LA RAZÓN
ARDIENTE DE LA POESÍA
EM | La poesía es, como el amor y la amistad, una experiencia, un estado de gracia
común a todos. En el caso del poeta, es un estado de gracia verbal, aun en la desgracia.
En tu pregunta hablas de una soberanía del espíritu que la poesía entraña. Sí, lo
es, pero al mismo tiempo y paradójicamente, entraña una fatalidad. No se es poeta
porque se quiere sino porque se debe serlo. Pero en ese deber radica ejercicio de
la libertad. En una palabra: es una vocación, o mejor: un destino asumido como vocación.
FM | Julio
Ortega menciona en tu poesía un “vislumbrar, con las palabras exactas, el deslumbramiento”.
También Jesús Urzagasti nos habla de la “deslumbrante odisea del recuerdo”, en un
poema tuyo, “El peregrino y la ausencia”. ¿Concuerdas con ambos en esto, que podríamos
llamar una poética del deslumbramiento?
EM | Creo que ambos, Ortega y Urzagasti, apuntan a una de las características
más visibles de mi poesía. Es evidente que parte de ella, es una expresión del asombro
frente al mundo, frente a los seres y cosas cotidianas: una puerta, una palmera,
una silla, la nieve, el mar. Tal vez un verso de Octavio Paz: “el olvidado asombro
de estar vivos”, sea la tarea que trata de cumplir mi poesía como la de inumerables
poetas. Y nada extraño en ello, pues la poesía, como la filosofía, está ligada al
asombro frente al ser. Allí donde la costumbre mira una “rugosa realidad”, la mirada
poética descubre una perpetua novedad. La poesía entraña, como la religión, una
revelación, una epifanía.
FM | En cierta
ocasión, te referiste acertadamente al exilio como un “síndrome latinoamericano”.
Habiendo vivido también esa experiencia, ¿la calificarías de determinante en tu
obra?
EM | El término exilio es muy amplio y muy rico. En el contexto de tu pregunta
es claro que tiene una connotación política. En este sentido, la experiencia del
exilio ha sido una de las más constantes y desgarradoras de la historia latinoamericana
–con una intensidad crónica en las décadas de nos sesenta y setenta– aunque, por
desgracia, no es exclusividad de ella. En relación a mi poesía, “Razón ardiente”
es el texto que de manera más clara testimonia esa experiencia. Ese poema fue escrito
en París, poco después de uno de los golpes de estado más crueles que vivió mi país.
Sin embargo, creo que la poesía de Pedro Shimose es la que cifra esa desgarradora
experiencia de manera más intensa y constante. Y éste es, entre otros, uno de los
méritos de este poeta.
FM | En La luz del regreso (1990) se reproduce una carta tuya al crítico Luis
H. Antezana, en la que reflexionas admirablemente sobre la gestación del poema “El
peregrino y la ausencia”. ¿Cómo situar el “principio de simetría”, al que allí te
refieres, en relación con un poema anterior, “Razón ardiente”? ¿Consideras la poesía
completamente regida por ese orden de correspondencias?
EM | No, no, establecer simetrías no fue el propósito de esos poemas, no fue
una voluntad sino un principio generador de los mismos que poco a poco se fue manifestando.
Nunca me sentí tan poco autor como al escribir “El peregrino y la ausencia”, pues,
como lo digo en “Cuento de un canto”, la carta que citas, el poema me fue dictado
por un azar, o una cadena de azares obediente a una secreta lógica implacable e
impecable. Al decir esto, no me refiero, desde luego, a la calidad del poema, sino
a la manera, al proceso de su escritura. El itinerario de su redacción, tanto o
más que el poema mismo, fue para mí la verdadera experiencia poética. De ahí la
necesidad de esa carta o relación minuciosa de su lenta gestación. En cambio, en
“Razón ardiente”, aunque también fue un poema escrito lentamente, más que de simetrías
cabría hablar de la incursión de versos pertenecientes a otros poemas escritos mucho
tiempo antes. Se trata de la irrupción del pasado a través de algunos versos de
contenido autobiográfico y colectivo. Sin embargo, creo que pueden hacerse comparaciones
entre este poema y “El peregrino y la ausencia”: la multiplicidad de tiempos y espacios
que ambos abrazan, la referencia a episodios trágicos de la historia: la dictadura
sangrienta, el miedo y el exilio en el primero; y la masacre de palestinos en el
segundo. Al margen de estas similitudes o correspondencias, las diferencias no son
menos notables: “Razón ardiente” tiene una escritura fragmentada, espacial, en tanto
que “El peregrino y la ausencia” una escritura más bien discursiva, lineal. El tono
coloquial y la intertextualidad son dos de sus características distintivas.
