terça-feira, 26 de janeiro de 2021

ESCRITURA CONQUISTADA | Claribel Alegría (Nicaragua/El Salvador, 1924-2018)

  


RECUERDOS DE LA REALIDAD

 


FM | Aunque Rilke haya sido una especie de start en tu aprehensión del mundo a través de la poesía, es evidente que las relaciones esenciales que conducen al encuentro con la esfera poética son anteriores. El modo como te enorgulleces del comportamiento de tu padre, por ejemplo. A lo largo de este diálogo sabremos de qué manera te llega la poesía. Pero, ante todo, te pregunto qué crees haberle dado; o sea, cuál habría sido tu contribución a la poesía. ¿Te es posible responder a eso?

 

CA | Fue por Rilke, que supe que mi vocación era la poesía. Leyendo, a los catorce años, Cartas a un joven poeta, me di cuenta de que yo quería ser poeta, que la poesía era mi camino. No conocía ninguna otra obra de Rilke en ese entonces. Años más tarde leí mucho suyo. Los Sonetos a Orfeo y las Elegías de Duino me parecen magistrales.

Antes de conocer la obra de Rilke, conocía, cuando era aún adolescente, a muchos de los poetas del Siglo de Oro español. Mis padres tenían una bella biblioteca. Me fascinaron y me siguen fascinando Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León. También leía a los hispanoamericanos: Sor Juana Inés de la Cruz, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, Amado Nervo, Barba Jacob, por ejemplo. Los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda cayeron en mis manos cuando yo ya tenía diecisiete o dieciocho años. Me fascinaron tanto que cerré el libro y juré no volver a leer a Neruda sino hasta mucho más tarde, porque comprendí que si lo seguía leyendo en ese momento, sería una seguidora más de Neruda y nunca encontraría mi voz propia. Cuando era niña, mi libro favorito era Platero y Yo.

Me preguntas cuál ha sido mi contribución a la poesía. No sabría decirte, pero sí sé que sin la poesía no podría vivir. La poesía me ha acompañado siempre, me ha ayudado en mis momentos más dolorosos, me ha señalado el camino. No sé, Floriano, qué habría hecho yo sin la poesía cuando murió mi marido. Creí que nunca más iba a escribir, pero ella vino a mi rescate.

 

FM | Hay siempre un punto en común cuando la crítica se manifiesta acerca de tu poesía, que tiene que ver con lo que me arriesgo a llamar tu doble ciudadanía: nicaragüense y salvadoreña. Fue extraño para mí no encontrarte en la antología Poesía Nicaragüense, de Ernesto Cardenal. Por suerte, te encuentro en otra antología, Poesía contemporánea de Centro América, de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes. Pero allí apareces con un único poema, corto, y que no expresa la grandeza de tu obra poética. ¿De alguna manera te sientes incomodada por esa doble ciudadanía? O sea, ¿esta condición puede funcionar como una excusa para dejarte fuera de las dos instancias?

 

CA | No es que me sienta incómoda con la doble ciudadanía, pero ya me harta que me pregunten de dónde me siento más, si de El Salvador o de Nicaragua. Tengo patria y tengo matria. Mi patria es El Salvador, allí pasé mi infancia, mi niñez, mi adolescencia, mi primera juventud. Allí fue donde gocé de los primeros sabores, olores, sonidos, colores. Esa es la patria. Mi matria es Nicaragua porque allí nací y allí vivo y también la amo. Me duelen las dos y las llevo conmigo a ambas.

No tiene nada de extraño que Cardenal no me haya incluido en su antología. En ese entonces yo ni siquiera conocía Nicaragua. Nací en Estelí, Nicaragua, pero cuando apenas contaba nueve meses de edad mis padres se fueron a El Salvador, porque a mi padre (nicaragüense) los yanquis le hacían la vida imposible. Mi madre era salvadoreña. Nunca más volví a Nicaragua (salvo una vez cuando tenía cinco años, para una visita corta a mi abuela), sino hasta fines de 1979, despuecito del triunfo de la Revolución.

Daisy Zamora, una gran poeta nica, hizo una antología de mujeres-poetas nicas, donde me incluye a mí como un caso especial. Soy, en realidad, conocida como escritora salvadoreña. Mi nieto menor, que tiene ahora doce años, dice que soy salva-nica.

