ACTO 1
Cuando se abre el
telón, aparece un escenario vacío y justo a la derecha entra un personaje que
lleva con dificultad una caja roja con algo alrededor de 70cm en la base. Hay
ocasiones en las que consigue levantar la caja en sus manos, o bien la empuja
al suelo hasta el centro del escenario, sudando, visiblemente cansado. Al
llegar allí, se habla a sí mismo sobre el destino de sus días.
ÉL
¿Qué me
hizo venir aquí, trayendo esta caja cuyo contenido ni siquiera puedo imaginar?
¿Es el sepulcro de las cosas que no pude lograr? ¿O es solo una anécdota de la
tontería que me dice qué diablos soy? Pero en ningún caso encuentro esos signos
de lo que imagino es mi rostro pasado, el molde de mi vida.
Mientras sigue
considerando sus dudas, desde el otro lado del escenario entra una mujer, como
si se acercara a un parque, y en cuanto ve a ese extraño hablando solo, lo
mira.
ELLA (saca un espejito de su bolsa y conversa con él)
La soledad es una hidra de mil cabezas que nos devora a cada segundo,
vivimos en un mundo superpoblado y sin embargo no tenemos a nadie que tenga la
paciencia de escucharnos así sea por un instante; como este hombre que parece
arrastrar los demonios que lo habitan, deben pesarle mucho.
El hombre intenta abrir la caja, inútilmente.
Cambia sus lados, y nada.
ÉL
Yo creo que ya no es más posible cambiar el mundo, pues la realidad se
ha alterado de tal manera que ella misma ya no sabe qué es. Imagino que dentro
de esta caja hay una última perspectiva de mi vida. Pero, ¿cómo abrir este
rompecabezas?
ELLA (mientras habla le da vueltas al espejo)
La vida está hecha de retazos de otras vidas cocidas en un burdo patchwork,
y cuando tratamos de cubrirnos con él constatamos su fragilidad, y como gran
paradoja nos aplasta el peso del tiempo inexorable y de las agonías que lo
pueblan.
El hombre lanza la caja de un lado a otro.
Hasta que uno de esos momentos, golpea los pies de la mujer.
ELLA
¿Qué crees que estás haciendo?
El hombre reacciona como sino notara la
presencia de la mujer, excepto su voz, que cree que ha salido de la caja.
ÉL
El milagro de la voz es que puede aparecer por sí sola, sin un cuerpo
que la acompañe. ¿O es esta la voz de una caja que no se puede abrir?
ELLA (visiblemente molesta)
No solo me golpeas con una caja que parece de hierro sino que ni
siquiera nos ves; tu aparente ceguera es un insulto para mí y para mi espejo.
Hace rato que te observamos como le das patadas a esa miserable caja y con cada
golpe te vas de bruces; no demoras en quedar tirado en el piso sin que puedas
levantarte más; tendrás que reptar si quieres seguir moviendo esa caja
ridícula.
ÉL
No puede ser diferente. Desde el principio, todo en esta caja es más
que silencio o ausencia. Oculta una forma misteriosa de locura, una ira
secreta… O tal vez encierra en sí misma la clave de todos los pecados
capitales.
El hombre se sienta junto a la caja, saca un
lápiz del bolsillo y comienza a dibujar símbolos indescifrables.
ELLA (su indignación da paso a una cierta euforia)
No puede
ser…, ahora resulta que me tropecé con la momia de un escriba. Tu caja repleta
de signos indescifrables y de recuerdos de tiempos antiguos parece tener más
cordura que tú y yo juntos. En realidad, me pareces un hombre simpático.
El hombre gira todos
los lados de la caja, anotando los símbolos por todas partes.
ÉL
La locura
se expande y ahora me atrae la conversación con esta caja. Quizás falte la
combinación correcta de símbolos que permita que la voz se muestre en un
cuerpo. ¿O tengo que hablar con esta fantasmagoría? ¿Simpático? ¿Qué puede ser
bueno en alguien que se ha perdido a sí mismo?
ELLA
El arte de
perderse a sí mismo es la tarea más difícil y la única que debería existir.
Ahora entiendo porque arrastras esa caja; en ella has salvaguardado la memoria
del universo. No hagas esa cara ni refunfuñes; aunque no lo reconozcas tú eres
el guardián extraviado de los códigos que nos habitan desde siempre.
ÉL
Ahora debo
resignarme y seguir hablando con una caja cerrada que, dado su peso, siempre me
ha parecido vacía. ¿Será así con los secretos del universo? ¿Nuestra idea de
entender el mundo es solo un módulo vacío que arrastramos con nosotros,
creyendo que es nuestra representación de los fenómenos vitales? ¿Y ahora como
un tonto no tengo más que caer en la conversación de esta caja de paradojas?
ELLA
La
resignación no tiene cabida en tu caja de paradojas. Los símbolos acrecientan
la incertidumbre y a veces apaciguan el miedo que nos produce su
decodificación. En cierta forma eres la memoria de Champollion; tu caja es la
reencarnación de su piedra. Una piedra que rueda de un lado a otro y de un
continente a otro. La piedra de la locura.
Tan pronto como la
mujer termina de hablar, una gran bola, de 70 cm de diámetro, en azul oscuro,
entra al escenario. La bola termina golpeando la espalda del hombre que sigue
sentado en el suelo.
¡No es
posible que ahora todo el mundo decida chocar contra mi cuerpo! ¿Qué habré
hecho para sufrir los efectos de esta rebelión de colores y formas? Apuesto a
que la bola también está llena de vacío. No tengo ninguna duda de que sale otra
voz cuestionando mi vida…
ELLA # 2
No me
siento bien. Ni siquiera sé cómo llegué aquí.
ELLA # 1 (guarda el espejo en su bolsillo y se acerca
a la segunda mujer)
Deja que
te ayude. Debes haber perdido la noción del espacio.
ELLA # 2
Realmente
desearía haber perdido la consciencia, porque no veo ninguna razón para darle
la vuelta al mundo de un lado a otro.
ELLA # 1
La
conciencia y el desplazamiento espacio-temporal viajan en rectas paralelas por
lo que nunca se encuentran; por eso dices que no sabes a qué hora fuiste uno de
los personajes de Verne. Sin embargo, llevas dándole la vuelta al mundo desde
mucho antes que fueras expulsada del único túnel de donde nunca debiste salir.
He ahí la explicación a tu enigma.
El hombre abraza el
globo azul y mueve su cuerpo como si dependiera de este rito para deslizarse
por el escenario. Las dos mujeres se sientan a mirarlo. El silencio parece
nutrir una canción que poco a poco identificamos como un mantra. Pasan las noches donde cada uno se
descubre a sí mismo, aquí está la frase
que se repite sin cesar, primero apenas susurrada, luego cantada con más
claridad. El hombre continúa deslizándose por las cuatro esquinas hasta que se
arrodilla en el centro, inclinado sobre el globo.
ÉL
No
entiendo el momento en que las imágenes se nublan y renacen con dichos que
desencadenan un descubrimiento inesperado. Las voces que salen del interior de
estas imágenes, sus variados timbres, la agudeza de los verbos luminosos, todo
esto lo sentí por primera vez en mi niñez. Una vez, cuando me desperté en medio
de la noche, encontré una pequeña caja en el centro de la habitación y cuando
la abrí vi un acantilado profundizándose en el interior. Si bajara allí,
ciertamente nunca llegaría al presente. Esa caja fue mi primer abismo y solo
pude mirarla. Poco a poco fui aprendiendo que la única forma de llegar aquí es
atravesando el tiempo en sus diversos desafíos. Solo alcanzamos la
tridimensionalidad de las formas cuando nos perdemos en su interior. El globo
está dentro de una caja, y ciertamente una pirámide perpetuaría su movimiento,
como un acertijo lleno de sombras y ritmos.
ELLA # 1
Creo que
ahora podrá abrir la caja.
ELLA # 2 (dirigiéndose al hombre)
¿Cómo
podemos ayudarte? (mientras hace la pregunta saca de debajo de su manga una
larga vara). Creo que lo mejor es comenzar por la caja de tu infancia; no
todos los precipicios se tragan a los niños que los contemplan. Pon esta vara
sobre tu propio abismo y caminas por ella de un extremo al otro como el
funámbulo en el que te has convertido; y al llegar a la mitad del recorrido
haces un triple salto para desafiar las profundidades de esa sima que te
habita. Entonces te darás cuenta que con cada salto pasas de una galaxia a
otra; porque de nada sirve atravesar el tiempo y enfrentarse a sus desafíos
sino puedes hacerle frente al espacio por más abismal que sea.
ELLA # 1
Para
conocerse a sí mismo hay que perderse en el piélago de sus propios fantasmas y
luego contemplarse en el averno como si se tratase de un espejo; por eso
siempre tengo uno en mi mano. En cierta forma es una especie de oráculo que me
desvela los enigmas de la existencia, del olvido y de la muerte.
ÉL (con algo de sarcasmo)
¿No se
puede ir a la escuela? ¿No hay un libro que nos muestre el mejor camino a
seguir? Por suerte no le tengo miedo a las alturas. Puedo cruzar el abismo e
incluso burlarme de los monstruos de abajo; esas lagartijas morales que
infestan el desierto de muchas almas asustadas.
El hombre acepta el
palo, lo pone en el suelo e imita los movimientos de alguien que camina sobre
él, provocando al mundo a sus pies. Mientras tanto, la primera mujer ocupa su
lugar en los movimientos bruscamente eróticos que realiza con el globo terráqueo
a través de la escena. Y mientras se mueve repite el mismo mantra: Pasan las noches donde cada uno se
descubre a sí mismo.
ÉL
Ahora es
el momento de que esta pelota se hable a sí misma…
ELLA # 2
¿Estás
seguro de que todavía no ves a la mujer que baila con el globo terráqueo?
Él
Debes
estar delirando; en este parque solo estamos tú y yo, no hay nadie más. Lo que
si percibo es un movimiento frenético de caderas; no en vano Asturias decía que
el Trópico es el sexo de la Tierra. Pero puesto que tú si pareces verla,
¿podrías describírmela? Hace tiempo busco a una mujer que soñé cuando era niño.
ELLA # 2
Los sueños
llevan en su esfera un secreto. A veces somos lo contrario de lo que vemos. La
realidad de los sueños es un teatro de inversiones. Incluso cuando nos
identificamos con sus personajes, existe el riesgo de que esta identificación
no sea más que una especulación en las sombras, una idealización o un juego de
máscaras. Desde que llegué aquí, observé por primera vez a esta mujer que no
debe ser la misma de tu sueño. Su cuerpo esbelto, su ropa ajustada, la
majestuosidad de su mirada curiosa. Ninguna escena podría estar completa sin su
presencia iluminadora. Ella cuestiona al mundo en cada gesto.
