• EDITORIAL – PARTITURAS DEL MARAVILLOSO:
VENEZUELA
Os
Editores
GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN | Venezuela en Brasil: la cultura dialogando
Desde el punto de vista geográfico, Venezuela presenta una
diversidad de paisajes y climas verdaderamente privilegiados. Somos un país caribeño
por excelencia, pero en nuestro territorio también hay zonas andinas, regiones selváticas,
llanos, dunas, grandes lagos, ríos y una majestuosa costa caribe que sirve de entrada
al continente suramericano, con importantes puertos y bahías. Por el sur limitamos
con Brasil y Colombia. Nos hemos configurado como un país pleno en riquezas naturales,
minerales, agrícolas, acuíferas, piscícolas, grandes praderas para la producción
agropecuaria y áreas para desarrollar el potencial hidroeléctrico. Por no hablar
de las inmensas reservas de petróleo, cuyo uso irracional y desmedido nos ha traído
más problemas que riquezas verdaderas, al convertir a nuestro país en una especie
de botín comercial para América, sin permitir un desarrollo real en otros rubros,
sino más bien limitándolo y creando una serie de vicios administrativos que, al
hacerse crónicos, perturbaron nuestro verdadero crecimiento como nación.
Toda esta belleza geográfica hizo que Cristóbal
Colón, al ver estas tierras, nos bautizara con el hermoso apelativo de “Tierra de
Gracia”. Habitaban en nuestra tierra de gracia numerosas naciones indígenas, de
donde provenimos y constituyen nuestra primera raíz. Luego, a través de los componentes
africanos, europeos y asiáticos nuestro país se fue conformando en nación con el
gran esfuerzo de nuestros libertadores, guerreros, estadistas y humanistas, trabajadores
y educadores, en una poderosa confluencia de sensibilidades, temperamentos, ideas
y esfuerzos que han dado como resultado un complejo universo humano aun luchando
por hallar su destino.
Poseemos, por tanto, una cultura mezclada,
mestiza, híbrida, que expresa nuestros distintos orígenes. Una de sus características
principales es que hemos tenido una apertura hacia las nuevas influencias. Celebramos
la cultura de otros países con gozo; sobre todo en el siglo XX abrimos nuestros
brazos y nuestros sentires para recibir aquí a hermanos de todas las nacionalidades,
tanto americanos como europeos, quienes han venido a vivir aquí para compartir nuestro
pan y nuestra cotidianidad. Si algo ha caracterizado a nuestro proceder ha sido
esta apertura caribeña de amplitud, que a veces llega a poseer rasgos de ingenuidad.
Lo digo porque a partir de los años 40 y 50 del siglo XX Venezuela recibió un inmenso
contingente de italianos, españoles, canarios y portugueses, provenientes de las
guerras; también recibimos colombianos, ecuatorianos, bolivianos y peruanos que
formaron aquí sus hogares, hijos como fueron y son de los ideales de integración
social de Miranda, Bolívar y Sucre; en menos grado de argentinos, chilenos, uruguayos
y brasileros, que del mismo modo tuvieron aquí cobijo; luego un buen contingente
de árabes y chinos establecieron aquí comercios que aún perviven. Me atrevo a decir
que Venezuela es el país de América con el mayor flujo de inmigrantes voluntarios,
comparativamente y proporcionalmente hablando.
Si he anotado estas ideas como preámbulo
a este editorial, es para remarcar el carácter mestizo y abierto de nuestra cultura,
la cual se sigue nutriendo no sólo de los países de habla hispana o portuguesa,
sino también de la cultura norteamericana y europea, en buena medida. Nuestra literatura
y nuestro periodismo, nacidos en el siglo XIX, sirvieron de soporte para que nuestra
cultura recibiera los nuevos influjos de la cultura norteamericana, tanto de México
como de Estados Unidos y Canadá y, por supuesto, de Puerto Rico, Panamá, Nicaragua,
Cuba, República Dominicana y de las islas del caribe anglo y francoparlante. y no
sólo de su parte humanística, filosófica o literaria, sino también de su ideología
mercantilista y cultura de masas (opuesta a veces a la cultura popular) y de una
concepción eminentemente materialista del mundo, basada sobre todo en ideas calvinistas
y supremacistas que no sólo fueron impuestas por el nuevo imperio a Venezuela, por
supuesto, sino a todo el resto de las naciones americanas.