 

FM | Con respecto a la segunda antología que te mencioné, veo que no contiene prácticamente ninguna información sobre ti, de manera que el lector no tiene cómo saber cuál es tu importancia en el escenario centroamericano allí mostrado. ¿Cuáles serían, por ejemplo, tus relaciones con el Grupo 6 y con la “Generación Comprometida”?

 

CA | Mis relaciones con el grupo “Generación Comprometida” fueron muy esporádicas. Los que formaban ese grupo eran como diez años menores que yo y sólo nos comunicábamos por cartas, de vez en cuando. Sobre todo con Roque Dalton y Roberto Armijo.

Yo me fui de El Salvador a los Estados Unidos, cuando tenía dieciocho años, para aprender el inglés e ir a la universidad. Nunca más regresé a vivir a El Salvador. Iba todos los años a visitar a mis padres, pero por períodos cortos. En realidad, de mi generación, sólo conocía a Dora Guerra, hija de Alberto Guerra Trigueros. Somos de la misma edad. Dora, de mucho talento, publicó un libro de poemas, luego se casó, se fue a vivir a Francia y no volvió a publicar.

Conocí más a los de la generación anterior a la mía: Salarrué, Alberto Guerra T, Claudia Lars, Serafin Quiteño. Ellos frecuentaban la casa de mis padres y me enseñaron mucho.

 

FM | En una entrevista que le concediste a Rafael Varela, tocas un punto que me parece caracterizar parte de tu poética: el humor, “un poco negro”, como dices allí. Alguna vez dijo Breton que “el humor negro está limitado por demasiadas cosas, la imbecilidad, la ironía escéptica, la gracia sin medida… (la relación sería larga), pero es por excelencia el enemigo mortal del sentimentalismo, con su eterno aspecto desesperado –el sentimentalismo sobre fondo azul, siempre– y de una cierta fantasía de corto alcance”. ¿Estás de acuerdo?

 

CA | Hasta cierto punto pienso que André Breton tiene razón al decir que el humor negro está limitado por demasiadas cosas. Es verdad eso, si el humor negro se usa indeliberadamente y en exceso. Por otra parte, como tú dices, el humor negro es el enemigo del sentimentalismo y nos salva muchas veces de caer en la cursilería.

No le temo a la cursilería, hay que acercarse a ella, pero no caer en ella. Charles Chaplin es un ejemplo de eso. Camina por la cuerda floja.

El humor negro nos enseña a reírnos de nosotros mismos. Hay que aprender a reírse de uno, para poder reírse luego, de otras cosas que sin la risa nos harían mucho daño.

Pienso que nunca debemos tomarnos muy en serio, eso es sano.

 

FM | Bien, ¿el Surrealismo tuvo alguna importancia en tu vida?

 

CA | Cuando descubrí el Surrealismo, quedé impactada. Te confieso que me llega más la pintura que la poesía. En la pintura surrealista cada cuadro es un poema, un escalofrío, una puerta, una ventana que se abre internándonos en esferas hasta entonces desconocidas. Pienso en Max Ernst, Magritte, Tanguy, Chirico, Chagall, Dali. Cómo me han ayudado.

Cuando era joven intenté la escritura automática. Los resultados no fueron felices. Descubrí que era obsesiva. Repetía y repetía una palabra y nunca salió nada interesante.

 

FM | En la bibliografía de un libro de Nydia Palacios Vivas, figura un ensayo de Margaret Randall, originalmente publicado en Caracas, en 1980, que fue integrado a un libro llamado Mujeres en la revolución, que editó Siglo XXI. ¿Crees que hay excesos de represalia de los sectores sociales victimados, que, en vez de actuar positivamente por un rescate de la dignidad, puedan confundirse con la misma exclusión que combaten? ¿Cómo se identifican esas contradicciones y se ayuda a adaptarlas? Desde luego que en una sociedad machista es fundamental defender esas cuestiones. En varias ocasiones observas que tu feminismo no tiene excesos, y que, sobre todo, importan los aspectos que dimensionan el sentido de lo humano en nosotros; y me parece que de ahí viene tu real afinidad con César Vallejo.