ÉL
Dentro de
esa caja que encontré en mi habitación, en el abismo que crecía en su interior,
allí donde las lagartijas del lenguaje disfrutaban de sus sombras, había una
mujer cuya desnudez se movía sobre los cuerpos reptantes de esas bestias.
Quizás fue ella, quien ahora regresa para atormentar el presente. Quizás por
eso no la veo, porque tengo que reconocerla poco a poco, a medida que voy
conquistando mis fantasmas. Quizás por eso estás aquí, para ayudarme en este
camino.
ELLA # 2
La mujer
que describes parece ser la bruja de La
Sirenita. No, no pongas esa cara, no me río de ti. Lo que pasa es que esa
mujer que describes reptando con serpientes no puede ser la mujer que está en
frente de nosotros y que te mira con cierto sarcasmo y a la vez con ternura. La
danza de esta mujer no es la danza macabra; es, más bien, la danza de la
lujuria y del éxtasis; dos características antagónicas a la Muerte.
ÉL
Esta mujer
me gusta mucho más que la otra, que fue durante mucho tiempo motivo de
aflicción nocturna. Cuando dormía siempre temía despertarme dentro de esa caja
sombría.
Mientras los dos
conversan, la primera mujer sigue bailando hasta quedar impresionada por la pirámide
negra, con la misma base de 70cm que el cajón y la pelota, que desciende desde
lo alto en el centro del escenario, colgando de un hilo invisible. Los otros
dos personajes también parecen intrigados por la entrada de esa pirámide en la
escena.
ELLA # 1
Lo que
ahora tenemos que desentrañar es un misterio mucho mayor que nuestra presencia
en el mundo.
ÉL
La maldita
caja no deja de hablar. Tengo que encontrar una forma de abrirla. ¿Me ayudas?
ELLA # 2
No puedo
hacerlo puesto que es un desafío que te impone tu propio inconsciente. Y seguro
que solo verás a la primera mujer cuando abras el cubo y te des cuenta de que
ella no está adentro, que siempre ha estado aquí, con nosotros.
ELLA #
1
El gran
dilema de este hombre es que cree que todos los arcanos del universo están
atrapados en esa caja que arrastra de un lado para otro y que le pesa como la
vida misma; esa condena impuesta por él mismo le impide verme.
La pirámide queda suspendida en el aire y no
deja de oscilar de un lado para otro. Los personajes la siguen con sus ojos sin
dejar de mover las cabezas.
LA
PIRÁMIDE
El cubo
que arrastras es la base que perdí en una tormenta de arena hace milenios,
desde entonces la persigo y ahora constato que su interior te agobia cuando
para mí es el centro y fundamento de mi existencia.
ÉL
¡Otro
objeto parlante! y ahora lo entiendo: no es la voz de una mujer lo que oigo
dentro del cubo, sino la voz del propio cubo. En vista de esto, me asombra que
el globo esté mudo, porque también debería decirnos algo. Cómo se dividen estas
formas en sus apariciones inesperadas. ¿O ya habían previsto su presencia entre
nosotros? Las pirámides con sus escaleras que crecen hacia adentro. El cubo con
la inagotable multiplicación de sus cielos. El globo con su obsesión por ser un
día nuevo, principio, razón esférica de todo. ¿Cómo entenderlos revestidos de
alegorías que nos devoran como un salón de espejos?
LA
PIRÁMIDE
Creo que
serías un gran árbol de muchos dobles, sino fuera por el riesgo de una muerte
prematura que paralizara los símbolos de tu premonición.
ÉL
¿Yo? ¿Por
quién me tomas? ¿Un druida?
¿Un golem? ¿Un dragón? ¿Una
bestia asombrada aplastada por la dialéctica?
LA
PIRÁMIDE
¿Quién
regaría sus propias vísceras con este diluido aceite de presunción?
Las dos mujeres comienzan
a reír y se acercan una a la otra, ondulando sus cuerpos en una danza
serpenteante. La pirámide continúa su rito pendular, mientras el globo y el
cubo esperan a que las mujeres los involucren en su baile. La música surge
invisible. Los instrumentos repiten la melodía del mantra que acompaña a los
movimientos.
ÉL (viendo bailar a la segunda mujer)
La loca
que ama bailar sola… Como una serpiente cósmica cargada de ilusiones. Ahora
entiendo porqué siempre se mira en el espejo que tiene en su mano como si fuese
una argolla matrimonial. La mujer con la que dice hablar es solo su propio
reflejo. ¡Y yo que creía que estaba loco! La loca es ella, sufre una especie de
síndrome de desdoblamiento, aunque parece no saberlo.
ELLA
En este
universo paralelo donde los objetos y los monumentos razonan y hablan, donde la
mujer que viene del desierto danza con una música que solo escuchan sus oídos y
donde este hombre que se niega a ver lo que lo rodea, es el único universo
tangible y verdadero; así a veces se esfume en este aire envenenado desde que
Sócrates bebió la cicuta.
LA
PIRÁMIDE
Parece ser
que ninguno de ellos entiende que duermen en mi interior; no saben ni siquiera
que hace mucho dejaron de tener vísceras y que son solo momias que yo controlo
hasta más allá del fin de los tiempos.
ELLA # 1 (la voz dentro de la caja)
Si miramos
de cerca, somos solo tres personajes y los objetos cobran vida como efecto de
nuestra ilusión de estar en el mundo. Imaginar geometría animada es ridículo. (dirigiéndose al hombre) Hay que
despertar de esa suspensión, caminar (grita),
dejar de ser un imbécil. ¿No ves que solo estamos nosotros tres aquí?
De repente, el
escenario está completamente a oscuras y en silencio. Dos rayos de luz oscilan
de un lado a otro, lo que permite ver que comienzan a llover minúsculos
cartones laminados, de diferentes colores, que reflejan chispas centelleantes
al ser tocados por la luz. La lluvia tarda un rato hasta que el escenario
vuelve a sumergirse en la oscuridad. A los lados se encienden unas velas y se
disponen los tres objetos, irregulares, mientras que, en el centro, uno frente
al otro, formando un triángulo, se sientan el hombre y las dos mujeres.
ÉL
Un
espejismo puede disipar todo lo que imaginamos que existe. Cómo una linterna
puede borrar la oscuridad. Ciertas imágenes deciden por nosotros lo que debemos
ver. Lo que tenemos en común con el soñar despierto es que solo lo entendemos
fuera de nosotros, en el otro.
ELLA # 1
Ahora que puedes
verme, digo mirándote a los ojos que nunca quise que me vieras diferente de lo
que soy.
ELLA # 2
Pero,
¿cómo sabría él quién eres?
ÉL
Ella
acierta en lo que dice. Lo que vemos en el otro es siempre un juego, una
máscara.
ELLA # 2
La marca
de un deseo.
ELLA # 1
Confiesa
que te gustaría tener sexo con nosotras dos.
ÉL
No
podríamos. Hay cosas que no podemos hacer donde estamos.
ELLA # 1
Las
máscaras son juegos infinitos de poder sobre los otros, al menos eso es lo que
creemos. La verdad es otra. Las máscaras sirven para ocultarnos de nosotros
mismos; con ellas evitamos mirarnos en las profundidades de nuestra propia
psiquis y sobre todo nos sirven de huellas para no perdernos en los sueños; si
eso llegase a pasar no habría camino de retorno.
EL
¡Es lo que
estoy diciendo desde hace rato! Nosotros solo somos una ilusión sacada del
sombrero de un aprendiz de mago.
ELLA # 2
¿Cómo
conejos?
EL
Yo diría
más bien como cobras.
Un viento frío se apodera del escenario, todos
los personajes se ponen a temblar, incluyendo el cubo y la pirámide.
ELLA # 1
Un frío me
recorre la espina dorsal y tritura mis huesos. El espejo ya no refleja mi
imagen puesto que entendió que solo reflejaba máscaras. Ahora estoy condenada a
la soledad sempiterna; y todo por tu culpa.
ÉL
¿Cómo es
posible que sea culpa mía? Ustedes no entienden todo lo que digo. Cuando digo
que hay cosas que no podemos hacer aquí, ambas piensan inmediatamente que es
una imposibilidad filosófica.
ELLA # 2
¿Y qué
otra imposibilidad podría ser?
ÉL (un poco molesto)
¡Física!
El espacio escénico en el teatro tiene sus características. Si quiero comer
conejos, no puedo matarlos ni asarlos. En el cine puedo hacerlo, pero aquí no.
Solo en el cine puedo cruzar un río o cruzar los cielos en un balón.
ELLA # 1
¡Qué gran
payaso! Aquí podemos crear las condiciones para la imaginación…
ÉL
Pero esto
es otra cosa. Imaginar es también una acción, puedo caminar, soñar, imaginar.
Pero cuando camino no me imagino mis propios pasos.
ELLA # 2
Debe ser
el frío. ¡Se volvió loco para siempre!
ÉL
Vaya
descubrimiento… ¿Acaso no se han dado cuenta que nuestros cerebros se fugaron
para siempre cuando la piedra de la locura se instaló en nuestras cabezas
errantes? No en vano Rimbaud hablaba de “yo es otro”. Y si bien es verdad que
podemos soñar, imaginar, recrear horizontes; la verdad es que el espacio
físico, el que nos rodea, el que pisamos a cada instante, es único e
indivisible. Entre todas las dudas esa es la única certeza.
ELLA # 1
Creo que
hace tiempo que no toma ajenjo
ELLA # 2
Ni fuma
hachís
ELLA # 1
Parece que
también abandonó la vida disoluta.
ELLA # 2
Y los
catres que danzan en la noche
ELLA # 1
Y la mesa
rabelesiana
ELLA # 2
Está
muerto en vida, de ahí que arrastre esa caja como quien arrastra una tragedia
griega.
Mientras escucha a
las mujeres que lo maldicen, el hombre se acerca a su cubo y lo abraza con una
caricia melancólica.
ÉL
Toda mi
vida se ha ido desde que encontré esa maldita caja. Ya he utilizado todos los
recursos simbólicos que conozco para intentar abrir este intrigante objeto. Mis
días se están desmoronando lentamente. Atrás quedaron mis huellas de
resistencia. Los cordones de mis sueños. Solo tengo estas pequeñas piedras de
sofisma en mis bolsillos.
ELLA # 2 (se dirige a
la otra mujer)
Su cerebro
no debe estar funcionando bien, seguro.
ÉL
La
tragedia griega forma parte del espacio que habitamos. En cierta forma vivimos
en el gran escenario de Epidauro; por eso todos somos actores de un drama que
se perpetua desde que Ifigenia, La del linaje poderoso, fuese obligada a
sacfrificarse para que Artemisa dirigiera los vientos a favor de las naos
aqueas.
ELLA # 1 (a la
otra mujer)
Habla como
un maestro escolar que ha perdido sus estudiantes y se encuentra solo en la
escuela vacía.
