[seguido de] Las palabras
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-el-dibujo-seguido-de-las.html
SUSANA WALD | La Sagrada Diosa
Tierra o la espiritualidad de lo femenino, [seguido de] Educar las mujeres
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-la-sagrada-diosa-tierra-o.html
SUSANA WALD | Manifiesto obligado, [seguido de] La materia
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-manifiesto-obligado-seguido.html
SUSANA WALD | Pensamiento espermático, [seguido de]
Materia y energía
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-pensamiento-espermatico.html
SUSANA WALD | Sobre la necesidad
del surrealismo,
[seguido de] La revolución
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-sobre-la-necesidad-del.html
SUSANA WALD | Viajo desde muy
temprana edad,
[seguido de] Climas, plantas y selva oscura
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-viajo-desde-muy-temprana.html
SUSANA
WALD | Reencuentro con Edouard Jaguer, impulsor del movimiento Phases, [seguido de] Raoul Wallenberg
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/09/susana-wald-reencuentro-con-edouard.html
|
SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO
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Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 182 | outubro de 2021
Artista convidada: Susana Wald (Hungria, 1937)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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Atlas Lírico da América Hispânica
Una excelente entrevista, la disfruté mucho.
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