UNA MESA VERTICAL
FM | En general
se hacen preguntas a los poetas sobre sus orígenes y lecturas, las influencias y
satisfacciones de la creación. Yo quisiera saber inicialmente de los tiempos de
la escritura y su duración, los ritmos de sus riesgos al crear, o sea, entre sueño
y vigilia, cómo surge la creación. Por supuesto que puedes hablar un poco de todo,
pues así comenzamos nuestro diálogo.
BLE | En mi caso
la creación poética no obedece a momentos raros o iluminados en los que una idea
surge de la nada; los libros de poesía que he escrito surgieron de lecturas e incluso
al hacerlas no siempre tengo en mente sentarme luego a escribir un libro sobre el
personaje estudiado. Mis libros de poesía nacen de investigaciones previas; es así
como escribí Náufraga perpetua, un ensayo poético sobre la vida y obra de
Virginia Woolf; (premio especial fuera de concurso con obra publicada por el Encuentro de Mujeres Poetas del Museo Rayo)
y lo que dio paso a la escritura de esa obra fue la lectura de la biografía sobre
dicha autora escrita por Viviane Forrester; aunque para ese momento ya había leído
otras dos; y por supuesto, ya conocía la obra completa de VW incluyendo su diario
íntimo. Luego compré una biografía sobre Malcolm Lowry, Perseguido por los demonios,
de Gordon Bowker, que me despertó la necesidad de escribir otro ensayo poético;
para la época solo había leído Bajo el volcán, así que me compré todos sus
libros y luego de leerlos me di a la tarea de escribir sobre ese infierno y sobre
los súcubos e íncubos que lo habitaron. Fue un año de una escritura constante e
inicialmente un poco febril, ya que lo escribí como si fuese el mismo ML; me refiero
a que es una obra en primera persona; no quiero decir que me esté emulando a él.
Soy mujer y no bebo alcohol, solo me tomo una copa de vino a la hora del almuerzo;
así que sumergirme en la piel de un dipsómano fue lo que más trabajo me costó al
inicio; duré un año escribiendo, corrigiendo, editando, suprimiendo decenas de poemas;
incluso la primera versión, que para mí es solo un borrador, ganó el Premio Nacional de Poesía Meira del Mar
del Encuentro de Mujeres Poetas de Antioquia;
la segunda versión, que para mí es la única que ha debido ser publicada,
fue editada seis años después en España por Sial Pigmalión en alianza con Pijao
Editores.
Luego escribí un poemario sobre el Mal de Alzheimer;
y la idea surgió el día que Annie Girardot murió; en la reseña de su muerte la periodista
repitió una frase que la actriz dijo al inicio de su enfermedad: “Los hombres
que amé, las películas que filmé, ustedes los conocen mejor que yo”. A la mañana siguiente compré tres biografías sobre
ella y un libro que me explicara en términos sencillos lo que es dicha enfermedad.
Fue un libro escrito a lo largo de todo un año y en dos períodos; ya que la segunda
parte es sobre la Memoria, y la idea me surgió gracias al libro sobre Sherezada
de Nélida Piñón; me refiero a Voces del desierto.
Y el último poemario, escrito en junio del 2020,
en pleno confinamiento por la pandemia que actualmente nos azota, y aun inédito,
surgió de la segunda lectura que hice sobre un personaje de la Antigüedad; casi
al final del libro la autora hace referencia a dos poemas escritos por un poeta
del que muy pocas personas hablan. Esa referencia despertó algo en mí que hasta
ese momento había sido desconocido; inmediatamente comencé a escribir un poemario
en un estado de verdadero éxtasis, nunca antes había experimentado algo así, sentía
que caminaba sobre las nubes, fue un momento único y que creo irrepetible. En otras
palabras, mi trabajo de creación poética está íntimamente ligado a investigaciones
sobre personajes que luego cobran vida en mis poemarios. Por otra parte, cuando
estoy creando un libro, en la noche, cuando me sumerjo en la semivigilia, de pronto
me viene a la cabeza un verso o una idea que en tiempos de vigilia no hubiera tenido;
así que inmediatamente lo grabo para no olvidarlo; también puede ser que me sumerja
en un sueño profundo y que despierte súbitamente con una idea muy clara de lo que
debo hacer; entonces, me levanto y la escribo.
