quarta-feira, 27 de janeiro de 2021

ESCRITURA CONQUISTADA | Jotamario Arbeláez (Colombia, 1940)

  


EXTRAVAGANCIAS POÉTICAS DEL NADAÍSMO

  


FM | Este diálogo nuestro debe girar en torno a la actuación de varias revistas literarias en los años 60. El Nadaísmo surge en 1958, actúa de forma relevante durante toda la década siguiente y solamente al final publica su revista –esto en una época en que las acciones grupales o individuales resultaban primordialmente en la publicación de revistas–. ¿Qué pasó? ¿Qué impidió la creación de una revista propia del grupo?

 

JA | Cuando en la Medellín de 1958, la ciudad más católica y trabajadora de Colombia, publicamos el “Primer manifiesto nadaísta” –donde se afirma que “Dios murió en el diluvio y su cadáver no fue rescatado por los bomberos”, y que “el trabajo es atentatorio contra la dignidad de la poesía y también contra la propia dignidad humana”–, allí ya se anuncia la próxima aparición de la Revista Nada… La verdad desnuda, la negación.

Los nadaístas eran entonces una banda de poetas muy jóvenes, extravagantes y extra vagos. Gonzalo Arango era el único que trabajaba intensamente, escribiendo cuentos, manifiestos, poemas, dramas, cartas, comunicados y colaboraciones literarias para los periódicos. Con lo poco que ganaba, articulaba el movimiento, hacía ediciones en mimeógrafo, compraba libros, estampillaba correspondencia, pagaba las cuentas en los bares. En los primeros 12 años nunca hubo recursos para editar la revista. Pero no sentimos necesidad. Como tampoco de la publicación de libros. Los medios impresos fueron generosos con nosotros, considerando la virulenta originalidad de los proponentes, para difundir nuestro “evangelio de la nueva oscuridad”. Los suplementos literarios dominicales de todos los diarios del país publicaron profusas muestras literarias de los “nuevos bárbaros”. Aunque después se dieran al trabajo y a la libertad de desmigajar todo y, al encontrarlas dignas de “esquizos”, insultarnos a través de sus columnas editoriales. Así la fama rápidamente se desparramó y también la influencia en la juventud. La revista Mito, órgano del grupo que comandaba Jorge Gaitán Duran, nos dedicó por completo su último número. Revistas de otros países nos cedieron sus páginas. Entre ellas El Corno Emplumado y Pájaro Cascabel, de México, dirigidas una por Margaret Randall y Sergio Mondragón, y la otra por Thelma Nava; Eco Contemporáneo, de la Argentina, dirigida por Miguel Grinberg; de Venezuela, Zona Franca, dirigida por Juan Liscano, y Rayado sobre el Techo, del grupo El Techo de la Ballena; La Bufanda del Sol y Pucuna, de Ecuador, dirigidas por los poetas tzántzicos Ulises Estrella e Ivan Egüez; El Pez y la Serpiente, de Nicaragua; y Venezuela Gráfica y O Cruzeiro, del Brasil, estas últimas revistas de variedades. Solamente en 1970, cuando confluimos en Bogotá los nadaístas de la provincia, sobre todo de Medellín y Cali (Gonzalo Arango, Amílcar Osório, Eduardo Escobar, Darío Lemos, Humberto Navarro, Jaime Jaramillo Escobar, Elmo Valencia, Jotamario Arbeláez) es que se decide la publicación de Nadaísmo 70, como fue llamado el primer número, y simplemente Nadaísmo, como aparecieron los siete números siguientes. En esta revista eran publicados sólo los textos que la prensa nacional rechazaba. Era dirigida por Gonzalo Arango y Jaime Jaramillo Escobar hacía el papel de editor y gerente. Este último, en aquel momento, daba inicio a una agencia de publicidad y había suspendido la escritura de sus poemas, aunque no del todo, porque traducía a su muy especial manera los poemas de Geraldino Brasil, cuyos libros le había regalado el director del suplemento de El Tiempo, Eduardo Mendoza Varela. Los críticos afirmaban que Geraldino no existía, pues a su respecto no a se encontraba pista alguna. Hace poco, cuando me invitaste a Recife, adonde llevé las traducciones completas, leí algunas de ellas y tuve la sorpresa de ver a la familia del poeta entre el público. Pero yo hablaba de la revista. Teníamos que conseguir anuncios publicitarios para financiarla. La prensa de derecha acusaba a los anunciantes de estar subvencionando la subversión. Los gerentes de las empresas se fueron acobardando. Gonzalo se cansó de buscarlos. Y hasta allí llegó la aventura.