FM | Tú dices
que, por influencia de Franz Tamayo, el modernismo se prolongó, en Bolivia, hasta
el final de la segunda mitad del siglo XX. Por su parte, Jaime Sáenz lamenta que
Bolivia no dé a Tamayo su debida importancia. En 1970, la Biblioteca Ayacucho, en
Caracas, dedicó un largo volumen a este notable poeta modernista, para algunos el
primer poeta de América. ¿Quién fue, de hecho, Franz Tamayo?
EM | Franz Tamayo fue muchos
hombres: un pensador, un político, un pedagogo y, sobre todo, un poeta extraordinario
en algunos momentos de su obra. Digo en algunos momentos, pues gran parte de su
poesía, en mi opinión, se confunde con la retórica grandilocuente. No estoy de acuerdo
con las estimaciones que pretenden hacer de Tamayo “el primer poeta de América”
ni el segundo o tercero porque esas jerarquizaciones son de orden más bien deportivo.
¿Qué quiere decir eso de ser el primero y qué de América? Lo evidente es que la
obra de Tamayo es una de las más importantes de la poesía en Bolivia.
FM | Me referí a Jaime Sáenz, y recuerdo que en El árbol y la piedra (1986) situaste
su poética, más que como un diálogo con el mundo, como “un debate consigo mismo”.
El crítico Stefan Baciu, al destacar que la literatura boliviana no vivió la experiencia
de la vanguardia que dominó a América Latina en los años 20, considera a este poeta
como uno de los fundamentales en Bolivia, incluyéndolo en su ya conocida lista de
autores “parasurrealistas” (con la cual particularmente no concuerdo). ¿Compartes
esa opinión? O sea, ¿hay un vínculo entre la poesía de Jaime Sáenz y la estética
surrealista?
EM | Sí, en Bolivia la poesía de vanguardia no ingresa sino tardíamente. No tengo
una respuesta que explique esa demora, aunque conjeturo que tiene múltiplas causas,
pero demandaría mucho espacio exponerlas aquí. En relación a la poesía de Jaime
Sáenz, frecuentemente asimilada al Surrealismo, como la de Edmundo Camargo, creo
que esa relación es válida si se piensa que la escritura surrealista tiende a la
fractura del discurso racional, coherente, para instalar otra lógica que exprese
lo irracional y lo onírico. Lo que no veo en Sáenz ni en Camargo es el ideario,
o las utopías revolucionarias que nutrieron a los surrealistas: instaurar la poesía
en la vida, hacer de ésta una obra de arte, más allá de la literatura. El erotismo,
el amor, que en los surrealistas es un acto revolucionario contra el orden establecido,
no creo que lo sea en Sáenz. Su poesía amatoria es una constante y conmovedora evocación
del sujeto amado ausente, no un reconocimiento de la presencia. Por ello mismo,
el cuerpo es el gran ausente de su poesía. Le falta ese puente sensible. En su lugar,
Jaime Sáenz edificó una obra originalísima que no es un puente sino una escalera
en caracol por la que el poeta sube y baja infatigablemente a las tinieblas de la
soledad o al vislumbre del otro, de la otredad, del tú liberador.
FM | La ética
de la poesía siempre difirió de la ética de la historia. El Surrealismo acentúa
esa disyunción justamente al intentar encarnar los valores de la historia, convirtiendo
la revelación de esa “paradoja dramática” en el principal blanco de los ataques
que sufre prejuiciosamente hasta hoy. Con todo, acentuar tan decisiva contradicción,
¿no sería una de sus contribuciones esenciales?
EM | Esa paradoja dramática se da antes en varios poetas románticos, ¿verdad?
Los surrealistas la retoman y, si quieres, la radicalizan. Sin embargo, lejos de
instalar una ética poética en la historia, acaban siendo, en algunos casos, asimilados
por ésta. Peor aún: afectados por una de sus más graves enfermedades: la ideología
acrítica, el dogmatismo. Ahí creo que reside más que la paradoja, la amarga ironía
de varios miembros de ese movimiento, y que explica sus adhesiones a ideologías
totalitarias, amparadas en una ceguera voluntaria o, en el mejor de los casos, en
una fe ingenua en el mal necesario pero pasajero. Parece que les faltó una virtud
muy simple y difícil de lograr: la humildad, íntimamente relacionada a la capacidad
de dudar de uno mismo, de sus propias ideas y creencias. En el fondo, eran espíritus
religiosos y, por ello mismo, muy proclives al fanatismo. De ahí que sus acciones
se confundieran a menudo con las profanaciones y que, asimismo, sus manifiestos
contemplaran, en varios casos, las excomuniones. Sin embargo, es necesario recordar
que algunos de sus miembros, que más tarde fueron más allá del Surrealismo, conservaron
siempre una lucidez crítica en ningún momento desmentida. Me refiero, sobre todo,
a Octavio Paz.