 

CA | Me alegra que te hayas dado cuenta de mi feminismo. No me gustan los extremos. Soy feminista sin excluir al hombre. Estoy contra el machismo y eso se da también, a veces, entre las mujeres. El hombre necesita de la mujer y viceversa. Nos complementamos. Yo lo que exijo y por lo que peleo es por que tengamos las mismas oportunidades, que no nos excluyan, que nos respeten, que nos traten de igual a igual. Desde que yo era joven hemos avanzado, pero todavía falta mucho, mucho. Las revoluciones, tanto en Nicaragua como en El Salvador, ayudaron bastante. Sin embargo, observo que hay un deslizamiento hacia atrás. Cuánto ganaríamos sin el horrible machismo. Hay que escuchar a la mujer tanto como al hombre. No excluirnos, sino, al contrario, incluirnos.

Para darte un ejemplo de cómo estamos todavía de atrasados te diré que hace un par de años, hablando yo en confianza con un editor, le pregunté que si le llegaban dos libros igualmente buenos, uno de un hombre y otro de una mujer, y si él sólo pudiese elegir uno, ¿qué haría? Me respondió sin titubear que publicaría el del hombre, porque se vendería más. ¿Te das cuenta? Ni siquiera me dijo que los volvería a leer con gran cuidado, que se los daría a otros para saber su opinión.

Recuerdo que en mi adolescencia, apenas se publicaban libros de mujeres hispanohablantes. Se contaban con los dedos de una mano: Grabriela Mistral, Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni, Delmira Agustini y quizás dos o tres más. Todas, entre la burguesía, eran consideradas como raras. Yo escuchaba decir con gran seriedad, aun a las mujeres, que el cerebro femenino era inferior al masculino. Todavía recordar esa frase me indigna y me da rabia.

 

FM | Evidente que no se puede aquí rehuir el tema de la Revolución cubana y sus desdoblamientos en la historia reciente de América latina. En los encuentros frecuentes en París, en los años 70, de los cuales participaban Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Benedetti, Vargas Llosa, entre otros, ¿de qué se conversaba que hoy pudiera funcionar como un balance de expectativas?

 

CA | Sí, en la década de los 60, cuando yo viví en París, nos reuníamos a menudo con Cortázar, Fuentes, Benedetti, Vargas Llosa. Estábamos deslumbrados con la Revolución cubana. Nos maravillaba que los cubanos hubiesen tenido el valor de enfrentarse al coloso del norte, que lucharan contra el analfabetismo hasta erradicarlo, que tuvieran formidables programas de salud para todos, que no hubiese miseria. Todo eso nos deslumbraba y a mí me sigue deslumbrando. Es un ejemplo a seguir. Fue entonces, cuando la Revolución cubana triunfó, que yo empecé a pensar en mi país, en mis países. Antes era totalmente apolítica. Pensaba que era imposible luchar contra el gobierno de los E.U. que protegía a nuestros dictadores. La Revolución cubana me enseñó que eso no era así y desde entonces me interesé más, me vi involucrada cada vez más en los problemas de nuestros países. Mis recuerdos comenzaron a aflorar y de allí nació Cenizas de Izalco.

 

FM | Volviendo a tu larga entrevista con Rafael Varela, en un momento dado te refieres a “una magia que me interesa enormemente y que no deja de darme miedo”. Está claro que no se trata del entendimiento demasiado intelectual que se suele tener de la magia, sino de fuerzas que a veces escapan al control y que, en este sentido, se encuentran verdaderamente con la poesía en su raíz. ¿Cómo influyó esta magia en tu obra?

 

CA | La magia me ha interesado siempre. En nuestros países tenemos la suerte de vivir rodeados de magia, la encontramos a cada instante. Cuando le dije a Varela que a veces me daba miedo, no me expliqué. Me da miedo cuando por ejemplo siento que un poema no ha sido escrito por mí, sino por alguien desconocido que me lo dictó, que yo soy apenas un instrumento. A veces sueño la primera línea del poema y lo sigo escribiendo. Eso es magia, ¿verdad? Lo llaman el subconsciente. Si es así, para mí es mágico estar en contacto con mi subconsciente que es mucho más rico que yo. Hay un librito mío que se llama Luisa en el país de la realidad, donde la magia campea. Luisa es una gitana que se me presenta en sueños desde hace muchos años y dialoga conmigo y me descubre mundos. Ese librito, y Pueblo de Dios y de Mandinga, que es acerca de Deyá, el pueblo mallorquín donde vivió Robert Graves, están totalmente infiltrados de magia.

¿Qué haría yo sin la magia? Es la raíz de mis poemas. Seguramente sin ella jamás habría escrito y me hubiese secado como una planta sedienta.