ÉL
Esta caja
es testigo del rapto de Helena y de la Guerra de Troya y también es testigo del
vuelo de los pájaros cuando cruzan los abismos en el filo de la oscuridad. Por
eso, a pesar de tener mil máscaras, prefiero la de la Soledad. ¿O acaso existe
otra forma de cruzar el vacío sin caer en sus fauces? Y por supuesto, está el
miedo ancorado en el tiempo; y sino sucumbo ante él es porque los cantos
agónicos de los pájaros me recuerdan a cada instante la fragilidad de la
existencia.
Luego el hombre saca
de un bolsillo tres guijarros de un azul como el del globo terráqueo. Al
colocar las piedras sobre la caja, se hace un silencio atronador en el ambiente
y la caja rompe el sello en una de sus caras. Las mujeres miran con asombro
como él, entre asombrado y asustado, finalmente abre la caja.
ELLA # 1
ELLA # 2 (al unísono)
¡La caja!
¡Se abrió!
Las mujeres se
acercan mientras el hombre abre la tapa de la caja. Los tres se inclinan sobre
la cara abierta, curiosos por su contenido. Los ojos se iluminan con fascinación.
El globo y la pirámide se retiran de la escena. Las velas se apagan. El
escenario está a oscuras. Dentro de la caja se enciende una luz. El hombre es
el primero en entrar al cubo, seguido pronto por las dos mujeres.
ACTO 2
El escenario consta
de una mesa rectangular, tres sillas y una mesita con café, agua y vasos. Sobre
la mesa central destacan las tres pequeñas formas de un globo, un cubo y una
pirámide. Cuando se encienden las luces, el hombre entra por la izquierda con
una taza en la mano, y las dos mujeres se acercan a la mesita para servirse un
café.
ÉL
¿Alguien
puede decirme qué pasó aquí ayer?
ELLA # 1 (dirigiéndose a la segunda mujer)
Parece que
no durmió absolutamente nada.
ELLA # 2 (dirigiéndose al hombre)
Creo que
era de esperar lo que pasó. Nuestros símbolos decidieron mostrar algunos de sus
misterios.
ÉL
Estas tres
miniaturas cobraron vida. ¿Es esto lo que estás diciendo?
ELLA # 2
¿No crees
que esto es posible?
La primera mujer
tiene una sonrisa irónica. Los tres personajes van a la mesa y se sientan.
ÉL
Los misterios son insondables; esa es una verdad de a puño que nunca ha
sido quebrantada. ¿Y ahora pretendes hacerme creer que esta tríada de objetos
inanimados tiene vida propia y qué se manifiesta con señas que solo ustedes dos
pueden comprender?
ELLA # 1 (dirigiéndose a la segunda mujer)
Este
hombre es un errante perpetuo incapaz de decodificar las señales que los
objetos que están en esta mesa le lanzan a cada instante. No importa lo que
hagas o lo que le digas; Él se regodea en la sordera y en la ceguera. Por eso
arrastra los pies como el eterno mendicante qué es.
ÉL
Escuchen lo que tengo que decir. Los signos se pierden en el umbral de
la memoria. A veces es necesario tocar un objeto para reconocer que está entre
nosotros, que no es solo parte de nuestra memoria.
ELLA # 1
También puede ser parte de nuestro deseo…
ÉL
Es verdad. Porque los tres símbolos más vertiginosos y enigmáticos que
existen son los minados por el tiempo. El presente es una agonía errante que la
mayoría de nosotros apenas puede soportar. El pasado es un buitre que nos pica
por dentro. El futuro es un nacimiento que no se produce. Hay tres formas de
sacrificio necesarias para que la vida nos asegure la ilusión de la
perpetuidad.
ELLA # 2
Pero también pueden ser formas de conjeturas, para que el lenguaje
pueda reproducir sus cantares de la creación.
ÉL
¡Pura especulación! Es como decir que el tiempo es una insignia
carcomida por la codicia o el soñar despierto. ¿Qué importa? El tiempo es una
mera ilusión; y si de verdad existe es solo cuando es pasado. El presente fluctúa
a cada instante y el futuro es imaginación; por lo tanto, es maleable y rara
vez termina cumpliéndose lo que hemos pensado.
ELLA # 1
En parte tienes razón, es como la rueda que tiene como ejes el
esqueleto de un fracasado; rueda y rueda, da tumbos, se desgasta, y, sin
embargo, nunca se hace añicos.
ELLA # 2
Ahora comienzo a entender, la caja es el pasado, el globo es el
presente y la pirámide, que pendía de un hilo, es el futuro. Por eso la caja a
la que hace un rato dabas puntapiés, y luego acariciabas con la mirada, te
precede todo el tiempo, ¡y por eso su carga parece pesarte tanto!
ÉL
Los tres símbolos también tienen su eternidad muriendo frente a
nosotros. Como estas miniaturas aquí en la mesa. Dentro de cada una de ellas
encontramos la vertiginosa comprensión de que el espacio también es triple:
tierra, atmósfera, cielo. Olvidar esto nos ha hecho perder la prosperidad de
nuestro espíritu. Hoy dudamos ante la propia sombra.
ELLA # 2 (dirigiéndose
a la otra mujer)
Cada uno de nosotros tres representa una perspectiva de ese abismo
interminable de la existencia. Yo soy la pirámide, tú eres el globo, él es el
cubo. Y ahora nos encontramos disociados de lo que somos, contemplamos nuestra
miniatura sobre la mesa, como un fantasma que invocamos para descifrarnos a
nosotros mismos.
ELLA # 1
Somos fantasmas de nosotros mismos repetidos hasta el infinito en un
espejo que comienza a desdibujar nuestras propias imágenes. Esas miniaturas son
el otro que nos habita y que desconocemos, al que tememos, el que nos empuja
para lanzarnos al centro mismo del espejo. Allí donde anida el abismo que lo
atrae como un potente imán.
ÉL
Somos el espejismo de ese tríptico de la Tierra, condenados a vagar, a
errar sin rumbo definido, y aun, lanzándonos al vacío, seguimos caminando con
los pies atados a la desesperanza.
ELLA # 2
¿En qué dirección, en qué en camino a qué exactamente?
ÉL (mientras camina hacia la mesa de al lado para buscar agua y
regresa lentamente)
En este viaje que hago ahora, me dirijo a mi sede. Es ella quien me
llama. Por eso siempre nos movemos hacia algo más grande que un lugar o un
objeto. Estamos convocados por la ausencia de algo decisivo en nuestro
interior.
ELLA # 1 (el hombre se acerca a ella)
Mi mirada te llama y sabes lo que quiero…
ÉL (mirando hacia la segunda mujer)
Ella también pudo participar, porque el deseo tiene mil puertas que
conducen a un abismo infinito. El deseo es una despensa de nuestras
deformidades. Un engranaje que mastica nuestros instintos.
ELLA # 2
Podría participar, pero ya no deseo ser hiena y mucho menos presa de un
depredador.
ELLA # 1
Aunque los ojos del ave carroñera nos vigilen, y aunque sus garfios
estén listos para darnos la última estocada, yo te llamo.
ELLA # 2
Yacer con alguien es como morir; y morir es un acto ad infinitum que se
repite en el corredor del Tiempo. Los mismos gestos, el mismo ritual, el mismo
cansancio, el mismo aburrimiento.
La primera mujer lleva a su mano el cubo en
miniatura en la mesa. Mientras lo hace, la caja original cae en el lado
izquierdo del escenario, chocando contra el suelo. La mujer se sobresalta y
deja caer la miniatura al suelo.
ELLA # 1
¡Que hice! Parece que toda la tierra se sacude, formando terremotos y
erupciones volcánicas.
El hombre se siente aturdido en la silla,
reflejado en él los efectos sísmicos de la caída del cubo rojo.
ELLA # 2 (mirando al hombre)
Parece inevitable que a toda acción corresponda una reacción. Lucha
eterna de los cromosomas de nuestra existencia. Las luces rehacen la oscuridad,
al igual que los manuscritos plantan un bosque en sus cuadernos.
ÉL (hablando consigo mismo)
El movimiento telúrico que acabamos de sentir es el reflejo del
terremoto que ha sido mi existencia entera. La casa sosegada solo existe en la
imaginación de los místicos españoles; la realidad es que vivimos en las fauces
de las fieras que hemos creado nosotros mismos y que siempre están listas para
devorarnos vivos.
ELLA # 1
La existencia es una boa que se muerde la cola, y de tanto morderla
termina por devorarse ella misma.
ELLA # 2
El sosiego es una falsa imagen que dibujan las tinieblas.
Las dos mujeres arrastran sus sillas, cada una
a una esquina del escenario. Se sientan mirando la mesa donde todavía se
encuentran las miniaturas de la pirámide y el globo. El hombre toma los dos
objetos, cada uno con una mano, y los aprieta. Las mujeres se retuercen de
dolor en sus sillas.
ÉL
Puede que todavía ellas dos no hayan entendido que no estamos divididos
entre el cazador y la caza y que no somos los tres simios que comparten sus
sentidos. Si vestimos la ropa del caos, esto no significa que debamos exhortar
al karma de las catástrofes.
El hombre luego se deshace de esas miniaturas y
cuando tocan el suelo sus versiones originales colapsan en el escenario, cada
una junto a una mujer.
ELLA # 1 y ELLA # 2
Henos aquí
atrapadas en el tiempo y en un espacio imaginario; somos rehenes aparentes de
una pesadilla disfrazada de hombre fracasado. El fiasco de su vida está
encerrado en esa caja que arrastra penosamente y de la que es imposible
desasirse. Ni en mil vidas podría dejarlo atrás.
ÉL (hablando
para sí mismo)
Ellas no
lo saben, son la presa que aprietan mis garfios; y aunque yo también sea una
presa de ese tiempo que me aniquila, les llevo ventaja puesto que soy el
cazador que sigue sus rastros y huele sus cuerpos asustados. Entre más miedo y
desconcierto tienen más alimentan mis ansias de estrellarlas contra la línea
del horizonte. Ni siquiera convertidas en polvo podrían escapar a mis
designios.
ELLA # 1
Soy una
burbuja y la huella que dejo por donde voy es la asfixia de quien me mira y me
ve marchar. Con mis nubes que pueden hacer que el clima sea confuso. Desvelo
los secretos de la apoteosis de todas las nieblas.
ELLA # 2
Soy un
montículo que todos esperan cavar y revelar mi energía vegetativa. Planeo las
dificultades más comunes, y quien se atreva a revertir mi forma encontrará que
la ascensión es una artimaña sarcástica de la caída.
ELLA # 1
Yo soy el
cielo.
ELLA # 2
yo soy la
atmósfera.
ÉL
Yo soy la tierra.
Las luces tiemblan
cuando una lluvia de pequeñas piedras cae sobre el escenario. Cuando cesa la
lluvia, se apagan las luces. Con el silencio, la oscuridad se dispersa y la
escena vuelve a la formación del inicio del acto. La mesa en el centro, las
tres miniaturas en ella, los personajes cada uno en su silla, la mesita al
lado, con agua y café.
