LAS
VANGUARDIAS EN PARAGUAY
GRA | No existió un movimiento de vanguardia con un programa definido en el
Paraguay, y por eso no se puede hablar de ningún punto de partida. Hacia 1900,
la economía del país se encontraba en crisis, y no se daban las condiciones
para el desarrollo de un movimiento literario importante. En el terreno de la
cultura, se destacó la llamada Generación del 900, pero sus integrantes eran
más historiadores y ensayistas que poetas y novelistas. En 1905 se publicó la
primera novela escrita en el Paraguay: Ignacia, de José Rodríguez Alcalá. En
1922 apareció la revista Juventud, dirigida por Heriberto Fernández, situada en
la línea del modernismo hispanoamericano, y cuyos modelos eran Rubén Darío y
Leopoldo Lugones. En la atmósfera literaria asuncena flotaba la influencia francesa,
pero no la de los surrealistas, sino de los escritores de finales de siglo. La
retórica de la Tercera República, por llamarla así, se mantuvo por muchas
décadas en la literatura y el periodismo paraguayos.
Heriberto
Fernández (1903-1927) pasó los últimos años de su vida en París, donde se puso
en contacto con los movimientos de vanguardia y escribió poemas en esa línea.
La movilización militar de la Guerra del Chaco (1932-1935) y luego la posguerra
fueron poco propicios para la experimentación literaria. Finalmente, la
vanguardia se manifiesta en la llamada Generación de 1940, a la que pertenecen
Josefina Pla, Hérib Campos Cervera, Oscar Ferreiro, Augusto Roa Bastos y otros.
Pero aquí se trata más bien de la asimilación de ciertos aspectos del surrealismo,
antes que de una vanguardia definida como un movimiento. La huella surrealista
se manifiesta en ciertos poemas de Oscar Ferreiro, quien tampoco es un
vanguardista ortodoxo.
A
partir de 1960, vuelven a encontrarse elementos del surrealismo en la escritura
paraguaya; como ejemplo pueden citarse los poemas de Los monstruos vanos (1964)
de Esteban Cabañas, seudónimo del pintor y poeta Carlos Colombino (1937-2013).
Creo que, en esto, el Paraguay seguía una tendencia internacional, porque el
surrealismo resurgió en aquella época, en especial en sus movimientos
contestatarios. Está presente en la escritura de Jacobo Rauskin (1941), Osvaldo
González Real (1938) y René Dávalos (1945-1968), pero sin llegar a ser su nota
dominante.
FM | Los movimientos locales, ¿estaban de acuerdo con las ideas de las
vanguardias europeas correspondientes o acaso agregaban algo distinto?
GRA | Como se ha dicho, no puede hablarse de movimientos de vanguardia, sino
de la influencia de la vanguardia.
FM | ¿Qué relaciones mantenían estos mismos movimientos con las corrientes
estéticas de los demás países hispanoamericanos?
GRA | En general, el Paraguay tenía poco contacto con los países
hispanoamericanos, exceptuada la Argentina, con su capital Buenos Aires. Varios
escritores paraguayos desarrollaron la mayor parte de su obra literaria en ese
país: Gabriel Casaccia, Augusto Roa Bastos, Elvio Romero y Hérib Campos
Cervera. Sin embargo, es difícil considerar a los mencionados como escritores
de vanguardia en sentido estricto.
FM | ¿Qué aportes significativos de las vanguardias fueron incorporados a la
tradición lírica y cuáles son sus efectos en los días de hoy?
GRA | Creo que la vanguardia ha dejado poca influencia en la literatura
paraguaya actual.
FM | Los documentos esenciales de las vanguardias, ¿se han recuperado?, ¿es
posible tener acceso a ellos?
GRA | No existen esos documentos, si por tales se entienden los manifiestos,
programas estéticos, etc. Lo que queda son más bien las creaciones personales
de algunos escritores, en especial sus poemas.
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Escritura Conquistada – Poesía
Hispanoamericana reúne ensayos, entrevistas, encuestas y
prólogos de libros firmados por Floriano Martins, además de muestra parcial de
su correspondencia pasiva.
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Floriano Martins
ARC Edições | Agulha Revista de Cultura
Fortaleza CE Brasil 2021
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