PRECIOSOS
MISTERIOS DE LA EXPERIENCIA POÉTICA
CGB | Estoy de acuerdo con Ud. de que la poesía es la aventura espiritual más
intensa. Su práctica a la postre ha enriquecido mi connatural religiosidad. En virtud
de la poesía voy de la fe cristiana al tantrismo, y quizás en adelante hasta la
ruta del Islam. Pero, en la realidad de los hechos, asumo la poesía para siempre
a partir de un propósito sencillo, como un medio de socorro existencial, esto es,
como ejercicio catártico para disipar las angustias en este valle de lágrimas. Más
o menos fue así el comienzo. Luego, poco a poco, descubro el regodearse en el texto,
que es el placer infinito de escribir como una boda de la pluma y la letra. Finalmente,
lo que ya manifestaba antes: por el ejercicio de la poesía lo visible se convierte
en una vía a lo invisible. Creo que en cierta manera así lo postulaban dos insignes
simbolistas: allá, en París, el pintor Odilon Redon; acá, en Lima, el poeta José
María Eguren. Comulgo con las ideas de ambos.
FM | De acuerdo con José Lezama Lima, “las influencias no son causas que engendran efectos, sino efectos que
iluminan causas”. A través de este prisma, de esta visión mágica, iluminada, del
poeta cubano, ¿qué libros (o incluso qué autores) impregnarían tu poesía? ¿Consideras
tu obra poética como continuación de alguna otra?
CGB | Quisiera escribir en un estilo neorrenacentista. Hoy éste es mi deseo, que,
estimo naturalmente inalcanzable. Quisiera escribir con “una imperialista rabia
de precisión”, según manifestaba Salvador Dalí, superando el “americano complejo
de inferioridad”, que al decir del poeta argentino César Fernández Moreno nos impide
ser como somos. Las causas específicas de mi actual interés literario están en el
Cancionero de Petrarca y, dentro de esta perspectiva, los versos de Garcilaso, por
ejemplo. Hasta aquí nunca me he puesto a pensar si lo que hago es continuación de
una obra ajena (tal vez en adelante rumiaré dicha idea). Lo que puedo reconocer
es que en mi discurso poético –osaré llamarlo de esta manera–, sustentado mayormente
en endecasílabos y heptasílabos, veo a veces, ante mi asombro, que reaparecen frases,
ideas fijas concebidas años atrás.
FM | Tu primer libro fue publicado en 1958. A él le siguieron otros diez. ¿Sería
posible hoy un balance de esos treinta años de actividad poética? ¿Qué te ha dado
la poesía?
CGB | Me resisto a hacer balances, porque esto tiene el sabor de la cuenta final,
que prefiero sea aplicable al actual fin de siglo y de milenio, pero no para mí.
Por cierto, sí tendría que reconocer que la poesía principalmente me ha dado la
posibilidad de estimar que la vida es un misterio no para solucionarlo sino para
vivirlo; y, además, la poesía como un acto socorrido, más que catártico –a lo cual
aludí antes–, ahora como un acto de compensación, de desquite absoluto. Como apreciará
Ud., a estas alturas de la entrevista, todo lo reduzco siempre a lo mismo. A la
verdad, no me preocupa, porque en el fondo es éste mi modo de ser.
FM | ¿Te sientes perseguido por algún tema en particular? ¿Cuáles son las preguntas
más insistentes que Carlos Germán Belli se viene haciendo a sí mismo en el transcurso
de todos estos años?
CGB | Lo autobiográfico es mi principal fuente temático, como tal vez le ocurra
a todos. Pero, acaso, la propia forma es lo que más me ha obsesionado. Por ejemplo,
tratar de enseñorearme de los endecasílabos, o las sextinas, o ampliar gradualmente
el molde de las canciones. Probablemente, más que algún tema en particular, la forma
poética es lo que mayor atracción ha ejercido en mí.
FM | ¿Podrías hablarnos de tus relaciones con el Surrealismo?