ELLA # 1
Soy Caelus y también me llaman Herida por el
Rayo.
ELLA # 2
Mi nombre es Atmósfera y ahora, con bastante frecuencia, el oxígeno que
emito se vuelve veneno.
ÉL
Mi nombre es Tierra y antes me llamaban Gea. En mi interior anida el
magma dispuesto siempre a aniquilar todo lo que encuentro a mi paso.
Los tres personajes
se cogen de las manos y cantan al unísono: Controlamos la vida
y la muerte. Luego se escucha un coro que viene de detrás del escenario,
repitiendo el mantra del primer acto: Pasan las noches donde cada uno se descubre a
sí mismo.
ÉL
He estado pensando durante mucho tiempo que mi vida no vale nada. Es un
terror recurrente que me hace pensar seriamente en deshacerme de mí mismo.
ELLA # 1
¿Piensas en el suicidio?
ÉL
No he llegado a la conclusión de qué manera, pero una cosa es cierta:
pasan los días y me exijo algo que nunca podré satisfacer.
ELLA # 2
Pero todos somos así. Me he casado tres veces y siempre llegaba un
momento en que no estaba satisfecha con mi vida y simplemente me alejaba.
ÉL
Pero quiero alejarme de la vida y no de tus circunstancias.
ELLA # 1
La vida es este simulacro de circunstancias. Las promesas incumplidas,
los mitos enredados, las sorpresas embarazosas.
ELLA # 2
Todos estamos encadenados, puedes pensar que eres único y que mis
circunstancias carecen de importancia para ti y sin embargo estamos unidos por
un hilo invisible que ni las catástrofes más insólitas podrían romper.
ELLA # 1
¿Ni siquiera cuando las ballenas pierden el rumbo ni cuando los
pelícanos van a morir detrás de las escolleras ni cuando los elefantes
diseminan los huesos de sus muertos por las sabanas horadadas por el sol
calcinante? ¿Aun así estamos encadenados?
ÉL
Lo que dices es pura cháchara. Yo soy un errante solitario cuya única
compañía es este cubo que arrastro desde que tengo memoria. De todos modos, me
acompañan los números perdidos mientras esperaba algo que jamás ha llegado.
ELLA # 2
Como un tren que acabó tomando otra ruta que no formaba parte de los
raíles.
ELLA # 1
O ese famoso caso de la ballena voladora que se convirtió en el primer
sputnik mamífero de la historia.
ÉL
Sí, este milagro permanente que hace que las cosas siempre sean
diferentes. Incluso me pregunto si realmente estamos aquí en esta mesa, los
tres, tratando de desmantelar el misterio de estas tres miniaturas. ¿Al menos
ellas nos dirán el nombre de cada una solo con la persistencia de nuestra
mirada?
ELLA # 2
No diría con certeza que estamos aquí. Y no me refiero a la mesa, ni
siquiera al teatro, sino a este momento en el que imaginamos ser la
representación de algo.
ELLA # 1
Si es cierto que solo somos actores, ¿qué otro tipo de personas nos
miran en la audiencia?
ÉL
Siempre somos actores que representamos nuestro papel en escenarios
diferentes; a veces tenemos público y otras veces carecemos de él. Y si miras
bien no hay espectadores, ya que solo estamos repitiendo la obra, aunque en
realidad llevemos una eternidad haciéndolo.
ELLA # 1
Si es así no veo la necesidad de seguir con esta discusión estéril. En
todo caso no estamos solos, fuera de las tres miniaturas que nos acompañan en
esta mesa están nuestras sombras que nos siguen por doquier.
ELLA # 2
Es cierto, la mía siempre lleva un cuchillo afilado apuntando a mi zona
lumbar y aunque trato de hacerle perder mis huellas nunca lo consigo. Su
presencia oscurece el firmamento y me llena de dudas.
ÉL
No, todavía falta algo. Los nombres que dejamos atrás como
desfiguraciones de nuestro carácter. La gente que no pudimos salvar, cuando su
muerte parecía estar en nuestras manos.
ELLA # 1
Esto es una ironía.
ÉL
Ni mucho menos. Estoy hablando en serio. Piense en los ataques
terroristas, los virus programados, las mentiras que cambian la vida de mucha
gente.
ELLA # 2
Es vandalismo, de eso no hay duda. Pero lo que estamos viviendo ahora
es una herida que nunca sana.
ÉL
Acepto que es así. Pero seguimos siendo incapaces de afrontar el enigma
que envuelve a estas tres figuras. Debe haber una explicación para sus colores.
Quizás el color sea la clave que nos permitirá, al menos, pasar a otra escena.
ELLA # 2
El color no existe, lo que da color es la luz; ¿o acaso distinguen algo
en la oscuridad? La luz recrea los colores y crea las sombras. En lo que a mí
concierne prefiero los grises con sus diferentes matices y las sombras
proyectadas por nosotros mismos y por los objetos; y todo eso posible por los
efectos de la luz.
ELLA # 1
Yo diría más bien que la luz permite ver los colores ocultos en la
oscuridad; y es esa misma luz que cambia con las horas del día la que hace que
percibamos nuestro entorno y sus colores de forma disímil y cambiante. Eso lo
sabían muy bien los impresionistas. Monet, con su Estación de Saint-Lazare
o con su Parlamento de Londres, nos enseñó a ver de una forma diferente.
Por eso Picasso solía decir: Monet es un ojo, pero que ojo;
también decía que el arte es una mentira que nos
permite comprender la realidad.
ELLA # 2
Ese es un buen apunte; además habría que agregar que Monet sufría de
cataratas por lo que los colores cambiaban o terminaban por esfumarse del todo.
Y cuando lo operaron se quejaba que solo veía colores sucios que lo
atormentaban; luego se adaptó a su nueva condición y terminó Los Nenúfares.
ÉL
Si es cierto que la luz es la contraparte inseparable de la oscuridad,
y su resplandor fertiliza nuestra percepción de los colores, también es cierto
que estamos impregnados de símbolos ocultos que revelan la naturaleza de cada
color. No quiero convertir esta alquimia multicolor en un tratado cromático, ya
que sería injusto convertir esculturas oceánicas en etnografía. El corazón del
mundo es un volumen poético que nos desafía a vivir su encanto figurativo. La
visión es un ungüento que aplicamos en todas sus formas. Los colores, no la luz
ni la oscuridad, juegan diferentes roles entre diferentes pueblos. Son, por
tanto, quienes atribuyen valores al pensamiento, el sentimiento y la intuición.
ELLA # 1
Los símbolos ocultos son mordeduras de víboras que borran las imágenes
de los espejos de agua y destejen las redes de la memoria; por eso reptamos con
las sombras que corren a esconderse cuando llega el alba y los ojos se niegan a
mirar la luz.
ELLA # 2
Entre el crepúsculo y la aurora se debate la existencia mientras los
súcubos nos ponen trampas y nos lanzan indefinidamente al vacío. Es entonces
cuando descubrimos que la intuición se estrella contra la ausencia de colores.
Nuestra conciencia da tumbos y rueda cuesta abajo sin que ninguna roca pueda
atajarla.
El hombre apoya la cabeza sobre la mesa, entre
las manos. Las dos mujeres lo miran llorar desconsoladamente.
ÉL
Llevo aquí mucho tiempo, más de lo que nadie podría soportar. Supuse
que todos estos disfraces eran piedras sacadas de un laberinto. Esas lágrimas
que a veces brotan como una corriente profunda. Camino por las calles. Nunca me
viran. Lo que saben de mí se limita a este juego de metamorfosis que
programamos con estas tres formas primarias de la existencia. Lo que somos no
es exactamente la representación de una pirámide, un cubo y un globo. En primer
lugar, lo que debemos ser es la proyección alquímica de estas formas, su fusión
irreversible.
ELLA # 1 (tocando la cabeza del hombre)
Te entendemos. Tu dolor también es nuestro.
ELLA # 2 (también frotando la cabeza del hombre)
Debe haber un momento en el que aceptemos la unidad por encima de todas
las fragmentaciones de la vida. Lo que tenías que decirnos es que estabas a
punto de encarnar esa unidad con nosotras.
ÉL
Permitir que la realidad se recomponga después de las sucesivas
implosiones de sus dolores… Ustedes no podrían devolverme ninguna de las cosas
que extrañé. Cuántos mitos estrecharon sus pasos para ayudarme, pero no,
ninguno de ellos sabría qué hacer perdido dentro de mí. No creo que las cosas
sean diferentes ahora.
ELLAS (al unísono)
¡A nosotras nos pasa lo mismo!
ELLA # 1
En las catacumbas de la agonía las almas errantes terminamos por
encontrarnos las unas a las otras; por eso estamos aquí hablando sobre el
sinsentido de la existencia y por eso mismo nos acompañan estas tres figuras
geométricas para decirnos que el fin es una utopía inalcanzable.
ELLA # 2
No importa lo que hagamos, siempre estaremos aquí arrastrando las
huellas de lo que fuimos e incluso arrastrando las huellas de los otros. Es una
maldición de la que no podemos escapar. En nuestros hombros llevamos todo el
dolor del universo; por eso nos sentimos aplastados y por eso nos movemos como
alimañas derrotadas por enigmas que jamás serán decodificados. Edipo ya no nos
visita en sueños y las esfinges nos dan la espalda. ¡He ahí nuestra tragedia!
ÉL (recuperándose de las lágrimas)
Quizás si habitáramos en otro tiempo sería posible para nosotros
entender mejor este infierno. Un viaje en el tiempo. ¿Las dos se atreverían?
Todo el escenario está completamente a oscuras.
ACTO 3
Cuando se encienden las luces, los tres
personajes están vestidos con un maillot de cuerpo entero, cada uno
representando su color: el hombre está vestido de rojo, la primera mujer está
vestida de azul, la segunda mujer está vestida de amarillo. Los tres están
dispuestos en el escenario a una distancia de tres metros entre sí, el hombre
en el centro. Están sentados en el suelo frente a rocas que ellos mueven
mientras hablan. Al fondo del escenario, ocupando toda el área, se proyecta un
video con un cielo intensamente azul, nubes blancas que se mueven a lo largo
del acto.
ÉL
El fuego no sabe llorar como el agua. Los árboles de fuego son como
piedras que caen al aire.
ELLA # 1
El agua clama por la imagen y la perfección del hombre, porque está en
el centro de todo. Los ritos del agua son siempre un renacimiento.
ELLA # 2
El aire es una alegoría inexplicable. El aliento de la creación lo hace
todo posible. El aire se mueve a través de las cámaras del alma.
ÉL
El aire huracanado es el caos que rompe el alba y que juega con
nosotros como si fuésemos marionetas de un vaudeville de barrio.
ELLA # 1
Los glaciares se funden, las montañas se arrodillan y los ríos se salen
de su curso.
ELLA # 2
Furia de meteoritos inundan el firmamento, los árboles se saben
desamparados.