FM | Considerando
que Gesta Bárbara fue la formación grupal mejor definida en la literatura boliviana,
y teniendo en cuenta su vínculo con el Surrealismo, ¿es posible afirmar que, aunque
tardíamente, el Surrealismo habría sido, entre todas las vanguardias, la de influencia
más decisiva en la poesía boliviana? ¿Cuáles podrían señalarse como sus contribuciones
más notables?
EM | El Surrealismo en la poesía boliviana se manifiesta de manera clara en dos
poetas hasta ahora no muy bien estudiados: Gustavo Medinaceli y Julio de la Vega.
Ambos encarnan una libertad metafórica inusual hasta entonces en la poesía boliviana.
Asimismo con ellos, el erotismo y la experiencia de la urbe moderna cobran una carta
de ciudadanía en la poesía de mi país. Pero el Surrealismo no se limita a estos
autores sino que está presente, de manera soterrada, en casi todos los poetas dignos
de mención: Guillermo Viscarra Fabre, Roberto Echazú, para nombrar dos de generaciones
distintas y algo distantes. Frente a la poesía clacisista de un Tamayo, el Surrealismo
sopló como un viento de libertad, de exploración verbal.
FM | Es siempre
lamentable el modo como la crítica pospone algunas obras literarias de gran importancia.
En el ámbito de la poesía hispanoamericana hay casos notorios, como los de los chilenos
Rosamel del Valle y Enrique Lihn y el del colombiano Jorge Gaitán Durán –tres poetas
fundamentales y que, sin embargo, raramente traspasan la frontera de sus países
de origen, siendo igualmente raros los estudios acerca de sus obras. En la poesía
boliviana, me parece, Edmundo Camargo constituye el caso más clamoroso. A tu modo
de ver, ¿qué ocasionaría esos desenfoques de la crítica?
EM | Si, desde luego, ele en el mapa de la poesía latinoamericana hay varias
obras importantes que no han sido todavía suficientemente valoradas. Incluso y esto
es lo más grave, algunas que casi no han sido tomadas en cuenta. Por ejemplo, hace
pocos años a mí me pareció muy lamentable que la poesía de José Eduardo Guerra fuera
prácticamente desconocida fuera de Bolivia. El caso de Guerra no es único, se podrían
añadir varios otros nombres de otros países. Pero creo que es justamente la tarea
que debe imponerse la crítica: romper el aislamiento, el desconocimiento de las
obras. Desenterrarlas del silencio en el que yacen, es una de las tareas más inmediatas
de la crítica, y acaso su mayor razón de ser.