 

FM | Tienes razón. Era amplia la atención que se daba, en todo el continente, al Nadaísmo. De alguna manera ustedes también tenían una publicación propia, formada por el conjunto de páginas dedicadas al movimiento en varias publicaciones de la época. Pensemos inicialmente en Colombia. Mito surge en 1955 y prosigue hasta 1962. La edición de la revista es considerada más una proeza intelectual que económica. Naturalmente este aspecto no era el único que distinguía a los dos movimientos. Armando Romero observa que en Mito el elemento poético es, de cierta manera, secundario, una vez que la revista era mantenida por “un grupo intelectuales que planeaba disputar el poder con la generación del Centenario” (Los poetas de “Mito”. Separata de la Revista Iberoamericana nº 128-129. Madrid, julio-diciembre de 1984). Además de esas distinciones, sobre las cuales pido tu comentario, ¿qué otros puntos son esenciales al establecer una diferencia entre Mito y Nadaísmo?

 

JA | Aclaro que sí tuvimos una publicación insolente que duró muchos años (1959-1970), llamada Esquirla, suplemento dominical del diario El Crisol, de Cali, donde publicábamos lo que era considerado impublicable en cualquier otra parte. También editada en Cali, la revista El Ojo Pop. Eduardo Escobar, del grupo de Medellín, también hizo su revista de poesía, La Viga en el Ojo. Cuando el poeta Mario Rivero se apartó del grupo fundó su revista Golpe de Dados. Y muchos jóvenes inventaban revistas para darse el lujo insolente de publicarnos.

Cada vez que se habla de generaciones, grupos o movimientos en Colombia, los cítricos (sic) y los catedrásticos (sic) anulan el Nadaísmo, dando un máximo relieve a la obra de los escritores de Mito y al aspecto editorial de la revista en sí. Y enfatizan que el nuestro no fue ningún movimiento de vanguardia, y ni siquiera poético. Como máximo, un problema social, un caso policial. Los señores de Mito eran intelectuales progresistas de buenas familias y posición social, con estudios en Europa y conexiones con los medios periodísticos y editoriales. Los nadaístas éramos poetas de provincia, de clase media baja y en su mayoría menores de edad. Pero sabíamos disimular nuestra inexperiencia mostrándonos al día con las tendencias de vanguardia y asustando a burgueses y beatos con el eslogan “somos geniales, locos y peligrosos”.

Los nadaístas bebimos en Mito, cuya colección se apoyaba en el estudio del poeta X-504. Es posible decir que el Nadaísmo nace y se amamanta con Mito y que Mito muere y es enterrada después de haber dedicado su última edición a los poetas nadaístas vivos. Así como Mito influyó en el Nadaísmo, el Nadaísmo lo haría en dos grandes grupos de los ‘70: el M-19 y los hippies. El M-19 hizo la paz y los hippies hicieron la revolución.

Con la muerte de Gaitán Duran y la consecuente desaparición de Mito, quienes más perdieron fueron los nadaístas, le reveló Álvaro Mutis a Armando Romero. Gaitán Duran había pensado en delegar la dirección de su revista a Gonzalo Arango, una vez que consideraba que el Nadaísmo era el fruto más evidente de su trabajo de introducir las nuevas –y ocultas– tendencias catárticas en la literatura y en el arte. Del Marquês de Sade a Sartre, a Genet, a Bataille, a Wright Mills, a Brecht, a Malraux, a Shaw, a Sagan, a Ezra Pound, a Patchen, a Tardieu, a Lefevre, a Gramsci, a Visconti, a Callois, a Pizarnik, a Goytisolo, a Updike, a Mondolfo, a Lévy-Strauss, a Perse, a Nobokov, a Benn, a Durrell, a Ghelderode, a Rulfo, a Cortázar, a García Márquez y al propio Gonzalo Arango y sus jóvenes alegres. Pero muerto el capitán cesa la fragata.

Años después los nadaístas harían su propia revista, que acabó llamándose Nadaísmo. Mientras buscábamos el nombre, uno que posiblemente rindiera homenaje a Mito, surgió uno que sólo descartamos cuando entendimos que la mención de Mito nos dejaría disminuidos: Nadais-Mito.

