quinta-feira, 14 de outubro de 2021

AGULHA REVISTA DE CULTURA # 183 – outubro de 2021

 

• EDITORIAL – PARTITURAS DEL MARAVILLOSO: VENEZUELA

 


Avanzando en nuestro proyecto Partituras del maravilloso, ahora sacamos la edición Agulha-Venezuela. La colaboración de Gabriel Jiménez Emán ha sido múltiple en relación a los diversos proyectos de Agulha Revista de Cultura. Además del permanente envío de ensayos para la revista, ha sido muy generoso ayudándonos con material relevante para el montaje de proyectos como Conexión Hispánica y el Atlas Lírico de Hispanoamérica – este último una realización de otra revista brasilera: Acrobata. Así que lo agradecemos por este conjunto mágico de amistad y complicidad.

 

Os Editores

 

GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN | Venezuela en Brasil: la cultura dialogando

 

Desde el punto de vista geográfico, Venezuela presenta una diversidad de paisajes y climas verdaderamente privilegiados. Somos un país caribeño por excelencia, pero en nuestro territorio también hay zonas andinas, regiones selváticas, llanos, dunas, grandes lagos, ríos y una majestuosa costa caribe que sirve de entrada al continente suramericano, con importantes puertos y bahías. Por el sur limitamos con Brasil y Colombia. Nos hemos configurado como un país pleno en riquezas naturales, minerales, agrícolas, acuíferas, piscícolas, grandes praderas para la producción agropecuaria y áreas para desarrollar el potencial hidroeléctrico. Por no hablar de las inmensas reservas de petróleo, cuyo uso irracional y desmedido nos ha traído más problemas que riquezas verdaderas, al convertir a nuestro país en una especie de botín comercial para América, sin permitir un desarrollo real en otros rubros, sino más bien limitándolo y creando una serie de vicios administrativos que, al hacerse crónicos, perturbaron nuestro verdadero crecimiento como nación.

Toda esta belleza geográfica hizo que Cristóbal Colón, al ver estas tierras, nos bautizara con el hermoso apelativo de “Tierra de Gracia”. Habitaban en nuestra tierra de gracia numerosas naciones indígenas, de donde provenimos y constituyen nuestra primera raíz. Luego, a través de los componentes africanos, europeos y asiáticos nuestro país se fue conformando en nación con el gran esfuerzo de nuestros libertadores, guerreros, estadistas y humanistas, trabajadores y educadores, en una poderosa confluencia de sensibilidades, temperamentos, ideas y esfuerzos que han dado como resultado un complejo universo humano aun luchando por hallar su destino.

Poseemos, por tanto, una cultura mezclada, mestiza, híbrida, que expresa nuestros distintos orígenes. Una de sus características principales es que hemos tenido una apertura hacia las nuevas influencias. Celebramos la cultura de otros países con gozo; sobre todo en el siglo XX abrimos nuestros brazos y nuestros sentires para recibir aquí a hermanos de todas las nacionalidades, tanto americanos como europeos, quienes han venido a vivir aquí para compartir nuestro pan y nuestra cotidianidad. Si algo ha caracterizado a nuestro proceder ha sido esta apertura caribeña de amplitud, que a veces llega a poseer rasgos de ingenuidad. Lo digo porque a partir de los años 40 y 50 del siglo XX Venezuela recibió un inmenso contingente de italianos, españoles, canarios y portugueses, provenientes de las guerras; también recibimos colombianos, ecuatorianos, bolivianos y peruanos que formaron aquí sus hogares, hijos como fueron y son de los ideales de integración social de Miranda, Bolívar y Sucre; en menos grado de argentinos, chilenos, uruguayos y brasileros, que del mismo modo tuvieron aquí cobijo; luego un buen contingente de árabes y chinos establecieron aquí comercios que aún perviven. Me atrevo a decir que Venezuela es el país de América con el mayor flujo de inmigrantes voluntarios, comparativamente y proporcionalmente hablando.

Si he anotado estas ideas como preámbulo a este editorial, es para remarcar el carácter mestizo y abierto de nuestra cultura, la cual se sigue nutriendo no sólo de los países de habla hispana o portuguesa, sino también de la cultura norteamericana y europea, en buena medida. Nuestra literatura y nuestro periodismo, nacidos en el siglo XIX, sirvieron de soporte para que nuestra cultura recibiera los nuevos influjos de la cultura norteamericana, tanto de México como de Estados Unidos y Canadá y, por supuesto, de Puerto Rico, Panamá, Nicaragua, Cuba, República Dominicana y de las islas del caribe anglo y francoparlante. y no sólo de su parte humanística, filosófica o literaria, sino también de su ideología mercantilista y cultura de masas (opuesta a veces a la cultura popular) y de una concepción eminentemente materialista del mundo, basada sobre todo en ideas calvinistas y supremacistas que no sólo fueron impuestas por el nuevo imperio a Venezuela, por supuesto, sino a todo el resto de las naciones americanas.