FM | De algún
modo pasas de una escritura vigilante (en su sentido racional) para una intuitiva,
como en el caso de este verdadero éxtasis que mencionas. Y luego hay la escritura
al alimón, de modo automático, donde ya no hay un planeamiento cartesiano. ¿Crees
que hay en eso un camino, una especie de evolución de la creación, o en este campo
jamás se puede hablar de evolución?
BLE | Yo sí creo
que existe una evolución en los procesos creativos. No es lo mismo escribir a los
20 años que a los 65; sobre todo si no se es Rimbaud. Creo que la mayoría de los
escritores y poetas nos lamentamos de la publicación de obras tempranas; y creo
que ese sentimiento no es ajeno a los artistas plásticos. La escritura automática
no es algo que se me hubiese ocurrido de pronto, fue un reto que me pusiste al frente
y que yo decidí aceptar sin saber para dónde iba; y debo confesar que el ejercicio
me gustó mucho y estoy dispuesta a hacerlo de nuevo.
FM | Entramos
un poco en el campo del surrealismo, pero muy lejos de su equivocación ortodoxa.
Aquí recuerdo la primera vez que escribimos algo juntos, un poema colectivo en el
que participaron otros poetas. Es como dejarse deslizar por la piel de un río. Seguir
a la deriva el curso de la existencia misma. Paul Éluard decía algo sobre la escritura
automática, que es necesario un gran esfuerzo para conseguir una perfecta disponibilidad
de espíritu, pero la producción que sigue, aunque sea larga, no supone ningún esfuerzo,
ninguna fatiga. ¿Estás de acuerdo?
BLE | Ese gran
poema colectivo al que haces alusión fue mi primer ejercicio de escritura al alimón.
Cuando me lo propusiste me quedé bastante asombrada que entre tantos poetas que
conoces, muchos de ellos reconocidos internacionalmente, pensaras en mí; una poeta
casi desconocida. Sin embargo, acepté con un gran entusiasmo. Yo no sabía que esperabas
de mí, lo que si entendí inmediatamente es que no había una ruta determinada, y
que todos los caminos estaban abiertos; eso me gustó mucho. Lo otro, es que nadie
corrigió a nadie, nadie criticó el trabajo de uno de los participantes; nos fuimos
identificando a medida que el poema avanzaba hasta el punto que ya no se podía saber
quién era el autor de una estrofa determinada; como si finalmente todos tomásemos
el mismo aliento en el mismo momento. Como en una orquesta sinfónica cuando todos
los instrumentos tocan al unísono y el mismo director se convierte en otro instrumento
que hace posible la magia de la música; pienso en este caso en el Bolero cuando
todos los instrumentos se han unido para interpretar esa pieza magistral de Ravel.
Por eso entiendo lo que dice Éluard, si bien primero necesitaba tener la claridad
para entender ese proceso creativo luego se dio paso a una escritura ágil y que
respondía perfectamente al aparte recientemente escrito por otro de los seis participantes.
FM | Ahora, la
voz. ¿En qué punto percibiste la definición de tu voz poética y cómo ella se encuentra
en el ambiente lírico de contemporaneidad? No indago específicamente sobre el ambiente
colombiano, porque eres bilingüe y has vivido una época en Francia.
BLE | Es verdad,
he vivido en varias ocasiones en Francia, y en el último período fueron diez años;
y antes viví en dos ocasiones en Chile, una cuando era niña y otra adolescente;
lo que hace de mí una ciudadana del mundo; aunque no olvido que ante todo soy colombiana
y que eso me define y me centra en el mundo. Ahora bien, no puedo decir en que momento
percibí mi voz poética ya que me cuesta mucho identificarme como poeta propiamente
dicho. Me considero, eso sí, una muy buena lectora, y cuando debo ponerle una etiqueta
a mi trabajo pienso más bien en la crítica literaria. Sin embargo, voy a tratar
de responder a esa pregunta. Creo que esa voz lírica contemporánea, a la que haces
alusión, va ligada precisamente a las lecturas permanentes que hago tanto en castellano
como en francés; lo que me abre infinitas posibilidades de creación y al mismo tiempo
de análisis, comprensión y comprehensión del mundo que me rodea. Trato de
ser una Alicia que pasa a través del espejo una y otra vez y que mira la realidad
como si fuese un poliedro; y aunque las posibilidades del poliedro son finitas yo
trato de mirarlas como si fuesen inacabables.