 

FM | También me parece que la ausencia de una revista está de alguna manera compensada por las publicaciones colectivas del movimiento, 13 poetas nadaístas (1963) y De la nada al nadaísmo (1966). ¿Esta es también tu opinión? ¿Cómo era la circulación de esos libros? ¿Alcanzaron la misma anuencia de parte de esa red de revistas en varios países?

 

JA | Cuanto más famosos nos hacíamos, igualmente más pobres, y nuestros editores en aquellos momentos eran todavía más pobres que nosotros. Los libros ni siquiera conseguían llegar a las librerías. Eran agotados en nuestras conferencias y giras por el país, dados a cambio de un hospedaje zaparrastroso o un plato de sopa. Pero muchos poemas saltaron de allí a las antologías. Los libros nos servían también para despertar anfitriones. Hoy son objetos de culto en bibliotecas sofisticadas. Y son encontrados para la venta a precios tan exorbitantes que sus propios autores no los podemos adquirir.

 

FM | Ahora, ¿cómo ustedes se relacionaban con una publicación surgida en los años 60 y activa en toda la década, como lo era la revista Eco (1960-1984)? ¿De qué manera esta revista, que según Eduardo Jaramillo fue, al menos en sus comienzos, “la revista de un humanismo en el exilio”, percibía la actuación de los nadaístas?

 

JA | Era una excelente revista, de tendencia germanista, donde no dejaban que los nadaístas mostraran la nariz, a excepción de Armando Romero, que publicó algunos textos insólitos. Su director en aquella época, Juan Gustavo Cobo Borda, poeta y crítico literario de poca importancia, afirma: “los nadaístas siempre me saturaron” –en ocasión de nuestros 50 años– porque nuestro provincianismo y nuestra penuria económica nos impedían –según él – alcanzar el cosmopolitismo. Imagínate que hasta el presente ya representamos a Colombia en 20 países, y que algunos estamos forrados en oro. Yo apenas aguanto las ganas de proclamar que soy el Premio Internacional de Poesía “Chino” Valera Mora, de la Fundación Rómulo Gallegos, noticia que prácticamente ningún diario colombiano quiso divulgar.

 

FM | [risas] En un ensayo, el mismo Juan Gustavo Cobo Borda observa que la revolución nadaísta se dio “inicialmente, más como una poesía de la acción que como una propuesta de renovación literaria” (“El nadaísmo, 1958-1963”. Revista Eco # 224. Bogotá, agosto de 1980). ¿Cómo entendían ustedes las relaciones entre poesía y comportamiento?

 

JA | Una poesía de la acción, claro, a través del terrorismo verbal. Más que de arruinar el soneto, tratábamos de desestabilizar las instituciones. Hace algunos días tuve la ocasión de celebrar en Cuba, en el XIV Festival Mundial de Poesía, los 50 años de dos revoluciones gemelas: la cubana y la nadaísta. Ambas sometidas a bloqueos parecidos. Los cubanos al de los gringos; los nadaístas al de este tipo de críticos.

 

FM | Cuando surge la antología de Aldo Pellegrini, en 1966, donde estás publicado al lado de poetas de la generación anterior (Mito), el propio Pellegrini menciona que el grupo de los nadaístas se encontraba “actualmente dividido”. Me gustaría que comentaras algo con respecto a esa escisión momentánea.

 

JA | El Nadaísmo siempre estuvo dividido en tantas partes como nadaístas lo integraban. Inclusive alguien llegó a decir que los nadaístas eran 3 y estaban divididos en 4. En el seno del nadaísmo, en los primeros años, hubo disputas, sobre todo entre Medellín y Cali, unas reales y otras ficticias. Las reales, por diferencias ideológicas, como las relaciones con el partido comunista, que no nos veía con buenos ojos porque sentían que les estábamos arrebatando la juventud, que con nosotros se dedicaba a fumar marihuana en vez de ir a la guerrilla. Con todo, éramos sus grandes aliados en las denuncias públicas contra la burguesía, el stablishment y el imperio. Las ficticias, para dar que hablar a la prensa cuando pretendía callarnos. Las diferencias persistieron porque no hubo nunca una doctrina cerrada, había partidarios de la lucha armada y del budismo zen, seguidores de Gandhi y de Marighela. Cuando Pellegrini me publicó en su antología viva latinoamericana yo tenía 25 años y acababa de devorar la Antología de la poesía surrealista, que robé de una librería con el poeta argentino Leandro Katz. Desde entonces empecé a hablar de surrealismo cuando me daba la gana.