1874-1942 José María Eguren (Perú) A POESIA DE JOSÉ MARÍA EGUREN
1893-1948 Vicente Huidobro (Chile) LA COSECHA VERTIGINOSA DE LA IMAGEN POÉTICA
1899-1986 Jorge Luis Borges (Argentina) AS ENTREVISTAS COM JORGE LUÍS BORGES
1903-1958 César Moro (Perú) CÉSAR MORO ENTRE AMIGOS
1903-1973 Aldo Pellegrini (Argentina) SOBRE SURREALISMO
1904-1973 Pablo Neruda (Chile) A POESIA DE PABLO NERUDA
1910-1996 Enrique Molina (Argentina) OS COSTUMES ERRANTES DE ENRIQUE MOLINA
1912-2002 Pablo Antonio Cuadra (Nicaragua) POESÍA: EL ENSAYO DE LO INEFABLE
1915-1995 Enrique Gómez-Correa (Chile) TESTIMONIOS DE UN POETA EXPLOSIVO
1915-2001 Juan Liscano (Venezuela) LA EXPRESIÓN DE LO ESENCIAL
1917-2011 Gonzalo Rojas (Chile) A POESIA DE GONZALO ROJAS
1919-1974 Eunice Odio (Costa Rica) LAS VERTIENTES DEL FUEGO
1920-1994 Freddy Gatón Arce (República Dominicana) LA HUMANIDAD SECRETA DE LOS ABISMOS
1920-1999 Olga Orozco (Argentina) RETRATO-RELÂMPAGO DE OLGA OROZCO
1920-2004 Fernando Charry Lara (Colombia) PASIÓN Y REFLEXIÓN DE LA POESÍA
1921-2004 Javier Sologuren (Perú) UNA POÉTICA DE LA LEVEDAD
1921-2007 Otto-Raúl González (Guatemala) GUATEMALA Y SUS VOCES OCULTAS
1921-2010 Amanda Berenguer (Uruguay) VIAJES INCESANTES DEL LENGUAJE
1923-2013 Álvaro Mutis (Colombia) A POESIA DE ÁLVARO MUTIS
1924-2018 Claribel Alegría (Nicaragua) RECUERDOS DE LA REALIDAD
1924-2021 Manuel de la Puebla (Puerto Rico) MEMORIA POÉTICA DE UN PAÍS
1927 Carlos Germán Belli (Perú) PRECIOSOS MISTERIOS DE LA EXPERIENCIA POÉTICA
1927-2000 Francisco Madariaga (Argentina) “SOY SÓLO UN PEÓN DEL PLANETA”
1927-2010 Rolando Toro (Chile) A POESIA DE ROLANDO TORO
1927-2019 Ludwig Zeller (Chile) EL SURREALISMO EN LA MESA (Part. Susana Wald)
1928 Graciela Maturo (Argentina) LAS VANGUARDIAS EN ARGENTINA
1929-2016 Américo Ferrari (Perú) EL RECORTE SAGRADO DE LAS PALABRAS
1930-2011 Roberto Sosa (Honduras) HONDURAS EN SU AMBIENTE POÉTICO
1930-2018 José Guillermo Ros-Zanet (Panamá) ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
1931 Juan Calzadilla (Venezuela) HUMOR Y SÍNTESIS EN EL ACTO CREADOR
1931-2016 Jorge Ariel Madrazo (Argentina) EL POEMA COMO CUERPO VIVO
1932 Circe Maia (Uruguay) UNA VOZ A TRAVÉS DEL TIEMPO
1932 Pedro Lastra (Chile) DEL ESPEJO A LA MULTIPLICACIÓN DE LAS VOCES
1932-2004 Marosa di Giorgio (Uruguay) DIÁLOGO SIN PAUSA
1932-2013 Carlos M. Luis (Cuba) DOS ENCUENTROS
1932-2019 Thelma Nava (México) SOBRE LA REVISTA PÁJARO CASCABEL
1933-2009 Alfredo Silva Estrada (Venezuela) INSCRIPCIONES EN EL ESPACIO POÉTICO
1933-2023 Manuel Mora Serrano (República Dominicana) DOS ENCUENTROS
1934-2014 Gerardo Deniz (México) RECORTES DE UNA IRONÍA APASIONADA
1934-2021 Rodolfo Alonso (Argentina) LA RIQUEZA ABANDONADA DE LA POESÍA
1937 Miguel Grinberg (Argentina) UNA MIRADA EN LAS VANGUARDIAS
1937-2020 Rodrigo Pesántez-Rodas (Ecuador) EL ECUADOR DE LAS LUCES
1938 Fernando Palenzuela (Cuba) CONVERSA SOBRE LA REVISTA ALACRÁN AZUL
1938-2008 Eugenio Montejo (Venezuela) ANOTACIONES DE LA PERMANENCIA DEL CANTO
1939 José Roberto Cea (Honduras) CASI UN TESTAMENTO POÉTICO
1939-2014 Ulises Estrella (Ecuador) SOBRE LAS REVISTAS PUCUNA E LA BUFANDA DEL SOL
1940 Francisco Morales Santos (Guatemala) DOS ENCUENTROS
1940 Gustavo Pereira (Venezuela) “AL DIABLO LOS VERSOS”
1940 José Kozer (Cuba) DOIS ENCONTROS
1940 Jotamario Arbeláez (Colombia) EXTRAVAGANCIAS POÉTICAS DEL NADAÍSMO
1941 Hildebrando Pérez Grande (Perú) LAS VANGUARDIAS EN EL PERÚ
1941 Luis Alberto Crespo (Venezuela) RESONANCIAS DEL ESPÍRITU POÉTICO
1943 Eduardo Mitre (Bolivia) LA RAZÓN ARDIENTE DE LA POESÍA