En Estados Unidos fueron decisivos para
nosotros los aportes del jazz, el blue, el rock y la música pop y country, que se
mezclaron con nuestra tradición de boleros, merengues y sones caribeños, por un
lado, y por el otro con la de los valses tradicionales, las tonadas, los joropos,
las canciones románticas, las baladas, y sobre todo con la de los trovadores latinoamericanos
que vieron su eclosión durante los años sesentas y pervivieron varias décadas.
Poco a poco, con los influjos de todas estas
modalidades de la cultura popular, se vinieron incubando en Venezuela un conjunto
de obras literarias, filosóficas, periodísticas, históricas, sociológicas y estéticas;
o bien expresadas por medio de distintas formas cinematográficas, plásticas, teatrales,
arquitectónicas, artesanales, musicales o dancísticas que fueron conformando un
importante patrimonio, el cual nos ha servido de espejo para que contemplemos en
él toda la complejidad maravillada de nuestro ser y nuestro espíritu, en permanente
cambio.
En el Dossier que presento para ser editado
en Agulha Revista de Cultura por solicitud de nuestro querido escritor
Floriano Martins en el inmenso Brasil –un país que siempre hemos admirado por la
fortaleza maravillosa de su cultura y su expresión popular– se refleja una pequeña
parte del aporte, realizado por algunos de nuestros mejores escritores y ensayistas.
En este caso, Juan Calzadilla y José Gregorio Noroño emprenden sendos análisis de
nuestro legado pictórico: el primero sobre el gran artista Manuel Quintana Castillo;
el segundo sobre el tema del paisaje en la pintura. Julio Borromé se dedica a revisar
las ideas de uno de los preclaros hombres de nuestra Venezuela en el siglo XX, Mario
Briceño Iragorry; mientras, mientras que Anthony Alvarado se acerca a los nombres
fundamentales de nuestra vanguardia literaria. Elisio Jiménez Sierra traza un acercamiento
al padre de las letras venezolanas, Andrés Bello; Celsa Acosta Seco incursiona en
la lírica de la poeta marabina María Calcaño y Luis Britto García se encarga de
la narrativa venezolana de los años 70 y 80. Me atreví, a mi vez, a dibujar un panorama
general de nuestra poesía presentada en distintas tendencias, confluencias y antologías.
Por otra parte, he realizado un bosquejo del trayecto musical de nuestro gran músico
Alirio Díaz, guitarrista universal que divulgó mejor que nadie nuestro acervo musical
popular, y a la vez se mostró como un virtuoso de grandes piezas clásicas europeas
y latinoamericanas. Pese a las limitaciones que impone el espacio, se ha logrado
equilibrar una muestra representativa.
Por último, la presentación de nuestro
artista invitado. Ricardo Domínguez nació en Caracas, Venezuela, el 27 de
septiembre de 1956. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas “Carmelo
Fernández” de San Felipe y en la Escuela de Artes Plásticas “Cristóbal Rojas”
de Caracas, para después ingresar al Centro de Enseñanza Gráfica (CEGRA) en
Caracas, donde enriqueció sus estudios durante los años 80. Después comenzó a
participar en una serie de importantes Salones de Arte de la ciudad capital y a
nivel nacional, y a exponer en salas privadas donde sus trabajos fueron
valorados en sus distintas modalidades técnicas: dibujo, grabado, collage,
pintura en óleo o acrílico, obra gráfica digitalizada, dominados por una
temática donde aparece la figura femenina bajo distintos enfoques: simplicidad,
economía de recursos, delicadeza, sensualidad y enigma en una profunda
alusión al misterio y a los ámbitos
tenues y reposados, a veces dirigidos a realizar una parodia de la historia del
erotismo, el arte oriental, los jardines, los espacios íntimos. El poeta
Eleazar León ha dicho que en su pintura “la mujer es dama velada y señora de
los misterios y también sacerdotisa de ritos oscuros que ella encarna, pero no
confiesa. El pintor la celebra sin explicar, propiciando a la vez poderes que
son a la vez delicados y terribles, como emanaciones divinales. Domínguez ve igualmente la naturaleza con los
ojos oblicuos con que ven los brujos, mirada tangencial que atiende menos la
evidencia de las formas que su aparición entre sueños, formas paradójicamente
ligeras y pétreas que se muestran desde un tiempo sin edad”. Mientras que de su
obra gráfica Antonio Marques ha expresado que “estas se encuentran habitadas
por sombras, niños, mujeres, infantas, vegetales, muñecas y paremos de contar, transcurren
nociones temporales muy particulares, propias de un reflejo onírico ante el
cual la razón poco puede hacer, ate esta situación cada cosa es una ninfa
atrapada por la mirada del artista; por eso cada elemento significante tiene
para él (y para el que ve) una sorprendente realidad inmediata”: En el catálogo de una exposición de Domínguez
en el año 1988 anotaba yo: Habitación de
mujer pura es una faceta más de los proyectos múltiples que este toro
yaracuyano-caraqueño, desandador de laberintos urbanos, tiene en mente. Él se
ha demorado conscientemente en su trabajo para ir colocando los distintos orbes
estéticos que le acechan, cuyas expresiones no tardaremos en ver. por los
momentos celebremos estos impecables movimientos de la mujer en los recintos
cálidos, disfrutemos de estos bucles en las delicias del espejo, de estas
puertas que se abren a los descampados ignotos, de estas miradas femeniles que
acechan con los enigmas del eros. Estamos en el recinto, estamos en la
habitación donde se respiran perfumes o vapores aromosos, carmines y sombras,
pequeñas historias en la intimidad donde estos cabellos se desgajan y montes de
vellos venusinos nos arrebatan los suspiros de adentro.”