 

FM | ¿Los nadaístas se sentían más próximos al surrealismo o a la Beat Generation? ¿Había esa distinción, considerando, entre otros aspectos, las influencias europeas y estadounidenses?

 

JA | Las influencias de los movimientos de vanguardia europeos y de los beatniks no fueron previas. Nosotros las encontramos por el camino. Sólo Gonzalo Arango y Amílcar Osório estaban suficientemente ilustrados en ese tema. Los demás, como te digo, éramos escritores incipientes con pretensiones de genialidad. En los dos o tres primeros años devoramos toda la literatura de vanguardia del mundo. Además del surrealismo y de los beatniks, fueron fundamentales para nosotros el existencialismo de Sartre y el zen de Suzuki, la patafísica y el pietismo. Mi devoción inicial yo la centré en Jarry, Eluard, Breton, Prévert y Péret, pero todos nosotros navegábamos en Kafka, Akutagawa, Dostoievsky, Joyce, Guimarães Rosa, Steckel, Wiennenger, Rimbaud, Lautréamont, Whitman, Poe, Lovekraft, Donne, Pound, Huidobro, Fernando González y Cardenal.

 

FM | Dentro de ese amplio espectro, se realiza en México, en 1964, el I Encuentro Americano de Poetas, promovido por el Movimiento Nueva Solidaridad. Ustedes enviaron al evento una carta donde leemos: “La poesía se sentirá orgullosa si consigue restituir en los espíritus esa rara virtud humana tan en desuso en nuestro mundo que es la amistad; y si consigue detener el desierto espiritual que crece en nosotros y en la historia, arruinando el esplendor del mundo”. Ese momento apostaba a la imposición de un nuevo valor moral, al surgimiento de lo que entonces se llamaba “el hombre poscristiano”. No hubo un resultado satisfactorio, no es necesario decirlo. Las sociedades contemporáneas erradicaron la amistad, las leyes básicas de convivencia humana, y todo se restringe a las esferas del consumo y de la intolerancia religiosa. Después de los años 60 nunca más se volvió a pensar en una “nueva solidaridad”. ¿Hay alguna razón específica para el fracaso de lo que allí entonces se buscaba?

 

JA | La carta de Gonzalo a ese congreso desbordaba humanismo en plena primavera de la guerra fría. Cuando, en busca del “hombre nuevo”, hasta los sacerdotes estaban tomando las armas. Muchos nadaístas no teníamos ilusión alguna con la llegada de ese hombre prometido que haría de la tierra un campo de paz a través de movimientos de liberación. Aunque, de cualquier manera, haya llegado, y casi inmediatamente, con la generación hippie, que fue uno de los tiempos de cambio más bellos que vivió la humanidad. Paz y amor, brothercito, ¿parece poco? Así como Ginsberg fue electo su profeta, para los nadaístas esos chicos fueron nuestros profetizados. Con todo respeto por la revolución cubana, no creo que el hombre nuevo fuera el Che Guevara; el hombre nuevo fueron los hippies, esos surrealistas de Dios. El hombre nuevo no estaría interesado en sembrar cinco o seis Vietnam, sino en acabar con la guerra. Lástima que se evaporaron cuando la ropa se acabó, los cabellos cayeron e institucionalizaron el cannabis. Pero desde entonces el vendaval de Dios retornó al mundo. Y todo aquel que fue hippie lo sigue siendo.

 

FM | En una carta de noviembre de 1971, Gonzalo Arango escribió a Aura de Mera cosas como: “Hay que salir del sistema, de todos los sistemas dominantes. Inclusive del Nadaísmo” […] “El Nadaísmo nos sacó del abismo negro y nos condujo a un abismo de luz, de amor, de libertad. Ya no encuentro sentido en la protesta, en la rebeldía de esos años. No protestaré más. El Nadaísmo ya me parece estrecho para vivir. Me frena el vuelo.” […] “El Nadaísmo también se está volviendo un callejón sin salida, un sistema de ver, pensar, sentir; un modo de ser, en síntesis.” […] “Ahora escribo poco, como habrás ‘leído’. No tengo casi nada que decir.”

 

JA | Gonzalo tuvo una crisis 13 años después que había inventado el nadaísmo y la expresó así. Era su forma de seguir siendo nadaísta “a su manera”. Había probado el LSD, había llegado al paraíso que es la isla de Providencia, había encontrado el amor en una joven caminante proveniente de Inglaterra, en suma, se había reconciliado con Dios. Quiso regresar del fondo del desfiladero al cual había conducido a la juventud. Nosotros lo seguimos.