Especialmente sensibles hemos sido a la literatura brasilera, a su poesía, narrativa y ensayo y a educadores como Paulo Freyre. En el campo de la narrativa reconocemos las obras del fundador Machado de Assis y de otros grandes narradores como Joao Guimarães Rosa, Clarice Lispector, Rubem Fonseca, Dalton Trevisan, Moacyr Scliar y muchos otros; por los poetas del modernismo brasilero como Mario y Osvald de Andrade, Manuel Bandeira, Cecilia Mireiles, Murilo Mendes, Casiano Ricardo, Rafael de Queiroz, Ronald de Carvalho, Joao Cabral de Melo Neto y luego Ferreira Gullar, y por supuesto hacia la música brasilera popular en los modos de la samba, el choro, el bossa nova y otras expresiones que se conjugaron desde los años 50 y pervivieron varias décadas con una riqueza sinigual en las voces de Vinicius de Moraes, Antonio Carlos Jobim y Chico Buarque, Toquinho, Caetano Veloso, Elis Regina, Gal Costa y un sinfín más de cantores, trovadores y poetas que se juntaron para llevar a cabo una de las mixturas más enriquecedoras de toda la cultura del sur.

En Estados Unidos fueron decisivos para nosotros los aportes del jazz, el blue, el rock y la música pop y country, que se mezclaron con nuestra tradición de boleros, merengues y sones caribeños, por un lado, y por el otro con la de los valses tradicionales, las tonadas, los joropos, las canciones románticas, las baladas, y sobre todo con la de los trovadores latinoamericanos que vieron su eclosión durante los años sesentas y pervivieron varias décadas.

Poco a poco, con los influjos de todas estas modalidades de la cultura popular, se vinieron incubando en Venezuela un conjunto de obras literarias, filosóficas, periodísticas, históricas, sociológicas y estéticas; o bien expresadas por medio de distintas formas cinematográficas, plásticas, teatrales, arquitectónicas, artesanales, musicales o dancísticas que fueron conformando un importante patrimonio, el cual nos ha servido de espejo para que contemplemos en él toda la complejidad maravillada de nuestro ser y nuestro espíritu, en permanente cambio.

En el Dossier que presento para ser editado en Agulha Revista de Cultura por solicitud de nuestro querido escritor Floriano Martins en el inmenso Brasil –un país que siempre hemos admirado por la fortaleza maravillosa de su cultura y su expresión popular– se refleja una pequeña parte del aporte, realizado por algunos de nuestros mejores escritores y ensayistas. En este caso, Juan Calzadilla y José Gregorio Noroño emprenden sendos análisis de nuestro legado pictórico: el primero sobre el gran artista Manuel Quintana Castillo; el segundo sobre el tema del paisaje en la pintura. Julio Borromé se dedica a revisar las ideas de uno de los preclaros hombres de nuestra Venezuela en el siglo XX, Mario Briceño Iragorry; mientras, mientras que Anthony Alvarado se acerca a los nombres fundamentales de nuestra vanguardia literaria. Elisio Jiménez Sierra traza un acercamiento al padre de las letras venezolanas, Andrés Bello; Celsa Acosta Seco incursiona en la lírica de la poeta marabina María Calcaño y Luis Britto García se encarga de la narrativa venezolana de los años 70 y 80. Me atreví, a mi vez, a dibujar un panorama general de nuestra poesía presentada en distintas tendencias, confluencias y antologías. Por otra parte, he realizado un bosquejo del trayecto musical de nuestro gran músico Alirio Díaz, guitarrista universal que divulgó mejor que nadie nuestro acervo musical popular, y a la vez se mostró como un virtuoso de grandes piezas clásicas europeas y latinoamericanas. Pese a las limitaciones que impone el espacio, se ha logrado equilibrar una muestra representativa.