 

FM | Ah sí, eres traductora de Robert Graves. Cuéntame cómo fue conocerlo y la experiencia de traducir su poesía, tan compleja y con tantas referencias mitológicas.

 

CA | Venía yo una tarde caminando hacia mi casa con la cestita de compras, cuando me encontré a Robert. Nos saludamos y él me dijo que por qué no lo invitaba a una copita de vino, que tenía algo importante que decirme.

Entramos a casa, bajó Bud de su estudio y nos sentamos los tres en la sala con una copita de vino. “Quería contarles”, dijo Robert, “que me acaban de escribir de una editorial española pidiéndome poemas míos para una antología”. Bud y yo nos alegramos mucho; Robert en España era más conocido por su mitología y sus novelas históricas que por su poesía y él ante todo se consideraba un poeta.

“Pero”, continuó Robert, “yo sólo acepto si es Claribel mi traductora”. Yo le di las gracias, pero protesté enérgicamente. Le dije que no me sentía capaz, que a mí me gustaba enormemente su poesía, pero que su estilo y el mío eran muy distintos, que él era de corte clásico y que no, que de ninguna manera.

“Bueno”, dijo, “pues entonces no se publicarán”.

Bud intervino y me dijo que él me ayudaría y Robert dijo que él también si yo tenía alguna dificultad.

Seguí resistiéndome, pero al final acepté con la condición de que yo eligiera los poemas.

Leí cuidadosamente la obra de Robert y elegí 100 poemas. Estuve dos años trabajando en ello. Primero los traducía literalmente, luego los trabajaba para que la música no se perdiera, luego se los mostraba a Bud que me hacía correcciones y sugerencias, y al final se los mostraba a Robert que también me hacía valiosas sugerencias. Así nació el librito que la Editoria Lumen publicó.

Cuando salió publicado ya Robert estaba muy enfermo, pero sin embargo, cogió el libro entre sus manos, se le humedecieron los ojos y nos apretó las manos a Bud y a mí.

Trabajar en ese libro no sólo significó un reto, sino que también me enriqueció mucho con respecto a muchas cosas, pero sobre todo con respecto a la mitología.

Robert me comunicó una tarde que yo era una hamadríada (espíritu del bosque) y que debía escoger un árbol donde yo habitaría después de mi muerte, pero que nunca le dijera a nadie, ni siquiera a Bud cuál era mi árbol. Así lo hice y tengo tres árboles: uno en Deyá, otro en Santa Ana, El Salvador, y otro más en Managua.

 

FM | ¿Te gusta traducir?

 

CA | Me encanta traducir poesía. Lo hago como un ejercicio cotidiano, como un llamado a la musa. Sé que es dificilísimo y nunca he estado convencida de que mis traducciones sean buenas. Algo les falta, algo, el aroma quizás. He traducido mucho a Emily Dickinson.

Mi hijo, Erik Flakoll, lee chino y me propuso traducir conmigo el Tao. Yo lo traduzco literalmente desde el inglés y luego él, basándose en el chino, corrige mis traducciones. Es un lindo ejercicio y los dos gozamos haciéndolo, sabemos ambos que cada línea del Tao que traducimos, nos enriquece. Qué libro maravilloso.

 

FM | Leo lo que escribió Nydia Palacios Vivas sobre Cenizas de Izalco (1966), la aproximación que traza entre la protagonista de tu novela y Emma Bovary. No sé si estás de acuerdo, y ya me dirás. Pensé en cómo relacionar este libro tuyo con el universo del realismo mágico latinoamericano. También querría saber si conoces Isla Mágica, del panameño Rogelio Sinán. Es curioso observar que Panamá es un tipo de zona fantasma, al mismo tempo desterrado del mapa cultural de América Central y de América del Sur. ¿Ya habías reparado en eso?

 

CA | Nunca había pensado en el paralelo de Isabel, mi protagonista en Cenizas de Izalco, y Mmme. Bovary. A lo mejor Nydia tiene razón. Son dos mujeres provincianas inteligentes, desdichadas en su matrimonio, que se ponen a soñar.

Leí hace algunos años Isla Mágica de Sinán. Recuerdo que me gustó mucho pero no podría hablarte sobre ese libro. Está lejano.