ÉL
El fuego es una onda que proviene de mil tensiones. La casa resucitada
del inconsciente. El licor de la ambigüedad que arde e ilumina.
ELLA # 2
El aire es una corriente de tormentas. Su doble virtud nos permite
volar y hace que los metales de la gravedad circulen dentro de nosotros. El
aire es un trueno de abismal amplitud.
ELLA # 1
El agua asciende de los mundos inferiores, tan cambiante que acaba
siendo la suma de todos los opuestos. El agua nos hace humildes cuando nos
abraza por dentro y por fuera.
ÉL
Quizás la tierra es el perfecto estado del caos. Por eso, los verbos se
gestan en su interior. Por eso se nos ha prometido y nunca se cumple. Cuando
pensamos en la tierra como santa, terminamos negando nuestra propia existencia.
Lo sagrado permite lo profano, pero lo profano es la negación de su opuesto. La
tierra nunca llega al centro de nuestro universo. Ni siquiera en una
catástrofe.
ELLA # 2
La inmutabilidad no existe, de ahí que la lucha entre los contrarios
sea eterna. La vida es un viaje a los escombros donde anidan nuestros propios
demonios. Sus cantos fúnebres callan el canto de las sirenas y las obligan a
esconderse en el silencio.
ÉL
El silencio es una jauría que ataca en las largas noches de invierno
cuando la aurora boreal inunda el cielo.
ELLA # 1
Los colores estallan en nuestras pupilas hasta reventarlas.
ÉL
Aquí podríamos pasar toda nuestra vida desenterrando las anomalías del
tiempo. Podríamos construir las mejores arcas, así como templos de los sentidos
secundarios. Desenterrar el temperamento de las sombras y las cenizas. Un arte
bruto con sus árboles que se arrastran por la tierra como lagartos electivos.
Podríamos pintar nuestros perfiles de forma bizantina o persa, y hacerlos
reflejar las catástrofes climáticas del siglo XXI.
ELLA # 2
Una complejidad simbólica ha devastado la naturaleza humana.
ELLA # 1 (moviendo una piedra fuera de lugar)
No estoy muy segura. Observen bien el arco de las tormentas. Debajo de
él, una tabla de piedras falsas. Todo es muy sencillo. Los pastos del mundo se
concentraron en un solo país. En otro, se celebra la sumisión espiritual que
convirtió al hombre en una máquina consumidora. En el tercer país hay una
alegoría bélica que es el gran vehículo para la postración de la humanidad.
ÉL
Tienes razón. No hay complejidad alguna. El hombre siempre ha caminado
hacia su propio fin.
ELLA # 2
Ahora lo miro. Un monstruo de tres cabezas gobierna la aniquilación de
los símbolos.
ELLA # 1
Yo diría que más que caminar hacía su propio fin el Hombre es el
artífice de su propia destrucción. La compone como si se tratase de una
sinfonía bastante elaborada en la que los cantos de las cigarras y de los
cocuyos le sirven de fondo. El Homo Sapiens es la única especie animal que se
destruye a sí misma y que aniquila a su propio entorno. Su inclinación bélica
supera todas las disputas y pequeñas guerras de chimpancés o de hormigas.
ELLA # 2
Las rocas que tenemos delante son el preludio de ese concierto del que
hablas; por eso vuelan como meteoritos para luego desintegrarse en miles de
pedazos que horadan las pocas planicies que aun quedan en estado semisalvaje.
Ya ni los topos se encuentran a salvo de esta hecatombe que atrapa a los pocos
tobillos de Aquiles que aun se encontraban intactos.
Él
Los árboles ya no dan sombra y las tormentas barrieron con los pocos
refugios y luego los sepultaron bajo la furia del agua. Si pensamos en la
invención de Dios, basta para probar que el hombre está compuesto de perversión
y ensoñación. Los tesoros que ha estado nombrando y escondiendo a lo largo de
su existencia no son más que los motivos del derramamiento de sangre, la clave
de toda corrupción moral y el mapa de destrucción de los sueños.
ELLA # 2
No deberíamos estar aquí mucho más tiempo. No se prevé una digestión
para la dominación. Ella no puede dejar de comer.
ELLA # 1
Sí, tal vez tengamos que esconder estas piedras que tenemos en nuestras
manos y mirar mejor la doble imagen que el hombre deja por donde va. Nada nos
conviene más que negar lo que somos.
ÉL
Negar o no negar, no es otra la cuestión. Ocultar las piedras,
transformarlas en pequeñas divinidades, hacerlas añicos, pulverizarlas o
diseminarlas, no cambiaría los designios trazados por la existencia.
Posiblemente lo único que sería diferente es la forma de hacer la guerra;
pasaríamos de las armas nucleares y de los drones asesinos a los palos y a las
rocas sin pulverizar y luego desenterraríamos las que están bajo tierra.
ELLA # 2
El hambre seguiría asolándonos y algunos pocos hombres seguirían reinando
sobre un ejército de desharrapados. El poder es un cáncer que crece y se
reproduce permanentemente. No hay antídoto contra él. Nos devora las entrañas
antes que las hambrunas nos hagan desaparecer.
ELLA # 1
La canícula se instalará sobre nuestras cabezas y nos impedirá ver y
respirar. El suelo ardiente impedirá el cobijo y la marcha; los lobos saldrán
de su guarida y seremos su presa favorita.
Mientras habla la segunda mujer, la proyección
del video se desvanece, hasta que desaparece por completo. El escenario queda
completamente a oscuras.
ACTO 4
Un enorme cubo, con una base de 2 m, está en el
centro del escenario. Los tres personajes, vistiendo un maillot del color de la
piel, dan vueltas en redondo como zombis que no saben lo que hacen. En la pantalla
se observa el interior de una prisión oscura y vieja, vacía y abandonada.
ÉL
Henos aquí
dando vueltas en redondo, atrapados en nuestra propia cárcel. El frío y la
humedad que carcomen los huesos son nuestro peor cancerbero. Ya ni me acuerdo
cuando fue la última vez que le hablé a alguien; cuando lo hice una ráfaga de
viento me cortó la respiración. Desde ese día mi voz desapareció.
ELLA # 1
Damos y
damos vueltas en redondo como si este cubo infernal fuese la piedra negra de la
Kaaba; estoy rendida, la cabeza gacha y la mirada perdida en el suelo. No se
nos permite dejar de caminar y de mascullar una especie de mantra que resuena
en el interior de mis oídos como una música infernal.
ELLA # 2
De algún
modo hay que reaccionar a esto.
Luego, los tres personajes
comienzan a empujar el cubo hacia la parte trasera del escenario, dejando
espacio para la danza. Empieza a sonar la música y bailan unos minutos. Poco a
poco, los movimientos dancísticos y la música se vuelven más febriles, llevados
por una intensidad erótica, con vibraciones alucinadas en busca del éxtasis.
Este ritmo se mantiene hasta el momento final, cuando los cuerpos caen al
suelo. Completo silencio. Las dos mujeres abandonan el escenario y regresan con
la pirámide y el globo terráqueo utilizados en el primer acto. El hombre luego
se va y regresa con un libro en la mano. Luego comienza a leer mientras las
mujeres se maravillan con sus líneas. Pronto dejan sus objetos en el suelo y se
acercan a él, entonces proceden a leer el libro, alternativamente, siempre en
la misma página abierta.
ÉL
La página de perfección, la página de la que
ninguna palabra puede ser alterada sin daño, es la más precaria de todas. (Jorge Luis Borges) La primera
vez que me leí en el espejo de los artificios descubrí un nombre que se formó a
partir de la hinchazón del rostro. No era un nombre, sino un símbolo aplicado a
la piel con un lenguaje que se mezclaba con el máximo poder de las palabras.
ELLA # 1 (pidiéndole el libro, comienza a leer)
La
sucesión de letras trajo consigo una entidad formada por diferentes emociones,
la idea de un ser engendrado en la equivocada multiplicidad de valores.
ELLA # 2 (tomando el libro de manos de la primera
mujer)
La primera
letra es el símbolo de la tierra y gracias a ella las demás se multiplican como
un eco ambivalente. Símbolo de unidad, donde todas las cosas deben perder el
equilibrio.
ÉL
El
lenguaje, tan antiguo como la especie humana, es volátil, cambia, desaparece y
se reinventa en otra lengua otrora inexistente; de ahí su falta de equilibrio.
ELLA # 1
La segunda
letra es el símbolo del aire, juega a tener dos vientres para convertirse en
huracán y en caos.
ELLA # 2
La letra
tercera es el símbolo del agua; es una ola que viaja a la playa y allí se
recoge, desaparece. Los signos imitan el balbuceo primigenio, son el principio
y el fin de todo orden.
ÉL
¿Cómo
desentrañar todo lo que somos, en medio del rito de paso de cada letra? Una de
ellas en el pasado, otra en el futuro, y la que debería estar con nosotros
insiste en no dejarse ver.
ELLA # 2
Como
cuerpos que se entremezclan sin que reconozcamos quién es el padre, el hijo, el
espíritu santo. Este viaje solo puede crear un nuevo avance en la imaginación,
porque nada en él es tangible.
ELLA # 1
Después de
las heroicas muertes que se multiplican en el corazón de los sacrificios, el
mundo físico es la única extinción transitoria, la que inventamos como doctrina
luminosa. Entonces construimos un infierno para la disolución de sus
jerarquías.
ÉL
Los
infiernos que nos habitan son múltiples incendios que devoran nuestras entrañas
y que nos impiden avanzar; y cuando logramos hacerlo es sobre una tierra
calcinante que abraza nuestros pies.
ELLA # 2
Desconfío
de lo aparentemente tangible; el mundo que nos rodea, y en el que vagamos
inútilmente de un lado para otro, es ilusorio; de ahí que las letras de los
libros ya no sean cuneiformes y que los jeroglíficos sean todo un enigma para
nuestros ojos.
ELLA # 1
Dependemos
de los hilos invisibles que las civilizaciones camaleónicas mueven a su antojo;
hoy creemos pertenecer a ellas y mañana somos expulsados de los paraísos que
ellas representan. El exilio es nuestro único refugio; así nos parezca un
infierno.
ÉL
¿Cómo
abrigar todas estas brechas dentro de nosotros? Las fiebres en las que se tejen
las esponjas. Las vísceras en las que se entrelaza cada palabra. La miel que
fluye por los vasos de nuestra soledad.
ELLA # 1
Dependemos
de las noches que chocan contra las colinas. De los pájaros negros que
abandonan su sombra antes de cantar. Hoy, las piedras significan que conocen
las ramas de la gravedad y que las frases que imaginamos leer en este libro son
las chispas de un sueño colectivo.
ELLA # 2
Los
pétalos en llamas de tanto dolor asimilado. La garganta tenebrosa de la que
brota la profanación de nuestra precariedad. Todo lo que leemos es una herida
más en la piel del tiempo. Una cicatriz llena de frustraciones y nuevos miedos.