FM | Y luego
la decisión por un trabajo crítico que tratara de poner en evidencia los absurdos
existenciales y sociales sufridos por la mujer en un mundo que no es el actual,
pero sí la misma coyuntura primaria de las sociedades humanas, basta pensar en los
libros sagrados de formación de las religiones. Hablamos aquí de Surrealismo, por
ejemplo, y allí también encontramos una idealización de la mujer, que es una forma
de incomprensión de su vitalidad. O sea, hay tanto de violencia física, ideológica,
sexual, ninguneo etc., y ahora de cierto modo ampliado por esa profusión de géneros
que tal vez sea una forma de reacción. ¿Qué te parece el tema?
BLE | Yo nací
en un hogar donde las posibilidades de educación no conocieron nunca límites; mi
padre era profesor universitario y mi madre dueña de un colegio que fue muy famoso
en la ciudad donde crecí y donde vivo actualmente. En mi casa se privilegió siempre
el conocimiento y el acceso a los libros; así como los viajes y la música clásica.
En el colegio de mi madre se le daba mucha importancia al teatro y a la danza; y
mi padre me enseñó a amar los libros y me hizo saber que allí estaban las preguntas
a muchas interrogantes que iba a tener a todo lo largo de la vida. En otras palabras,
me enseñaron que la educación abre puertas y derrumba murallas y mitos; mi padre
me repitió mil veces que no me casara nunca, que no tuviera hijos, que fuera independiente,
y que nunca, por ningún motivo, dependiese de un hombre para vivir. Mi madre incluso
ganaba más dinero que mi padre; así que el ejemplo lo tenía en casa. Ella es una
mujer autónoma, aun vive; y a pesar de su edad, es casi centenaria, aun toma sus
propias decisiones y vive en su propio apartamento. O sea, nunca fue una mujer idealizada por mi padre;
fue respetada y admirada por él. Así que, para mí, estudiar, viajar y trabajar,
eran las opciones normales que me presentaban en casa. Por otra parte, desde muy
joven comencé a leer y a escribir sobre feminismo, y nunca he parado de hacerlo.
Para mí el feminismo es una cuestión de derechos humanos; y esos derechos, que yo
leo como respeto hacia la otredad, tienen y deben ser extendidos a todas las identidades
que hoy en día descubrimos, y que no obstante siempre han existido. Lo que pasa
es que las religiones monoteístas las han ahogado con ese terrible sentido de culpabilidad
que inoculan en el ser humano como la peor de las cicutas. Por eso trabajo, por
la visivilización de las mujeres, por lograr el respeto que merecemos como seres
humanos sintientes y porque se reconozcan nuestras capacidades cognitivas y nuestro
propio intelecto.
FM | Y es muy
rico lo que haces, que está presente en tus ensayos y en tu comportamiento, el encanto
insobornable de tu palabra, la fuerza de tus argumentos. Me siento honrado de haber
publicado, por ejemplo, los dos tomos de una reunión de tus ensayos críticos, El
oficio de escribir (2020), y todavía más de este proyecto que tenemos juntos
de preparación de una edición de la revista mexicana Blanco Móvil dedicado
a las relaciones entre poesía y exilio. Un trabajo que parte de un libro que estás
escribiendo ahora, Los avatares del poeta, en nuestro caso tratando del tema
más detenidamente en el ambiente iberoamericano. Tu estudio es más amplio y recurre
siglos y una muy amplia geografía. Ojalá puedas hablar aquí un poco de este trabajo.
BLE | Si tú te
sientes honrado de haber publicado El oficio de escribir, yo me siento aun
más honrada puesto que nunca creí que algún editor se interesase por esos trabajos;
así que verlos reunidos en dos tomos es una gran alegría y una gran satisfacción.