Tienes mucha razón cuando dices que Panamá es un poco una zona fantasma, ni de América Central ni de América del Sur. Ahora se le está incluyendo cada vez más en América Central. Qué bueno. No es justo ignorar a Panamá.

 

FM | ¿Y cómo te relacionas con las otras artes, Claribel? La música, por ejemplo.

 

CA | Todos los días o las noches, escucho música. Sobre todo me gusta la música clásica: Bach, Mozart, Beethoven, Haidyn, Schumann, Bela Bartok, por ejemplo.

Gozo con toda la música que me llega hasta el fondo, que me emociona, que me hace salir de mis casillas. El jazz me fascina: Armstrong, Ellington, Bessie Smith, Monk, entre otros.

Me gusta muchísimo también la música brasileña: Villa Lobos, Jobim, Buarque, Veloso. Me encanta el tango: Gardel, Piazzolla; los buenos boleros y last, but not least: la ópera. María Callas creo que es mi favorita. La voz humana puede ser maravillosa, como en su caso. Ningún instrumento la iguala.

 

FM | ¿Y el cine?

 

CA | Me pasa como con la música. Gozo de todos los films que según yo, son buenos. Si el film no es muy bueno, pero los actores sí, también los gozo. Veo en DVD a Greta Garbo, Marlene Dietrich, Charles Chaplin, musicales de los años cuarenta, en fin. Mientras contesto a tus preguntas pienso, Floriano, que soy una devoradora.

 

FM | ¿Olvidamos algo?

 

CA | Creo que no, que me has sacado el jugo. Sólo querría añadir que a lo largo de mi ya larga vida, lo más importante ha sido el amor, el dar y recibir amor. Sólo el que da amor lo recibe acrecentado.

 




 



Poeta, tradutor, ensaísta, artista plástico, dramaturgo, FLORIANO MARTINS (Brasil, 1957) é conhecido por haver criado, em 1999, a Agulha Revista de Cultura, veículo pioneiro de circulação pela Internet e dedicado à difusão de estudos críticos sobre arte e cultura. Ao longo de 23 anos de ininterrupta atividade editorial, a revista ampliou seu espectro, assimilando uma editora, a ARC Edições e alguns projetos paralelos, de que são exemplo “Conexão Hispânica” e “Atlas Lírico da América Hispânica”, este último uma parceria com a revista brasileira Acrobata. O trabalho de Floriano também se estende pela pesquisa, em especial o estudo da tradição lírica hispano-americana e o Surrealismo, temas sobre os quais tem alguns livros publicados. Como artista plástico, desde a descoberta da colagem vem desenvolvendo, com singular maestria, experiências que mesclam a fotografia digital, o vídeo, a colagem, a ensamblagem e outros recursos. Como ele próprio afirma, o magma de toda essa efervescência criativa se localiza na poesia, na escritura de poemas, na experiência com o verso, inclusive a prosa poética, da qual é um dos grandes cultores. Escritura Conquistada é um complemento aos projetos: Atlas Lírico da América Hispânica (revista Acrobata) – poemas traduzidos para o português – e Conexão Hispânica (Agulha Revista de Cultura) – estudos críticos sobre poetas. Nesta terceira linha, também dedicada à tradição lírica na América Hispânica, encontramos juntos os ensaios, entrevistas e prólogos assinados por Floriano Martins. Parte significativa desse material – as entrevistas – compõe o volume homônimo, Escrita Conquistada, publicado em 2018.


1874-1942 José María Eguren (Perú) A POESIA DE JOSÉ MARÍA EGUREN

1893-1948 Vicente Huidobro (Chile) LA COSECHA VERTIGINOSA DE LA IMAGEN POÉTICA

1899-1986 Jorge Luis Borges (Argentina) AS ENTREVISTAS COM JORGE LUÍS BORGES

1903-1958 César Moro (Perú) CÉSAR MORO ENTRE AMIGOS

1903-1973 Aldo Pellegrini (Argentina) SOBRE SURREALISMO

1904-1973 Pablo Neruda (Chile) A POESIA DE PABLO NERUDA

1910-1996 Enrique Molina (Argentina) OS COSTUMES ERRANTES DE ENRIQUE MOLINA

1912-2002 Pablo Antonio Cuadra (Nicaragua) POESÍA: EL ENSAYO DE LO INEFABLE

1915-1995 Enrique Gómez-Correa (Chile) TESTIMONIOS DE UN POETA EXPLOSIVO

1915-2001 Juan Liscano (Venezuela) LA EXPRESIÓN DE LO ESENCIAL

1917-2011 Gonzalo Rojas (Chile) A POESIA DE GONZALO ROJAS

1919-1974 Eunice Odio (Costa Rica) LAS VERTIENTES DEL FUEGO

1920-1994 Freddy Gatón Arce (República Dominicana) LA HUMANIDAD SECRETA DE LOS ABISMOS