1944 Armando Romero (Colombia) DOS POETAS, CUATRO ENCUENTROS
1944 Francisco Proaño Arandi (Ecuador) DOS ENCUENTROS
1944 Renée Ferrer (Paraguay) DOS ENCUENTROS
1945 Harold Alvarado Tenorio (Colombia) POESIA & OUTRAS ESPÉCIES
1946 Carlos Vásquez-Zawadzki (Colombia) LAS VANGUARDIAS EN COLOMBIA
1946 Guido Rodríguez Alcalá (Paraguay) LAS VANGUARDIAS EN PARAGUAY
1947 Juan Cameron (Chile) LAS VANGUARDIAS EN CHILE
1947 Juan Carlos Mieses (República Dominicana) DETRÁS DE LAS PALABRAS Y LOS RITMOS
1947 Susana Giraudo (Argentina) LA POESÍA Y SUS NOMBRES INFINITOS
1948 Helen Umaña (Honduras) LAS VANGUARDIAS EN HONDURAS
1948 Miguel Espejo (Argentina) LAS VANGUARDIAS EN ARGENTINA
1948-2022 Alfredo Fressia (Uruguay) EN LAS FISURAS DE LA MIMESIS
1950 Alfonso Velis Tobar (El Salvador) LAS VANGUARDIAS EN EL SALVADOR
1950 Soledad Alvarez (República Dominicana) LAS VANGUARDIAS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA
1950-2018 Enrique Verástegui (Perú) O MOTOR DO DESEJO
1951 Carlos Francisco Monge (Costa Rica) DOS ENCUENTROS
1951 Jesús David Curbelo (Cuba) LAS VANGUARDIAS EN CUBA
1952 David Cortés Cabán (Puerto Rico) LAS VANGUARDAS EN PUERTO RICO
1952 Julio del Valle-Castillo (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA
1952 Martin Jamieson (Panamá) LAS VANGUARDIAS EN PANAMÁ
1952 Orlando José Hernández (Puerto Rico) LAS VANGUARDAS EN PUERTO RICO
1954 Ernestina Elorriaga (Argentina) DOS POETAS EN UNA MESA DE LUZ
1955 Berta Lucía Estrada (Colombia) UNA MESA VERTICAL
1955 Carlos Barbarito (Argentina) A POESIA DE CARLOS BARBARITO
1955 Mónica Salinas (Uruguay) LAS VANGUARDIAS EN EL URUGUAY
1956 Gary Daher Canedo (Bolivia) SITIO DONDE AGUARDA UN CÁNTARO
1957 Alejandro Bruzual (Venezuela) LAS VANGUARDIAS EN VENEZUELA
1957 Homero Carvalho Oliva (Bolívia) LAS VANGUARDIAS EN BOLIVIA
1957 Luis Bravo (Uruguay) LAS VANGUARDIAS EN EL URUGUAY
1958 Adriano Corrales Arias (Costa Rica) LAS VANGUARDIAS EN COSTA RICA
1958 Beatriz Hausner (Chile) CAMINHOS DO SURREALISMO
1958 José Ángel Leyva (México) DOS ENCUENTROS
1958 José Carr (Panamá) LAS VANGUARDIAS EN PANAMÁ
1958 Nicasio Urbina (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA
1958 Omar Castillo (Colombia) DIÁLOGO ENTRE DOS POETAS
1958 Rodolfo Häsler (Cuba) EN BUSCA DE LO IMPOSIBLE
1960 José Mármol (República Dominicana) LA OTREDAD SORPRENDIDA DEL POETA
1960 Vilma Tapia Anaya (Bolivia) DOS ENCUENTROS
1961 Enrique de Santiago (Chile) LAS VANGUARDIAS EN CHILE
1962 Arturo Gutiérrez Plaza (Venezuela) LAS VANGUARDIAS EN VENEZUELA
1962 Raúl Serrano Sánchez (Ecuador) LAS VANGUARDIAS EN ECUADOR
1963 Pedro Xavier Solis (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA
1963-2016 Gonzalo Márquez Cristo (Colombia) CORRESPONDENCIAS ENTRE POESÍA Y ACCIÓN
1965 Jorge Fernández Granados (México) LAS VANGUARDIAS EN MÉXICO
1969 Luis Alvarenga (El Salvador) LAS VANGUARDIAS EN EL SALVADOR
1972 Gabriel Chávez Casazola (Bolívia) LAS VANGUARDIAS EN BOLIVIA
1972 Xavier Oquendo Troncoso (Ecuador) DIÁLOGO EN EL CENTRO DEL MUNDO
1973 Carolina Zamudio (Argentina) LA ILUSIÓN TRANSITORIA DE LOS ESPACIOS
1973 Ricardo Venegas (México) LA POESÍA DE RICARDO VENEGAS
1974 Fabricio Estrada (Honduras) LAS VANGUARDIAS EN HONDURAS
1974 Javier Payeras (Guatemala) LAS VANGUARDIAS EN GUATEMALA
1983 Manuel Iris (México) LAS VANGUARDIAS EN MÉXICO
1984 Alex Morillo Sotomayor (Perú) LAS VANGUARDIAS EN PERÚ
OBRA ENSAÍSTICA PUBLICADA
El corazón del infinito. Tres poetas brasileños. Trad. Jesús Cobo. Toledo: Cuadernos de Calandrajas, 1993.