Ahora bien; ese libro al que aludes nació de un prefacio que el presidente del PEN/Colombia,
Carlos Vásquez-Zawadski, me pidió hace casi un año para una antología de poetas
colombianos publicada este año. Hacer un prefacio sobre poetas que aun viven se
me presentaba como algo difícil ya que no todos tienen la misma calidad estética,
o bien hay otros que hace tiempo no escriben y que enviaron trabajos que ya tienen
varios años; así que no quería hacer un prólogo que pudiese prestarse a malentendidos
y a rencillas que a veces son comunes en el mundo de los poetas. Cuando me senté
a escribir ese prólogo no tenía ni idea de lo que iba a hacer y me había dicho a
mí misma que serían entre tres y cinco páginas, y cuando iba en la página quince
ya sabía que no podía parar. Así que seguí escribiendo, esta vez para la revista
Aleph, editada por el poeta y académico Carlos-Enrique Ruiz, que me había pedido
un ensayo para un número especial que va a conmemorar el próximo año -2022- el número
200 de esa revista emblemática que ya tiene cincuenta y cinco años de existencia
ininterrumpida. Así que seguí escribiendo, y cuando iba en la página veinte me di
cuenta que no se trataba de un pequeño ensayo si no de una obra que aun está en
construcción y que ya tiene más de 200 páginas. Incluso el profesor Antonio Donizeti
Da Cruz va a publicar próximamente uno de sus apartes en la revista Raido, de UNIOESTE
(Universidade Estadual Do Oeste Do Paraná, Cascavel-Brasil). Es un libro que me
tiene fascinada puesto que aprendo todos los días, leo sobre autores que antes ni
siquiera sabía que existían o sobre otros sobre los que conocía solo su obra más
no su vida. Y precisamente es ese ensayo para Carlos-Enrique Ruiz, que va a ser
publicado el año próximo, el que te envié para tener tu mirada inteligente y aguda,
lo que te dio la idea de publicar en la revista Blanco Móvil un número dedicado
a la poesía y al exilio; lo cual honra mi trabajo de una forma nunca imaginada.
También debo decir que al haber vivido varias veces lejos de Colombia, y sobre todo
al haber estudiado en La Sorbona en los años 80 del siglo pasado, el tema del exilio
siempre ha estado presente en mi obra, ya que era la época de las dictaduras del
Cono Sur y muchos de mis profesores y compañeros de universidad eran exiliados políticos;
algo que no puede dejar indemne a nadie. Uno de mis profesores fue Rubén Bareiro-Saguier,
y un día, mientras nos tomábamos un café, me dijo que la única vez que había podido
regresar a Paraguay, fue cuando se sentó del otro lado de la frontera (Argentina)
a mirar la tierra que estaba al otro lado de esa línea invisible que lo separaba
de lo que tanto amaba. Por fortuna, algún tiempo después, con la caída de la dictadura
en 1989, pudo regresar a esa casa que llamamos “mi país” y allí murió en
el 2014.
FM | Indagado
sobre las razones de la pintura, René Magritte ha declarado que lo que es preciso
pintar es la imagen de la semejanza – si el pensamiento debe volverse visible en
el mundo. Vivimos en un mundo donde la imagen se encuentra desgastada, el mito
ha perdido consistencia, el símbolo se ha convertido en espectáculo despreciable.
¿De qué modo, a través de tu creación y de tu pensamiento, sigues buscando la semejanza
y cuál es su costo?
BLE | Gracias
por traer a colación a Magritte y a esa frase que le era tan cara; también decía
lo siguiente: “Mis pinturas han sido concebidas para ser signos materiales de
la libertad de pensamiento”. Y ahora que me formulas esta pregunta puedo concatenar
el pensamiento de René Magritte con la búsqueda que he tenido toda mi vida de la
libertad tanto desde el punto de vista del ser humano que soy y como mujer; y no
es algo baladí. La búsqueda de la libertad y de la independencia tienen una carga
menor para los hombres; puesto que la concepción de la sociedad patriarcal, que
pregona que los hombres son de la calle y las mujeres de la casa, nos pone a nosotras
en condiciones de inferioridad en todos los sentidos. Así que precisamente a través
de la creación y del intelecto trato a cada instante de romper barreras, de saltar
muros, de derrumbar fortalezas para poder acceder a esa libertad que se le niega
a la mayoría de mis congéneres, más si son mujeres. ¿Cuál es el costo? Yo diría
que en un principio fue la exclusión, no familiar sino en cierta forma social; algo
que nunca me doblegó. Hoy en día no me siento excluida, incluso son los hombres,
como lo haces tú, los que me incluyen en proyectos y que valoran mi trabajo; a veces
más que las mismas mujeres. Así que el costo de esta independencia de pensamiento
y de vida, que sin ninguna duda pagué, ahora está completamente superado; pienso
que lo que hizo fue fortalecerme para seguir en la lucha por la visivilización no
solo mía si no de las demás mujeres que se dedican a crear; de ahí surgió mi libro
de ensayos ¡Cuidado! Escritoras a la vista….