Por último, la presentación de nuestro artista invitado. Ricardo Domínguez nació en Caracas, Venezuela, el 27 de septiembre de 1956. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas “Carmelo Fernández” de San Felipe y en la Escuela de Artes Plásticas “Cristóbal Rojas” de Caracas, para después ingresar al Centro de Enseñanza Gráfica (CEGRA) en Caracas, donde enriqueció sus estudios durante los años 80. Después comenzó a participar en una serie de importantes Salones de Arte de la ciudad capital y a nivel nacional, y a exponer en salas privadas donde sus trabajos fueron valorados en sus distintas modalidades técnicas: dibujo, grabado, collage, pintura en óleo o acrílico, obra gráfica digitalizada, dominados por una temática donde aparece la figura femenina bajo distintos enfoques: simplicidad, economía de recursos, delicadeza, sensualidad y enigma en una profunda alusión  al misterio y a los ámbitos tenues y reposados, a veces dirigidos a realizar una parodia de la historia del erotismo, el arte oriental, los jardines, los espacios íntimos. El poeta Eleazar León ha dicho que en su pintura “la mujer es dama velada y señora de los misterios y también sacerdotisa de ritos oscuros que ella encarna, pero no confiesa. El pintor la celebra sin explicar, propiciando a la vez poderes que son a la vez delicados y terribles, como emanaciones divinales.  Domínguez ve igualmente la naturaleza con los ojos oblicuos con que ven los brujos, mirada tangencial que atiende menos la evidencia de las formas que su aparición entre sueños, formas paradójicamente ligeras y pétreas que se muestran desde un tiempo sin edad”. Mientras que de su obra gráfica Antonio Marques ha expresado que “estas se encuentran habitadas por sombras, niños, mujeres, infantas, vegetales, muñecas y paremos de contar, transcurren nociones temporales muy particulares, propias de un reflejo onírico ante el cual la razón poco puede hacer, ate esta situación cada cosa es una ninfa atrapada por la mirada del artista; por eso cada elemento significante tiene para él (y para el que ve) una sorprendente realidad inmediata”:  En el catálogo de una exposición de Domínguez en el año 1988 anotaba yo: Habitación de mujer pura es una faceta más de los proyectos múltiples que este toro yaracuyano-caraqueño, desandador de laberintos urbanos, tiene en mente. Él se ha demorado conscientemente en su trabajo para ir colocando los distintos orbes estéticos que le acechan, cuyas expresiones no tardaremos en ver. por los momentos celebremos estos impecables movimientos de la mujer en los recintos cálidos, disfrutemos de estos bucles en las delicias del espejo, de estas puertas que se abren a los descampados ignotos, de estas miradas femeniles que acechan con los enigmas del eros. Estamos en el recinto, estamos en la habitación donde se respiran perfumes o vapores aromosos, carmines y sombras, pequeñas historias en la intimidad donde estos cabellos se desgajan y montes de vellos venusinos nos arrebatan los suspiros de adentro.”

En los años 90, después de una temporada en el barrio La Pastora de Caracas y en la población de Caraballeda en el litoral central (Estado Vargas), Ricardo Domínguez se trasladó a San Felipe, estado Yaracuy, donde compartió espacios plásticos y vitales con artistas, músicos y escritores, exponiendo en varias galerías y museos de esa ciudad, laborando como diseñador en la Plataforma del Libro en el Gabinete de Cultura de esa ciudad, donde buscó espacios para proseguir en su trabajo plástico, y donde falleció en el año 2014, dejando una de las obras plásticas más significativas de las últimas décadas, no lo suficientemente divulgada, y ahora seguramente, gracias a los buenos oficios de Floriano Martins, encontrará quienes la aprecien de mejor manera.

Venezuela sigue dando muestras de su vigor creativo en las distintas expresiones artísticas, mostrando también una voluntad de superación social que en varios momentos se ha visto bruscamente interrumpida –como en toda América Latina– por los altibajos del ejercicio político. Aun así, el ser venezolano persiste en su búsqueda de superación moral y espiritual, a fin de enfrentar los desafíos económicos y materiales, los cuales sólo pueden ser logrados a plenitud mediante los esfuerzos de un pueblo organizado. 


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• ÍNDICE

 

ANTHONY ALVARADO RODRÍGUEZ | El techo de la ballena y los métodos y las deserciones imaginarias, de Dámaso Ogaz. Notas sobre la Vanguardia en Venezuela

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/anthony-alvarado-rodriguez-el-techo-de.html

 

CAMILO MORÓN | Panorama de la arqueología cronológica de Venezuela

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/camilo-moron-panorama-de-la-arqueologia.html

 

CELSA ACOSTA SECO | Erotismo y cuerpo propio. La poesia de Maria Calcaño

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/celsa-acosta-seco-erotismo-y-cuerpo.html

 

ELISIO JIMÉNEZ SIERRA | Dos movimientos de la Sinfonía trágica de Andrés Bello

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/elisio-jimenez-sierra-dos-movimientos.html

 

GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN | Alirio Díaz, una guitarra para el mundo

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/gabriel-jimenez-eman-alirio-diaz-una.html

 

GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN | Tendencias, sumas y confluencias en la poesía venezolana

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/gabriel-jimenez-eman-tendencias-sumas-y.html

 

JOSÉ GREGORIO NOROÑO | El paisaje como género en el arte venezolano

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/jose-gregorio-norono-el-paisaje-como.html

 

JUAN CALZADILLA | Fragmentos de un muro escrito: la obra de Manuel Quintana Castillo

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/juan-calzadilla-fragmentos-de-un-muro.html

 

JULIO BORROMÉ | Historia, conciencia e identidad venezolana en la obra de Mario Briceño Iragorry

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/julio-borrome-historia-conciencia-e.html

 

LUIS BRITTO GARCÍA | La vitrina rota. Narrativa y crisis en la Venezuela contemporánea

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/luis-britto-garcia-la-vitrina-rota.html  

 



Ricardo Domínguez

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SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO

 























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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 183 | outubro de 2021

Curadoria: Gabriel Jiménez Emán (Venezuela, 1950)

Artista convidado: Ricardo Domínguez (Venezuela, 1956-2014)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2021

 

Visitem também:

Atlas Lírico da América Hispânica

Conexão Hispânica

Escritura Conquistada

 



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