CGB | El crítico rumano Stefan Baciu me definió como “parasurrealista”, lo que
en realidad me halagó. Por otra parte, en el nivel de las relaciones personales,
conservo siempre un recuerdo muy especial de Aldo Pellegrini –poeta y médico–, a
quien conocí en Buenos Aires pocos años antes de su muerte. Pellegrini es uno de
los más notorios difusores de este movimiento en el ámbito iberoamericano. En cuanto
a mi aproximación al Surrealismo, acerca de lo cual Ud. me pregunta, ha sido más
bien instintivamente e incluso de modo contradictorio. Recuerdo que mi biblioteca
juvenil era de índole vanguardista, esto es, libros mandados a pedir desde Lima,
casi al instante de su aparición en París. Eran mis días de empleado público, y
hoy me veo como un amanuense semidocto, aunque afanoso por entender las arduas cuestiones
surrealistas. Creo que tal afán me enriqueció con las ideas de lo maravilloso, el
azar objetivo, el humor negro, la admiración por la pintura de Dalí, Magritte y
Tanguy; y, sin duda, me sensibilizó en el lirismo de la materia. Pero, a la vez,
me afinó paradójicamente la visión de la vida con sentido trascendental.
FM | En tu participación en el Coloquio Internacional de Madrid (organizado por
el Congreso para la Libertad de la Cultura, 1963), el poeta portugués Mario Cesariny
declaró que “aunque prestadas las debidas honras a la cronología y a la historia,
el Surrealismo permanece como la expresión más joven de la esperanza y de la dignidad
de una literatura de nuestro tempo”. En plena agonía de este siglo, ¿harías tuyas
las palabras Cesariny, refiriéndolas, desde luego, a la literatura peruana?
CGB | En este fin de siglo creo distinguir el espíritu surrealista en algunos
de los pintores peruanos más importantes. Igualmente en el campo de la poesía. Los
indicios de esto último podría ser la devoción de las generaciones recientes por
aquellos escritores peruanos de épocas anteriores asociados al espíritu de ese movimiento.
Tesis, epígrafes entresacados de sus versos, en suma, un interés generacional como
si la expresión de la modernidad debiera tener lo que señala el poeta Cesariny.
FM | El apogeo de la modernidad trajo consigo (o nos emperramos en esto, extraña
inercia parida por la perplejidad) la ruptura de la conexión entre cultura y vida
común. El artista moderno oscila entre el adiós final a la ética y el juramento
(secreto) al nihilismo. ¿Te consideras como protagonista de tu arte y del pensamiento
de la época en que vivimos? ¿Crees (todavía) posible pensar el poema como creación
de la comunidad, fusión entre realidad e imaginario de una colectividad?
CGB | Es una pregunta que va al grano. No podría responderle ahora en las postrimerías
de siglo y milenio. Pero, si aceptáramos que es el fin de la modernidad y que hoy
se está produciendo la vuelta a la alta tradición, que caracteriza –no sé si me
equivoque– lo que se llama la “posmodernidad” o “posvanguardismo”, en esta específica
coyuntura sí me identifico. En cuanto a la última parte de su pregunta, siempre
he estado metido en mis adentros, y en consecuencia nunca me he puesto a pensar
que la poesía pueda ser el resultado de la fusión entre realidad e imaginación colectiva.
Sin embargo, en este momento, me pongo a pensar que nuestro reino interior es sólo
parcela de un reino mayor, que pertenece a todos. La pequeñita alma individual está
unida a la infinita alma colectiva. El sueño propiamente dicho, los mitos, las tradiciones
orales, las frases proverbiales son patrimonio de la humanidad, y no cosa exclusiva
del tipo ensimismado y solitario. Todos somos hijos de Adán, todos somos vecinos
del mismo mundo.
FM | Dice Marcuse: “A mí me parece que la cabeza de Medusa es el símbolo eterno
y más adecuado del arte: el terror como belleza; el terror recogido en la forma
gratificante del objeto magnífico”. ¿Qué piensas sobre esto?
CGB | Creo que es la mitad de la verdad. Recién a estas alturas de mi vida, en
estos días, estoy leyendo los Cantos de Maldoror (quizás cumplí fielmente el consejo
del maestro Darío de no leer estas páginas cuando joven). Finalmente, las leo con
una mezcla de admiración y miedo cerval. Creo que es el arte bajo el signo de Medusa;
pero no es todo. Porque, además de Lautréamont, está San Juan de la Cruz; además
del Bosco, Fra Angélico.
FM | ¿Qué te queda por decir?
CGB | Solamente debo añadir que tengo nostalgia de mi inveterado laconismo. Porque la aventura espiritual mejor hay que mantenerla en secreto. Mejor pasar en silencio por el mundo, y que nuestros versos hablen por nosotros.
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Escritura Conquistada – Poesía Hispanoamericana reúne ensayos, entrevistas, encuestas y prólogos de libros firmados por
Floriano Martins, además de muestra parcial de su correspondencia pasiva.
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Floriano Martins
ARC Edições | Agulha Revista de Cultura
Fortaleza CE Brasil 2021
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