Aunque, déjame decirte, a esta altura del 2009, que pienso que el nadaísmo, después de 50 años de algarabía, debe desaparecer del panorama social e inclusive del teatro poético, convertirse en la sociedad secreta que siempre debería haber sido, y trabajar de una manera alquímica en la transformación del alma del mundo.

 

FM | ¿Sin LSD, sin Providencia y sin amor, o sea, ningún tipo de reconciliación con Dios?

 

JA | Confieso que sin ninguna influencia lisérgica, geográfica o emotiva, entré en acuerdo con Jesucristo. Con él voy a trabajar en la parusía. Estoy entregado al viento paráclito. Y adopté una nueva divisa: “No creas en el Credo. Cree en todo.”

 

FM | A cierta altura de nuestro diálogo mencionaste la revista O Cruzeiro, brasileña, que era muy antigua, había surgido en 1928 y no pertenecía al ambiente de nuestra conversación. ¿Había alguna otra aproximación relacionada al Brasil en términos de publicaciones periódicas?

 

JA | Ahora los nadaístas tenemos lugar en Agulha Revista de Cultura. Allí están nuestros poemas, manifiestos y declaraciones blasfematorias y sacras, en ese templo sin altar del surrealismo. No puede pedir más el hijo del sastre, ahora dedicado a confeccionar su novela La casa de las agujas.



FM, Jotamario Arbeláez e Jorge Ariel Madrazo. Porto Galinhas, 2007


 

    

 


Poeta, tradutor, ensaísta, artista plástico, dramaturgo, FLORIANO MARTINS (Brasil, 1957) é conhecido por haver criado, em 1999, a Agulha Revista de Cultura, veículo pioneiro de circulação pela Internet e dedicado à difusão de estudos críticos sobre arte e cultura. Ao longo de 23 anos de ininterrupta atividade editorial, a revista ampliou seu espectro, assimilando uma editora, a ARC Edições e alguns projetos paralelos, de que são exemplo “Conexão Hispânica” e “Atlas Lírico da América Hispânica”, este último uma parceria com a revista brasileira Acrobata. O trabalho de Floriano também se estende pela pesquisa, em especial o estudo da tradição lírica hispano-americana e o Surrealismo, temas sobre os quais tem alguns livros publicados. Como artista plástico, desde a descoberta da colagem vem desenvolvendo, com singular maestria, experiências que mesclam a fotografia digital, o vídeo, a colagem, a ensamblagem e outros recursos. Como ele próprio afirma, o magma de toda essa efervescência criativa se localiza na poesia, na escritura de poemas, na experiência com o verso, inclusive a prosa poética, da qual é um dos grandes cultores. Escritura Conquistada é um complemento aos projetos: Atlas Lírico da América Hispânica (revista Acrobata) – poemas traduzidos para o português – e Conexão Hispânica (Agulha Revista de Cultura) – estudos críticos sobre poetas. Nesta terceira linha, também dedicada à tradição lírica na América Hispânica, encontramos juntos os ensaios, entrevistas e prólogos assinados por Floriano Martins. Parte significativa desse material – as entrevistas – compõe o volume homônimo, Escrita Conquistada, publicado em 2018.


1874-1942 José María Eguren (Perú) A POESIA DE JOSÉ MARÍA EGUREN

1893-1948 Vicente Huidobro (Chile) LA COSECHA VERTIGINOSA DE LA IMAGEN POÉTICA

1899-1986 Jorge Luis Borges (Argentina) AS ENTREVISTAS COM JORGE LUÍS BORGES

1903-1958 César Moro (Perú) CÉSAR MORO ENTRE AMIGOS

1903-1973 Aldo Pellegrini (Argentina) SOBRE SURREALISMO

1904-1973 Pablo Neruda (Chile) A POESIA DE PABLO NERUDA

1910-1996 Enrique Molina (Argentina) OS COSTUMES ERRANTES DE ENRIQUE MOLINA

1912-2002 Pablo Antonio Cuadra (Nicaragua) POESÍA: EL ENSAYO DE LO INEFABLE

1915-1995 Enrique Gómez-Correa (Chile) TESTIMONIOS DE UN POETA EXPLOSIVO

1915-2001 Juan Liscano (Venezuela) LA EXPRESIÓN DE LO ESENCIAL

1917-2011 Gonzalo Rojas (Chile) A POESIA DE GONZALO ROJAS

1919-1974 Eunice Odio (Costa Rica) LAS VERTIENTES DEL FUEGO

1920-1994 Freddy Gatón Arce (República Dominicana) LA HUMANIDAD SECRETA DE LOS ABISMOS