ÉL
La
cicatriz que llevamos en lo más profundo de la inconsciencia humana es el motor
que nos impulsa hacia adelante; así a veces escojamos el salto al vacío. La
cicatriz es una daga afilada dispuesta siempre a dejar otras heridas y otras
cicatrices. La cicatriz es el delirio, la locura y la pesadumbre. La cicatriz
son los pies de peregrinos que arrastramos de una existencia a otra.
ELLA # 1
Por eso
Zurita, nuestra conciencia poética, nos grita al oído La poesía es cicatriz
o no es. La mejilla arde y la pus recorre nuestras venas. La cicatriz es el
magma que vomitan los volcanes.
ELLA # 2
La
cicatriz se abre y nos muestra el fuego del centro de la tierra. La cicatriz
son los derrumbes que llevan consigo piedras, lodo y angustia. La cicatriz es
la conciencia de la historia.
Al leer este pasaje,
la segunda mujer cierra el libro. Los otros dos personajes miran sin
comprender.
ELLA # 2
Existe ese
momento en el que una persona no sabe qué más decir. La chispa de cualquier
reacción se apaga. El libro se vuelve ilegible.
ELLA # 1
La última
chispa se llama vacío. Nos invade como un oratorio.
ÉL
Quizás
tengamos que preguntarle al silencio qué es lo que todavía quiere de nosotros.
ELLA # 2
Ni
siquiera el silencio está más interesado en esta escena que cambia la incredulidad
del mundo.
ELLA # 1
¿Qué
haremos entonces? ¿Dejar el cuerpo abandonado en la losa para poder realizar la
autopsia?
ÉL
Pero, ¿a
quién le importaría saber qué nos mató?
Los tres personajes
giran a la derecha y continúan hablando hasta que abandonan el escenario.
ELLA # 1
¿Es
entonces la ignorancia la única victoria sobre la muerte?
ELLA # 2
Nada
supera a la muerte.
ÉL
Tampoco
nos preocupa nada en un momento como este…
ELLA # 1
Aún
volveremos para decir algo.
ELLA # 2
Siempre
volvemos.
Las luces se apagan
hasta que el escenario está completamente a oscuras.
ACTO 5
Las luces se
encienden lentamente. Se proyecta una película en la pantalla de fondo: en una
playa vacía entran tres personajes; cada uno con su silla de aluminio. Se
sientan uno al lado del otro frente a la audiencia. El hombre, antes de
sentarse, toma tres objetos de goma: un cubo, el globo y la pirámide, y los
coloca en la arena frente a él. Luego empieza a rodar, entrando al escenario,
ese globo azul usado en el segundo acto. Se da la vuelta y se detiene en el
centro.
ÉL
A veces,
el mundo parece más grande de lo que realmente es.
ELLA # 2
¿O somos
nosotros los que nos vemos tan pequeños que todo nos supera?
ELLA # 1
Nunca se
sabe, ya que dependerá de dónde estemos.
ÉL
El espacio
es una extensión de nosotros mismos y es directamente proporcional a nuestro
tamaño; entre más insignificantes somos más imponentes son las montañas;
incluso aquellas que ruedan cuesta abajo, y que se convierten en lodo, terminan
por sepultarnos debajo de su furia.
ELLA # 2
Este globo
que nos sigue por doquier es la representación de ese espacio que nos agobia.
Poco importa que sea una playa y que el mar esté al frente nuestro; la
sensación de ahogo siempre va in crescendo; como las olas que invaden una y
otra vez este espacio imaginario.
ELLA # 1
En
espacios infinitos como este es cuando más cerca del fin me siento; sé que no
hay vuelta atrás y que caminar hacia el horizonte es solo una utopía.
ÉL
¿Quién de
ustedes dos cree que el mar puede traernos de regreso de un viaje perdido?
ELLA # 2
El mar
nunca abandona su lugar, por mucho que imaginemos su infinito movimiento.
ELLA # 1
Las olas
nos siguen con su mirada, la forma en que soplamos el desgaste de la existencia
en nuestras profundidades.
ÉL
Yendo y
viniendo, somos las olas, no ellas.
ELLA # 1
Sí, somos
nosotros los que salimos y entramos. Las olas simplemente nos siguen con la
mirada.
ELLA # 2
Y lo que
improvisamos en cada momento ...
ELLA # 1
Incluso
será imposible escribir una veintena de sentimientos.
ELLA # 2
Estamos en
todo momento por un hilo. Incluso hay esos momentos en los que apenas
desaparecemos del todo.
ÉL
Hemos
estado aquí tanto tiempo que creemos que somos eternos. Solo ahora me doy
cuenta de que ni siquiera sabemos nuestros nombres.
ELLA # 2
Mi nombre
es Clarisse.
ELLA # 2
Y el mío
Alba.
ÉL
Me llamo
Pedro, de piedra, de petra, de petrificado…
ELLA # 1
Alba es el
comienzo, una especie de eterno retorno, como la luna nueva que se convierte en
cuarto creciente y luego en luna llena. Las tinieblas dan paso al alba, a la
claridad.
ELLA # 2
Clarisse
es otra forma de nombrar la claridad, es el antónimo de oscuridad.
ÉL
Gracias al
alba y a la claridad los pájaros migratorios encuentran su ruta.
ELLA # 1
En tiempos
invernales la piedra nos da refugio.
ÉL
Pero aquí
estamos, en la playa, con este rumor de desamparo, como si la vida estuviera en
otra parte.
ELLA # 2
La vida ha
estado aquí todo el tiempo. Somos nosotros los que solemos irnos.
ELLA # 1
¿Usted
realmente cree eso?
ELLA # 2
Ya no lo
sé. Pasamos por muchas cosas. Frustraciones afectivas, violencia púnica,
abandono de las religiones. Algunos de nosotros nunca encuentra un sentido de
hermandad en el mundo.
ÉL
Otros
sobresalen en las perversiones y encuentran consuelo solo en la maldad.
ELLA # 1
Las hermandades son la gran falacia con las
que sus líderes nos conducen al patíbulo; desconfío de todos los grupos,
pequeños o grandes. Seguir a alguien con una campana al cuello es la peor de
las sumisiones.
ÉL
Esa es una
de las perversiones a las que me refería. Borrar toda huella de independencia y
de autonomía, llevando al rebaño a un despeñadero, es, posiblemente, una de las
armas más letales que ha usado el Hombre.
ELLA # 2
No lo sé…,
escuchándolos a ustedes me invade la duda. Hace tanto tiempo que estoy sola que
a lo mejor he perdido la conciencia de lo que significa vivir en comunidad.
ÉL
Pero esta
es la confirmación de lo que estamos hablando. Que tu sentido de independencia
te hiera, déjate arrastrar por la arbitraria soledad hasta el momento en que
aceptes participar en una estrategia para anular identidades.
ELLA # 1
La más
exitosa de todas. Desde la primera de las grandes guerras, el siglo XX ha ido
mejorando este sudario.
ELLA # 2
Ahora
bien, Alba, no está mal querer pertenecer a alguna instancia.
ELLA # 1
Pero está
mal hacer esto como un atributo de ignorancia.
ÉL
Siempre he
pensado que la ignorancia funciona de dos formas: la sagrada y la profana.
ELLA # 1
¿Cómo así?
ÉL
Fíjate,
Clarisse, cuando está determinada por una aspiración a lo sagrado, la
ignorancia acaba revelando ecos de una sabiduría, mientras que cuando se acerca
a los artificios de lo mundano o herético, despierta un cáncer dentro de
nosotros. Por tanto, la ignorancia profana es muerte en vida.
ELLA # 1
Pedro, nos
estás enterrando contigo en el fondo del pozo.
ÉL
Lo que te
niegas a ver es que siempre hemos estado en el fondo del pozo; las pocas veces
que hemos salido a su superficie, y este es el caso, es para constatar que
nuestra ignorancia y nuestro fanatismo nos atan a los demás. Cuando logramos
dar un paso adelante, solos y dando la espalda a la manada, es cuando
comenzamos a romper las cadenas que nos impiden ser nosotros mismos.
ELLA # 2
Darle la
espalda a la gente es negarse a sí mismo la posibilidad de amar y negarle a los
otros la solidaridad.
ÉL
Pero, ¿de
qué solidaridad hablas? ¿de las guerras, de las hambrunas, de las pestes que
asolan a los pueblos? ¿del poder de unos pocos que aplasta a la mayoría? ¿A eso
le llamas amor y solidaridad?
ELLA # 1
Viéndolo
de esa forma prefiero el fondo del pozo.
ÉL
Es un
hecho que ya no importa si estamos dentro o fuera del laberinto. Llámalo pozo,
cueva o cualquier otro truco de aislamiento. La naturaleza humana ha expirado.
Hoy todos vivimos arrastrándonos por los rincones, el humanismo se ha
convertido en la excepción.
ELLA # 1
Hay un
cinismo general que palidece las reacciones.
ELLA # 2
Debo
admitir que tienes razón. ¿Realmente no hay salida?
ÉL
Este mar,
tal vez.
ELLA # 2
¿Más cinismo?
ÉL
Con el
agua ya a nuestros pies…
ELLA # 2
Basta,
Pedro.
ELLA # 1
Él está en
lo correcto. Quizás en las profundidades de los mares encontremos un portal que
nos lleve a alguna forma de renacimiento.
ELLA # 2
¿Por qué
no el espacio?
ÉL
Porque ya
está repartido entre los ricos.
ELLA # 2
¿Y el
fondo de los mares?
ELLA # 1
Queda
olvidado.
Él
En cierta
forma hemos llegado al fin del mundo, no hay marcha atrás ni tampoco podemos
seguir hacia adelante, es el agua la que viene a nuestro encuentro.
ELLA # 1
Tal vez es
la única forma de hacer un viaje a la semilla; en ese caso sería el último.
ELLA # 2
El
pesimismo de ustedes dos me saca de quicio; no sé ni siquiera porqué sigo
escuchándolos; me niego a creer que este es el fin y que el mañana no existe.
ÉL
Sigues sin
comprender nada. No hay escapatoria posible. Nosotros mismos hemos cavado la tumba
donde vamos a yacer por los siglos de los siglos. El mar la borrará del mapa; a
lo mejor algún día sea el refugio de un banco de peces.
ELLA # 1
En ese
caso nuestras vidas no habrían sido un fracaso.
ELLA # 2
Intento
entender que estás hablando de todo en un espectro más amplio, que hubo una
especie de colapso de los valores humanos. Pero al mismo tiempo, no puedo creer
que el mundo de mañana ya no exista.
ÉL
Alegoría o
metáfora, tesoros insondables o reliquias deformadas, sea cual sea el nombre
que le demos a lo que nos queda. Un gran escritor brasileño, Aníbal Machado,
dijo una vez que cualquiera que sea la
arquitectura de un edificio, sus escombros seguirán el estilo barroco. Eso
es lo que estamos viendo ahora, la suntuosidad anacrónica de los escombros de
la especie humana.