Escritura conquistada. Diálogos com poetas latino-americanos. Fortaleza: Letra & Música, 1998.
Escrituras surrealistas. O começo da busca. Coleção Memo. Fundação Memorial da América Latina. São Paulo. 1998.
Alberto Nepomuceno. Edições FDR. Fortaleza. 2000.
O começo da busca. O surrealismo na poesia da América Latina. Coleção Ensaios Transversais. São Paulo: Escrituras, 2001.
Un nuevo continente. Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra América. San José de Costa Rica: Ediciones Andrómeda, 2004.
Un nuevo continente. Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra América. Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores, 2008.
A inocência de pensar. Coleção Ensaios Transversais. São Paulo: Escrituras, 2009.
Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica. 2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2010.
Invenção do Brasil – Entrevistas [edição virtual]. São Paulo: Editora Descaminhos, 2013.
Esfinge insurrecta – Poesía en Chile [edição virtual, em coautoria com Juan Cameron]. Fortaleza: ARC Edições, 2014.
Un poco más de surrealismo no hará ningún daño a la realidad. México: UACM – Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2015.
Sala de retratos. São Paulo: Opção Editora, 2016.
Um novo continente – Poesia e Surrealismo na América. Fortaleza: ARC Edições, 2016.
Valdir Rocha e a persistência do mistério. Fortaleza: ARC Edições, 2017.
Laudelino Freire. Rio de Janeiro: Academia Brasileira de Letras, 2018.
Escritura conquistada – Poesía hispanoamericana. Fortaleza: ARC Edições, 2018.
Visões da névoa: o Surrealismo no Brasil. Natal: Sol Negro Edições, 2019.
120 noites de Eros. Fortaleza: ARC Edições, 2020.
TRADUÇÕES
Poemas de amor, de Federico García Lorca. Rio de Janeiro: Ediouro Publicações, 1998.
Delito por dançar o chá-chá-chá, de Guillermo Cabrera Infante. Rio de Janeiro: Ediouro Publicações, 1998.
Nós/Nudos, de Ana Marques Gastão (edição bilíngue). Lisboa: Gótica, 2004.
A condição urbana, de Juan Calzadilla (edição bilíngue). Florianópolis: Letras Contemporâneas, 2005.
Dentro do poema – Poetas mexicanos nascidos entre 1950 e 1959, Org. Eduardo Langagne. Fortaleza: Edições UFC, 2009.
A aventura literária da mestiçagem, de Pablo Antonio Cuadra (em parceria com Petra Ramos Guarinon). Fortaleza: Edições UFC, 2010.
III novelas exemplares & 20 poemas intransigentes, de Vicente Huidobro & Hans Arp. Natal: Sol Negro Edições/São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2012.
Sobre Surrealismo, de Aldo Pellegrini (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2013.
Memória de Borges – Um livro de entrevistas (2 volumes). São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2013.
Bronze no fundo do rio, de Miguel Márquez (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2014.
Tremor de céu, de Vicente Huidobro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2015.
Costumes errantes ou a redondeza da terra, de Enrique Molina (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2016.
Reino de silêncio, de Mía Gallegos (edição bilíngue). Teresina: Kizeumba Edições, 2019.
Traduções do universo, de Vicente Huidobro. Natal: Sol Negro Edições, 2016.
O álcool dos estados intermediários, de Gladys Mendía. Santiago: LP5 Editora, 2020.
A tartaruga equestre, de César Moro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2021.
Agulha Revista de Cultura
Criada por Floriano Martins
Dirigida por Elys Regina Zils
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/
1999-2024
Nenhum comentário:
Postar um comentário