FM | Hablamos
de lecturas, del universo mágico de la lectura en la formación humanística de un
creador, pero sabemos que la vida no se limita a las páginas de un libro, aunque
sea la metáfora del mismo universo. Recuerdo que hace poco hemos creado al alimón
una novela corta y dos piezas de teatro, pero una vez más estamos hablando de libros.
Me gustaría saber cómo es tu vida, en eso de la atención que das a otras formas
de manifestaciones artísticas y también en el plan de las relaciones humanas. ¿Cómo
es, para Berta Lucía Estrada, estar viva en este presente instante?
BLE | Toda mi
vida he dicho que soy una mujer privilegiada, y lo digo por la educación que recibí
y por las oportunidades que he tenido a nivel personal y laboral; y cuando digo
laboral no me refiero a buenos salarios si no por haber podido trabajar en lo que
amo, la docencia universitaria; y también en la difusión cultural de la biblioteca
pública de la ciudad donde vivo. Estudiar literatura y lenguas, en mi caso francés,
me permitió trabajar en lo que me apasiona. También me siento privilegiada precisamente
por estar viva en una época de incertidumbre sanitaria como la actual. Los hombres
y mujeres de este siglo nos sentíamos en cierta forma imbatibles, pensábamos que
ya nada podría doblegarnos, y que destruir la Tierra, la única casa que tenemos,
no traería ninguna consecuencia; y eso a pesar de todas las luces rojas que los
ambientalistas pregonan desde hace cuarenta años; sin hablar de las comunidades
indígenas que siempre han sido respetuosas de la Madre Tierra. Y de pronto, llega
un microbio que nos arrodilla y nos grita al oído lo vulnerables que somos. Así
que estar viva en este momento y acompañada de mi familia, en la que no ha habido
ninguna muerte por esta pandemia, es un privilegio enorme del que soy plenamente
consciente.
FM | A mí me
gusta siempre finalizar un diálogo indagando si olvidamos algo. Es un modo de decir
que no llegar al fin es todo un principio. Así que repito la provocación: ¿Olvidamos
algo?
BLE | Siempre
podemos olvidar algo; creo que eso forma parte de la naturaleza humana; no obstante,
considero que los aspectos fundamentales de mi quehacer literario los tocaste a
fondo. Tal vez lo único que no he mencionado, y que para mí es clave, es la importancia
de la danza en mi vida. Gracias Floriano por esta conversación en tu mesa vertical.
(Agosto, 2021)
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Nós/Nudos, de Ana Marques Gastão (edição bilíngue). Lisboa: Gótica, 2004.
A condição urbana, de Juan Calzadilla (edição bilíngue). Florianópolis: Letras Contemporâneas, 2005.
Dentro do poema – Poetas mexicanos nascidos entre 1950 e 1959, Org. Eduardo Langagne. Fortaleza: Edições UFC, 2009.
A aventura literária da mestiçagem, de Pablo Antonio Cuadra (em parceria com Petra Ramos Guarinon). Fortaleza: Edições UFC, 2010.
III novelas exemplares & 20 poemas intransigentes, de Vicente Huidobro & Hans Arp. Natal: Sol Negro Edições/São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2012.
Sobre Surrealismo, de Aldo Pellegrini (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2013.
Memória de Borges – Um livro de entrevistas (2 volumes). São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2013.
Bronze no fundo do rio, de Miguel Márquez (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2014.
Tremor de céu, de Vicente Huidobro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2015.
Costumes errantes ou a redondeza da terra, de Enrique Molina (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2016.
Reino de silêncio, de Mía Gallegos (edição bilíngue). Teresina: Kizeumba Edições, 2019.
Traduções do universo, de Vicente Huidobro. Natal: Sol Negro Edições, 2016.
O álcool dos estados intermediários, de Gladys Mendía. Santiago: LP5 Editora, 2020.
A tartaruga equestre, de César Moro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2021.
Agulha Revista de Cultura
Criada por Floriano Martins
Dirigida por Elys Regina Zils
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