En los años 90, después de una
temporada en el barrio La Pastora de Caracas y en la población de Caraballeda
en el litoral central (Estado Vargas), Ricardo Domínguez se trasladó a San
Felipe, estado Yaracuy, donde compartió espacios plásticos y vitales con
artistas, músicos y escritores, exponiendo en varias galerías y museos de esa
ciudad, laborando como diseñador en la Plataforma del Libro en el Gabinete de
Cultura de esa ciudad, donde buscó espacios para proseguir en su trabajo
plástico, y donde falleció en el año 2014, dejando una de las obras plásticas más
significativas de las últimas décadas, no lo suficientemente divulgada, y ahora
seguramente, gracias a los buenos oficios de Floriano Martins, encontrará quienes
la aprecien de mejor manera.
Venezuela sigue dando muestras de su vigor creativo en las distintas expresiones artísticas, mostrando también una voluntad de superación social que en varios momentos se ha visto bruscamente interrumpida –como en toda América Latina– por los altibajos del ejercicio político. Aun así, el ser venezolano persiste en su búsqueda de superación moral y espiritual, a fin de enfrentar los desafíos económicos y materiales, los cuales sólo pueden ser logrados a plenitud mediante los esfuerzos de un pueblo organizado.
• ÍNDICE
ANTHONY
ALVARADO RODRÍGUEZ | El techo de la ballena y los métodos y las deserciones
imaginarias, de Dámaso Ogaz. Notas sobre la Vanguardia en Venezuela
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/anthony-alvarado-rodriguez-el-techo-de.html
CAMILO MORÓN | Panorama
de la arqueología cronológica de Venezuela
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/camilo-moron-panorama-de-la-arqueologia.html
CELSA ACOSTA SECO | Erotismo y cuerpo propio. La poesia de Maria Calcaño
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/celsa-acosta-seco-erotismo-y-cuerpo.html
ELISIO JIMÉNEZ SIERRA | Dos movimientos de la Sinfonía trágica de Andrés Bello
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/elisio-jimenez-sierra-dos-movimientos.html
GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN | Alirio Díaz, una guitarra para el mundo
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/gabriel-jimenez-eman-alirio-diaz-una.html
GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN | Tendencias, sumas y confluencias en la poesía venezolana
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/gabriel-jimenez-eman-tendencias-sumas-y.html
JOSÉ GREGORIO NOROÑO | El
paisaje como género en el arte venezolano
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/jose-gregorio-norono-el-paisaje-como.html
JUAN CALZADILLA
| Fragmentos de un muro escrito: la obra de Manuel Quintana Castillo
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/juan-calzadilla-fragmentos-de-un-muro.html
JULIO BORROMÉ | Historia, conciencia e identidad venezolana en la obra de Mario
Briceño Iragorry
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/julio-borrome-historia-conciencia-e.html
LUIS BRITTO GARCÍA | La vitrina rota. Narrativa y crisis en la Venezuela
contemporánea
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/10/luis-britto-garcia-la-vitrina-rota.html
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SÉRIE PARTITURA DO MARAVILHOSO
*****
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 183 | outubro de 2021
Curadoria: Gabriel Jiménez Emán (Venezuela, 1950)
Artista convidado: Ricardo Domínguez (Venezuela, 1956-2014)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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