1920-1999 Olga Orozco (Argentina) RETRATO-RELÂMPAGO DE OLGA OROZCO

1920-2004 Fernando Charry Lara (Colombia) PASIÓN Y REFLEXIÓN DE LA POESÍA

1921-2004 Javier Sologuren (Perú) UNA POÉTICA DE LA LEVEDAD

1921-2007 Otto-Raúl González (Guatemala) GUATEMALA Y SUS VOCES OCULTAS

1921-2010 Amanda Berenguer (Uruguay) VIAJES INCESANTES DEL LENGUAJE

1923-2013 Álvaro Mutis (Colombia) A POESIA DE ÁLVARO MUTIS

1924-2018 Claribel Alegría (Nicaragua) RECUERDOS DE LA REALIDAD

1924-2021 Manuel de la Puebla (Puerto Rico) MEMORIA POÉTICA DE UN PAÍS

1927 Carlos Germán Belli (Perú) PRECIOSOS MISTERIOS DE LA EXPERIENCIA POÉTICA

1927-2000 Francisco Madariaga (Argentina) “SOY SÓLO UN PEÓN DEL PLANETA”

1927-2010 Rolando Toro (Chile) A POESIA DE ROLANDO TORO

1927-2019 Ludwig Zeller (Chile) EL SURREALISMO EN LA MESA (Part. Susana Wald)

1928 Graciela Maturo (Argentina) LAS VANGUARDIAS EN ARGENTINA

1929-2016 Américo Ferrari (Perú) EL RECORTE SAGRADO DE LAS PALABRAS

1930-2011 Roberto Sosa (Honduras) HONDURAS EN SU AMBIENTE POÉTICO

1930-2018 José Guillermo Ros-Zanet (Panamá) ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

1931 Juan Calzadilla (Venezuela) HUMOR Y SÍNTESIS EN EL ACTO CREADOR

1931-2016 Jorge Ariel Madrazo (Argentina) EL POEMA COMO CUERPO VIVO

1932 Circe Maia (Uruguay) UNA VOZ A TRAVÉS DEL TIEMPO

1932 Pedro Lastra (Chile) DEL ESPEJO A LA MULTIPLICACIÓN DE LAS VOCES

1932-2004 Marosa di Giorgio (Uruguay) DIÁLOGO SIN PAUSA

1932-2013 Carlos M. Luis (Cuba) DOS ENCUENTROS

1932-2019 Thelma Nava (México) SOBRE LA REVISTA PÁJARO CASCABEL

1933-2009 Alfredo Silva Estrada (Venezuela) INSCRIPCIONES EN EL ESPACIO POÉTICO

1933-2023 Manuel Mora Serrano (República Dominicana) DOS ENCUENTROS

1934-2014 Gerardo Deniz (México) RECORTES DE UNA IRONÍA APASIONADA

1934-2021 Rodolfo Alonso (Argentina) LA RIQUEZA ABANDONADA DE LA POESÍA

1937 Miguel Grinberg (Argentina) UNA MIRADA EN LAS VANGUARDIAS

1937-2020 Rodrigo Pesántez-Rodas (Ecuador) EL ECUADOR DE LAS LUCES

1938 Fernando Palenzuela (Cuba) CONVERSA SOBRE LA REVISTA ALACRÁN AZUL

1938-2008 Eugenio Montejo (Venezuela) ANOTACIONES DE LA PERMANENCIA DEL CANTO

1939 José Roberto Cea (Honduras) CASI UN TESTAMENTO POÉTICO

1939-2014 Ulises Estrella (Ecuador) SOBRE LAS REVISTAS PUCUNA E LA BUFANDA DEL SOL