1920-1999 Olga Orozco (Argentina) RETRATO-RELÂMPAGO DE OLGA OROZCO

1920-2004 Fernando Charry Lara (Colombia) PASIÓN Y REFLEXIÓN DE LA POESÍA

1921-2004 Javier Sologuren (Perú) UNA POÉTICA DE LA LEVEDAD

1921-2007 Otto-Raúl González (Guatemala) GUATEMALA Y SUS VOCES OCULTAS

1921-2010 Amanda Berenguer (Uruguay) VIAJES INCESANTES DEL LENGUAJE

1923-2013 Álvaro Mutis (Colombia) A POESIA DE ÁLVARO MUTIS

1924-2018 Claribel Alegría (Nicaragua) RECUERDOS DE LA REALIDAD

1924-2021 Manuel de la Puebla (Puerto Rico) MEMORIA POÉTICA DE UN PAÍS

1927 Carlos Germán Belli (Perú) PRECIOSOS MISTERIOS DE LA EXPERIENCIA POÉTICA

1927-2000 Francisco Madariaga (Argentina) “SOY SÓLO UN PEÓN DEL PLANETA”

1927-2010 Rolando Toro (Chile) A POESIA DE ROLANDO TORO

1927-2019 Ludwig Zeller (Chile) EL SURREALISMO EN LA MESA (Part. Susana Wald)

1928 Graciela Maturo (Argentina) LAS VANGUARDIAS EN ARGENTINA

1929-2016 Américo Ferrari (Perú) EL RECORTE SAGRADO DE LAS PALABRAS

1930-2011 Roberto Sosa (Honduras) HONDURAS EN SU AMBIENTE POÉTICO

1930-2018 José Guillermo Ros-Zanet (Panamá) ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

1931 Juan Calzadilla (Venezuela) HUMOR Y SÍNTESIS EN EL ACTO CREADOR

1931-2016 Jorge Ariel Madrazo (Argentina) EL POEMA COMO CUERPO VIVO

1932 Circe Maia (Uruguay) UNA VOZ A TRAVÉS DEL TIEMPO

1932 Pedro Lastra (Chile) DEL ESPEJO A LA MULTIPLICACIÓN DE LAS VOCES

1932-2004 Marosa di Giorgio (Uruguay) DIÁLOGO SIN PAUSA

1932-2013 Carlos M. Luis (Cuba) DOS ENCUENTROS

1932-2019 Thelma Nava (México) SOBRE LA REVISTA PÁJARO CASCABEL

1933-2009 Alfredo Silva Estrada (Venezuela) INSCRIPCIONES EN EL ESPACIO POÉTICO

1933-2023 Manuel Mora Serrano (República Dominicana) DOS ENCUENTROS

1934-2014 Gerardo Deniz (México) RECORTES DE UNA IRONÍA APASIONADA

1934-2021 Rodolfo Alonso (Argentina) LA RIQUEZA ABANDONADA DE LA POESÍA

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1939-2014 Ulises Estrella (Ecuador) SOBRE LAS REVISTAS PUCUNA E LA BUFANDA DEL SOL

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1940 Gustavo Pereira (Venezuela) “AL DIABLO LOS VERSOS”