ELLA # 1
En el
extremo de nuestro abuso, el hombre se derrumba con el imparable exceso de sus
ruinas. Por supuesto, todavía estaremos aquí mañana. Sin embargo, estaremos
condicionados a esta dinámica estática en la que nos convertimos.
ÉL
¡Qué
hermosa imagen, Alba!
ELLA # 2
Tengo la
sensación de que algo puede cambiar. Esto me hace sentir bien. No quiero vivir
a la sombra de esta convulsión de almas petrificadas.
ELLA # 1
Solo somos
la suma de los hombres y mujeres que nos precedieron, así que sin darnos cuenta
llevamos sus cadáveres sobre nuestros hombros.
ELLA # 2
Ustedes
hablan de ruinas, sombras, huellas fosilizadas; y sin embargo, si pudiese
encontrar una flauta aun podría interpretar Para Elisa.
ÉL
Negarse a
ver las ruinas de la existencia humana, y de todo lo que nos rodea, no evita
que hayamos dejado de existir. Solo somos imágenes atrapadas en espejos de
agua, solo somos metáforas del derrumbe, de la agonía y del fin de todos los
tiempos.
Mientras hablan, el
globo azul en el escenario comienza a moverse, llevado por el viento, hasta
desaparecer por completo.
ÉL
Mira de lo
que estoy hablando. No importa que algunos de nosotros sigamos creyendo en el
futuro. Las cosas reales se desvanecen. Los símbolos no quieren acercarse al
hombre. Todo lo que toca se derrite en el aire. Incluso la esperanza es una
mancha. Las molestias de una fiesta que terminó temprano. El hundimiento del
arca de la confianza. El limo que envuelve la auténtica historia. El suntuoso
silencio de la tradición oral. Nada más en el mundo saltará del espejo en su
camino hacia una revelación.
ELLA # 1
¿Todo esto
por la contaminación de los ríos, el calentamiento global, los incendios
forestales y el bombardeo de plaguicidas?
ELLA # 2
¿Por los
amores de silicona, el lenguaje gangrenoso, el arte protegido por los escombros
de la moral?
ÉL
Ustedes
están en el centro oculto de los efectos. La causa se oculta hasta que se
superan las reacciones.
ELLA # 1
Nosotros
tres estamos en el centro de una galaxia que hace tiempo fue absorbida por el
agujero negro; por eso solo somos partículas esparcidas en el cosmos. Creemos
hablar cuando en realidad solo viajamos en el polvo cósmico.
ELLA # 2
Cada vez
que creo comprender algo ustedes responden con un lenguaje inalcanzable para
mí. Ustedes dos pulverizaron las verdades con las que caminaba por este mundo
que ahora se me antoja ilusorio.
Él
No hay que
tener certezas, solo dudas; así sintamos que nuestros pies avanzan por campos
minados. La certeza es peor que los sarcófagos milenarios. Tener certezas te
obliga a no buscar nada más y te invita a dormir para siempre.
ELLA # 1
Este es el
viejo truco de la esperanza: deshonra nuestro espíritu, elimina el resplandor
de esa fuerza mayor que es el encuentro con lo inesperado.
ÉL
La
esperanza moldea el alma.
ELLA # 2
Ustedes
dos están locos, pero la verdad es que estoy dispuesta a dar este paso hacia lo
inesperado. Como quien busca las joyas en la fuente. O alguien que entiende las
letras que se encuentran en idiomas que no conoce solo por el flujo del
manuscrito. O incluso los misterios que podemos descifrar escondidos en los
pliegues de las fragancias de un mundo antiguo.
ÉL
¡Esto es
maravilloso! Tu espíritu se vuelve tan astuto que ahora los tres podemos dejar
esta playa y cerrar los ojos en el fondo del océano, donde late el corazón de
las perlas.
ELLA # 1
Dormiremos
en el castillo del dragón derrotado por san Jorge, las perlas iluminarán el
fondo del mar por los siglos de los siglos.
ELLA # 2
Los sigo…
La escena está
completamente a oscuras. Solo se puede escuchar el sonido de las olas en la
playa. Luego silencio.
ACTO 6
Proyección de los
tres personajes anfibios y desnudos buceando hasta el fondo del mar. La escena
está acompañada de música tentadora. Se tocan ligeramente. El primero en ir al
fondo es el hombre, que empieza a cavar en la arena y encuentra la miniatura de
su cubo. Pronto la primera mujer hace lo mismo y encuentra la miniatura del
globo. Finalmente, es el turno de la segunda mujer de cavar y encontrar la
miniatura de la pirámide. A medida que cada uno encuentra su objeto, el
personaje abandona la escena rumbo a la superficie. La música llega a su fin
con solo el movimiento del agua.
ACTO 7
En el escenario, los
tres símbolos se distribuyen –en su dimensión de 70 cm en la base– de la
siguiente manera: en el extremo derecho, el globo terráqueo; a la izquierda, la
pirámide; en el centro, pero retrasada, la caja. Un rayo de luz cae sobre cada
uno de ellos. Luego escuchamos las voces de los tres personajes, dando la
impresión de que los símbolos están hablando.
ÉL
Tantos
esfuerzos por comprender que la felicidad perenne, una ilusión en la que
siempre hemos creído, podría llevarnos a comprender la realidad. Tantos
esfuerzos, y la conciencia de cada uno de nosotros encuentra inmensamente
difícil lidiar con sus inevitables frustraciones.
ELLA # 2
Los
dolores que brotan de los labios de tantos estímulos insuficientes, los
desagradables argumentos de la muerte, las imágenes irreconciliables del
diluvio y sus espíritus rebeldes.
ELLA # 1
Los
métodos erróneos de localización del alma humana, la historia falsificada de
sistemas expuestos a las miserias del rencor y la avaricia. Tantos esfuerzos en
nombre de una evolución que solo se logra mediante la intervención de causas
perdidas.
ÉL
Las
sombras errantes que llevamos a cuestas tienen el peso del olvido.
ELLA # 2
Sin
embargo, mi globo terráqueo recicla los restos de una memoria que está in artículo mortis.
ELLA # 1
Todas las
causas están perdidas, y eso desde los albores de la Humanidad; la prueba de
este gran fracaso son las guerras que se iniciaron con las piedras y que hoy se
hacen con drones; aunque nadie ignora que la piedra será el proyectil de un
futuro muy cercano.
ÉL
Es curioso
cómo siempre tenemos que creer en algo. Los dos vasos sobre la mesa, la sábana
despeinada, la lluvia cayendo sobre los tejados. Tenemos que encontrarle un
significado a todo. En movimiento o no, visible o no. Todo pecado está lleno de
furor. Como las imágenes en la Capilla Sixtina o las sombras en el silencio
nocturno del Louvre. Cada símbolo requiere una botella donde guardamos su razón
de ser. Las personas son testigos de la existencia misma que consideran una
experiencia sagrada. No saben que fuimos creados por medios artificiales, que
las sociedades son incapaces de darle al hombre el regalo de la libertad. Lo
único que retenemos es un cansancio abundante, el cansancio que exige el
imperativo irreductible de la fe. ¿Por qué los dolores se extienden por el
mundo sin una formulación lógica? ¿Por qué las verdades son siempre formas
deformadas del deseo? ¿Por qué los gritos siempre resurgen para tomar
innumerables formas? Hay un bosque esperando el viento, un trueno esperando las
aguas cristalinas del río, un ojo híbrido esperando la metamorfosis de los
pantanos. Cada pájaro, cada planta, cada leyenda, requiere de nosotros como si
fuesemos anfitriones dedicados a contemplar la eternidad. Entre más íntimamente
buscamos en nuestras eras planetarias la decrepitud que nos hace trascender,
más logramos elevar nuestra imagen en
ascenso decadente. Vinimos al mundo para renacer.
ELLA # 1
Los
huracanes arrasaron con los últimos pajáros migratorios e hicieron salir a los
ríos de sus cauces para luego secarlos. El aire envenenado nubló los pocos
espejos de agua que quedaban esparcidos en alguno de los cuatro puntos
cardinales. Los elefantes vagan sedientos por las planicies amarillas y hacen
que los pocos árboles, que aun dan cobijo, se arrodillen tras su paso marcial.
Somos los testigos del fin y del comienzo. Somos más antiguos que la más
antigua de las secuoyas. Somos los sobrevivientes de las resurrecciones
íntimas. Las fauces del mundo se cierran una y otra vez, y cada vez que lo
hacen nosotros quedamos atrapados en su interior; e igual a una serpiente que
se muerde la cola volvemos al exterior en un juego infinito de nacimientos,
muertes y renacimientos.
ELLA # 2
Todo esto
sin una nueva ocupación para los símbolos que se vieron obligados a mareos y
vestimentas inadecuadas. Como los fuegos que hicieron de los bosques una fiesta
de sacrificios. Las civilizaciones que desaparecieron dejando carne al fuego y
trigo sin cosechar. La mirada que apenas tuvo tiempo de gritar antes del
bombardeo que hizo que la vida fuera estéril. El caos todavía se burla de los
supervivientes, de los que quedan para darle sentido al cosmos. La naturaleza
humana nunca se dio cuenta de su pecado transitorio. Ella siempre creyó que sus
dioses estarían dispuestos a hacer cualquier cosa para salvarnos.
A partir de este
momento, mientras hablan, cada uno aparece detrás de su
objeto
correspondiente.
ÉL
Yo soy el
que se atreve a llegar al infinito antes de saber siquiera de su presencia
entre nosotros.
ELLA # 1
Dios es
una pira que brota sangre llameante desde la cima de la montaña.
ELLA # 2
Me
convertí en los árboles que beben la cerveza de las cosmogonías.
ÉL
Yo soy el
huraño que no se arrodilla ante nadie ni ante ninguna divinidad pasada,
presente o futura.
ELLA # 1
A la hora
del crepúsculo el paisaje inhóspito se dibuja en el horizonte.
ELLA # 2
Los
símbolos danzan en un eterno teatro de sombras; la luz de las luciérnagas y la
música de las ranas se apagaron hace tiempo, y los espectadores se fundieron en
las tinieblas.
ÉL
Las casas
por las que pasamos cobran su parte del olvido. Gracias a él, el tiempo se
renueva. Hay mucho más para olvidar que para recordar, incluso sino tenemos
dónde volver.
ELLA # 1
La misma
batalla por el interior de las cosas, para que nos revelen el vacío del ser.
Las voces temblorosas buscando un cántico. Las hienas que se ríen de la agonía
que no pueden evitar.
ELLA # 2
Con las
piernas en el aire, los muebles contemplan los espacios que no pueden habitar.
Las noches escondidas en tumbas secretas de cada día.