1940 Francisco Morales Santos (Guatemala) DOS ENCUENTROS

1940 Gustavo Pereira (Venezuela) “AL DIABLO LOS VERSOS”

1940 José Kozer (Cuba) DOIS ENCONTROS

1940 Jotamario Arbeláez (Colombia) EXTRAVAGANCIAS POÉTICAS DEL NADAÍSMO

1941 Hildebrando Pérez Grande (Perú) LAS VANGUARDIAS EN EL PERÚ

1941 Luis Alberto Crespo (Venezuela) RESONANCIAS DEL ESPÍRITU POÉTICO

1943 Eduardo Mitre (Bolivia) LA RAZÓN ARDIENTE DE LA POESÍA

1944 Armando Romero (Colombia) DOS POETAS, CUATRO ENCUENTROS

1944 Francisco Proaño Arandi (Ecuador) DOS ENCUENTROS

1944 Renée Ferrer (Paraguay) DOS ENCUENTROS

1945 Harold Alvarado Tenorio (Colombia) POESIA & OUTRAS ESPÉCIES

1946 Carlos Vásquez-Zawadzki (Colombia) LAS VANGUARDIAS EN COLOMBIA

1946 Guido Rodríguez Alcalá (Paraguay) LAS VANGUARDIAS EN PARAGUAY

1947 Juan Cameron (Chile) LAS VANGUARDIAS EN CHILE

1947 Juan Carlos Mieses (República Dominicana) DETRÁS DE LAS PALABRAS Y LOS RITMOS

1947 Susana Giraudo (Argentina) LA POESÍA Y SUS NOMBRES INFINITOS

1948 Helen Umaña (Honduras) LAS VANGUARDIAS EN HONDURAS

1948 Miguel Espejo (Argentina) LAS VANGUARDIAS EN ARGENTINA

1948-2022 Alfredo Fressia (Uruguay) EN LAS FISURAS DE LA MIMESIS

1950 Alfonso Velis Tobar (El Salvador) LAS VANGUARDIAS EN EL SALVADOR 

1950 Soledad Alvarez (República Dominicana) LAS VANGUARDIAS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

1950-2018 Enrique Verástegui (Perú) O MOTOR DO DESEJO

1951 Carlos Francisco Monge (Costa Rica) DOS ENCUENTROS

1951 Jesús David Curbelo (Cuba) LAS VANGUARDIAS EN CUBA

1952 David Cortés Cabán (Puerto Rico) LAS VANGUARDAS EN PUERTO RICO

1952 Julio del Valle-Castillo (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1952 Martin Jamieson (Panamá) LAS VANGUARDIAS EN PANAMÁ

1952 Orlando José Hernández (Puerto Rico) LAS VANGUARDAS EN PUERTO RICO

1954 Ernestina Elorriaga (Argentina) DOS POETAS EN UNA MESA DE LUZ

1955 Berta Lucía Estrada (Colombia) UNA MESA VERTICAL

1955 Carlos Barbarito (Argentina) A POESIA DE CARLOS BARBARITO

1955 Mónica Salinas (Uruguay) LAS VANGUARDIAS EN EL URUGUAY

1956 Gary Daher Canedo (Bolivia) SITIO DONDE AGUARDA UN CÁNTARO

1957 Alejandro Bruzual (Venezuela) LAS VANGUARDIAS EN VENEZUELA

1957 Homero Carvalho Oliva (Bolívia) LAS VANGUARDIAS EN BOLIVIA

1957 Luis Bravo (Uruguay) LAS VANGUARDIAS EN EL URUGUAY

1958 Adriano Corrales Arias (Costa Rica) LAS VANGUARDIAS EN COSTA RICA

1958 Beatriz Hausner (Chile) CAMINHOS DO SURREALISMO

1958 José Ángel Leyva (México) DOS ENCUENTROS

1958 José Carr (Panamá) LAS VANGUARDIAS EN PANAMÁ

1958 Nicasio Urbina (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1958 Omar Castillo (Colombia) DIÁLOGO ENTRE DOS POETAS

1958 Rodolfo Häsler (Cuba) EN BUSCA DE LO IMPOSIBLE

1960 José Mármol (República Dominicana) LA OTREDAD SORPRENDIDA DEL POETA

1960 Vilma Tapia Anaya (Bolivia) DOS ENCUENTROS

1961 Enrique de Santiago (Chile) LAS VANGUARDIAS EN CHILE

1962 Arturo Gutiérrez Plaza (Venezuela) LAS VANGUARDIAS EN VENEZUELA

1962 Raúl Serrano Sánchez (Ecuador) LAS VANGUARDIAS EN ECUADOR

1963 Pedro Xavier Solis (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1963-2016 Gonzalo Márquez Cristo (Colombia) CORRESPONDENCIAS ENTRE POESÍA Y ACCIÓN