1940 José Kozer (Cuba) DOIS ENCONTROS

1940 Jotamario Arbeláez (Colombia) EXTRAVAGANCIAS POÉTICAS DEL NADAÍSMO

1941 Hildebrando Pérez Grande (Perú) LAS VANGUARDIAS EN EL PERÚ

1941 Luis Alberto Crespo (Venezuela) RESONANCIAS DEL ESPÍRITU POÉTICO

1943 Eduardo Mitre (Bolivia) LA RAZÓN ARDIENTE DE LA POESÍA

1944 Armando Romero (Colombia) DOS POETAS, CUATRO ENCUENTROS

1944 Francisco Proaño Arandi (Ecuador) DOS ENCUENTROS

1944 Renée Ferrer (Paraguay) DOS ENCUENTROS

1945 Harold Alvarado Tenorio (Colombia) POESIA & OUTRAS ESPÉCIES

1946 Carlos Vásquez-Zawadzki (Colombia) LAS VANGUARDIAS EN COLOMBIA

1946 Guido Rodríguez Alcalá (Paraguay) LAS VANGUARDIAS EN PARAGUAY

1947 Juan Cameron (Chile) LAS VANGUARDIAS EN CHILE

1947 Juan Carlos Mieses (República Dominicana) DETRÁS DE LAS PALABRAS Y LOS RITMOS

1947 Susana Giraudo (Argentina) LA POESÍA Y SUS NOMBRES INFINITOS

1948 Helen Umaña (Honduras) LAS VANGUARDIAS EN HONDURAS

1948 Miguel Espejo (Argentina) LAS VANGUARDIAS EN ARGENTINA

1948-2022 Alfredo Fressia (Uruguay) EN LAS FISURAS DE LA MIMESIS

1950 Alfonso Velis Tobar (El Salvador) LAS VANGUARDIAS EN EL SALVADOR 

1950 Soledad Alvarez (República Dominicana) LAS VANGUARDIAS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

1950-2018 Enrique Verástegui (Perú) O MOTOR DO DESEJO

1951 Carlos Francisco Monge (Costa Rica) DOS ENCUENTROS

1951 Jesús David Curbelo (Cuba) LAS VANGUARDIAS EN CUBA

1952 David Cortés Cabán (Puerto Rico) LAS VANGUARDAS EN PUERTO RICO

1952 Julio del Valle-Castillo (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1952 Martin Jamieson (Panamá) LAS VANGUARDIAS EN PANAMÁ

1952 Orlando José Hernández (Puerto Rico) LAS VANGUARDAS EN PUERTO RICO

1954 Ernestina Elorriaga (Argentina) DOS POETAS EN UNA MESA DE LUZ

1955 Berta Lucía Estrada (Colombia) UNA MESA VERTICAL

1955 Carlos Barbarito (Argentina) A POESIA DE CARLOS BARBARITO

1955 Mónica Salinas (Uruguay) LAS VANGUARDIAS EN EL URUGUAY

1956 Gary Daher Canedo (Bolivia) SITIO DONDE AGUARDA UN CÁNTARO

1957 Alejandro Bruzual (Venezuela) LAS VANGUARDIAS EN VENEZUELA

1957 Homero Carvalho Oliva (Bolívia) LAS VANGUARDIAS EN BOLIVIA

1957 Luis Bravo (Uruguay) LAS VANGUARDIAS EN EL URUGUAY

1958 Adriano Corrales Arias (Costa Rica) LAS VANGUARDIAS EN COSTA RICA

1958 Beatriz Hausner (Chile) CAMINHOS DO SURREALISMO

1958 José Ángel Leyva (México) DOS ENCUENTROS

1958 José Carr (Panamá) LAS VANGUARDIAS EN PANAMÁ

1958 Nicasio Urbina (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1958 Omar Castillo (Colombia) DIÁLOGO ENTRE DOS POETAS

1958 Rodolfo Häsler (Cuba) EN BUSCA DE LO IMPOSIBLE

1960 José Mármol (República Dominicana) LA OTREDAD SORPRENDIDA DEL POETA

1960 Vilma Tapia Anaya (Bolivia) DOS ENCUENTROS

1961 Enrique de Santiago (Chile) LAS VANGUARDIAS EN CHILE

1962 Arturo Gutiérrez Plaza (Venezuela) LAS VANGUARDIAS EN VENEZUELA

1962 Raúl Serrano Sánchez (Ecuador) LAS VANGUARDIAS EN ECUADOR

1963 Pedro Xavier Solis (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1963-2016 Gonzalo Márquez Cristo (Colombia) CORRESPONDENCIAS ENTRE POESÍA Y ACCIÓN