ELLA # 1
En este
permanente invierno polar, que es el trasegar de la existencia, tratamos de
descansar de cuando en cuando en el pequeño refugio que llevamos dentro; aunque
luego nos demos cuenta que no nos sirve para nada.
ELLA # 2
No se debe
confiar en la memoria. Las imágenes que la pueblan son inventadas por nosotros
mismos como un mecanismo contra el olvido. Son las sombras de la desmemoria las
que navegan en el fondo acuoso de nuestras pequeñas resurrecciones.
ÉL
El tedio
de la movilidad inmóvil siembra crepúsculos fallidos; hace tiempo se tragó al
horizonte y borró el último arco iris que se dibujó en un cielo ya marchito.
ELLA # 1
También de
poca utilidad es la confianza que tenemos en el deseo. Las cosas nos pasan,
unas saludan y nos siguen, otras se atreven a entrar, casi no queda nada.
Quizás esto se deba a que nosotros mismos somos poco originales.
ÉL
Sí, lo que
somos acaba siendo una copia rehecha en cada momento, según los símbolos
acuñados del momento, con la tabla de precios variable del mercado de símbolos.
ELLA # 2
Entonces,
¿en qué confiamos? El momento es travieso, con su sentido del humor casi negro.
Las instancias que lo bordean son indecorosas y trazan la burla de nuestra
existencia.
ELLA # 1
¿Confiar?
¿Acaso alguien confía en su propia sombra o en sus propias huellas? ¿Acaso
nuestro trasegar de existencia en existencia no es el sinónimo de la errancia
de un beodo? ¿Podemos estar seguros de lo vivido?
ÉL
Las noches
de lujuria en el panal le pusieron trampas al vuelo de las abejas.
ELLA # 2
Entonces,
¿si no hay luces ni destellos ni vuelos de pájaros o de abejas, por qué estamos
aquí debatiendo sobre el devenir de la existencia y sobre la suerte de nuestras
más íntimas resurrecciones?
ÉL
Pero,
¿quién garantiza que estamos aquí, y más aún, debatiendo algo?
ELLA # 1
Somos las
sombras errantes a las que ni el tiempo ni el espacio pueden alcanzar.
ELLA # 2
Es verdad.
No sabemos a qué hora empezó todo ni cómo acabará.
ÉL
Ni
siquiera podemos despedirnos.
ELLA # 1
Ni
siquiera decir que algún día volveremos.
ELLA # 2
Ni
siquiera soñar.
Completo silencio.
Segundos después escuchamos el sonido de una campana. El escenario está oscuro.
Las luces se encienden una vez más y solo quedan los tres objetos. Un
foco se ilumina en cada uno de los objetos, parpadea y luego se apaga. De nuevo oscuridad y otro repique de la misma campana.
∞
BERTA LUCÍA ESTRADA (Colômbia, 1955). Poeta, dramaturga, crítica literária e de arte, autora do blog El Hilo de Ariadna do jornal El Espectador (Colômbia). Membro do PEN Internacional/Colômbia. Ela é uma livre-pensadora, feminista, ateia e defensora da alteridade. Publicou treze livros, entre eles La route du miroir (poesía, 2012), Náufraga Perpetua (ensaio poético, 2012), Trilogía de la agonía (comprende las siguientes obras: El museo del Visionario, Naufragios del Tiempo y Las sombras suspensas –escritas a quatro mãos com Floriano Martins, 2021).
∞
A GRANDE OBRA DA CARNE
A poesia de Floriano Martins
1991 Cinzas do sol
1991 Sábias areias
1994 Tumultúmulos
1998 Autorretrato
2003-2017 Floração de centelhas [com Beatriz Bajo]
2004 Antes da queda
2004 Lusbet & o olho do abismo abundante
2004 Prodígio das tintas
2004-2015 Estudos de pele
2004-2017 Mecânica do abismo
2005 A queda
2005 Extravio de noites
2006 A noite em tua pele impressa
2006 Duas mentiras
2006-2007 Autobiografia de um truque
2007 Teatro impossível
2008 Sobras de Deus
2008 Blacktown Hospital Bed 23
2009-2010 Efígies suspeitas
2010 Joias do abismo
2010-2011 Antes que a árvore se feche
2012 O livro invisível de William Burroughs
2012-2014 Em silêncio [com Viviane de Santana Paulo]
2013 Anatomia suspeita da realidade
2013 My favorite things [com Manuel Iris]
2013 Sonho de uma última paixão
2013-2015 Breviário dos animais fabulosos fugidos da memória
2014 Mobília de disfarces
2014 O sol e as sombras
2014-2015 Reflexões sobre o inverossímil
2015 Enigmas circulares
2015 Improviso para dois pianos [com Farah Hallal]
2016 Cine Azteka [com Zuca Sardan]
2016 Circo Cyclame [com Zuca Sardan]
2016 Trem Carthago [com Zuca Sardan]
2016 A vida acidental de Aurora Leonardos
2016 Altares do caos
2016-2017 Convulsiva taça dos desejos [com Leila Ferraz]
2016-2017 Obra prima da confusão entre dois mundos
2017 O livro desmedido de William Blake
2017 Antigas formas do abandono
2017 Manuscrito das obsessões inexatas
2017-2020 A volta da baleia Beluxa [com Zuca Sardan]
2017-2022 Nenhuma voz cabe no silêncio de outra
2018 Atlas revirado
2018 Tabula rasa
2018 Vestígios deleitosos do azar
2021 Las mujeres desaparecidas
2021 Museu do visionário [com Berta Lucía Estrada]
2021 Naufrágios do tempo [com Berta Lucía Estrada]
2022 As sombras suspensas [com Berta Lucía Estrada]
2022 Las resurrecciones íntimas [com Berta Lucía Estrada]
2023 Huesos de los presságios [con Fernando Cuartas Acosta]
2023 Inventário da pintura de uma época
2023 Letras del fuego [con Susana Wald]
2023 Primeiro verão longe de casa
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1991-2023 Mesa crítica [Prefácios, posfácios, orelhas]
2013-2017 Manuscritos
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Poeta, tradutor, ensaísta, artista plástico, dramaturgo, FLORIANO MARTINS (Brasil, 1957) é conhecido por haver criado, em 1999, a Agulha Revista de Cultura, veículo pioneiro de circulação pela Internet e dedicado à difusão de estudos críticos sobre arte e cultura. Ao longo de 23 anos de ininterrupta atividade editorial, a revista ampliou seu espectro, assimilando uma editora, a ARC Edições e alguns projetos paralelos, de que são exemplo “Conexão Hispânica” e “Atlas Lírico da América Hispânica”, este último uma parceria com a revista brasileira Acrobata. O trabalho de Floriano também se estende pela pesquisa, em especial o estudo da tradição lírica hispano-americana e o Surrealismo, temas sobre os quais tem alguns livros publicados. Como artista plástico, desde a descoberta da colagem vem desenvolvendo, com singular maestria, experiências que mesclam a fotografia digital, o vídeo, a colagem, a ensamblagem e outros recursos. Como ele próprio afirma, o magma de toda essa efervescência criativa se localiza na poesia, na escritura de poemas, na experiência com o verso, inclusive a prosa poética, da qual é um dos grandes cultores. A grande obra da carne – título emprestado de um de seus livros, é uma biblioteca desenvolvida como espaço paralelo dentro da Agulha Revista de Cultura, a partir de uma ideia do próprio Floriano Martins, de modo a propiciar acesso gratuito a toda a sua produção poética.
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OBRA POÉTICA PUBLICADA
Cinzas do sol. Rio de Janeiro: Mundo Manual Edições, 1991.
Sábias areias. Rio de Janeiro: Mundo Manual Edições, 1991.
Tumultúmulos. Rio de Janeiro: Mundo Manual Edições, 1994.
Ashes of the sun. Translated by Margaret Jull Costa. The myth of the world. Vol. 2. The Dedalus Book of Surrealism. London: Dedalus Ltd., 1994.
Alma em chamas. Fortaleza: Letra & Música, 1998.
Cenizas del sol [con Edgar Zúñiga]. San José, Costa Rica: Ediciones Andrómeda, 2001.
Extravio de noites. Caxias do Sul: Poetas de Orpheu, 2001.
Estudos de pele. Rio de Janeiro: Lamparina, 2004.
Tres estudios para un amor loco. Trad. Marta Spagnuolo. México: Alforja Arte y Literatura A.C., 2006.
La noche impresa en tu piel. Trad. Marta Spagnuolo. Caracas: Taller Editorial El Pez Soluble, 2006.
Duas mentiras. São Paulo: Edições Projeto Dulcinéia Catadora, 2008.
Sobras de Deus. Santa Catarina: Edições Nephelibata, 2008.
Teatro imposible. Trad. Marta Spagnuolo. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2008.
A alma desfeita em corpo. Lisboa: Apenas Livros, 2009.
Fuego en las cartas. Trad. Blanca Luz Pulido. Huelva, España: Ayuntamiento de Punta Umbría, Colección Palabra Ibérica, 2009.
Autobiografia de um truque. São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2010.
Delante del fuego. Selección y traducción de Benjamín Valdivia. Guanajuato, México: Azafrán y Cinabrio Ediciones, 2010.
Abismanto [com Viviane de Santana Paulo]. Natal: Sol Negro Edições, 2012.
O livro invisível de William Burroughs. Natal: Sol Negro Edições, 2012.
Lembrança de homens que não existiam [com Valdir Rocha]. Fortaleza: ARC Edições, 2013.
Em silêncio [com Viviane de Santana Paulo]. Fortaleza: ARC Edições, 2014.
Overnight medley [com Manuel Iris]. Trad. ao espanhol (Juan Cameron) e ao inglês (Allan Vidigal). Fortaleza: ARC Edições, 2014.
O sol e as sombras [com Valdir Rocha]. São Paulo: Pantemporâneo, 2014.
A vida inesperada. Fortaleza: ARC Edições, 2015.
Circo Cyclame [com Zuca Sardan]. Fortaleza: ARC Edições, 2016.
O iluminismo é uma baleia [com Zuca Sardan]. Fortaleza: ARC Edições, 2016.
Espelho náufrago. Lisboa: Apenas Livros, 2017.
A grande obra da carne. Fortaleza: ARC Edições, 2017.
Tabula rasa [com Valdir Rocha]. Fortaleza: ARC Edições, 2018.
Antes que a árvore se feche (poesia reunida). Fortaleza: ARC Edições, 2018.
Tríptico da agonia [com Berta Lucía Estrada]. Fortaleza: ARC Edições, 2021.
Las mujeres desaparecidas. Santiago, Chile: LP5 Editora, 2021.
Un día fui Aurora Leonardos. Quito: Línea Imaginaria Ediciones, 2022.
El frutero de los sueños. Wilmington, USA: Generis Publishing, 2023.
Sombras no jardim. Fortaleza: ARC Edições, 2023.
∞
Agulha Revista de Cultura
Criada por Floriano Martins
Dirigida por Elys Regina Zils
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/
1999-2024
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