1965 Jorge Fernández Granados (México) LAS VANGUARDIAS EN MÉXICO

1969 Luis Alvarenga (El Salvador) LAS VANGUARDIAS EN EL SALVADOR

1972 Gabriel Chávez Casazola (Bolívia) LAS VANGUARDIAS EN BOLIVIA

1972 Xavier Oquendo Troncoso (Ecuador) DIÁLOGO EN EL CENTRO DEL MUNDO

1973 Carolina Zamudio (Argentina) LA ILUSIÓN TRANSITORIA DE LOS ESPACIOS

1973 Ricardo Venegas (México) LA POESÍA DE RICARDO VENEGAS

1974 Fabricio Estrada (Honduras) LAS VANGUARDIAS EN HONDURAS

1974 Javier Payeras (Guatemala) LAS VANGUARDIAS EN GUATEMALA

1983 Manuel Iris (México) LAS VANGUARDIAS EN MÉXICO

1984 Alex Morillo Sotomayor (Perú) LAS VANGUARDIAS EN PERÚ


 


 

 

OBRA ENSAÍSTICA PUBLICADA

 

El corazón del infinito. Tres poetas brasileños. Trad. Jesús Cobo. Toledo: Cuadernos de Calandrajas, 1993.

Escritura conquistada. Diálogos com poetas latino-americanos. Fortaleza: Letra & Música, 1998.

Escrituras surrealistas. O começo da busca. Coleção Memo. Fundação Memorial da América Latina. São Paulo. 1998.

Alberto Nepomuceno. Edições FDR. Fortaleza. 2000.

O começo da busca. O surrealismo na poesia da América Latina. Coleção Ensaios Transversais. São Paulo: Escrituras, 2001.

Un nuevo continente. Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra América. San José de Costa Rica: Ediciones Andrómeda, 2004.

Un nuevo continente. Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra AméricaCaracas, Venezuela: Monte Ávila Editores, 2008.

A inocência de pensar. Coleção Ensaios Transversais. São Paulo: Escrituras, 2009.

Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2010.

Invenção do Brasil – Entrevistas [edição virtual]. São Paulo: Editora Descaminhos, 2013.

Esfinge insurrecta – Poesía en Chile [edição virtual, em coautoria com Juan Cameron]. Fortaleza: ARC Edições, 2014.

Un poco más de surrealismo no hará ningún daño a la realidad. México: UACM – Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2015.

Sala de retratos. São Paulo: Opção Editora, 2016.

Um novo continente – Poesia e Surrealismo na América. Fortaleza: ARC Edições, 2016.

Valdir Rocha e a persistência do mistério. Fortaleza: ARC Edições, 2017.

Laudelino Freire. Rio de Janeiro: Academia Brasileira de Letras, 2018.

Escritura conquistada – Poesía hispanoamericana. Fortaleza: ARC Edições, 2018.

Visões da névoa: o Surrealismo no Brasil. Natal: Sol Negro Edições, 2019.

120 noites de Eros. Fortaleza: ARC Edições, 2020.

 

TRADUÇÕES

 

Poemas de amor, de Federico García Lorca. Rio de Janeiro: Ediouro Publicações, 1998.

Delito por dançar o chá-chá-chá, de Guillermo Cabrera Infante. Rio de Janeiro: Ediouro Publicações, 1998.

Nós/Nudos, de Ana Marques Gastão (edição bilíngue). Lisboa: Gótica, 2004.

A condição urbana, de Juan Calzadilla (edição bilíngue). Florianópolis: Letras Contemporâneas, 2005.

Dentro do poema – Poetas mexicanos nascidos entre 1950 e 1959, Org. Eduardo Langagne. Fortaleza: Edições UFC, 2009.

A aventura literária da mestiçagem, de Pablo Antonio Cuadra (em parceria com Petra Ramos Guarinon). Fortaleza: Edições UFC, 2010.

III novelas exemplares & 20 poemas intransigentes, de Vicente Huidobro & Hans Arp. Natal: Sol Negro Edições/São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2012.

Sobre Surrealismo, de Aldo Pellegrini (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2013.

Memória de Borges – Um livro de entrevistas (2 volumes). São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2013.

Bronze no fundo do rio, de Miguel Márquez (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2014.

Tremor de céu, de Vicente Huidobro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2015.

Costumes errantes ou a redondeza da terra, de Enrique Molina (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2016.

Reino de silêncio, de Mía Gallegos (edição bilíngue). Teresina: Kizeumba Edições, 2019.

Traduções do universo, de Vicente Huidobro. Natal: Sol Negro Edições, 2016.

O álcool dos estados intermediários, de Gladys Mendía. Santiago: LP5 Editora, 2020.

A tartaruga equestre, de César Moro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2021.

 

  

 

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