1965 Jorge Fernández Granados (México) LAS VANGUARDIAS EN MÉXICO

1969 Luis Alvarenga (El Salvador) LAS VANGUARDIAS EN EL SALVADOR

1972 Gabriel Chávez Casazola (Bolívia) LAS VANGUARDIAS EN BOLIVIA

1972 Xavier Oquendo Troncoso (Ecuador) DIÁLOGO EN EL CENTRO DEL MUNDO

1973 Carolina Zamudio (Argentina) LA ILUSIÓN TRANSITORIA DE LOS ESPACIOS

1973 Ricardo Venegas (México) LA POESÍA DE RICARDO VENEGAS

1974 Fabricio Estrada (Honduras) LAS VANGUARDIAS EN HONDURAS

1974 Javier Payeras (Guatemala) LAS VANGUARDIAS EN GUATEMALA

1983 Manuel Iris (México) LAS VANGUARDIAS EN MÉXICO

1984 Alex Morillo Sotomayor (Perú) LAS VANGUARDIAS EN PERÚ


 


 

 

OBRA ENSAÍSTICA PUBLICADA

 

El corazón del infinito. Tres poetas brasileños. Trad. Jesús Cobo. Toledo: Cuadernos de Calandrajas, 1993.

Escritura conquistada. Diálogos com poetas latino-americanos. Fortaleza: Letra & Música, 1998.

Escrituras surrealistas. O começo da busca. Coleção Memo. Fundação Memorial da América Latina. São Paulo. 1998.

Alberto Nepomuceno. Edições FDR. Fortaleza. 2000.

O começo da busca. O surrealismo na poesia da América Latina. Coleção Ensaios Transversais. São Paulo: Escrituras, 2001.

Un nuevo continente. Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra América. San José de Costa Rica: Ediciones Andrómeda, 2004.

Un nuevo continente. Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra AméricaCaracas, Venezuela: Monte Ávila Editores, 2008.

A inocência de pensar. Coleção Ensaios Transversais. São Paulo: Escrituras, 2009.

Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2010.

Invenção do Brasil – Entrevistas [edição virtual]. São Paulo: Editora Descaminhos, 2013.

Esfinge insurrecta – Poesía en Chile [edição virtual, em coautoria com Juan Cameron]. Fortaleza: ARC Edições, 2014.

Un poco más de surrealismo no hará ningún daño a la realidad. México: UACM – Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2015.

Sala de retratos. São Paulo: Opção Editora, 2016.

Um novo continente – Poesia e Surrealismo na América. Fortaleza: ARC Edições, 2016.

Valdir Rocha e a persistência do mistério. Fortaleza: ARC Edições, 2017.

Laudelino Freire. Rio de Janeiro: Academia Brasileira de Letras, 2018.

Escritura conquistada – Poesía hispanoamericana. Fortaleza: ARC Edições, 2018.

Visões da névoa: o Surrealismo no Brasil. Natal: Sol Negro Edições, 2019.

120 noites de Eros. Fortaleza: ARC Edições, 2020.

 

TRADUÇÕES

 

Poemas de amor, de Federico García Lorca. Rio de Janeiro: Ediouro Publicações, 1998.

Delito por dançar o chá-chá-chá, de Guillermo Cabrera Infante. Rio de Janeiro: Ediouro Publicações, 1998.

Nós/Nudos, de Ana Marques Gastão (edição bilíngue). Lisboa: Gótica, 2004.

A condição urbana, de Juan Calzadilla (edição bilíngue). Florianópolis: Letras Contemporâneas, 2005.

Dentro do poema – Poetas mexicanos nascidos entre 1950 e 1959, Org. Eduardo Langagne. Fortaleza: Edições UFC, 2009.

A aventura literária da mestiçagem, de Pablo Antonio Cuadra (em parceria com Petra Ramos Guarinon). Fortaleza: Edições UFC, 2010.

III novelas exemplares & 20 poemas intransigentes, de Vicente Huidobro & Hans Arp. Natal: Sol Negro Edições/São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2012.

Sobre Surrealismo, de Aldo Pellegrini (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2013.

Memória de Borges – Um livro de entrevistas (2 volumes). São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2013.

Bronze no fundo do rio, de Miguel Márquez (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2014.

Tremor de céu, de Vicente Huidobro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2015.

Costumes errantes ou a redondeza da terra, de Enrique Molina (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2016.

Reino de silêncio, de Mía Gallegos (edição bilíngue). Teresina: Kizeumba Edições, 2019.

Traduções do universo, de Vicente Huidobro. Natal: Sol Negro Edições, 2016.

O álcool dos estados intermediários, de Gladys Mendía. Santiago: LP5 Editora, 2020.

A tartaruga equestre, de César Moro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2021.

 

  

 

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